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Péptidos bioactivos como terapia emergente en la alopecia androgenética: Mecanismos, eficacia clínica y perspectivas terapéuticas

Péptidos bioactivos como terapia emergente en la alopecia androgenética: Mecanismos, eficacia clínica y perspectivas terapéuticas

Autora principal: Nathalia Andrea Rivera Venegas

Vol. XX; nº 12; 711

Bioactive peptides as an emerging therapy for androgenetic alopecia: Mechanisms, clinical efficacy, and therapeutic prospects

Fecha de recepción: 13 de mayo de 2025
Fecha de aceptación: 18 de junio de 2025

Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com, Volumen XX. Número 12 – Segunda quincena de Junio de 2025 – Página inicial: Vol. XX; nº 12; 711

Autores:

Nathalia Andrea Rivera Venegas, Médico General, Investigadora Independiente. San José, Costa Rica. ORCID: 0009-0008-2893-8929 Código Médico: 19325
Valeria Ureña Arias, Médico General, en Hospital Fernando Escalante Pradilla. San José, Costa Rica. ORCID: 0009-0004-1715-6615 Código Médico: 18626
Luis Enrique Vásquez Villalobos, Médico General, en Hospital Dr. Fernando Escalante Pradilla. San José, Costa Rica. ORCID: 0009-0002-0094-7213 Código Médico: 16817
Marcela María Murillo Betancourt, Médico especialista en Medicina Interna, Investigadora Independiente. San José, Costa Rica. ORCID: 0009-0001-1872-7393 Código Médico: 14158
Rafael Andre Mora Mora, Médico General, Investigador Independiente. San José, Costa Rica. ORCID: 0009-0009-9372-5951 Código Médico: 19486
Daniela Consumi Cordero, Médico General, Investigadora Independiente. Alajuela, Costa Rica. ORCID: 0000-0003-3655-9343

Resumen:

La alopecia androgenética es una condición multifactorial caracterizada por la miniaturización progresiva de los folículos pilosos, una alteración del ciclo capilar y una sensibilidad aumentada a la dihidrotestosterona, todo ello influenciado por factores hormonales, genéticos y microambientales. En este contexto, los péptidos bioactivos han emergido como una alternativa terapéutica innovadora frente a los tratamientos convencionales. Estas moléculas, compuestas por secuencias cortas de aminoácidos, pueden modular procesos biológicos como la inflamación, la proliferación celular, la angiogénesis y la señalización intracelular, lo que favorece la regeneración capilar. En estudios clínicos y preclínicos, péptidos como el GHK-Cu, el tripéptido-1 de cobre, el acetiltetrapéptido-3 y la timosina beta-4 han demostrado su capacidad para estimular el crecimiento del cabello, aumentar la densidad folicular y prolongar la fase anágena. Asimismo, compuestos sintéticos dirigidos a vías moleculares específicas, como los degradantes del receptor de andrógenos, han mostrado eficacia en modelos experimentales. Ensayos clínicos recientes con formulaciones como el ALRV5XR han revelado mejoras significativas en la densidad y el grosor del cabello, superando incluso a tratamientos estándar como el minoxidil y la finasterida. Además, la combinación de péptidos bioactivos con otros agentes ha mostrado efectos sinérgicos sin generar efectos adversos relevantes. Estas evidencias sugieren que los péptidos bioactivos representan una opción segura, eficaz y versátil en el tratamiento de la alopecia androgenética, con un mecanismo de acción multifactorial que los posiciona como candidatos prometedores para protocolos terapéuticos personalizados y de próxima generación.

Palabras clave:

Folículo piloso, dihidrotestosterona, miniaturización, fase anágena, péptidos bioactivos, regeneración capilar.

