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Intento autolítico como debut de síndrome de Asperger

Intento autolítico como debut de síndrome de Asperger

Resumen

El síndrome de asperger es un trastorno generalizado del desarrollo caracterizado por disfunción social, intereses restringidos, comportamientos repetitivos pero, sin retraso del lenguaje. El diagnóstico se basa en una completa historia clínica más una evaluación neuropsicológica. El tratamiento se basa en un diagnóstico precoz para una intervención individualizada.

Intento autolítico como debut de síndrome de Asperger

Autores: Eva Arana Alonso (Médico atención primaria, Navarra), María Angels Pous Marín (Médico atención primaria, Navarra), Josune Zabalza Turrillas (Enfermera atención primaria, Navarra), Josune Silanes Vela (Enfermera atención primaria, Navarra), Enrique Maraví Aznar (ORL, Complejo hospitalario de Navarra), Mª Soledad Contín Pescacen (Médico urgencias rurales, Navarra).

Palabras clave: trastorno generalizado del desarrollo, síndrome de asperger, suicidio

Introducción:

            El síndrome de Asperger es un trastorno del espectro autista. En 1944, un pediatra austriaco llamado Hans Asperger observó a cuatro niños en su práctica que tenían dificultad para integrarse socialmente. Su inteligencia parecía normal, pero tenían grandes dificultades en la comunicación no verbal, no mostraban empatía por los demás y tenían torpeza física. Su lenguaje era inconexo y mostraban un interés obsesivo en un solo tema y era el dominante de sus conversaciones. Describió a este grupo de niños como afectados de una “psicopatía autista”. No sería hasta 1981, cuando se profundizó con más casos de este tipo, realizando un estudio promovido por una médica inglesa, Lorna Wing, asignando un diagnóstico llamado síndrome de asperger. En 1992 se convirtió en una entidad con un diagnostico diferente, incluyéndose en la clasificación internacional de enfermedades (CIE-10) y ya en 1994, se introdujo en el manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales IV.

La incidencia no está bien establecida, pero los expertos en estudios de población estiman una afectación de 2 de cada 10.000 niños. Este síndrome es más frecuente en varones que en mujeres (3 varones/1 mujer).

El diagnóstico es generalmente en la infancia debido a la aparición de factores alarmantes para los progenitores como pueden ser retrasos en el desarrollo motor: torpeza al caminar, inicio tardío de la deambulación o el gateo; por lo que consultan al pediatra iniciándose un estudio neuropediátrico. Cada vez es más frecuente al diagnóstico también en adultos que consultan por cuadros depresivos o trastornos obsesivos compulsivos.

Los criterios para el diagnóstico del Trastorno de Asperger (F84.5 Trastorno de Asperger) del manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-IV-TR) son:

  1. A. Alteración cualitativa de la interacción social, manifestada al menos por dos de las siguientes características:
  2. Importante alteración del uso de múltiples comportamientos no verbales como contacto ocular, expresión facial, posturas corporales y gestos reguladores de la interacción social.
  3. Incapacidad para desarrollar relaciones apropiadas con compañeros al nivel de desarrollo del sujeto.
  4. Ausencia de la tendencia espontánea a compartir disfrutes, intereses y objetivos con otras personas (p.ej., no mostrar, traer o enseñar a otras personas objetos de interés).
  5. Ausencia de reciprocidad social o emocional.
  6. Patrones de comportamiento, intereses y actividades restrictivas, repetitivas y estereotipadas, manifestados al menos por una de las siguientes características:
  7. Preocupación absorbente por uno o más patrones de interés estereotipados y restrictivos que son anormales, sea por su intensidad, sea por su objetivo.
  8. Adhesión aparentemente inflexible a rutinas o rituales específicos, no funcionales.
  9. Manierismos motores estereotipados y repetitivos (p. ej., sacudir o girar manos o dedos, o movimientos complejos de todo el cuerpo).
  10. Preocupación persistente por partes de objetos.
  11. El trastorno causa un deterioro clínicamente significativo de la actividad social, laboral y otras áreas importantes de la actividad del individuo.
  12. D. No hay retraso general del lenguaje clínicamente significativo (p. ej., a los 2 años de edad utiliza palabras sencillas, a los 3 años de edad utiliza frases comunicativas).
  13. No hay retraso clínicamente significativo del desarrollo cognoscitivo ni del desarrollo de habilidades de autoayuda propias de la edad, comportamiento adaptativo (distinto de la interacción social) y curiosidad acerca del ambiente durante la infancia.
  14. No cumple los criterios de otro trastorno generalizado del desarrollo ni de esquizofrenia.

Caso clínico:

Paciente de 29 años, en tratamiento con lorazepam desde 2011 por cuadros de ansiedad, acude en ambulancia medicalizada a urgencias hospitalarias tras ser encontrado en la bañera con cortes profundos en flexuras de antebrazos. Ha sido encontrado por un familiar en el baño, tras permanecer unos treinta minutos en el interior. La familia refiere que llevaba una temporada con ánimo bajo por problemas laborales.

El médico que acude al domicilio lo encuentra desnudo dentro de la bañera, consciente, taquipneico, pálido, con respuestas erráticas a la llamada. No se palpa pulso radial. Presenta dos heridas incisas en ambas flexuras de brazos con coágulo. La familia trae un sobre con varias hojas donde parece que se despide de familiares y amigos.

– Exploración física a su llegada a urgencias:

Presión arterial: 45/35 mm Hg.

Pulso: 143 latidos por minuto.

Frecuencia respiratoria: 16 respiraciones por minuto.

Saturación de oxigeno de 86 % con FiO2 al 21 %.

Estado general: Mal estado general, mala perfusión, delgadez extrema.

Hidratación: Regular estado de hidratación.