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Programa de intervención para la mejora de la calidad de vida en pacientes con trastorno límite de la personalidad

Programa de intervención para la mejora de la calidad de vida en pacientes con trastorno límite de la personalidad

Antecedentes: El término «personalidad límite» fue propuesto en Estados Unidos por Adolph Stern, en 1938. Describía a un grupo de pacientes que no podían ser incluidos ni en el grupo psicótico ni en el grupo psico-neurótico, por lo que introdujo el término «límite». Posteriormente, Otto Kernberg (1975), investigó su patrón de comportamiento caracterizado por su inestabilidad y una perturbada auto-organización psicológica.

Autoras

López Portilla, Lorena. Graduada en Enfermería.

Portilla Sauras, Cristina. Graduada en Enfermería. Residencia “Bruc”, Barcelona.

Barlés Sauras, Andrea. Diplomada Universitaria en Enfermería. Máster Universitario en Educación para la Salud. Hospital “San Jorge”, Huesca.

Sanz Pérez, Lidia. Graduada en Enfermería. Máster Universitario en Educación para la Salud. Hospital “San Jorge”, Huesca.

Campaña Mascuñán, Raquel. Graduada en Enfermería. Residencia de personas mayores “Ciudad de Huesca”, Huesca.

Pla Martínez, Mª Rosa.  Diplomada Universitaria en Enfermería. Equipo de Atención Primaria “San Andrés”, Barcelona.

Resumen

Objetivos: Mejorar la calidad de vida y paliar los síntomas depresivos en pacientes diagnosticados de trastorno límite de la personalidad en estado no agudo.

Metodología: Este protocolo de investigación es una prueba piloto de un diseño casi experimental de enfoque cuantitativo descriptivo no enmascarado.

Palabras clave

Trastorno Límite de la Personalidad, depresión, calidad de vida, escala Goldberg.

Introducción

En 1948, la Organización Mundial de la Salud (OMS) definió la salud como un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente como la ausencia de afecciones o enfermedades 1. Por otro lado, el Consejo Internacional de Enfermeras (CIE), describe como  funciones de la disciplina enfermera los cuidados autónomos y en colaboración, que se prestan a las personas de todas las edades, familias, grupos y comunidades, enfermos o sanos, en todos los contextos, e incluye la promoción de la salud, la prevención de la enfermedad, y los cuidados de los enfermos, discapacitados, y personas moribundas 2.

En la definición de salud propuesta por la OMS se identifica el bienestar mental como un componente importante para la salud, dado que este posibilita que los individuos de una sociedad puedan afrontar tensiones, superar el estrés normal de vida, materialicen su potencial, trabajen de forma productiva y hagan aportaciones a la comunidad.

En este sentido, el Plan de Acción Sobre Salud Mental (2013-2020), refleja la importancia de implementar un plan integral sobre salud mental que contemple- entre otros elementos-, estrategias y programas dirigidos a los trastornos mentales con una alta carga de morbilidad, como son los trastornos de ansiedad, depresión, el trastorno afectivo bipolar, la esquizofrenia o la depresión 3.

El término «personalidad límite» fue propuesto en Estados Unidos por Adolph Stern en 1938. Stern, describió a un grupo de pacientes que no podían ser incluidos ni en el grupo psicótico ni en el grupo psico-neurótico, por lo que decidió introducir el término «límite» para describir las condiciones particulares de estos pacientes.

Posteriormente, Otto Kernberg (1975) investigó su patrón de comportamiento caracterizado por una marcada inestabilidad, unido a una perturbada auto-organización psicológica 4.

Según la Asociación Americana de Psiquiatría 5, la característica esencial del trastorno límite de la personalidad es la presencia de un patrón generalizado de inestabilidad de las relaciones interpersonales, los afectos y la autoimagen, así como una marcada impulsividad. Estas características tienen inicio en la edad adulta temprana, estando presentes en una variedad de contextos 16.

El conjunto de síntomas y comportamientos asociados con la personalidad límite incluyen: fluctuaciones constantes entre períodos de confianza, y tiempos de desesperación absoluta, autopercepción muy inestable, rápidos cambios en el estado de ánimo, temor al abandono y al rechazo, y una marcada tendencia hacia el pensamiento autolesivo.

Los síntomas psicóticos transitorios, incluyendo delirios breves y alucinaciones, también pueden estar presentes. Las características que hoy definen el trastorno límite de la personalidad fueron descritas por Gunderson y Kolb, en 1978, incorporándose -desde entonces-, a las clasificaciones psiquiátricas contemporáneas 6-7.

Ya sea como resultado de su posición en el “límite» de otras condiciones, o como resultado de la confusión conceptual, el trastorno de personalidad límite aparece diagnosticado  de manera comórbida con otros trastornos como: la depresión, la ansiedad, los trastornos alimentarios (bulimia), trastorno de estrés postraumático, trastornos de uso indebido de sustancias y trastorno bipolar; con los se suelen confundir clínicamente.

También se puede dar conjuntamente con trastornos psicóticos. En casos extremos, las personas pueden experimentar alucinaciones visuales y auditivas, aunque estas suelen ser breves y  estar ligadas a tiempos de extrema inestabilidad emocional, lo que facilita descartar trastornos de mayor gravedad como la esquizofrenia 8.

Según el Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM-IV-TR), el trastorno límite de la personalidad está presente en el 2% de la población. Uno de los datos más significativos es que al menos el 50% de los pacientes institucionalizados en unidades de salud mental han sido diagnosticados con trastorno límite de la personalidad 10. Con respecto al género que más se ve afectado por la enfermedad, no hay un consenso.

Según Gunderson 11, afecta más a las mujeres en un 75%, mientras que según Sansone y Sansone 12, no existen diferencias significativas en cuanto a la distribución de género. La prevalencia del trastorno límite de la personalidad es inversamente proporcional a la edad, es decir, es mucho más elevada a partir de los 25 años que a los 35 años. En esta franja de edad, la posible aparición del trastorno empieza a descender. Las conclusiones de este estudio también señalan que- dado la diferencia entre las prevalencias en la población general y la población que acude a atención primaria-, se puede hablar de la existencia de un infradiagnóstico 4.

La APA proporciona los criterios  que deben estar presentes  en el diagnóstico de trastorno límite de la personalidad a un paciente. Este debe reunir al menos cinco de los nueve criterios, mencionados a continuación: