Relación entre intervención recibida y número de movimientos percibidos por la mujer gestante
En los tres grupos de estudio: aporte de bebida azucarada, aporte de agua y grupo control, se observa que el mayor porcentaje (75,56%, 33,33% y 66,67% respectivamente) presentó movimientos en el rango 0-2. Sin embargo, en el grupo de intervención B el mayor porcentaje de movimientos queda dentro del rango 3-5.
Estos resultados fueron sometidos a las pruebas estadísticas no paramétricas Ji2, y para su análisis las gestantes fueron agrupadas según IMC previo al embarazo, diferenciando entre mujeres normopeso (IMC <25) y sobrepeso (IMC ≥25), obteniendo lo siguientes resultados:
Ji2= 0.81 para la asociación Intervención A/ grupo control con un valor de p=0.36 Ji2= 0.67 para la asociación Intervención B/ grupo control con un valor de p=0.41
Por tanto, podemos afirmar que no existe una asociación estadísticamente significativa entre las variables en estudio (aporte de bebida azucarada o agua y el número de movimientos percibidos por la mujer).
Número de aceleraciones de la FCF observadas durante el registro cardiotocográfico según grupo de intervención
El grupo de aporte de bebida azucarada (A) presenta una media de 2.83 aceleraciones con una desviación estándar de 1.14; el grupo de aporte de agua (B) tiene una media de 2.75 aceleraciones con una desviación estándar de 1.41, y finalmente el grupo control (C) tiene una media de 1.91 con una desviación estándar de 1.18 aceleraciones registradas.
Relación entre intervención recibida y número de aceleraciones de la FCF registradas
En los tres grupos de estudio: aporte de bebida azucarada, aporte de agua y grupo control, se observa que no existe ningún registro de más de 10 aceleraciones en 20 minutos. El mayor porcentaje (75,56%) pertenece al rango de menor número de aceleraciones, 0-2, en el grupo de no intervención, lo cual nos puede inicialmente llevar a pensar, que la intervención puede suponer un estímulo en el número de aceleraciones.
Sin embargo, estos resultados fueron sometidos a las pruebas estadísticas no paramétricas Ji2. Para su análisis, las gestantes fueron agrupadas según IMC previo al embarazo, diferenciando entre mujeres normopeso (IMC <25) y sobrepeso (IMC ≥25), obteniendo lo siguientes resultados:
Ji2= 0.152 para la asociación Intervención A/ grupo control con un valor de p=0.69 Ji2= 1.44 para la asociación Intervención B/ grupo control con un valor de p=0.29
Por tanto, podemos afirmar que ocurre como en la relación anteriormente expuesta (relación intervención/numero de movimientos percibidos): que no existe una asociación estadísticamente significativa entre las variables en estudio (aporte de bebida azucarada o agua y el número de aceleraciones registradas).
Variabilidad observada en registro cardiotocográfico según grupo de estudio
El grupo de aporte de bebida azucarada (A) presenta una media de 6.95 Lpm con una desviación estándar de 2.65; en el grupo de aporte de agua (B) tiene una media de 7.68 Lpm con una desviación estándar de 3.09, y finalmente en el grupo control (C) tiene una media de 6.79 Lpm con una desviación estándar de 2.55 Lpm.
Relación entre intervención recibida y variabilidad de la FCF
En los tres grupos de estudio: aporte de bebida azucarada, aporte de agua y grupo control, se observa que el mayor porcentaje (62,22%, 68,89% y 78% respectivamente) presenta una variabilidad de la FCF en el rango 5-10.
Los resultados fueron sometidos a las pruebas estadísticas no paramétricas Ji2; para su análisis, las gestantes fueron agrupadas según IMC previo al embarazo, diferenciando entre mujeres normopeso (IMC <25) y sobrepeso (IMC ≥25) obteniendo lo siguientes resultados:
Ji2= 0.018 para la asociación Intervención A/ grupo control con un valor de p=0.89 Ji2= 1.44 para la asociación Intervención B/ grupo control con un valor de p=0.299
Por tanto, podemos afirmar que no existe una asociación estadísticamente signi cativa entre las variables aporte de bebida azucarada o aporte de agua y variabilidad.
Tiempo necesario primera aceleración según grupo de estudio
El grupo de aporte de bebida azucarada (A) presenta una media de 7.25 minutos con una desviación estándar de 5.70; en el grupo de aporte de agua (B) tiene una media de 4.58 minutos con una desviación estándar de 4.57, y finalmente en el grupo control (C) tiene una media de 17.5 minutos con una desviación estándar de 5.63 Lpm.
