Síndrome premenstrual: sus diferencias con el trastorno disfórico premenstrual
Autora principal: Marta Fabra García
Vol. XVI; nº 14; 736
Premenstrual syndrome: its differences with premenstrual dysphoric disorder
Fecha de recepción: 30/06/2021
Fecha de aceptación: 30/07/2021
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XVI. Número 14 – Segunda quincena de Julio de 2021 – Página inicial: Vol. XVI; nº 14; 736
Autora: Marta Fabra García1
Coautoras: Vanessa Soriano Paños2, Sara Hernaiz López3, Paula Cerdán Pérez4, Patricia Calvo González5, Pilar Baquerizo Sancho6.
- Graduada en Enfermería en la Universidad Pública de Enfermera de Atención Primaria del Centro de Salud Parque Roma. Zaragoza, España.
- Graduada en Enfermería en la Universidad Pública de Enfermera de Atención Primaria del Centro de Salud Parque Roma. Zaragoza, España.
- Graduada en Enfermería en la Universidad San Jorge de Enfermera del Hospital Nuestra Señora de Gracia. Zaragoza, España.
- Graduada en Enfermería en la Universidad San Jorge de Enfermera de Atención Primaria del Centro de Salud Valdespartera. Zaragoza, España.
- Graduada en Enfermería en la Universidad San Jorge de Enfermera del Hospital Reina Sofía. Tudela, Navarra.
- Graduada en Enfermería en la Universidad Pública de Enfermera de Atención Primaria del Centro de Salud Parque Roma. Zaragoza, España.
Los autores de este manuscrito declaran que: Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses. La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS) https://cioms.ch/publications/product/pautas-eticas-internacionales-para- la-investigacion-relacionada-con-la-salud-con-seres-humanos/
El manuscrito es original y no contiene plagio.
El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.
RESUMEN
Los síntomas premenstruales los experimentan hasta el 90% de las mujeres en edad fértil. Un subconjunto más pequeño cumple los criterios para el síndrome premenstrual (SPM) y menos del 10% son diagnosticadas con trastorno disfórico premenstrual (TDPM). Esta revisión describirá la epidemiología, la etiología y el tratamiento del síndrome premenstrual y el síndrome disfórico premenstrual, así como sus diferencias.
Palabras clave
Síndrome premenstrual, síndrome disfórico premenstrual.
ABSTRACT
Premenstrual symptoms are experienced by up to 90% of women of child bearing age. A smaller subset meet criteria for premenstrual syndrome (PMS) and less than 10% are diagnosed as having premenstrual dysphoric disorder (PMDD). This review will describe the epidemiology, etiology, and treatment of PMS and PMDD as well as the main differences between both terms.
Keywords
Premenstrual síndrome, premenstrual dysphoric disorder.
INTRODUCCIÓN
La menstruación es un sangrado cíclico presente en las mujeres durante la etapa reproductiva; el cual puede presentar variaciones en la duración, frecuencia y cantidad, dependiendo del organismo a lo largo de la vida de una misma mujer; ésta es una de las razones por las que cada mujer tiene una experiencia única frente a la menstruación. No obstante, no es solo la menstruación donde se hace presente la etapa reproductiva, sino que durante el ciclo de cada mes la mujer experimenta distintos cambios en su cuerpo. 1
Fue en 1931 cuando Robert Frank observa cambios cíclicos mensuales de síntomas físicos, emocionales y de comportamiento que comienzan al final de la fase lútea del ciclo menstrual y desaparecen al comienzo de la menstruación. Los Síntomas Premenstruales son padecidos por el 75 a 80% de las mujeres en edad reproductiva y comprenden un promedio de 8 días por mes, lo que implica un total de 96 días por año, durante 25 a 30 años aproximadamente, hasta el comienzo de la menopausia. Pero
¿cuál es la etiología de estos síntomas? ¿Padecer estos síntomas premenstruales es considerado una patología? ¿Cuál es el tratamiento adecuado para paliarlos? 2
OBJETIVOS
Objetivos generales
- Analizar y sintetizar la literatura actual sobre el Síndrome
- Identificar los síntomas distintivos que convierten este síndrome en el Trastorno Disfórico
METODOLOGÍA
Se realiza una revisión bibliográfica basada en la evidencia científica sobre el Síndrome Premenstrual y el Trastorno Disfórico Premenstrual. Dicha revisión se ha centrado en un conjunto de etapas enfocadas a la obtención de evidencia publicada de calidad y adecuación al tema expuesto, con el posterior análisis y síntesis de la información obtenida.