Abstract:

Androgenetic alopecia is a multifactorial condition characterized by progressive miniaturization of hair follicles, altered hair cycles, and increased sensitivity to dihydrotestosterone, all influenced by hormonal, genetic, and microenvironmental factors. In this context, bioactive peptides have emerged as an innovative therapeutic alternative to conventional treatments. These molecules, composed of short amino acid sequences, can modulate biological processes such as inflammation, cell proliferation, angiogenesis, and intracellular signaling, promoting hair regeneration. In clinical and preclinical studies, peptides such as GHK-Cu, copper tripeptide-1, acetyltetrapeptide-3, and thymosin beta-4 have demonstrated their ability to stimulate hair growth, increase follicular density, and prolong the anagen phase. Likewise, synthetic compounds targeting specific molecular pathways, such as androgen receptor degraders, have shown efficacy in experimental models. Recent clinical trials with formulations such as ALRV5XR have revealed significant improvements in hair density and thickness, outperforming even standard treatments such as minoxidil and finasteride. Furthermore, the combination of bioactive peptides with other agents has demonstrated synergistic effects without generating significant adverse effects. This evidence suggests that bioactive peptides represent a safe, effective, and versatile option for the treatment of androgenetic alopecia, with a multifactorial mechanism of action that positions them as promising candidates for personalized, next-generation therapeutic protocols.

Keywords:

Hair follicle, dihydrotestosterone, miniaturization, anagen phase, bioactive peptides, hair regeneration.

Introducción:

La alopecia androgenética constituye la forma más común de pérdida de cabello tanto en hombres como en mujeres, caracterizándose por un patrón específico de adelgazamiento progresivo del cabello que puede generar un impacto significativo en la calidad de vida de quienes la padecen. Aunque esta condición no representa una amenaza vital, sus repercusiones emocionales y sociales, particularmente en mujeres y en hombres jóvenes, pueden ser profundas y motivar la búsqueda activa de tratamiento. La alopecia androgenética responde a una etiología multifactorial, donde intervienen factores hormonales, genéticos y celulares, siendo la miniaturización folicular el evento morfológico característico del proceso (1; 2).

En cuanto a su fisiopatología, los andrógenos juegan un papel central, especialmente la dihidrotestosterona (DHT), un derivado de la testosterona que actúa uniéndose a receptores específicos en los folículos pilosos. Esta interacción desencadena una cascada de eventos que conduce a la miniaturización folicular, es decir, la transformación de los folículos terminales en estructuras más pequeñas que solo generan vello fino y corto, propio de los folículos vellosos (1; 3). A esto se suma la predisposición genética, ya que la alopecia androgenética es una condición poligénica en la que múltiples variantes genéticas están asociadas a un mayor riesgo de desarrollo. Estas diferencias genéticas explican la variabilidad observada en el momento de aparición y en la severidad del cuadro clínico (3).

El proceso de miniaturización folicular se caracteriza por una reducción progresiva del tamaño de los folículos pilosos, acompañado por una alteración en el ciclo de crecimiento del cabello. En particular, se observa un acortamiento de la fase anágena, encargada del crecimiento activo del cabello, y una prolongación de la fase kenógena, en la que el folículo permanece vacío tras la caída del cabello anterior. Estas modificaciones conllevan la producción de fibras capilares más delgadas y cortas, lo que se traduce clínicamente en un adelgazamiento visible del cabello (4).

A pesar de los avances en la comprensión de la alopecia androgenética, las opciones terapéuticas convencionales son limitadas. El minoxidil, un vasodilatador de uso tópico, y la finasterida, un inhibidor oral de la enzima 5-alfa-reductasa, son los únicos tratamientos aprobados por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) para esta condición. Si bien ambos han demostrado cierta eficacia, su efecto es variable entre pacientes, requieren de un uso continuo para mantener los resultados y pueden estar asociados a efectos adversos, especialmente en el caso de la finasterida, cuyo perfil hormonal puede generar preocupación entre los usuarios (2; 5).

Frente a estas limitaciones, los péptidos bioactivos emergen como una estrategia terapéutica prometedora en el tratamiento de la alopecia androgenética. Estos compuestos, capaces de modular múltiples procesos celulares implicados en la biología del folículo piloso, han despertado interés por su potencial para estimular el crecimiento capilar con un perfil de seguridad posiblemente más favorable. Los estudios actuales sugieren que los péptidos bioactivos podrían ofrecer una alternativa eficaz a los tratamientos tradicionales, especialmente para aquellos pacientes que no toleran bien o no responden adecuadamente a las terapias convencionales (5).

El objetivo de este artículo de revisión es analizar el potencial terapéutico de los péptidos bioactivos como tratamiento emergente en la alopecia androgenética, mediante la revisión de su mecanismo de acción, eficacia clínica, ventajas comparativas frente a las terapias convencionales y perspectivas futuras, con el fin de evaluar su utilidad como alternativa segura y efectiva para el manejo de esta condición.

Metodología:

Para el desarrollo de esta investigación sobre el uso de péptidos bioactivos como tratamiento emergente en la alopecia androgenética, se llevó a cabo una revisión bibliográfica exhaustiva con el objetivo de analizar su mecanismo de acción, eficacia clínica, seguridad y ventajas frente a los tratamientos convencionales. Esta revisión incluyó aspectos clave como la fisiopatología de la alopecia androgenética, las limitaciones de las terapias aprobadas por organismos reguladores, la clasificación funcional de los péptidos bioactivos, así como los estudios preclínicos y clínicos disponibles sobre su aplicación terapéutica.

Con el fin de garantizar la calidad y relevancia de la información seleccionada, se consultaron bases de datos científicas reconocidas, entre ellas PubMed, Scopus y Web ofScience, debido a su prestigio y su amplia cobertura en los campos de dermatología, farmacología y biotecnología. Se establecieron criterios estrictos de inclusión y exclusión: se incluyeron estudios publicados entre 2020 y 2025, en inglés o español, que abordaran el uso de péptidos bioactivos en el contexto de la alopecia androgenética, incluyendo ensayos clínicos, estudios in vitro/in vivo, revisiones sistemáticas y documentos de organismos especializados y se excluyeron publicaciones duplicadas, artículos sin revisión por pares o con información incompleta.

Para la búsqueda, se utilizaron palabras clave como: Folículo piloso, dihidrotestosterona, miniaturización, fase anágena, péptidos bioactivos, regeneración capilar.

La búsqueda inicial identificó 26 fuentes relevantes, que fueron analizadas de forma cualitativa y comparativa. La información extraída se organizó en categorías temáticas: fisiopatología de la alopecia androgenética, mecanismos de acción de los péptidos bioactivos, resultados clínicos y retos terapéuticos actuales. Este enfoque permitió identificar tendencias emergentes, brechas en la evidencia y oportunidades de investigación futura, con el fin de aportar una visión estructurada y actualizada sobre el papel de los péptidos bioactivos como potencial estrategia terapéutica en el tratamiento de la alopecia androgenética.

Fisiopatología de la alopecia androgenética:

La alopecia androgenética se caracteriza por una progresiva miniaturización de los folículos pilosos y una alteración del ciclo de crecimiento del cabello, procesos fuertemente influenciados por factores hormonales, genéticos y microambientales. Entre estos, la DHT se ha identificado como un andrógeno clave en la fisiopatología de la alopecia androgenética. Esta hormona, derivada de la testosterona por acción de la enzima 5-alfa-reductasa, posee una afinidad elevada por los receptores androgénicos localizados en los folículos pilosos. Su unión activa vías intracelulares que provocan una progresiva miniaturización folicular y una reducción en la duración de la fase anágena, lo que se traduce clínicamente en la producción de cabellos más cortos, delgados y menos pigmentados (1; 3).

La respuesta de los folículos pilosos a la DHT no es homogénea y se encuentra modulada por una susceptibilidad genética variable. Diversas investigaciones han identificado variantes genéticas específicas que se asocian con una mayor sensibilidad folicular a esta hormona, lo que explica la distribución característica de la alopecia androgenética y la variabilidad individual en su presentación y progresión. Esta base genética sustenta el patrón hereditario observado y reafirma el carácter multifactorial de la enfermedad (3).

