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Revisión integral de la enfermedad del virus del sarampión: situación actual en España / Aragón tras la aparición de los últimos casos recientes

Revisión integral de la enfermedad del virus del sarampión: situación actual en España / Aragón tras la aparición de los últimos casos recientes

Autora principal: Isabel María Funes Julián

Vol. XIX; nº 7; 205

Integral review of measles disease: current situation in Spain / Aragon after the appearance of the latest recent cases

Fecha de recepción: 10/03/2024

Fecha de aceptación: 10/04/2024

Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XIX. Número 7 Primera quincena de Abril de 2024 – Página inicial: Vol. XIX; nº 7; 205

Autores:

  1. Isabel María Funes Julián. Residente Centro de Salud Almozara. Zaragoza.
  2. Marta Castejón Residente 2. Centro de Salud Torre Ramona. Zaragoza.
  3. José Peinado Pérez. Residente Centro de Salud Las Fuentes Norte. Zaragoza
  4. Teresa Mahave Carcelen Residente Centro de Salud Las Fuentes Norte. Zaragoza
  5. Blanca Ascaso Residente 2. Centro de Salud Torrero-La Paz. Zaragoza
  6. Celia López Residente 4. Centro de Salud Las Fuentes. Zaragoza
  7. María Mercedes Martínez Residente 4. Año Centro de Salud Híjar. Teruel.

RESUMEN:

El sarampión es una enfermedad infecciosa altamente contagiosa y grave siendo un problema de salud pública a nivel mundial. La Organización Mundial de la Salud (OMS) trabaja junta para erradicar el sarampión y mantener una alta inmunidad de grupo para evitar brotes. En España se considera en fase de eliminación desde el año 2016 pero se han documentado brotes recientes, incluyendo casos con transmisión autóctona, lo que solo hace remarcar la necesidad de mantener altas tasas de vacunación y de estar alertas ante nuevos casos. Los síntomas son de inicio banales, pero es característica la aparición de un exantema que junto a la clínica anterior deberá hacernos sospechar los casos. El sarampión puede evolucionar a complicaciones que se consideran importantes. El diagnóstico se basa en síntomas clínicos y pruebas de laboratorio. No existe un tratamiento específico, la mayoría de casos se tratan con tratamiento sintomático conservador y de las complicaciones si aparecen, aunque existen algunos fármacos en proceso de investigación que pueden ayudar a mejorar los síntomas y sus consecuencias. La vacunación sistemática desde su aparición, ha demostrado ser segura y efectiva en la reducción de la incidencia de la enfermedad. No obstante, los recientes descensos en las tasas de vacunación y los brotes de sarampión resaltan la necesidad de continuar con los esfuerzos de vacunación y vigilancia epidemiológica a nivel mundial para erradicar la enfermedad en todo el territorio mundial.

PALABRAS CLAVE: sarampión, vacunación, incidencia

ABASTRACT:

Measles is a highly contagious and serious infectious disease and is a worldwide public health problem. The World Health Organization (WHO) works together to eradicate measles and maintain high herd immunity to prevent outbreaks. In Spain it has been considered in the elimination phase since 2016 but recent outbreaks have been documented, including cases with autochthonous transmission, which only emphasizes the need to maintain high vaccination rates and to be alert for new cases. Symptoms are of banal onset, but the appearance of an exanthema is characteristic, which together with the previous clinical manifestations should make us suspect cases. Measles may progress to complications that are considered important. The diagnosis is based on clinical symptoms and laboratory tests on which we can rely. There is no specific treatment, most cases are treated with conservative symptomatic treatment and complications if they appear, although there are some drugs under investigation that can help to improve the symptoms and their consequences. Systematic vaccination, since its inception, has proven to be safe and effective in reducing the incidence of the disease. However, recent declines in vaccination rates and measles outbreaks highlight the need for continued vaccination and epidemiological surveillance efforts worldwide to eradicate the disease in all countries.

KEYWORDS: measles, immunization, incidence

DECLARACIÓN DE BUENAS INTENCIONES:

Los autores de este manuscrito declaran que:

Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses.

