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La sexualidad en la vejez

La sexualidad en la vejez

La sociedad, no está segura de la sexualidad de los ancianos y prefiere verlos como personas asexuadas. Sin embargo, las investigaciones demuestran que la mayoría, siempre que tengan pareja, siguen siendo sexualmente activos. Nuestro principal objetivo es aprender conocimientos sobre la sexualidad en la edad adulta, reconocer las diferencias que adquiere este momento de la vida para nosotros e Identificar las actitudes sexuales de la población mayor.

AUTORES:

  1. Ana Hermosín Alcalde DUE. Centro de diálisis Diaverum (Cartaya)
  2. Elena Pereira Jiménez DUE. Interclinik
  3. Alejandro Núñez Márquez DUE. Hospital San Juan de Dios. Sevilla

RESUMEN:

Como personal sanitario, hemos considerado abordar el tema desde la perspectiva del mayor, es decir, cómo entiende el mayor los cambios que en él se producen y como se desenvuelve en el tema sexual tras llevarse a cabo en él éstos cambios (nos referimos a los cambios funcionales y a los cambios fisiológicos que influyen en la respuesta sexual).

Una vez que hayamos entendido ésta visión (la del mayor), seremos capaces de empatizar con él y ofrecerle nuestro apoyo y ayuda en todo aquello que necesite para mejorar su sexualidad.

PALABRAS CLAVE: SEXUALIDAD, VEJEZ, ANCIANOS, CAMBIOS FISIOLÓGICOS, CAMBIOS FÍSICOS.

INTRODUCCIÓN:

Al ser la esperanza de vida cada vez más favorable en los países industrializados, en pocos años, España estará constituida por una población mayoritariamente envejecida. Consideramos de gran relevancia conocer cuáles son los cambios que se producen en la vejez en hombre y mujeres a nivel sexual, y en que medida pueden afectar éstos a la sexualidad en el mayor; dada la necesidad de éstos de mantener relaciones con otras personas.

Hay que recordar que la O.M.S. en 1974, ofreció una definición de salud sexual: “Salud sexual es la integración de los aspectos afectivos, somáticos e intelectuales del ser sexuado, del modo tal que de ella derive el enriquecimiento y el desarrollo de la persona humana, la comunicación y el amor”.

Las personas mayores se enfrentan a diario a multitud de prejuicios sociales, que los definen con sinónimos de incapacidad e inactividad. Son muchas las limitaciones que se les imponen, que vienen dadas por los hijos y familiares, la sociedad y las instituciones.

El envejecimiento biológico es fomentado por la estructura social con una actitud sobreprotectora con los mayores, limitando así su libertad y el desarrollo de una vida normal

¿QUÉ ES LA SEXUALIDAD?

La sexualidad es el motor de nuestra vida desde el día que nacemos hasta el instante de nuestra muerte.

La sexualidad no se limita a un intercambio físico con otro u otros, sino a un encuentro emocional que permite la integración personal. Comunicar nuestros gustos, necesidades y fantasías, nos acerca al otro y nos hace crecer a nosotros mismos.

Mejorar la sexualidad, mejora también nuestra calidad de vida y nuestra salud. El derecho a informarnos, reflexionar sobre ella y explorar nuestras posibilidades, ha de ser una actividad facilitada por la comunidad durante el proceso de vida, desde la infancia hasta la vida adulta.

La sexualidad nace con nosotros. El niño llega al mundo en una situación de indefensión, y es recibido por un adulto. Lo primero que nos dan cuando venimos al mundo, es el alimento, pero con él, llegan las caricias, las miradas, el cuidado del cuerpo…

A partir del momento que alguien nos espera y nos recibe en este mundo (sería nuestro primer vínculo social), somos seres sexuados, y comienza a desarrollarse nuestra sexualidad.

El reflejo de la succión en el bebé es el primer vehículo que facilita el contacto sexual con otro (con su madre o con quien realice esa función). Con la succión llega el ingreso del alimento, la leche. El primer recorrido por el esófago será una de las primeras fuentes de placer para el recién nacido, que recibirá con miradas, caricias y mimos de un adulto de su misma especie .

La sexualidad se va estructurando desde antes del nacimiento a través del deseo de nuestros padres y del inicio de nuestra formación, y forma en la adultez, parte de la personalidad.

La capacidad de sentir placer, de conectarse con la vida y alegría podemos se relaciona con una sexualidad saludable. Los factores estresantes del entorno en el que vivimos, influyen de manera sobre nuestra vida sexual.

La expresión de la sexualidad, es mucho más que la suma de aspectos los biológicos, familiares, psíquicos y sociales, aspectos que no son más que partes de un todo que somos los humanos, donde el resultado (nosotros) es más que la suma de sus partes.

Según Sigmund Freud, lo sexual no puede reducirse a lo genital, y aunque es en parte endógeno y genético, no constituye un dispositivo ya establecido a lo largo de la historia individual.

En la vejez, aparecen cambios fisiológicos que pueden afectar a la sexualidad:

  • Cambios fisiológicos en la vejez

El envejecimiento, se compone de una serie de cambios físicos, tanto en hombres como en mujeres. Estos cambios, pueden afectar a la capacidad para disfrutar de la sexualidad de las personas mayores, por lo que nos resulta necesario conocer cuáles son.

Los cambios biológicos que se producen durante el envejecimiento, tienen lugar de forma progresiva, siendo en el hombre de aparición más lenta que en la mujer (en las que suele coincidir con la llegada de la menopausia).

  • Cambios fisiológicos en la mujer

Con la llegada del climaterio aparecen los primeros cambios hormonales, cuyas consecuencias, entre otras, son los desarreglos menstruales; siendo la menopausia la transición a una nueva fase. El climaterio incluye, una serie de modificaciones en el funcionamiento hormonal.

Principales cambios funcionales en la mujer:

  • Disminución progresiva del ritmo de ovulación.
  • Pérdida progresiva de la capacidad funcional de los ovarios.
  • Modificaciones en la figura corporal
  • Disminución gradual del tejido graso pubiano.
  • Disminución del tamaño del útero.
  • Disminución del tamaño de las trompas de Falopio.
  • Disminución del tamaño del ovario.
  • Pérdida de elasticidad del tejido vaginal.
  • Modificaciones en los labios mayores.
  • Atrofia progresiva de la mucosa del cuello uterino.

Estos cambios no tienen por qué interferir en la respuesta sexual. Es de gran importancia, que la mujer tome conciencia del proceso y tenga en cuenta que la vivencia de la sexualidad no depende sólo del cambio hormonal, sino que existen otros factores como la personalidad de la mujer, su educación, su entorno afectivo o laboral, sus circunstancias particulares o sus creencias.

Muchas mujeres, tras la menopausia, manifiestan una mayor satisfacción sexual, porque desaparece su miedo al embarazo. La mujer ha de tener en cuenta sus cambios anatómicos y fisiológicos progresivos, y consultar a su ginecóloga/o según las dudas o necesidades individuales.