Además del impacto hormonal y genético, la alopecia androgenética implica alteraciones importantes en el ciclo folicular. En condiciones normales, este ciclo comprende tres fases: anágena (crecimiento activo), catágena (involución transitoria) y telógena (reposo y caída). En el contexto de la alopecia androgenética, se ha documentado un acortamiento de la fase anágena y una prolongación de la fase telógena, lo que limita la producción de fibras capilares maduras y funcionales. De forma adicional, estudios recientes han sugerido que la proporción de folículos en fase catágena podría estar subestimada, lo que indicaría una dinámica del ciclo folicular aún más alterada de lo que se creía anteriormente. Esta complejidad en los cambios cíclicos sugiere que la alopecia androgenética no solo afecta la duración de las fases, sino también su regulación y transición, comprometiendo la homeostasis folicular global (6).

Por otro lado, el microambiente dérmico del cuero cabelludo también desempeña un papel crucial en la progresión de la alopecia androgenética. Con el envejecimiento, tanto la piel como el entorno que rodea a los folículos pilosos sufren modificaciones estructurales y funcionales. La reducción del flujo sanguíneo, el deterioro de la matriz extracelular y la disminución de factores tróficos contribuyen a un entorno menos favorable para la regeneración folicular. Estas alteraciones microambientales, sumadas al envejecimiento intrínseco de las células madre foliculares, debilitan la capacidad del folículo para responder a estímulos de crecimiento. La interacción entre el envejecimiento dérmico y la senescencia folicular genera un efecto sinérgico que acelera la pérdida capilar y dificulta su recuperación espontánea (7).

Péptidos bioactivos; fundamentos y clasificación:

Los péptidos bioactivos son moléculas constituidas por secuencias cortas de aminoácidos que poseen funciones fisiológicas específicas con capacidad para ejercer efectos beneficiosos sobre distintos procesos biológicos en el organismo humano. Estas secuencias peptídicas pueden ser liberadas de proteínas parentales mediante hidrólisis enzimática, o bien producidas mediante métodos sintéticos, ya sea por vías químicas o por técnicas de ingeniería recombinante. Su relevancia terapéutica ha crecido notablemente en los últimos años, dado que participan activamente en la regulación de mecanismos celulares clave como la inflamación, la inmunomodulación y la señalización intracelular (8; 9).

Desde el punto de vista molecular, los péptidos bioactivos actúan a través de diversos mecanismos. Entre los más destacados se encuentra la modulación de las respuestas inmunitarias y la regulación de mediadores inflamatorios, procesos fundamentales en el mantenimiento de la homeostasis tisular. Asimismo, estos péptidos pueden interactuar con vías de señalización intracelular como la MAPK (mitogen-activated protein kinase) y el factor nuclear kappa B (NF-κB), rutas que desempeñan un papel central en la proliferación, supervivencia y respuesta al estrés celular. Gracias a esta capacidad de influir en múltiples niveles de la fisiología celular, los péptidos bioactivos han sido investigados por su potencial terapéutico en diversas condiciones, incluida la alopecia androgenética (10).

Con base en sus propiedades funcionales, los péptidos bioactivos pueden clasificarse en distintas categorías. Los péptidos señal cumplen una función esencial en el direccionamiento intracelular, guiando a las proteínas hacia sus destinos específicos dentro de la célula y facilitando así su función biológica adecuada (11). Por otro lado, los péptidos antimicrobianos destacan por su capacidad para combatir infecciones, mediante la alteración de las membranas de microorganismos patógenos, lo que los convierte en actores importantes en el mantenimiento de la integridad de la barrera cutánea (9). Finalmente, los péptidos miméticos de factores de crecimiento imitan la acción de proteínas endógenas que estimulan la proliferación y reparación celular, lo que los hace especialmente relevantes en contextos regenerativos, como la restauración de la función folicular en la alopecia androgenética (11).

