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Inmunosupresión del paciente renal. Enfermería

en una sola dosis diaria. También requiere monitorización de niveles plasmáticos  el consecuente ajuste de dosis en función del tiempo de trasplante y la situación clínica del paciente.

  1. Sustancias que inhiben la proliferación celular.

Azatioprina

Se introdujo como tratamiento inmunosupresor aplicado al trasplante en 1963 y constituyó el tratamiento de elección en el trasplante renal en la década de los setenta.

La azatioprina es análogo a la 6-mercaptopurina, que actúa inhibiéndola síntesis de purinas en todas las células de crecimiento rápido. Se trata de un agente poco específico y con potentes efectos mielodepresores.

Su efecto inmunosupresor lo ejerce inhibiendo la proliferación de los linfocitos B y T. Esto explica la eficacia de este fármaco en el trasplante de órganos, al deprimir a dosis relativamente bajas la reacción inmune de mediación celular. La azatioprina tiene también propiedades antiinflamatorias.

Su absorción se produce por vía digestiva (en más del 80%) y suele ser rápida, de forma que pueden aparecer niveles significativos en plasma a los quince minutos de su administración oral. La azatioprina alcanza niveles máximos en sangre a la hora o dos horas de su administración y disminuye a niveles basales después de trascurridas 12-24 horas. Se metaboliza en el hígado y se excreta por la orina.

Micofenolato mofetil

Es un potente inhibidor de la síntesis del nucleótido guanina y bloquea de forma selectiva la respuesta proliferativa linfocitaria (linfocitos T y B). Se trata de un profármaco, siendo su forma activa el ácido micofenólico, con acción inmunosupresora que se utiliza para prevenir el rechazo del injerto en el trasplante de órganos y puede ser eficaz en el tratamiento del rechazo refractario o persistente.

Se emplea siempre en combinación con otros fármacos; la asociación más frecuente es la triple terapia con ciclosporina o tacrolimus y corticoides.

  1. Sustancias que inhiben el reconocimiento del aloantígeno.

Anticuerpos antilinfocitarios monoclonales

El OKT3 es el anticuerpo monoclonal más usado en clínica, cuya acción se dirige contra la porción constante CD3 del linfocito T, responsable del desencadenamiento del rechazo en el injerto. Se emplean básicamente para el tratamiento de inducción en los primeros días tras el trasplante, para prevenir el rechazo, y en caso de rechazo clínico severo refractario a corticoides o con deterioro hemodinámica.

El OKT3 es un anticuerpo monoclonal de origen murino que actúa disminuyendo o impidiendo la respuesta de rechazo del órgano trasplantado mediado por células.

Lleva más de diez años comercializándose y se trata de un preparado endovenoso cuya respuesta se produce a los pocos minutos de su administración, con rápido descenso de los niveles de CD3, CD4, CD2 y CD8. En pocos minutos empieza la eliminación de linfocitos funcionantes de la circulación y, en una hora, es casi completa. Se cree que la gran cantidad de mediadores liberados en este proceso son los responsables de sus efectos indeseables y que suelen, además, producirse con las primeras dosis.

La acción del OKT3 es reversible porque, inmediatamente después de la interrupción del tratamiento, vuelven a aparecer niveles normales de células CD3 positivas.

Para la administración del fármaco se utiliza una jeringa conectada a un filtro de 0,22 micrometros (μm) especialmente diseñado para esta medicación. La administración se realiza por vía intravenosa en forma de bolo (a pasar en menos de un minuto), no recomendándose en infusión ni conjuntamente con otros fármacos en solución.

Durante las dos o tres primeras dosis (periodo en el que se presenta la mayor parte de los efectos secundarios graves) se aconseja tener preparado el carro de parada cardiaca lo más próximo posible al paciente.

Es preciso controlar las constantes vitales, antes y dos horas después de administrar el OKT3, además e mantener una estrecha vigilancia del paciente.

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