Para la realización de esta revisión se ha buscado en las bases de datos de PubMed, Scielo y Dialnet. Asimismo, la búsqueda de artículos se ha completado con la consulta en revistas digitales como “Revista Médica Sinergia” o “Enfermería Global”. Se utilizaron las palabras clave tanto en inglés como en español con el fin de abarcar la mayor literatura posible.
Las palabras clave que han sido utilizadas para llevar a cabo la búsqueda han sido: síndrome premenstrual y trastorno disfórico premenstrual. La estrategia de investigación se ejecutó con el operador booleano “AND”, el cual fue de ayuda a la hora de acotar los resultados.
Como término de exclusión se ha decidido prescindir de aquellos artículos o publicaciones cuyo idioma no fuese inglés, español o portugués y de la literatura publicada antes del año 2004.
RESULTADOS
El Síndrome Premenstrual (SPM) se define como un patrón de síntomas emocionales, conductuales y físicos que se presentan en el período premenstrual y que remiten al iniciarse la menstruación, generalmente al segundo día.
En cuanto a las manifestaciones sintomáticas, se han descrito más de 150 síntomas relacionados con el SPM. Entre los síntomas somáticos se encuentran:
- Retención de líquidos generalizada con aparición de edemas en manos y pies
- Aumento de peso
- Tensión y aumento de sensibilidad en las mamas
- Cambios en el patrón intestinal (diarrea y/o estreñimiento)
- Cambios en el apetito (normalmente aumentado, antojos)
- Cambios en la piel
- Abdomen distendido y dolor abdominal
- Fatiga, mialgias, dolores
- Cefaleas
En lo que respecta a los síntomas psicológicos, se encuentran manifestaciones como:
- Cambios de humor y el estado de ánimo (labilidad emocional)
- Ansiedad, depresión, irritabilidad, ira, desesperación.
- Confusión, falta de concentración
- Aislamiento social
- Cambios en el patrón de descanso (insomnio, aumento del sueño diurno)
- Alteración de la libido (normalmente deseo sexual disminuido)3
Esta sintomatología afecta moderadamente el desempeño habitual de la mujer, pudiendo incluso influir en su rendimiento laboral4, aunque los cambios de humor no son tan severos como para obligar a un tratamiento farmacológico regular, en tal caso nos referiríamos al Trastorno Disfórico Premenstrual (TDPM).
Su etiología aún no es conocida por completo, pero se reconoce un conjunto de factores psicosociales y biológicos, en los que se incluyen variaciones hormonales y de neurotransmisores, como la serotonina.
La serotonina es también llamada comúnmente como la molécula de la felicidad por su profundo efecto en el estado de ánimo: niveles altos de serotonina conducen a una disposición alegre y a la capacidad de soportar la tensión diaria, y niveles bajos se relacionan con depresión u otros trastornos como ansiedad social, trastorno obsesivo- compulsivo, anorexia, bulimia, fobias o trastorno bipolar.
Los niveles de serotonina varían de manera natural a lo largo de las estaciones, así como también lo hacen durante el ciclo menstrual, mostrando un descenso en la fase premenstrual. Cuando esta llega a niveles muy bajos, pueden suceder episodios de irritabilidad, ansiedad y hasta depresión en mujeres con síndrome premenstrual (SPM).
