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Invaginación intestinal en niños: Neumoenema

Invaginación intestinal en niños: Neumoenema

La invaginación intestinal o intususcepción es una patología obstructiva, la cual tiene lugar cuando un segmento del intestino se introduce en el interior de otro segmento intestinal distal.

AUTORES:

– Violeta Garasa Martín. Graduada en Enfermería. Enfermera especialista en Salud Mental. Enfermera en Hospital Universitario Miguel Servet (Zaragoza).

– Laura Sebastián Millán. Graduada en Enfermería. Máster en Gerontología Social por la Universidad de Zaragoza. Enfermera en Hospital Universitario Miguel Servet (Zaragoza).

RESUMEN:

En los niños presenta síntomas comunes, como es el dolor abdominal, vómitos o heces sanguinolentas. El método diagnóstico de elección es la ecografía abdominal, y el tratamiento la reducción radiológica (neumoenema), reservando la cirugía como última opción.

Palabras clave: Invaginación intestinal, intususcepción, neumoenema.

ABSTRACT:

Intussusception is an obstructive pathology, which occurs when a segment of the intestine is inserted inside another distal intestinal segment. In children, it presents common symptoms, such as abdominal pain, vomits or bloody stools. The diagnostic method of choice is abdominal ultrasound, and radiological reduction treatment (pneumoenema), reserving surgery as a last option.

Key words: Intestinal invagination, intussusception, pneumoenema.

INTRODUCCIÓN:

La investigación intestinal, también llamada intususcepción intestinal, es una patología aguda grave pediátrica, que consiste en la introducción de un segmento del intestino en el segmento contiguo distal del intestino, progresando la invaginación por la propia peristálsis fisiológica. Puede ocurrir en cualquier segmento del intestino delgado o grueso.

La invaginación continua produce edema, y con el tiempo el flujo vascular del intestino se compromete, lo que produce isquemia en el segmento afectado. La invaginación predominante en niños es ileocólica ideopática; las restantes invaginaciones son ileoiliales, ileoileocólicas y colocólica. Puede aparecer a cualquier edad, aunque es más frecuente en niños menores de 2 años (6-18 meses), disminuyendo la incidencia con la edad, con predominio masculino.

La etiología de la intususcepción pediátrica normalmente es idiopática, y solo el 10% de los casos tiene una lesión desencadenante, como el divertículo de Meckel, la duplicación intestinal o la presencia de lesiones como pólipos.

Estos niños presentan un dolor abdominal cólico e intermitente de inicio agudo, ocasionando un llanto irritable, vómitos, heces mezcladas con sangre y mucosidad (llamadas heces en “mermelada de grosella”), fiebre y con frecuencia masa palpable. Un niño que presente este dolor, puede llevarse las rodillas hacia el pecho mientras llora. En pediatría es una de las emergencias abdominales más comunes y la causa más frecuente de oclusión intestinal en lactantes y niños menores de 2 años.

El manejo de este problema en dicha población, generalmente comienza con una reducción no quirúrgica de la invaginación intestinal utilizando enemas de aire (neumoenema) o contraste, con un éxito en más del 80% de los pacientes. Se requiere una estrecha observación debido a la mayor posibilidad de recurrencia dentro de las primeras 24 horas. La cirugía está indicada cuando la reducción del enema no tiene éxito, o si existen signos de necrosis intestinal.

PROCEDIMIENTO:

Preparación de la técnica

La reducción se realiza en una sala dotada de telemando con escopia.

El material que vamos a necesitar será:

–       Aspirador con una sonda

–       Palo de gotero

–       Mesa de RX: terna, empapadores, almohada, sacos de arena para sujetar al niño y chasis.

–       Mesa de instrumental: guantes, gasas estériles, paños verdes, manómetro con conexión para    la sonda Foley, lubricante, sondas Foley de distintos tamaños, jeringa 10cc, suero fisiológico y esparadrapo.

–       Carro de anestesia.

Preparación del paciente

La práctica de una ecografía abdominal nos confirmará o descartará la presencia de la invaginación, ya que una radiografía normal no excluye el diagnóstico. Cantidades importantes de líquido libre intraperitoneal, neumoperitoneo, signos de peritonitis, colapso o coma neurológico, contraindican su reducción.

Tras la confirmación, se intentará la reducción de la invaginación mediante un neumoenema.

Para ello, colocaremos al paciente en una posición lo más cómoda posible, le canalizaremos una vía periférica si no la tuviese para evitar la deshidratación, y lo monitorizamos.

Desarrollo de la técnica

Colocamos al paciente en decúbito supino sobre la mesa de Rx y procedemos a la sedación.

Se introduce por el recto una sonda Foley de calibre grueso de 20 a 24 Fr (en función de la edad del niño) hasta la ampolla rectal llenándose el balón con 10-15 cc de suero fisiológico. Se tracciona de la sonda hacia el esfínter anal para sellarlo y se fija la sonda con esparadrapo, sujetando las nalgas para impedir la salida de la sonda y del aire.

Se conecta el manómetro a la sonda y se bombea aire a una presión constante intracólica, entre 80 y 100 mm de Hg, sin sobrepasar en ninguna medida los 120mm Hg (neumoenema). El objetivo es que el asa intestinal empujada por el aire a contracorriente vuelva a su situación original.

Se mantiene la presión durante 3 minutos si no hay reducción, o hasta que haya paso del aire hacia las asas ileales medias y seguidamente se realiza una radiografía de control tras la acción terapéutica.

En caso de no conseguir la reducción, se realiza otro intento más después de esperar unos minutos. Un tercer intento también puede ser útil, pero quizás sea mejor la exploración quirúrgica, aunque la cirugía no elimina el riesgo de recurrencia.

Este proceso, que suele durar unos 30 minutos, está controlado por el radiólogo en todo momento mediante control de escopia, indicando la necesidad de introducir más aire o de finalizar la exploración.

Una vez resuelta la invaginación, el paciente permanece hospitalizado sobre 24 horas para controlar la recurrencia. Antes de darle el alta, resulta conveniente la realización de una Rx simple de control.

RIESGOS:

El principal riesgo, aunque muy improbable, es la perforación intestinal. Se produce en los casos en que el intestino está muy afectado por la falta de irrigación y ha comenzado a gangrenarse, por lo que no tolera el aumento de presión intraluminal que se produce durante la reducción. Aunque la perforación también puede darse en segmentos intestinales normales. Todo dependerá de las presiones alcanzadas durante el enema, de la dinámica, de las propiedades físicas del contraste y del estado del intestino.

La perforación es menos grave si no se utiliza bario para la reducción.

BIBLIOGRAFÍA:

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