La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El manuscrito es original y no contiene plagio.

El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.

Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados. Han preservado las identidades de los pacientes.

INTRODUCCIÓN:

El sarampión constituye un importante problema de Salud Pública. Es una de las enfermedades infecciosas más transmisibles y contagiosas del mundo que continúa ocasionando una elevada mortalidad en el mundo a pesar de ser inmunoprevenible.

Es de declaración obligatoria y urgente, pues requiere una actuación inmediata de salud pública sobre el paciente y sus contactos.

La Organización Mundial de la Salud coordina a nivel mundial la eliminación del sarampión. Para el sarampión es necesario que el 95% de los individuos sean inmunes para que ante un caso contagioso no se genere un brote; o lo que es lo mismo, que el nivel de susceptibilidad esté por debajo del 5 y que se mantenga en cualquier grupo de población o nivel geográfico. La Comisión Regional de Verificación declaró que España estaba en situación de eliminación del sarampión desde 2016, estado previo a la erradicación. En la práctica, «eliminación» se refiere a la interrupción de la transmisión en un país o grupo de países y «erradicación» a la interrupción mundial de la transmisión del virus. Concretamente en Aragón, la cobertura de vacunación es muy alta (en 2022: 98,3% una dosis y 96,2% dos dosis).

La Región Europea de la OMS, con sus 53 estados y un objetivo de eliminación varias veces pospuesto, presenta una situación heterogénea. En 2017 hasta 37 países, entre ellos España, habían interrumpido la transmisión sostenida del sarampión y solo notificaron casos importados o pequeños brotes secundarios a importaciones. Diez países — 5 de la Unión Europea (UE): Bélgica, Francia, Alemania, Italia y Rumania — mantenían la endemia y en 2 de ellos se había reestablecido la transmisión años después de haber alcanzado la eliminación, revelando fragilidad de la inmunidad de grupo.

Recientemente en España, en la semana 8 de los que llevamos de año, se han notificado ya 22 casos sospechosos de sarampión, 13 de ellos confirmados (uno de ellos en Zaragoza), 6 descartados y 3 en investigación. Más concretamente en Aragón en los últimos años se han producido 5 brotes: en 2011-2013 tres brotes poblacionales coincidiendo con una onda epidémica en España; en 2018 se notificó un brote poblacional y en 2019 otro con transmisión en entorno sanitario, ambos de pequeño tamaño y en la provincia de Huesca (Ver Gráfico nº1: Incidencia anual de sarampión. Aragón, 2004-2023. (al final del artículo)). Y recientemente en el mes de febrero, en la provincia de Zaragoza, se ha detectado un caso que como se explicara posteriormente se ha demostrado transmisión autóctona. Ha sido este caso el que nos ha impulsado a la realización de este artículo de revisión en el que se revisara lo que puede sernos útil saber para nuestra práctica diaria.

CARACTERÍSTICAS, PATOGENIA Y EPIDEMIOLOGIA:

El virus del sarampión es un virus esférico de cadena sencilla de RNA que pertenece al género Morbillivirus de la familia de los Paramyxoviridae. Se reconoce la existencia de 23 genotipos diferentes del virus del sarampión y para los que están establecidas las secuencias de referencia. Su reservorio es exclusivamente humano.

En los países industrializados, la tasa de letalidad del sarampión se sitúa entre 0,1 y 1 por 1.000 casos notificados. En las zonas templadas la enfermedad ocurre principalmente al final del invierno y comienzo de la primavera.

Se transmite por diseminación de gotitas expulsadas por las vías respiratorias (nariz, boca…), suspendidas en el aire o por contacto directo con las secreciones nasales o faríngeas de personas infectadas. Con menor frecuencia puede hacerlo por medio de artículos recién contaminados con secreciones nasales o faríngeas. Es altamente transmisible, con más de un 90% de tasa de ataque secundario en población susceptible. Las personas infectadas expulsan virus al toser o estornudar o mediante contacto con secreciones nasales o faríngeas y son contagiosas desde 4 días antes hasta 4 días después del exantema. Por ello es fundamental el aislamiento del caso ante sospecha de enfermedad. Una persona con sarampión puede infectar a nueve de cada diez contactos directos no vacunados.