La eficacia terapéutica de los péptidos bioactivos depende en gran medida de su vía de administración, ya que esta determina su biodisponibilidad y su capacidad de alcanzar el sitio diana. La aplicación tópica es una de las formas más comunes, ya que permite aplicar el péptido directamente sobre la piel, generando efectos localizados y minimizando la exposición sistémica, lo cual es ideal en tratamientos dermatológicos y cosmecéuticos. Otra modalidad es la administración intradérmica, que consiste en la inyección directa del péptido en la dermis, lo que posibilita una liberación más controlada y una mayor concentración en el tejido objetivo. Asimismo, la mesoterapia representa una técnica popular en estética médica que implica múltiples microinyecciones en el mesodermo, facilitando la difusión de sustancias bioactivas como los péptidos hacia áreas específicas del cuero cabelludo u otras regiones tratadas (9).

Mecanismos de acción en regeneración capilar:

Uno de los aspectos esenciales para el crecimiento del cabello es la angiogénesis, es decir, la formación de nuevos vasos sanguíneos. Este proceso garantiza el suministro adecuado de oxígeno y nutrientes al folículo piloso, especialmente durante la fase anágena, donde la demanda metabólica es alta. Estudios recientes han demostrado que el factor de transcripción ETV2 desempeña un papel destacado en la promoción de la angiogénesis. Su activación no solo mejora la morfología vascular, sino que también incrementa la densidad capilar, lo que facilita la activación del folículo y favorece la regeneración capilar, incluso en contextos clínicos complejos como la caída del cabello inducida por quimioterapia (12).

Además de un entorno vascular favorable, el crecimiento del cabello depende estrechamente de la proliferación de las células que conforman el folículo piloso. En particular, el factor de crecimiento fibroblástico 7 (FGF7), secretado por las células de la papila dérmica, estimula la proliferación tanto de las células madre del folículo piloso como de las propias células de la papila. Este efecto se ejerce mediante la activación de la vía de señalización Wnt, una ruta clave en el desarrollo y mantenimiento del folículo piloso (13). Por su parte, el FGF12 también ha mostrado efectos proliferativos y migratorios sobre las células de la vaina radicular externa, lo que facilita la transición del folículo desde la fase telógena (reposo) hacia la fase anágena (crecimiento), contribuyendo así a una mejora visible en la densidad capilar (14).

La inhibición de la apoptosis, o muerte celular programada, representa otro eje crucial en la preservación del ciclo folicular. En condiciones de regresión folicular, como ocurre durante la fase catágena o en escenarios de estrés, la apoptosis se activa intensamente en las células de la matriz capilar. Diversas investigaciones han demostrado que la interleucina-15 (IL-15) puede prolongar la fase anágena mediante la estimulación de la proliferación y la supresión de la apoptosis, promoviendo un entorno celular más estable y favorable para el crecimiento sostenido del cabello (13; 15).

A nivel molecular, la regulación de la expresión génica también resulta determinante en la activación del ciclo folicular. El FGF7, por ejemplo, modula genes relacionados con la pluripotencia celular y actúa sobre regiones promotoras de genes específicos como CISH y PRKX, que están implicados directamente en el desarrollo folicular (13). De igual manera, el FGF12 influye en la transcripción de factores promotores del crecimiento como PDGF-CC, MDK y HB-EGF, los cuales refuerzan el microambiente regenerativo necesario para una actividad folicular eficiente (14).

Finalmente, la interacción sinérgica entre diversos factores de crecimiento es esencial para la regulación del ciclo del cabello. El factor de crecimiento similar a la insulina tipo 1 (IGF-1), el factor de crecimiento endotelial vascular, el factor de crecimiento de queratinocitos y el propio FGF7 son elementos clave que orquestan la transición entre las distintas fases del ciclo folicular. Estos factores actúan coordinadamente para promover la proliferación celular, la angiogénesis y la inhibición de la apoptosis, manteniendo así la funcionalidad del folículo y favoreciendo el crecimiento saludable del cabello (15).

