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Mortalidad por metástasis cerebrales en La Habana

similar al encontrado en nuestro estudio.

El cáncer de cérvix en Cuba representa la cuarta causa de incidencia y mortalidad por cáncer, al igual que en muchos países subdesarrollados, y se encuentra muy relacionado con la infección por el virus de papiloma humano (HPV). En el periodo comprendido en nuestro estudio por esta causa fallecieron en la Habana 214 pacientes de ellos el 11% desarrolló metástasis cerebrales.

Henriksen fue el primero en reportar metástasis cerebrales de carcinoma cérvix en un estudio de autopsia, en 1949. Desde esa fecha se ha publicado poco sobre esta entidad, con una incidencia aproximada de 5% a 1.2% en varios estudios clínicos.

Las metástasis cerebrales de los carcinomas de cérvix son sumamente raras. Sin embargo, en los últimos años se ha mostrado un aumento en la incidencia que pudiera relacionarse con mejor respuesta al tratamiento de las lesiones primarias y por tanto un aumento en la supervivencia.

Encontramos que los tumores de cabeza y cuello específicamente de laringe y base de lengua representaron en total el 3.6%, un dato significativo y que no corresponde con la literatura publicada. En el trabajo de tesis del Dr. Pérez acerca del Carcinoma de células escamosas de cabeza y cuello persistente, recurrente o metastásico en pacientes diagnosticados en el INOR, se identificaron 11 pacientes con lesiones metastásicas distantes, de ellos 2 casos presentaban metástasis cerebrales. Las metástasis cerebrales procedentes de tumores laríngeos son raras, encontrando en la revisión bibliográfica realizada pocos casos publicados de forma aislada. En grandes series, la aparición de metástasis cerebrales se sitúa en un porcentaje entre el 0,7% y el 2,8%. No tenemos explicación para este resultado pero es llamativo como ya se expresó. Se requieren estudios más amplios en el tiempo para confirmar este hecho y profundizar en el mismo.

La infiltración al sistema nervioso central (CNS) ocurre del 2% al 5% de los pacientes con todo tipo de linfoma, especialmente el linfoma no Hodgkin, siendo menos del 3% en las histologías menos agresivas o indolentes , mientras que ocurre en el 50% en los linfomas de alto grado o con comportamiento más agresivo como el Burkitt. Múltiples estudios han intentado identificar los grupos de alto riesgo. En 2002, Hollender y col. publicaron la mayor serie retrospectiva (2514 pacientes) de pacientes sin infiltración de SNC conocida al diagnóstico y confirmaron un riesgo bajo (2.8%) de infiltración en el caso de los linfomas indolentes y del 24.4% en el caso de los de alto grado. En la serie de este trabajo, esta localización, representó el 2% de metástasis cerebrales (infiltración al SNC). Estos resultados son consistentes con lo reportado en la literatura consultada.

El sistema urinario fue el origen del 3.7% de las metástasis cerebrales. Existen muchas publicaciones que informan sobre la ocurrencia de metástasis cerebrales en esta localización, con un riesgo estimado de 0,2%- 40%.

La distribución por número de metástasis cerebrales se mostró muy similar en cuanto a las metástasis múltiples con respecto a las únicas (49.4% versus 50.6%). En la literatura revisada encontramos un 40% de metástasis cerebrales únicas, seguido de 50% múltiples dentro de ellas un 20 % para la presencia de 2 lesiones, similar a lo encontrado en nuestro estudio.

En la serie del Hospital Finlay, existió predominio de la presentación única (70,1%) con respecto a la múltiple (29,9% ) y de las formas de presentación múltiple “dos metástasis” fue la más frecuente con un 15% 19. Este dato es de interés ya que la terapéutica difiere, así como el pronóstico.

Se conoce que el melanoma, colo-recto y riñón, desarrollan con mayor frecuencia metástasis múltiples lo que en nuestro estudio se corrobora. El valor que puede ofrecer el conocimiento de la presencia de metástasis única sobre las múltiples es que puede indicarnos que ciertos tipos de cáncer son más propensos a desarrollar múltiples metástasis esto obliga a utilizar en ellos medios diagnósticos de alta precisión como la RMN contrastada la cual en nuestro medio es de difícil acceso.

El avance en la terapia oncológica ha hecho del tratamiento de las metástasis cerebrales un factor primordial para aumentar el tiempo de supervivencia y la calidad de vida de los pacientes con cáncer. A pesar de que existen numerosas publicaciones sobre el tema, no existe todavía un consenso sobre la mejor estrategia terapéutica, probablemente por la heterogeneidad de la población en términos de estado funcional, tipo de neoplasia, control sistémico de la enfermedad, número y localización de las lesiones en el SNC.

La modalidad terapéutica más empleada fue la radioterapia holocraneal (RTH), seguida de los esteroides y en menor medida la cirugía. Es importante señalar que en pacientes con tumor primario controlado, sin presencia de otras metástasis y con metástasis única la modalidad de tratamiento que se prefiere es la cirugía o la radiocirugía porque se logra un por ciento más alto de respuesta y de supervivencia. En los pacientes con metástasis cerebrales única, la resección quirúrgica seguida por radioterapia holocraneal (RTH) ha mostrado mejorar la supervivencia global y la calidad de vida de los pacientes comparado con radioterapia holocraneal (RTH) sola.

Los beneficios de aquellos que apoyan la radioterapia holocraneal (RTH) postoperatoria incluyen reducción de la recurrencia en el sitio de la resección como otras áreas del cerebro, siendo polémica su utilización o no por los potenciales efectos tardíos como leucoencefalopatía, pérdida de memoria, y demencia, lo que es más temido mientras más larga es la supervivencia como ocurre en los pacientes con una sola metástasis quienes pueden tener una supervivencia aproximada de hasta 2 años.

El papel de los esteroides en la metástasis cerebral ha sido estudiado por varios autores, donde se ha evidenciado que aporta una mejoría significativa en cuanto al control de los síntomas neurológicos al disminuir la hipertensión endocraneana, pero no logra control de la enfermedad. El uso concurrente con la radioterapia holocraneal (RTH) logra mejorar más rápido los síntomas clínicos, aunque no existe impacto en la supervivencia libre de progresión, ni en la supervivencia global.

Lagerwaard y col. publicaron una extensa revisión retrospectiva de 1,292 pacientes con metástasis cerebrales, donde la mayoría recibió radioterapia holocraneal (RTH) (n = 1,079, 84%); 118 (9%) fue tratado solo con esteroides y 95 (7%) con cirugía y radioterapia con una mediana de supervivencia de 1.3 meses para los pacientes tratados solo con esteroides, 3.6 meses para la radioterapia holocraneal (RTH) y 8.9 meses para los que recibieron cirugía más radioterapia holocraneal (RTH).

Según diferentes estudios retrospectivos, la cirugía más la radioterapia holocraneal (RTH) es superior a la cirugía sola en cuanto a supervivencia. Sin embargo, recientemente los resultados del EORTC 22952-26001, ensayo que analiza el impacto de radioterapia holocraneal (RTH) asociada la cirugía, en el brazo de la cirugía; la radioterapia holocraneal (RTH) redujo la recaída a dos años en el sitio inicial (59 contra 27 , p = 0.001) y a los nuevos sitios (42% contra 23% ; p = 0.008)