Puede afectar a cualquier persona, pero es más común entre los niños. Todas las personas que no han pasado la enfermedad o que no están adecuadamente inmunizadas son susceptibles. Los lactantes están protegidos, en general, hasta los 6-9 meses de edad por los anticuerpos maternos.

Su periodo de incubación es de alrededor de 10 días desde la exposición hasta el inicio de los primeros síntomas y alrededor de 14 días hasta el inicio del exantema (con una amplitud de 7 a 18 días y raramente hasta 21 días)

Su periodo de transmisibilidad comienza desde cuatro días antes de la aparición del exantema (dos antes del inicio de la fiebre) hasta cuatro días después. No se ha demostrado que el virus contenido en la vacuna sea transmisible.

Se cree que la inmunidad tras la infección natural dura toda la vida; la inmunidad conferida por la vacuna persiste durante décadas.

MANIFESTACIONES CLÍNICAS:

Los síntomas iniciales, suelen aparecer entre 10 y 14 días después de la infección. La enfermedad comienza con fiebre, rinorrea, enrojecimiento de los ojos, coriza, tos y pequeñas manchas eritematosas con el centro blanquecino en la mucosa oral, llamadas manchas de Koplik. Estos síntomas suelen durar entre 4 y 7 días. Posteriormente, entre el tercer y el séptimo día tras el inicio de síntomas (en algunas guías incluso hasta el decimoctavo día) aparece un exantema característico que empieza en la cara y se extiende gradualmente por todo el cuerpo. Se propaga durante unos 3 días, hasta llegar a las manos y los pies. Por lo general, dura entre 5 y 6 días hasta que se desvanece.

La mayoría de las muertes por sarampión se deben a complicaciones relacionadas con la enfermedad. Los grupos de riesgo son personas inmunocomprometidas, embarazadas, personas con déficit de vitamina A o déficit nutricionales y personas en edades extremas de la vida.

Las complicaciones más importantes son, entre otras, ceguera, encefalitis (una infección que causa edema cerebral), diarrea intensa con la consiguiente deshidratación, infecciones de oído e infecciones respiratorias graves como neumonía, pudiendo causar hasta la muerte.

Una de las complicaciones más temida es la panencefalitis esclerosante subaguda (PEES), una enfermedad del sistema nervioso central muy poco frecuente, pero mortal, causada por la infección por el virus del sarampión contraída en años anteriores a su aparición. Generalmente, la PEES se presenta 7 a 10 años después de que la persona haya tenido sarampión, aun cuando parezca haberse recuperado completamente de la enfermedad. El riesgo de tener PEES puede ser más alto para una persona que haya contraído sarampión antes de cumplir los dos años de edad.

Las complicaciones son más frecuentes en los niños menores de cinco años y en los adultos mayores de 30 años. Son más probables en niños con malnutrición, especialmente aquellos que sufren deficiencia de vitamina A o cuyo sistema inmunitario está debilitado por el VIH u otras enfermedades. El sarampión también debilita el sistema inmunitario y puede hacer que el cuerpo «olvide» la manera de protegerse frente a las infecciones, lo que pone a los niños en una situación de extrema vulnerabilidad.

Contraer el sarampión durante el embarazo puede ser peligroso para la madre y provocar que el bebé nazca prematuramente y con bajo peso al nacer.

DIAGNOSTICO:

Debe considerarse el diagnóstico de sarampión en un paciente que presente un síndrome febril junto con aparición de exantema y síntomas clínicamente compatibles (p. ej., tos, coriza y conjuntivitis), especialmente en el contexto de una persona que ha estado expuesto recientemente a un individuo con una enfermedad febril eruptiva o con historia reciente de un viaje a una zona de alta prevalencia de sarampión, sobre todo en ausencia de inmunidad al sarampión. Los pacientes evaluados por sarampión deben ser aislados.

