La Influencia del Ejercicio Físico en la Prevención y Manejo de las Enfermedades Cardiovasculares
Autor principal: Carlos Gimillo Monterde
Vol. XIX; nº 19; 866
The Influence of Physical Exercise on the Prevention and Management of Cardiovascular Diseases
Fecha de recepción: 28/08/2024
Fecha de aceptación: 03/10/2024
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XIX. Número 19 Primera quincena de Octubre de 2024 – Página inicial: Vol. XIX; nº 19; 866
AUTORES:
Carlos Gimillo Monterde (enfermero Ud. Ictus y Crónico complejo HOP)
Isabel Moreno Lucente (F.E.A. Medicina Interna HOP)
Hospital Obispo Polanco de Teruel, España.
RESUMEN:
El ejercicio físico desempeña un papel crucial en la prevención y manejo de las enfermedades cardiovasculares (ECV) al mejorar la salud cardiovascular y la calidad de vida. Este artículo ha resaltado la importancia de considerar tanto los factores de riesgo como los factores protectores en la promoción de la salud cardiovascular. Se ha demostrado que el ejercicio regular no solo reduce los factores de riesgo cardiovascular, como la hipertensión y la diabetes, sino que también fortalece los mecanismos de protección del organismo, como la función endotelial y la sensibilidad a la insulina. Se destaca la necesidad de un enfoque integral que aborde estos aspectos en la prevención y manejo de las ECV. Se hace un llamado a la acción para promover el ejercicio físico desde una perspectiva multidisciplinaria y de salud pública, involucrando a profesionales de la salud, educadores, responsables políticos y la comunidad en general. Esto incluye la implementación de políticas de salud que promuevan entornos activos y saludables, así como la educación y creación de oportunidades accesibles para la actividad física en la comunidad. En conclusión, el ejercicio físico emerge como una herramienta poderosa en la lucha contra las ECV, y su promoción efectiva requiere un enfoque colaborativo y multifacético.
Palabras clave: ejercicio físico, enfermedades cardiovasculares, prevención, factores de riesgo, factores protectores, salud cardiovascular, promoción, perspectiva multidisciplinaria, salud pública.
ABSTRACT:
Physical exercise plays a crucial role in the prevention and management of cardiovascular diseases (CVDs), improving cardiovascular health and quality of life. This article has highlighted the importance of considering both risk factors and protective factors in promoting cardiovascular health. It has been demonstrated that regular exercise not only reduces cardiovascular risk factors such as hypertension and diabetes but also strengthens the body’s protective mechanisms, such as endothelial function and insulin sensitivity. The need for a comprehensive approach addressing these aspects in the prevention and management of CVDs is emphasized. A call to action is made to promote physical exercise from a multidisciplinary and public health perspective, involving healthcare professionals, educators, policymakers, and the community at large. This includes the implementation of health policies promoting active and healthy environments, as well as education and creation of accessible opportunities for physical activity in the community. In conclusion, physical exercise emerges as a powerful tool in the fight against CVDs, and its effective promotion requires a collaborative and multifaceted approach.
Keywords: physical exercise, cardiovascular diseases, prevention, risk factors, protective factors, cardiovascular health, promotion, multidisciplinary perspective, public health.
DECLARACIÓN DE BUENAS PRÁCTICAS.
Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses.
La investigación se ha realizado siguiendo las pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El manuscrito es original y no contiene plagio.
El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.
Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.
Han preservado las identidades de los pacientes.
Introducción:
Las enfermedades cardiovasculares (ECV) comprenden un conjunto de trastornos que afectan el corazón y los vasos sanguíneos, incluyendo patologías como la cardiopatía isquémica, la insuficiencia cardíaca, la hipertensión arterial y los accidentes cerebrovasculares. La cardiopatía isquémica, caracterizada por la reducción del flujo sanguíneo al miocardio, puede llevar a angina de pecho e infarto de miocardio. La insuficiencia cardíaca se presenta cuando el corazón es incapaz de bombear suficiente sangre para satisfacer las necesidades del organismo, y los accidentes cerebrovasculares resultan del bloqueo o ruptura de los vasos sanguíneos que irrigan el cerebro, provocando daños neurológicos.
La prevalencia de las ECV constituye un problema de salud pública de primera magnitud. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), las ECV son responsables de aproximadamente 17.9 millones de muertes anuales, representando el 31% de todas las muertes globales. Además, la carga económica asociada con el manejo y tratamiento de estas enfermedades es significativa, debido a los elevados costos médicos directos, la pérdida de productividad y la demanda de recursos sanitarios.
