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Obesidad infantil. Alimentación y nutrición del niño y adolescente

Obesidad infantil. Alimentación y nutrición del niño y adolescente

La obesidad infantil se caracteriza por el aumento de la masa grasa corporal en las fases iniciales de la vida y en la actualidad es un problema a nivel mundial, considerándose como una epidemia del Siglo XXI, según la 57ª Asamblea Mundial de la salud.

Victoria Marco Benedí: enfermera y nutricionista en el Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza.

Andrea Santisteban Zamora: enfermera en el Hospital Clínico Lozano Blesa de Zaragoza.

Lorena Castellot Perales: enfermera en el Hospital Infantil de Zaragoza.

Beatriz Sánchez Lomba: enfermera en el Hospital San Jorge de Huesca.

Sonia Sancho Salazar: enfermera en el Hospital General de la defensa de Zaragoza.

Palabras clave: Obesidad infantil, obesidad exógena, obesidad endocrina, alimentación infantil.

Key words: Childhood obesity, exogenous obesity, endocrine obesity, infant feeding.

RESUMEN

En España, para el cumplimiento de la estrategia NAOS (nutrición, actividad física, obesidad y salud), el Ministerio de Sanidad y Consumo (MSC) establece el Plan Integral de Obesidad, Nutrición y Actividad Física 1.

Aquellos niños y adolescentes con obesidad tenderán a tener problemas tanto de conducta alimentaria, anorexia y bulimia, como psicosociales. La obesidad ha pasado a considerarse epidemia mundial, con el riesgo que en un futuro supone en etapas posteriores de la vida3.

SUMMARY

Childhood obesity is characterized by an increase in body fat mass in childhood and is currently a global problem, considered an epidemic of the 21st century, according to the 57th World Health Assembly. In Spain, for compliance with the NAOS strategy (nutrition, physical activity, obesity and health), the Ministry of Health and Consumer Affairs (MSC) establishes the Comprehensive Plan for Obesity, Nutrition and Physical Activity1.

The most recent study in the pediatric population (Aladino 2015) indicates that the percentage of childhood overweight in Spain is around 23% and that of childhood obesity is around 18%2.

Those children and adolescents with obesity will tend to have problems of eating behavior, anorexia and bulimia, as well as psychosocial problems. Obesity has come to be considered a global epidemic, with the risk that in the future supposes in later stages of life3.

INTRODUCCIÓN

La obesidad está definida como acumulación en exceso de tejido adiposo. En los niños es difícil establecer que complicaciones desarrollarán en un futuro en la vida adulta4. Existen dos tipos de obesidad en los niños, un 95% padece de obesidad simple, nutricional o exógena y 5% de etiología endocrina o sindrómica5.

            – La obesidad exógena se caracteriza por una alimentación hipercalórica y hábitos no saludables, además de escasa realización de actividad física, se debe a que estos factores «exógenos» influyen sobre una base «endógena»4.

            – Por otro lado, la obesidad endocrina, se caracteriza por: una modificación hormonal causada por exceso de nutrición, o bien por síndromes endocrinos como Prader-Willi, o una alteración del tejido adiposo.  La hiperinsulinemia y la respuesta disminuida de la hormona de crecimiento son las más frecuentes5.

            En la obesidad infantil de tipo endocrino, se reconocen las características de una enfermedad endocrina: control central, producción hormonal por un tejido efector, tejidos diana y sistemas de retrocontrol. Lo que ocurre es que las señales periféricas, el neuropéptido Y (NPY) o la promelanocortina (POMC) se activan. El NPY aumenta la ingesta de alimentos y disminuye el gasto energético; la POMC tiene efecto inverso. La leptina, hormona que deriva de los adipositos, se acopla a un receptor específico en hipotálamo, y estimula a NPY. La ghrelina es secretada principalmente en estómago y duodeno, pero también en hipotálamo, hipófisis y pulmón, es un buen marcador del estado nutricional5.

            En ambos casos, la obesidad, se ha relacionado con un cambio en el metabolismo lipídico, aumentando el colesterol LDL; aumento de la tensión arterial y otras enfermedades como diabetes mellitus tipo 2, síndrome metabólico, y desarrollo de enfermedades cardiovasculares6.

DIAGNÓSTICO

            Lo principal para detectar la obesidad, es recoger una serie de datos en la historia clínica, de esta manera tener conocimiento de: antecedentes familiares antropométricos, y de enfermedad cardiovascular prematura (< 55 años en varones y de 65 años para las mujeres), tanto como otras enfermedades de especial interés: hipercolesterolemia, diabetes, hipertensión. Se deben conocer antecedentes personales: medidas antropométricas desde el nacimiento y qué tipo de alimentación desde la lactancia ha llevado.  Valorar la actividad física realizada diariamente y un cuestionario dietético de recogida de 24 horas, serán imprescindibles para su diagnóstico. Además una exploración física, analizando donde se localiza la grasa corporal. Una exploración antropométrica: peso, talla, el índice de masa corporal (IMC) (peso en kg/talla en m2), pliegues cutáneos (tricipital y subescapular) y perímetros cintura-cadera, perímetro braquial. Masa grasa, masa magra o masa libre de grasa. En algunos casos determinaciones bioquímicas (lípidos, HbAc1)6. También se cuantifica la composición corporal mediante: impedanciometría, en menor medida, DEXA y la pletismografía. La medición cintura-cadera es la más empleada. Aunque también existen métodos directos de cuantificación de la grasa visceral como tomografía computarizada y, más recientemente, por la resonancia magnética4,6.

