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Papel que le corresponde a los servicios médicos en Cuba para reducir las consecuencias por desastres de cualquier tipo

lo que las medidas de prevención contra los desastres deben considerarse parte fundamental de los procesos de desarrollo sustentable a nivel regional y local, con el fin de reducir el nivel de riesgo existente.

En vista a lo anterior, los desastres son considerados un problema de salud pública cuando:

  • Pueden causar un número inesperado de muertes, lesiones o enfermedades en la comunidad afectada que exceden las capacidades terapéuticas de los servicios locales de salud y requerir ayuda externa.
  • Pueden destruir la infraestructura local de salud, como los policlínicos y hospitales, lo que no les permitirá responder ante la emergencia.
  •  Algunos pueden tener efectos adversos sobre el medio ambiente y la población, al aumentar el riesgo potencial de enfermedades transmisibles y peligros ambientales que incrementarán la morbilidad, las muertes prematuras y la disminución de la calidad de vida.
  • Pueden afectar el comportamiento psicológico y social de las comunidades afectadas, y se puede presentar ansiedad, neurosis y depresión luego de emergencias de inicio súbito o lento.
  • Algunos desastres pueden causar escasez de alimentos con severas consecuencias nutricionales, como el déficit especifico de micronutrientes.
  • ·                      Pueden causar grandes movimientos de población, espontáneos u organizados, a menudo hacia áreas donde los servicios de salud no están en condiciones de atender la nueva situación creada, con el consecuente incremento de la morbilidad y mortalidad, tanto en las comunidades desplazadas como las anfitrionas. (4)

Capacidad organizativa y sistema de alerta temprana.

La Defensa Civil en Cuba, a diferencia de la mayoría de las instituciones homologas en el mundo, tiene un carácter se sistema y su integración orgánica a la estructura y actividades del Gobierno hacen de esta, más que una institución, un concepto de organización, afirmó el experto José Llanes Guerra.

Después de la temporada ciclónica de 2004, la máxima dirección del gobierno cubano aprobó la directiva número uno, firmada por el entonces vicepresidente del Consejo de Defensa Nacional, Raúl Castro Ruz, la cual está dirigida a la planificación, organización y preparación del país para situaciones de desastre. Entró en vigor el 20 de junio de 2005 y ha permitido perfeccionar los mecanismos establecidos, para incluir el peligro y la mitigación del riesgo de desastres en el proceso de desarrollo integral del país y en los proyectos de inversión. También asegura, financiera y materialmente, las medidas para minimizar las catástrofes, con énfasis en el nivel local. Mediante esa directiva se determina con objetividad el rol de cada órgano, organismo, entidades e instituciones sociales en el proceso de reducción de riesgo de desastres. (5)

Desde su creación, el estado mayor nacional de la Defensa Civil ha sido el principal órgano de dirección, encargado de velar por el cumplimiento de las medidas, normas y convenios internacionales relativos a la protección civil de los que Cuba sea parte, y de coordinar los programas de cooperación y ayuda internacional en caso de desastres.

La Defensa Civil tiene, asimismo, como atribuciones y funciones, organizar, coordinar y controlar el trabajo de los órganos y organismos estatales, las entidades económicas e instituciones sociales para proteger a la población y la economía, en condiciones normales y situaciones excepcionales. (6)

El experto Marc Ingelbrech, de OXFAM Solidaridad, señaló que Cuba ha demostrado que es posible gestionar la disminución de peligros ante las hecatombes climáticas. Dijo que 72 horas antes de que una tormenta llegue a tierra, los medios nacionales de comunicación emiten alertas y los comités de protección civil revisan los planes de evacuación. (7)

Cuarenta y ocho horas antes de la tempestad prevista, las autoridades se concentran en las advertencias emitidas en la zona de alto riesgo, explicó Ingelbrech. Doce horas antes de la llegada de la tormenta, se protegen los hogares, se remueve cualquier escombro disperso en los barrios y se evacua a la gente. Este sistema de alerta temprana ha mostrado ser eficiente, aseveró el representante de OXFAM Solidaridad. (8)

Cuba enfrenta casi anualmente, de manera exitosa, eventos hidrometeorológicos de envergadura, con un número cada vez más reducido de muertos, afirmó Marc Ingelbrech. Durante el paso reciente del huracán Gustav, catalogado a su paso como el más destructor de los últimos 50 años, no hubo que lamentar pérdidas de vidas humanas, aunque los destrozos materiales fueron de gran magnitud. (9)

Un estudio desarrollado por investigadores del Centro Nacional del Clima, del Instituto de Meteorología de Cuba, reveló que, desde 1799 hasta el cierre de agosto 2008, el mayor archipiélago caribeño fue azotado por un total de 112 huracanes. (10)

La educación de la población en Cuba para enfrentar peligros naturales constituye, para Salvano Briceño, director de la Secretaría Internacional de la Organización de Naciones Unidas para Reducción de Desastres, la principal razón de éxito del modelo de este país en la organización y respuesta a riesgos climáticos de gran envergadura.

“La gente que asiste a escuelas, universidades y centros de trabajo es informada continuamente y adiestrada para hacer frente a los desastres naturales”, agregó. Desde la temprana edad, todos los cubanos reciben instrucciones acerca de lo que debe hacerse cuando un huracán se acerca a la isla, apuntó. (11)

En pocos países como en Cuba existe una coincidencia de intereses en torno a la reducción de riesgos de desastres, entre el Estado y el pueblo, lo cual no solo contribuye a las relaciones de confianza entre las autoridades y la población, sino que fomenta la cohesión y solidaridad social. Mejora los niveles de coordinación entre las distintas instituciones y entidades, permite una mejor atención a las distintas categorías de población vulnerable y el perfeccionamiento, sobre la base de los conocimientos y lecciones aprendidas, de las acciones para la reducción de riesgo de desastres, señaló Briceño. (12)

La experiencia del Sistema de Defensa Civil de Cuba fue seleccionada en el Concurso de Buenas Prácticas del Programa de Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (Hábitat), patrocinado por la ciudad de Dubai, Emiratos Árabes Unidos, en 1996. Esta selección consideró la eficacia del método, por la sostenibilidad de la base legal creada en el país, en lo que se refiere a la disminución de riesgos ante desastres.

Junto con las legislaciones, el más importante factor