La prevención y el manejo efectivo de las ECV requieren una comprensión profunda de los factores de riesgo involucrados. Los factores de riesgo no modificables incluyen la edad avanzada, el sexo masculino y una historia familiar de enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, existen numerosos factores de riesgo modificables, como la hipertensión arterial, la dislipidemia, la diabetes mellitus, el tabaquismo, la obesidad y el sedentarismo, que pueden ser controlados y mitigados a través de intervenciones específicas, entre las cuales el ejercicio físico desempeña un papel crucial.
El objetivo de este artículo es investigar la influencia del ejercicio físico en la prevención y manejo de las enfermedades cardiovasculares desde una perspectiva médica y basada en la evidencia. Se explorarán los mecanismos fisiopatológicos mediante los cuales el ejercicio físico contribuye a la reducción de factores de riesgo cardiovascular, así como su papel en la mejora de los parámetros hemodinámicos y metabólicos. Además, se discutirán las recomendaciones actuales sobre los tipos y la intensidad del ejercicio físico óptimos para la prevención primaria y secundaria de las ECV.
Este análisis detallado pretende proporcionar una base sólida para comprender cómo el ejercicio físico puede ser integrado eficazmente en estrategias de salud pública y planes de tratamiento individualizados para reducir la incidencia y mejorar el pronóstico de las enfermedades cardiovasculares.
Enfermedades Cardiovasculares: Panorama General
Las enfermedades cardiovasculares (ECV) representan un grupo heterogéneo de patologías que afectan el sistema cardiovascular, incluyendo el corazón y los vasos sanguíneos. Las principales categorías de ECV incluyen:
- Enfermedad Arterial Coronaria (EAC): La EAC, también conocida como cardiopatía isquémica, se caracteriza por la aterosclerosis de las arterias coronarias, lo que reduce el flujo sanguíneo al miocardio. Esta condición puede presentarse como angina de pecho, infarto de miocardio y, en casos severos, muerte súbita. La aterosclerosis subyacente implica un proceso inflamatorio crónico que conduce a la formación de placas ateromatosas.
- Insuficiencia Cardíaca (IC): La IC es un síndrome clínico complejo en el cual el corazón es incapaz de mantener un gasto cardíaco adecuado para satisfacer las demandas metabólicas del cuerpo o lo hace a expensas de presiones de llenado ventriculares elevadas. Esta condición puede ser resultado de diversas etiologías, incluyendo enfermedad coronaria, hipertensión, miocardiopatías y enfermedades valvulares.
- Accidente Cerebrovascular (ACV): El ACV, también conocido como ictus, se clasifica en isquémico (ocluido por trombosis o embolia) y hemorrágico (rotura de un vaso sanguíneo). Los ACV isquémicos representan aproximadamente el 87% de los casos y son una causa principal de morbilidad y mortalidad neurológica.
- Hipertensión Arterial (HTA): La HTA es una condición crónica caracterizada por una elevación persistente de la presión arterial sistólica y/o diastólica. La hipertensión es un factor de riesgo primario para la enfermedad coronaria, el ACV, la insuficiencia cardíaca y la enfermedad renal crónica.
- Enfermedad Arterial Periférica (EAP): La EAP resulta de la aterosclerosis en las arterias que suministran sangre a las extremidades, principalmente los miembros inferiores. Esto puede llevar a claudicación intermitente, dolor en reposo, úlceras y, en casos avanzados, gangrena.
- Cardiopatías Congénitas: Estas son anomalías estructurales del corazón y los grandes vasos presentes desde el nacimiento. Las cardiopatías congénitas pueden variar desde defectos simples como la comunicación interventricular hasta condiciones complejas como la transposición de grandes arterias.
Estadísticas y Datos Epidemiológicos:
Las ECV representan la principal causa de mortalidad a nivel mundial. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), las ECV causaron aproximadamente 17.9 millones de muertes en 2019, lo que equivale al 31% de todas las muertes globales. De estas, alrededor del 85% se debieron a infartos de miocardio y accidentes cerebrovasculares. La carga de las ECV varía considerablemente entre regiones, influenciada por factores como el desarrollo económico, los estilos de vida y el acceso a la atención médica.
En los países de ingresos altos, las tasas de mortalidad por ECV han disminuido en las últimas décadas debido a mejoras en la prevención y el tratamiento. Sin embargo, en los países de ingresos bajos y medianos, las ECV están en aumento debido a cambios en los hábitos alimenticios, aumento de la obesidad y mayor prevalencia de factores de riesgo como la hipertensión y la diabetes.