ALIMENTACIÓN ACONSEJABLE

Se recomiendan de:

– 2-3 piezas al día de frutas, verduras y hortalizas (crudas o cocidas).

– 2 raciones al día de carnes, pescados, mariscos, huevos y legumbres, la forma de cocinado, eliminando la grasa visible, puede ser cualquier técnica culinaria: a la plancha, guisado, al horno, al papillote, evitando los fritos.

– 2-4 raciones al día: Leche y yogur, se recomiendan productos semidesnatados.

– Bebidas. Agua siempre que se tenga sed. Ocasionalmente productos bajos en calorías.

– 4-6 raciones al día: Patatas, pan, pasta, arroz, cereales, acompañados de verduritas y excepcionalmente de salsas.

– Se aconseja el uso de especias: orégano, tomillo, comino, perejil, para fomentar los sabores y minimizar es uso de sal.

– Evitar los platos precocinados, pizzas, hamburguesas, precongelados

– Evitar los azúcares simples: mermeladas, mieles, chocolates, golosinas1,7.

PREVENCIÓN DE LA OBESIDAD EN LA INFANCIA:

Para prevenir la obesidad desde las edades iniciales de la vida, es necesario un seguimiento de la alimentación tanto de la madre en el embarazo, como tipo de lactancia. Conocer los antecedentes personales de la madre: historia previa de embarazos, consumo de alcohol o tabaco en el embarazo, qué tipo de ingesta alimentaria ha seguido, si ha consumido fármacos, enfermedades de interés (diabetes, obesidad, hipercolesterolemia). Se ha estudiado que la lactancia materna, facilita un peso adecuado en el niño y mejor adaptación. Es fundamental registrar el peso pregestacional y actual en todas las fases del embarazo para conocer las reservas nutricionales del feto.

Como hemos comentado anteriormente, en todo el desarrollo de las fases iniciales de la vida, el niño y adolescente debe seguir una alimentación basada en la dieta mediterránea, esto es variada y equilibrada y prestar atención en aquellas etapas donde el desarrollo es máximo y se necesitará de un aporte extra de vitaminas y minerales como calcio, hierro, cinc, adquiridos en una alimentación adecuada. Además de una ingesta adecuada, los hábitos de vida en cuanto a la actividad física deben estar presentes, así realizar al menos una hora diaria  evitará el sobrepeso y la obesidad en el futuro1,4.

CONCLUSIONES

            Es necesario que los profesionales sanitarios, en concreto los pediatras,  conozcan  las distintas obesidades y rasgo fenotípico que las caracterizan, valorar signos y síntomas que puedan indicar su detección será clave para el diagnóstico de estos niños. Desde los cambios de conducta y nutrición, como cambios en los estilos de vida saludables, son fundamentales para su tratamiento, además del conocimiento en todo el entorno social del niño y adolescente.

            En la actualidad, se mantiene el reto de conseguir alcanzar tratamientos efectivos y desarrollar estrategias para la prevención de la obesidad a nivel universal y controlar de alguna manera la ya conocida pandemia del siglo XXI.

BIBLIOGRAFÍA

  1. Lama More R.A., Alonso Franch A., Gil-Campos M., Leis Trabazo R., Martínez Suárez V., Moráis López A., Moreno Villares, J.M.. Pedrón Giner M.C. Comité de Nutrición de la AEP. Obesidad Infantil. Recomendaciones del Comité de Nutrición de la Asociación Española de Pediatría Parte I. Prevención. Detección precoz. Papel del pediatra. An Pediatr (Barc). 2006;65(6):607-15.
  2. Estudio ALADINO 2015: Estudio de Vigilancia del Crecimiento, Alimentación, Actividad Física, Desarrollo Infantil y Obesidad en España 2015. Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición. Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. Madrid, 2016.
  3. Calderón C., Forns M, Varea V. Obesidad infantil: ansiedad y síntomas cognitivos y conductuales propios de los trastornos de alimentación. An Pediatr (Barc). 2009;71 (6):489–494.
  4. Martos-Moreno G.A, Argente J. Obesidades pediátricas: de la lactancia a la adolescencia. An Pediatr (Barc). 2011;75 (1):63.e1-63.e23.
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  6. Dalmau Serra J., M. Alonso Franch, L. Gómez López, C. Martínez Costa, Sierra Salinas C. Obesidad Infantil. Recomendaciones del Comité de Nutrición de la Asociación Española de Pediatría. Parte II. Diagnóstico. Comorbilidades. Tratamiento. An Pediatr (Barc). 2007; 66(3):294-30.
  7. Alimentación del preescolar y escolar Luis Peña Quintana, Luis Ros Mar, Daniel González Santana, Ramiro Rial González. Protocolos diagnóstico-terapéuticos de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica SEGHNP-AEP