Una vez tenemos sospecha clínica de que estamos ante un caso de sarampión, el diagnóstico de la infección por el virus del sarampión suele basarse en al menos uno de los siguientes factores: prueba serológica positiva de anticuerpos IgM contra el sarampión en suero, aumento significativo de los anticuerpos IgG contra el sarampión entre los títulos agudo y convaleciente, aislamiento del virus del sarampión en cultivo o detección del ARN del virus del sarampión mediante reacción en cadena de la polimerasa con transcripción inversa (RT-PCR). A continuación, se explican de forma más detenida, estas pruebas:

Muestras clínicas para la investigación de casos sospechosos de sarampión ◻ Siempre se deben recoger tres muestras clínicas: suero, exudado faríngeo o nasofaríngeo y orina. Es de extrema importancia acompañar el suero de muestras aptas para RT-PCR a fin de conseguir la máxima sensibilidad, diagnosticar casos en pacientes con antecedente de vacunación y caracterizar molecularmente los virus causantes. Las pruebas de laboratorio tienen un rendimiento diferente según el momento en el que se hayan recogido las muestras clínicas. Para poder interpretar adecuadamente los resultados de las pruebas de laboratorio es fundamental tener en cuenta los días transcurridos entre el inicio de exantema y la toma de la muestra clínica.

Diagnóstico por detección directa (aislamiento del virus y RT-PCR) ◻ Existe mayor probabilidad de que se detecten los virus cuando las muestras clínicas se han recogido en los primeros días tras el inicio de exantema siendo el momento óptimo para la recolección de muestras para aislamiento del virus durante los primeros 4 días tras la aparición del exantema. El virus puede detectarse en exudado nasofaríngeo, orina y sangre completa. El genoma vírico se puede detectar mediante técnicas de amplificación (RT-PCR). La RT-PCR es una técnica más sensible, específica, rápida y sencilla que el aislamiento del virus en cultivo. De esta manera, el momento óptimo para detectar el virus en exudado faríngeo y en orina alcanza hasta 5 días después del inicio del exantema, aunque podría ser detectado con posterioridad, especialmente en orina. Un resultado positivo a virus del sarampión por estas técnicas siempre confirma el caso, salvo que haya antecedentes recientes de vacunación. Sin embargo, un resultado negativo a cultivo o RT-PCR, por sí solo, no permite descartar el caso, lo cual puede hacerse solamente tras un resultado serológico negativo en una muestra tomada en el momento adecuado (a partir del cuarto día después del comienzo de síntomas). o tras la confirmación mediante PCR de la infección por otro agente causal.

Diagnóstico serológico ◻ Se recogerá una muestra de suero en el primer contacto con el paciente dentro de los primeros 28 días tras el inicio del La detección de anticuerpos específicos de clase IgM indica infección reciente. Es frecuente que aún no haya respuesta serológica detectable en las muestras obtenidas en las primeras 72 horas (<4días), por lo que si la IgM es negativa debe recogerse una 2ª muestra de suero para evidenciar seroconversión. En los casos de reinfección, como los vacunados con dos dosis, la IgM puede ser negativa en muestras de suero tomadas a partir del 4º día tras el inicio del exantema. En estos casos es especialmente relevante realizar el diagnóstico por detección directa, puesto que los resultados del diagnóstico serológico pueden no ser concluyentes. La detección de anticuerpos totales o de clase IgG indica infección pasada en un momento indeterminado. La IgG alcanza el valor máximo entre la 2ª y la 3ª semana tras el inicio del exantema. La respuesta inmune va madurando con el tiempo, aumentando progresivamente el grado de avidez de los anticuerpos de clase IgG por los antígenos víricos frente a los que van dirigidos. La prueba de avidez permite distinguir si los anticuerpos IgG provienen de una infección reciente primaria (baja avidez) o de una infección pasada (alta avidez). Además, el ensayo de avidez de IgG permite caracterizar el fallo vacunal (primario o secundario) en los casos de sarampión vacunados con dos dosis.