Impacto en la Calidad de Vida:
Las ECV tienen un impacto significativo en la calidad de vida de los pacientes. Las personas que sobreviven a eventos cardiovasculares, como infartos de miocardio o accidentes cerebrovasculares, a menudo enfrentan discapacidades físicas y cognitivas que pueden limitar su capacidad para realizar actividades diarias y laborales. La insuficiencia cardíaca, en particular, se asocia con una alta tasa de hospitalizaciones recurrentes y una calidad de vida considerablemente disminuida.Factores de Riesgo para las Enfermedades Cardiovasculares
Los factores de riesgo para las enfermedades cardiovasculares (ECV) pueden clasificarse en no modificables y modificables. A continuación, se detallan estos factores:
Factores no modificables:
- Edad: El riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares aumenta con la edad. A medida que las personas envejecen, aumenta la probabilidad de acumulación de placa en las arterias, lo que puede conducir a la aterosclerosis y otras complicaciones cardiovasculares.
- Sexo: Existen diferencias de género en la prevalencia y presentación de las ECV. Los hombres tienen un riesgo relativamente más alto de enfermedad coronaria a una edad más temprana, mientras que las mujeres pueden experimentar un aumento del riesgo después de la menopausia. Además, ciertas condiciones como el síndrome coronario agudo tienden a manifestarse de manera diferente entre hombres y mujeres.
- Historia familiar y genética: La predisposición genética juega un papel importante en el desarrollo de las ECV. Las personas con antecedentes familiares de enfermedad cardiovascular tienen un riesgo aumentado de padecerlas. Se han identificado varios genes y variantes genéticas asociadas con un mayor riesgo de ECV, aunque la interacción entre la genética y los factores ambientales sigue siendo un área de investigación activa.
Factores modificables:
- Tabaquismo: El tabaquismo es uno de los principales factores de riesgo modificables para las ECV. Fumar tabaco contribuye al desarrollo de aterosclerosis, aumenta la presión arterial, reduce los niveles de colesterol HDL («bueno») y promueve la formación de coágulos sanguíneos, todos los cuales aumentan el riesgo de enfermedad coronaria y accidentes cerebrovasculares.
- Dieta poco saludable: Una dieta rica en grasas saturadas, grasas trans, colesterol, sodio y azúcares añadidos, y baja en frutas, verduras, granos enteros y grasas saludables puede aumentar el riesgo de ECV. La dieta influye en el perfil lipídico, la presión arterial y el peso corporal, todos los cuales están relacionados con la salud cardiovascular.
- Sedentarismo: La falta de actividad física regular está asociada con un mayor riesgo de ECV. El ejercicio ayuda a mantener un peso saludable, controla la presión arterial, mejora el perfil lipídico y promueve la salud cardiovascular en general. La falta de actividad física contribuye al desarrollo de la obesidad, la hipertensión arterial y la resistencia a la insulina, todos factores de riesgo para las ECV.
- Hipertensión: La presión arterial elevada es un importante factor de riesgo para las ECV, especialmente la enfermedad coronaria, la insuficiencia cardíaca y el accidente cerebrovascular. La hipertensión daña las arterias y aumenta la carga de trabajo del corazón, lo que puede conducir a la aterosclerosis, la hipertrofia ventricular izquierda y la disfunción cardíaca.
- Diabetes: La diabetes mellitus, tanto tipo 1 como tipo 2, aumenta el riesgo de enfermedad cardiovascular. La hiperglucemia crónica daña los vasos sanguíneos y los nervios, lo que contribuye al desarrollo de aterosclerosis, enfermedad coronaria, enfermedad cerebrovascular y enfermedad arterial periférica.
- Dislipidemia: Los niveles anormales de lípidos en sangre, incluyendo el colesterol LDL elevado, el colesterol total elevado y los triglicéridos elevados, aumentan el riesgo de ECV. La acumulación de lípidos en las paredes arteriales promueve la formación de placas ateromatosas y la obstrucción del flujo sanguíneo.
- Obesidad: La obesidad, especialmente la obesidad abdominal o central, está asociada con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular. El exceso de grasa corporal contribuye a la resistencia a la insulina, la inflamación crónica, la disfunción endotelial, la hipertensión arterial y la dislipidemia, todos factores de riesgo para las ECV.