Revisión de péptidos bioactivos investigados en alopecia androgenética:

El tratamiento de la alopecia androgenética ha evolucionado más allá de las terapias tradicionales, como el minoxidil y la finasterida, hacia estrategias innovadoras que abordan de manera más específica los mecanismos fisiopatológicos implicados en la pérdida capilar. Entre estas nuevas aproximaciones, los péptidos bioactivos han ganado protagonismo debido a su capacidad para modular el entorno folicular, estimular la regeneración tisular y revertir parcialmente la miniaturización de los folículos pilosos. Uno de los péptidos más estudiados en este contexto es el GHK-Cu (glicil-L-histidil-L-lisina cúprica), un complejo natural de cobre conocido por su papel en la cicatrización de heridas y la reparación de tejidos. Se ha demostrado que este péptido promueve el crecimiento del cabello al estimular la proliferación de las células de la papila dérmica, además de aumentar la expresión de factores de crecimiento esenciales para el desarrollo y mantenimiento del folículo piloso. Su capacidad para modificar el microambiente folicular y contrarrestar los efectos de los andrógenos convierte al GHK-Cu en un candidato prometedor para el tratamiento de la alopecia androgenética (16).

Junto a este, los péptidos biomiméticos representan otra categoría de gran interés terapéutico. Estas moléculas están diseñadas para imitar las funciones de péptidos endógenos, replicando sus efectos biológicos sobre los tejidos. Un ejemplo destacado es el acetiltetrapéptido-3, cuya acción se centra en reforzar el anclaje del cabello al mejorar la expresión de proteínas estructurales en la matriz extracelular, lo que reduce la caída del cabello y mejora la estabilidad folicular (17; 18). Asimismo, el tripéptido-1 de cobre, estructuralmente relacionado con el GHK-Cu, también ha mostrado efectos positivos en la estimulación del crecimiento capilar. Este péptido actúa aumentando el tamaño del folículo piloso y prolongando la fase anágena del ciclo capilar, favoreciendo así una mayor densidad y vitalidad del cabello (17).

Otra molécula de relevancia en este campo es la timosina β4, un péptido con funciones regenerativas ampliamente estudiadas. Conocida por su participación en la reparación tisular y por sus propiedades antiinflamatorias, la timosina β4 ha demostrado promover el crecimiento del cabello a través de la estimulación de la migración y proliferación de las células del folículo piloso, además de modular la respuesta inmunitaria en el cuero cabelludo. Esta doble acción la posiciona como una opción atractiva, especialmente en formas de alopecia con componente inflamatorio o autoinmune (16).

Paralelamente, se están desarrollando péptidos sintéticos con fines específicos dirigidos a las vías moleculares implicadas directamente en la alopecia androgenética. Entre estos, destacan los degradantes del receptor de andrógenos basados en la tecnología PROTAC (proteolysis-targeting chimeras), como los compuestos AH-001 y C6. Estos péptidos han demostrado, en estudios preclínicos, una capacidad significativa para inducir la degradación de los receptores de andrógenos en las células foliculares, lo que disminuye los efectos de la DHT, hormona clave en la progresión de la enfermedad. Esta estrategia ofrece una alternativa terapéutica innovadora, con un mecanismo de acción más directo y potencialmente menos efectos adversos en comparación con los tratamientos hormonales convencionales (19; 20).

Evidencia clínica y resultados de estudios:

Uno de los avances más destacados en esta línea es el uso del ALRV5XR, una formulación compuesta por extractos naturales con propiedades regenerativas. En un ensayo clínico doble ciego controlado con placebo, realizado durante 24 semanas, se evidenció un aumento significativo en la densidad de cabello terminal tanto en mujeres como en hombres. En el grupo femenino, se observó un incremento de 30,1 cabellos terminales por centímetro cuadrado (THS/cm²), mientras que en el grupo masculino el aumento fue de 21,0 THS/cm². Además, el tratamiento favoreció un mayor grosor y una velocidad de crecimiento acelerada del cabello sin que se registraran efectos adversos relevantes, lo que subraya su potencial como una intervención segura y eficaz (21).