Caracterización molecular de los virus. Genotipado y análisis de variantes. ◻ Se utilizan técnicas establecidas por la OMS de RT-PCR, secuenciación y análisis filogenético de regiones del genoma de estos virus. Es indispensable diagnosticar con certeza los casos vacunales, trazar los patrones de circulación de las cepas, establecer una hipótesis sobre el origen importado o endémico de un caso y describir la ausencia de circulación endémica y documentar la eliminación en un área geográfica determinada. Sin embargo, en la actual fase de eliminación el dato de genotipo por sí solo puede resultar insuficiente para describir con precisión los patrones de circulación de los virus y el origen de los Por ello hay que extraer información más precisa y específica de las secuencias para llegar a definir el haplotipo y la variante.

TRATAMIENTO:

No existe un tratamiento específico para el sarampión a modo de terapia antiviral especifica. El tratamiento es de soporte, ayuda a aliviar los síntomas y a hacer frente a las complicaciones. Los cuidados deben centrarse en hacer que la persona se sienta cómoda entre otras cosas.

Se trata de tratamiento sintomático e incluye antipiréticos, mantener una correcta hidratación, sueros para combatir la deshidratación y compensar las pérdidas de líquido debidas a la diarrea o a los vómitos. También es importante seguir una dieta sana.

Los médicos pueden prescribir antibióticos para tratar complicaciones como la neumonía y las infecciones de los oídos y los ojos.

Todos los niños o adultos con sarampión deben recibir dos dosis de suplementos de vitamina A, con un intervalo de 24 horas entre ambas, administrando la primera al momento del diagnóstico. Esto permite restaurar los niveles bajos de vitamina A incluso en el caso de niños bien alimentados, y puede ayudar a prevenir las lesiones oculares y la ceguera. Los suplementos de vitamina A también pueden reducir el número de muertes por sarampión.

En proceso de estudio está el uso de la rivabirina, ya que se ha visto que el virus del sarampión es susceptible a la ribavirina in vitro, pero los datos sobre el uso clínico de la ribavirina son extremadamente limitados. En principio, dado el riesgo de mortalidad asociada al sarampión entre individuos de ciertos grupos de riesgo, se está de acuerdo con algunos expertos que la ribavirina podría utilizarse para el tratamiento de la neumonía por sarampión en pacientes <12 meses, pacientes ≥12 meses con neumonía que requiera soporte ventilatorio y pacientes inmunodeprimidos. La dosificación de ribavirina sería de 15 a 20 mg/kg al día por vía oral en dos dosis divididas. No se conoce la duración óptima de la terapia; una duración de cinco a siete días puede ser razonable, guiada por el estado clínico del paciente (síntomas respiratorios y hallazgos en la radiografía de tórax).

PREVENCIÓN:

Entre las principales estrategias de salud pública destinadas a reducir las muertes por sarampión a nivel mundial figuran la vacunación sistemática de los niños contra dicha enfermedad, junto con campañas de inmunización masiva en los países en que la cobertura sistemática es escasa.

La vacunación frente a sarampión (con la cepa Beckenham 31) se introdujo por primera vez en España en el año 1968, aunque se abandonó al poco tiempo debido a la alta reactogenicidad.

Una nueva vacuna monovalente (con la cepa Schwarz) se incluyó en el calendario de vacunación en 1977, comenzando a administrarse en el año 1978. No fue hasta el año 1981 cuando se sustituto dicha vacuna por la que ahora conocemos por Triple vírica.

Antes de que se introdujera la vacuna contra el sarampión y se optara por la vacunación generalizada, las principales epidemias se producían aproximadamente cada dos o tres años y causaban unos 2,6 millones de muertes cada año. La vacuna que se utiliza desde la década de los sesenta es segura, eficaz y de bajo costo.