- Estrés y factores psicosociales: El estrés crónico, la depresión, la ansiedad y otros factores psicosociales pueden aumentar el riesgo de enfermedad cardiovascular. El estrés activa el sistema nervioso simpático y el eje hipotálamo-hipofisario-adrenal, lo que puede aumentar la presión arterial, la frecuencia cardíaca y la inflamación, contribuyendo así al desarrollo de ECV.
Mecanismos de Protección del Ejercicio Físico
El ejercicio físico constituye un pilar fundamental en la prevención y manejo de las enfermedades cardiovasculares (ECV), y su efectividad radica en una serie de mecanismos fisiológicos, metabólicos y psicológicos que promueven la salud cardiovascular. A continuación, se detallan estos mecanismos:
Fisiológicos:
- Mejora de la función endotelial: El ejercicio físico regular promueve la liberación de óxido nítrico en el endotelio vascular, lo que facilita la vasodilatación y mejora la función endotelial. Esto contribuye a reducir la rigidez arterial, disminuir la presión arterial y prevenir la formación de placas ateroscleróticas.
- Aumento de la capacidad cardíaca: El corazón responde al ejercicio físico adaptándose y fortaleciéndose. Esto se traduce en un aumento de la capacidad de bombeo cardíaco, una mejora en el volumen sistólico y una reducción en la frecuencia cardíaca en reposo, lo que conlleva una mayor eficiencia del sistema cardiovascular.
- Reducción de la inflamación sistémica: El ejercicio regular reduce los niveles de marcadores inflamatorios como la proteína C reactiva y el factor de necrosis tumoral alfa. Esto ayuda a mitigar la inflamación crónica asociada con el desarrollo y progresión de las enfermedades cardiovasculares.
Metabólicos:
- Mejora de la sensibilidad a la insulina: El ejercicio físico aumenta la captación de glucosa por parte de los tejidos musculares, mejorando así la sensibilidad a la insulina. Esto es fundamental para el control de la glucemia y la prevención de la resistencia a la insulina, un factor de riesgo para la diabetes tipo 2 y las complicaciones cardiovasculares asociadas.
- Reducción de la grasa visceral: El ejercicio regular contribuye a la pérdida de grasa corporal, especialmente la grasa visceral, que se asocia con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular y resistencia a la insulina. La reducción de la adiposidad visceral mediante el ejercicio está relacionada con mejoras en el perfil lipídico y la sensibilidad a la insulina.
- Mejora del perfil lipídico: El ejercicio físico regular aumenta los niveles de colesterol HDL y reduce los niveles de triglicéridos y colesterol LDL, lo que promueve un perfil lipídico saludable y reduce el riesgo de formación de placas ateroscleróticas.
Psicológicos:
- Reducción de la ansiedad y la depresión: El ejercicio físico regular tiene efectos positivos en la salud mental, reduciendo los síntomas de ansiedad y depresión. Esto puede deberse a la liberación de endorfinas y neurotransmisores como la serotonina, que promueven el bienestar emocional y la regulación del estado de ánimo.
- Mejora de la calidad del sueño: El ejercicio regular está asociado con una mejor calidad y duración del sueño, lo que contribuye a la salud cardiovascular al reducir el estrés, mejorar la función cognitiva y promover la recuperación física y mental durante la noche.
- Estrategias para Promover el Ejercicio Físico: La promoción del ejercicio físico requiere un enfoque integral que abarque tanto intervenciones a nivel individual como comunitario, así como políticas públicas que fomenten entornos activos y saludables. A continuación, se describen algunas estrategias para promover la actividad física:
Intervenciones a nivel individual:
- Asesoramiento y seguimiento personalizado: Los profesionales de la salud pueden proporcionar asesoramiento individualizado sobre los beneficios del ejercicio y diseñar programas de actividad física adaptados a las necesidades y capacidades de cada persona. El seguimiento regular permite evaluar el progreso y realizar ajustes según sea necesario.
- Educación y motivación: La educación sobre los beneficios del ejercicio para la salud cardiovascular y la motivación para adoptar un estilo de vida activo son componentes esenciales para promover cambios de comportamiento a largo plazo. La provisión de información clara y comprensible sobre las pautas de ejercicio y sus efectos beneficiosos puede aumentar la adherencia a los programas de actividad física.
Intervenciones a nivel comunitario y políticas públicas:
- Creación de infraestructuras para la actividad física: El diseño de entornos urbanos y comunitarios que fomenten la actividad física, como la construcción de parques, senderos para caminar y carriles para bicicletas, puede facilitar el acceso a oportunidades de ejercicio y promover un estilo de vida activo.