Relación entre intervención recibida y tiempo necesario en la aparición de la primera aceleración de la FCF
En los tres grupos de estudio: aporte de bebida azucarada, aporte de agua y grupo control, se observa que el mayor porcentaje (57,78%) aparece dentro del grupo control en el rango >10 mins.
Los resultados fueron sometidos a las pruebas estadísticas no paramétricas Ji2; para su análisis, las gestantes fueron agrupadas según índice de masa corporal (IMC) previo al embarazo, diferenciando entre mujeres normopeso (IMC <25) y sobrepeso (IMC ≥25), obteniendo lo siguientes resultados:
Ji2= 13.313 para la asociación Intervención A/ grupo control con un valor de p=0.00026
Ji2= 10.972 para la asociación Intervención B/ grupo control con un valor de p=0.000924
Puesto que el valor de p es menor que ά = 0.05 para ambas intervenciones, podemos afirmar que existe una asociación estadísticamente significativa entre las variables aporte de bebida azucarada o aporte de agua y tiempo transcurrido en aparecer la primera aceleración. El gráfico nos ayuda a identificar la asociación entre estas variables, siendo esta asociación estadísticamente significativa.
Conclusiones
La ingesta oral de una bebida azucarada o de agua, no parece tener ningún efecto en el número de movimientos percibidos por la mujer gestante, ni en la variabilidad de la frecuencia cardíaca fetal o en el número de aceleraciones presentes en el registro cardiotocográfico.
Sin embargo, la ingesta oral guarda relación con el tiempo necesario para detectar aceleraciones en la frecuencia cardíaca fetal y, por tanto, puede influir en la pronta aparición de un registro reactivo.
En conclusión, hemos evidenciado un efecto discreto, pero significativo, en una prueba complementaria para evaluación de la condición fetal anteparto.
Bibliografía
- Thomas P, Sartwelle LL. Electronic Fetal Monitoring: A Bridge too Far, Journal of Legal Medicine 2012; 33(3):313-379.
- Hon Eh L. Electronic evaluation of the fetal heart rate. VIII. Patterns preceding fetal death, further observations. American Journal of Obstetrics and Gynecology 1963 noviembre;15(87):814-826.
- Goodlin RC. History of fetal monitoring. American Journal of Obstetrics and Gynecology 1976 febrero;133(3):323-352.
- Gillmer MD, Combe D. Intrapartum fetal monitoring practice in the United Kingdom. British Journal Obstetrics and Gynaecology 1979;86(10):753- 758.
- Freeman R. Fetal Heart Monitoring. 2012th ed. Philadelphia: Lippincott Williams & Wilkins; 2003.
- Lee C, . Loreto P, O ́Lane J. A study of fetal heart rate acceleration patterns. Obstetrics & Gynecology 1975;45:142-146.
- Edington P, Sibanda J, Dear R. In uence on clinical practice of routine intrapartum fetal monitoring. British Medical Journal. British Medical Journal 1975;3:341-343.
- Shenker L, Post R, Seiler J. Routine electronic moitoring of fetal heart rate and uterine activity during labour. Obstetrics & Gynecology 1975;46:185- 189.
- Newman R, Tutera G. Fetal monitoring:its effect on perinatal mortality and caesarean section rates and its complications. American Journal of Obstetrics & Gynecology 1975;122:750-754.
- MacDonald D, Grant A, Sheridan-Pereira M, Boland P, Chambers I. The dublin randomised controlled trial of intrapartum fetal heart rate monitoring. American Journal of Obstetrics & Gynecology 1985;152:524-539.
- Cochrane database of systematic reviews (Online) 2010;CD001068. DOI: 10.1002/14651858.CD001068.pub2.
- Tacker S, Stroup D, Chang M. Continuous electronic heart rate monitoring for fetal assessment during labour. Cochrane Pregnancy and Childbirth Group. Cochrane database of systematic reviews (Online) 2005.
- Devoe L. Electronic fetal monitoring: Does it really lead to better outcomes?. American Journal of Obstetrics & Gynecology 2011;204:455-456.
- Stout M, Cahill A. Electronic fetal monitorign: past, present and future. Clinics in perinatology 2011;38:127-142.
- Thornton P. Cost and bene ts of electronic fetal monitoring. The Association of Women ́s Health, Obstetric and Neonatal Nurses 2012;41:160-162.