Para hacernos una idea de la importancia que tiene, están los datos, la vacunación contra el sarampión y la intensificación de las actividades de inmunización por parte de los países, la OMS, la Alianza contra el Sarampión y la Rubéola (denominada antiguamente Iniciativa de Lucha contra el Sarampión y la Rubéola) y otros asociados internacionales, evitó 56 millones de muertes entre 2000 y 2021 en todo el mundo, se redujeron las defunciones por sarampión de 761 000 en el año 2000* a 128 000 en 2021.

A pesar de estos datos, aun en 2021 hubo 128 000 fallecimientos por sarampión en todo el mundo, en su mayoría, niños menores de cinco años no vacunados o que no habían recibido la pauta completa. Y algo que quizás explica el repunte de casos que estamos teniendo en estos últimos años es por ejemplo que, en 2022, alrededor del 83% de los niños de todo el mundo recibieron una dosis de la vacuna contra el sarampión antes de cumplir un año a través de los servicios de salud ordinarios; siendo este el porcentaje más bajo desde 2008. Sí que es cierto que tampoco ayudo la pandemia de COVID-19, que provocó contratiempos en las actividades de vigilancia e inmunización. Como consecuencia de la suspensión de los servicios de inmunización, del descenso en las tasas de inmunización y de la reducción de las actividades de vigilancia en todo el mundo, millones de niños quedaron en situación de vulnerabilidad frente a enfermedades prevenibles como el sarampión.

En España están disponibles la vacuna triple vírica (TV), que contiene virus vivos atenuados de sarampión, rubeola y parotiditis, y la tetravírica, que contiene además virus atenuados de varicela. Según las recomendaciones de vacunación vigentes se recomienda la utilización de las vacunas tetravíricas únicamente en la segunda dosis. Desde el año 2012, se recomienda que las vacunas frente a sarampión y rubeola se administren con una pauta de dos dosis, a los 12 meses y los 3-4 años de edad. Además, actualmente se recomienda la vacunación con dos dosis de TV con un intervalo entre dosis de al menos 4 semanas, a las personas nacidas en España a partir de 1970 y sin historia de vacunación con TV. Si hubieran recibido con anterioridad una dosis, se administrará una segunda, siempre respetando el intervalo citado anteriormente. No obstante, el calendario común de vacunación a lo largo de toda la vida, disponible desde 2019, incluye la recomendación de captar y vacunar a las personas susceptibles aprovechando cualquier contacto con los servicios sanitarios.

En España desde el año 2005, las coberturas de vacunación con la segunda se sitúan desde entonces en un intervalo entre el 90-95% (Ver Gráfico nº2: Evolución de coberturas de vacunación frente a sarampión, rubeola y parotiditis (TV). España, periodo 2000-2019 y Gráfico nº3: Porcentaje de seroprevalencia de anticuerpos frente a sarampión en la población en España. Estudios 1996 y 2017-2018 (al final del articulo)). Más concretamente en Aragón como ya hemos nombrado antes las coberturas actuales son altas (en 2022: 98,3% una dosis y 96,2% dos dosis).

Es fundamental en estos momentos extremar la sospecha diagnóstica ante pacientes con síntomas compatibles, establecer precauciones aéreas inmediatas y toma de muestras según protocolo. La sospecha debe notificarse de manera urgente a Salud Pública por los cauces habituales (a través de InfoEDO o telefónicamente a Salud Publica; L-V 8-15 horas; Medicina Preventiva en hospitales / Vigilancia epidemiológica en Primaria; Resto de horario: Salud Pública a través del 112).

La vacunación sistemática contra el sarampión, combinada con campañas de vacunación masiva en países con altas tasas de incidencia, son actuaciones clave para reducir las muertes causadas por el sarampión en todo el mundo.

SITUACIÓN EN ESPAÑA:

Desde la implantación del Plan Nacional de Eliminación del Sarampión (2000)11 el sarampión es una enfermedad que está sometida a vigilancia basada en el caso, con investigación epidemiológica exhaustiva y confirmación en el laboratorio.