- Campañas de concienciación y programas comunitarios: Las campañas de concienciación sobre la importancia del ejercicio físico para la salud cardiovascular y los programas comunitarios que promuevan la actividad física pueden aumentar la participación en actividades deportivas y recreativas. La organización de eventos deportivos, grupos de ejercicio y clases de actividad física puede fomentar el compañerismo y el apoyo mutuo entre los participantes.
- Desafíos y Consideraciones Especiales en la Promoción del Ejercicio Físico. Promover y mantener la actividad física a largo plazo presenta desafíos y consideraciones especiales que deben abordarse desde una perspectiva médica. Estos incluyen:
Adherencia al ejercicio a largo plazo:
La adherencia al ejercicio a largo plazo es fundamental para obtener beneficios continuos para la salud cardiovascular. Sin embargo, muchos individuos experimentan dificultades para mantener un régimen de ejercicio regular. Los factores que afectan la adherencia al ejercicio incluyen la falta de tiempo, la falta de apoyo social, la percepción de dificultad y el aburrimiento con la rutina de ejercicio.
La adherencia al ejercicio puede verse afectada por una variedad de factores, tanto internos como externos. Entre los factores internos se incluyen la motivación, la autoeficacia percibida, la autoimagen corporal y la salud mental. Los factores externos pueden incluir barreras logísticas, como el acceso a instalaciones deportivas, el clima y las obligaciones familiares y laborales.
Estrategias para mantener la motivación:
Es importante implementar estrategias efectivas para mantener la motivación y promover la adherencia al ejercicio a largo plazo. Esto puede incluir el establecimiento de metas realistas y alcanzables, la variedad en la rutina de ejercicio, el seguimiento del progreso, el establecimiento de recompensas por alcanzar objetivos y la participación en actividades físicas que sean socialmente gratificantes.
Ejercicio en poblaciones especiales:
Es fundamental adaptar las recomendaciones de ejercicio a las necesidades y características de poblaciones especiales, como personas mayores, pacientes con comorbilidades y diferencias de género.
Personas mayores:
Las personas mayores pueden enfrentar desafíos únicos para participar en ejercicio físico, como la pérdida de fuerza muscular, la disminución de la flexibilidad y la presencia de enfermedades crónicas. Es importante adaptar los programas de ejercicio para incluir ejercicios de bajo impacto, mejorar la seguridad y la supervisión, y enfocarse en la mejora de la funcionalidad y la calidad de vida.
Pacientes con comorbilidades:
Los pacientes con comorbilidades, como enfermedad cardiovascular, diabetes o enfermedad pulmonar crónica, pueden requerir consideraciones especiales al participar en ejercicio físico. Es fundamental evaluar la seguridad y la capacidad funcional de cada paciente, así como adaptar el programa de ejercicio para evitar exacerbaciones de la enfermedad y maximizar los beneficios para la salud.
Diferencias de género:
Las diferencias de género pueden influir en las preferencias de ejercicio, la respuesta fisiológica al ejercicio y los factores que afectan la adherencia. Es importante tener en cuenta estas diferencias al diseñar programas de ejercicio, asegurando la inclusión de actividades que sean apropiadas y motivadoras para hombres y mujeres.
Conclusión:
El ejercicio físico emerge como una herramienta fundamental en la prevención y manejo de las Enfermedades Cardiovasculares (ECV), destacando su papel en la mejora de la salud cardiovascular y la calidad de vida. Al resumir los puntos clave abordados en este artículo, se evidencia la importancia de considerar tanto los factores de riesgo como los factores protectores en la promoción de la salud cardiovascular.
El ejercicio regular no solo ayuda a reducir los factores de riesgo cardiovascular, como la hipertensión, la diabetes y la dislipidemia, sino que también fortalece los mecanismos de protección del organismo, como la función endotelial, la sensibilidad a la insulina y el perfil lipídico. Esto subraya la necesidad de un enfoque integral que aborde tanto los factores de riesgo como los factores protectores en la prevención y el manejo de las ECV.
El llamado a la acción se dirige hacia la promoción del ejercicio físico desde una perspectiva multidisciplinaria y de salud pública. Es fundamental que los profesionales de la salud, educadores, responsables políticos y la comunidad en general se unan en un esfuerzo conjunto para fomentar la actividad física en todas las etapas de la vida y en todos los sectores de la sociedad. Esto incluye la implementación de políticas de salud que promuevan entornos activos y saludables, la educación sobre los beneficios del ejercicio y la creación de oportunidades accesibles para la actividad física en la comunidad.
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