Otros compuestos bioactivos, como el cianidin-3-O-glucósido y la vitisina A, han mostrado resultados prometedores en estudios in vitro e in vivo. Estos agentes demostraron propiedades antiandrogénicas, inhibieron la apoptosis en las células de la papila dérmica y mejoraron la miniaturización folicular en modelos murinos, lo que sugiere su aplicabilidad como agentes terapéuticos alternativos para la alopecia androgenética (22). Asimismo, el pentapéptido GLYYF (conocido como P5) ha sido objeto de investigaciones por su capacidad para activar el receptor de adiponectina tipo 1 (AdipoR1). Su acción estimula la expresión de factores de crecimiento en las células de la papila dérmica y ha demostrado acelerar el crecimiento capilar tanto en modelos ex vivo como in vivo, lo que refuerza su utilidad como tratamiento tópico en desarrollo (23).

Al comparar estos tratamientos emergentes con las terapias estándar, se ha documentado que el ALRV5XR supera al minoxidil y a la finasterida en términos de regeneración de cabello terminal. En hombres, este producto mostró una tasa de recrecimiento lineal sostenida, mientras que en mujeres se observó una respuesta acelerada, sin señales de resistencia al tratamiento a lo largo del tiempo (21). Además, las terapias combinadas han revelado un efecto sinérgico. Por ejemplo, la combinación de péptidos bioactivos con minoxidil o con medios acondicionadores derivados de células madre del tejido adiposo ha generado mejoras significativas en la densidad y grosor del cabello en ensayos clínicos controlados (24).

En términos cuantitativos, estos tratamientos han mostrado mejoras consistentes. El ALRV5XR logró aumentar la densidad de cabello terminal en 30,09 TH/cm² en mujeres y 21,03 TH/cm² en hombres tras 24 semanas de aplicación. Además, la velocidad de crecimiento del cabello se incrementó en 30,7 micrómetros cada 24 horas en mujeres, lo que representa una aceleración significativa respecto a los valores basales (21; 25).

En cuanto a la seguridad, los péptidos bioactivos han mostrado perfiles favorables en todos los estudios revisados. Ni el ALRV5XR ni el pentapéptido P5 estuvieron asociados a efectos secundarios relevantes en los ensayos clínicos publicados (21; 22). A diferencia de otros tratamientos como el plasma rico en plaquetas (PRP), en el que se han reportado efectos adversos leves y transitorios como dolor o picor en el sitio de aplicación, los tratamientos con péptidos han sido bien tolerados por los pacientes (26).

Conclusiones:

La alopecia androgenética es una condición compleja influida por factores hormonales, genéticos y del microambiente folicular, donde la dihidrotestosterona y la disfunción del ciclo capilar desempeñan un papel central en la progresiva miniaturización de los folículos y la pérdida de cabello.

Los péptidos bioactivos ofrecen una alternativa terapéutica innovadora y multifuncional, con capacidad para estimular la proliferación celular, promover la angiogénesis, inhibir la apoptosis y modular la expresión génica, lo que favorece la regeneración folicular y la restauración del crecimiento capilar.

La evidencia clínica respalda el uso de péptidos bioactivos como tratamientos eficaces y seguros para la alopecia androgenética, ya sea en monoterapia o en combinación con agentes tradicionales, posicionándolos como opciones prometedoras para el desarrollo de terapias personalizadas de próxima generación.

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Declaración de buenas prácticas: Los autores de este manuscrito declaran que:
Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses
La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El manuscrito es original y no contiene plagio.
El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.
Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.
Han preservado las identidades de los pacientes.