En los primeros años tras la incorporación de la vacuna TV en el calendario de vacunación infantil, el sarampión seguía siendo una enfermedad frecuente (592 casos de sarampión/100.000 habitantes en 1983). A medida que se consolidó el programa de vacunación, la incidencia de la enfermedad cayó rápidamente alcanzando valores inferiores a 1 caso por 100.000 habitantes en el año 1999. Desde entonces, y excepto en el periodo 2011- 2012 en que se registraron importantes brotes, la incidencia anual de sarampión es inferior a 1 caso por 100.000 (Ver Gráfico nº4: Evolución de la incidencia de sarampión y rubeola tras la introducción de la vacuna triple vírica en calendario de vacunación infantil. Incidencia y coberturas de vacunación. España, 1982-2019 (al final del artículo)).

La edad de los casos de sarampión indica los grupos de edad donde se acumulan los individuos susceptibles. En los brotes de 2011-2012 el sarampión afectó a la población infantil, adolescente y adulta, mientras que, en los años de baja incidencia, como el periodo 2013-2018, el sarampión se ha diagnosticado sobre todo en la población adulta joven no vacunada. Las personas nacidas en los años justamente anteriores a la introducción de la vacuna TV en

calendario y las nacidas en los primeros años tras su introducción son las más afectadas por el sarampión. En estas cohortes nacidas entre 1970-1990, denominadas cohortes históricamente susceptibles, muchas personas no se vacunaron ni padecieron el sarampión de manera natural.

Como se espera en fase de eliminación (fase previa a la erradicación), los casos de sarampión que se notifican suelen tener un origen importado y, por lo general, están asociados a viajes internacionales. La mitad de los virus del sarampión que se identifican proceden de países de Europa occidental y central y la otra mitad de otras zonas del mundo, sobre todo del Sudeste Asiático y de Marruecos.

Ha sido en este último mes de febrero cuando, como se ha explicado anteriormente, se ha detectado un caso en Zaragoza de un varón de 46 años, en el que se ha descartado el origen importado y se ha tratado como caso autóctono, debido a que el caso «no había viajado durante el periodo de incubación y estuvo en aislamiento durante todo el periodo de transmisión de la enfermedad». Esto significa que existe transmisión de virus de sarampión circulando por el territorio. Esto ha hecho que se extremen las precauciones en nuestro territorio.

CONCLUSIONES:

El objetivo de esta revisión bibliográfica fue sintetizar conocimiento y repasar lo más importante sobre la enfermedad del virus del sarampión. Motivación para ello fue el aumento reciente de casos en estos últimos años, a nivel mundial y concretamente a nivel de nuestro país, España y nuestra comunidad, Aragón, ya que en este pasado mes de febrero hemos recibido información sobre dicha enfermedad en nuestros puestos de trabajo debido a la aparición de un caso de enfermedad del virus del sarampión en un adulto en el que se ha demostrado que es debido a transmisión autóctona ya que no cumplía criterios para ser de origen importado. Hemos abordado desde sus características, patogenia y epidemiología, hasta sus manifestaciones clínicas, tratamiento y prevención de la infección haciendo hincapié en la importancia y ene l cambio que supuso la aparición de la vacuna. Además, hemos realizado un análisis de cuál es la situación en España en estos últimos años hablando de los últimos brotes acontecidos y niveles de protección y alcance de la vacunación conseguida en nuestro país. convencional y el importante avance que significó el descubrimiento de la vacuna. Gracias a ella, se ha podido reducir drásticamente la incidencia de la enfermedad a nivel comunitario. Sin embargo, para combatir esta infección y conseguir que se considere una enfermedad erradicada del territorio mundial debemos seguir con las estrategias marcadas de vacunación sobretodo profundizando en países con poblaciones con bajas coberturas como pueden ser los países más desfavorecidos ya que mientras exista sarampión en el mundo cualquier persona no inmune en cualquier lugar del mundo puede contraer el sarampión y propagarlo. Se debe de continuar manteniendo altas coberturas y estar alerta ante cualquier fallo en la inmunidad de la población. El proceso de erradicación es un proceso continuo y requiere estrategias que se implementen a largo plazo para lograrlo.

Ver anexo

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