Aún no se ha establecido su mecanismo fisiopatológico, aunque sí hay hipótesis relacionadas con las hormonas sexuales, la gabaérgica y la regulación serotonérgica5. Algunos autores asocian el SPM a la dismenorrea, lo que sugiere que el Síndrome Premenstrual es una respuesta exagerada del tejido a cambios hormonales normales. Estas pacientes presentan aumento del edema de tobillos, una mayor actividad de la renina plasmática, y mayores niveles de aldosterona en la fase lútea tardía6.
Además, según un estudio llevado a cabo en mujeres jóvenes sobre los niveles de iones séricos y su relación con el SPM, se llegó a la conclusión de que la regulación de la concentración sérica de calcio parece ser afectada en la fase lútea del ciclo menstrual, mientras que el sodio y los iones de magnesio también pueden influir en algunos síntomas tanto psicológicos (ansiedad y depresión) como gastrointestinales (náuseas y estreñimiento)7.
El tratamiento incluye terapia farmacológica y no farmacológica. La terapia no farmacológica involucra cambios en el estilo de vida, ejercicios aeróbicos, terapias de relajación, ejercicios de respiración, meditación, yoga, masajes terapéuticos, acupuntura, cambios en la dieta incorporando minerales, vitaminas y triptófano. Se debe disminuir la ingesta de grasas, sal y azúcar, cafeína y el alcohol.
La terapia farmacológica incluye diuréticos, analgésicos no esteroideos (AINES), ansiolíticos, antidepresivos, análogos de hormona liberadora de gonadotropina (GnRH) y anticonceptivos orales.
La ooforectomía bilateral es una terapia de elección para algunas pacientes con síntomas severos pero requiere de un asesoramiento detallado.
En el caso de que las molestias cíclicas sean muy intensas e incapacitantes, el médico sugerirá iniciar un control hormonal de la situación, para ello, recomendará anticonceptivos orales que regularán las modificaciones cíclicas que conducen al SPM. En otras situaciones, la recomendación será administrar progesterona durante los 10 a 12 días previos a la menstruación asociados a estrógenos y progestágenos en dosis bajas. Si la ansiedad, los cambios de carácter o los estados depresivos son intensos, la psicoterapia de apoyo o la indicación de fármacos ansiolíticos o antidepresivos podrá ser contemplada6.
Una vez expuestas las características del Síndrome Premenstrual, es necesaria su diferenciación del Trastorno Disfórico Premenstrual. El TDPM se trata de un desorden severo del estado del ánimo caracterizado por alteraciones cognitivas, afectivas y físicas que significativamente influye en las labores diarias causando un deterioro funcional y en las relaciones personales, los siete días antes del inicio de la menstruación.
Las primeras menciones del síndrome disfórico premenstrual se hicieron bajo la condición de tensión premenstrual antes de los años sesenta, en 1994 es incluido en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, cuarta edición DSM-IV, por sus siglas en inglés, en el apartado de apéndice para estudios posteriores, indicando que todavía no es aceptado como patología psiquiátrica.
No es hasta 2013, cuando el término síndrome disfórico premenstrual es acuñado como un desorden asociado a un fenómeno premenstrual con componentes psiquiátricos importantes y agregado al el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, quinta edición DSM-V. Dado que el síndrome disfórico premenstrual es un trastorno grave que provoca clínica somática y psicológica y por lo tanto que afecta diversas esferas de la vida diaria, generando una gran disrupción en la mujer que lo padece es importante su estudio y abordaje terapéutico óptimo.
Los criterios diagnósticos propuestos por el DSM IV TR (2002) para el TDPM son:
A. En la mayoría de los ciclos menstruales, al menos cinco síntomas han de estar presentes en la última semana antes del inicio de la menstruación, empezar a mejorar después del inicio de la menstruación y hacerse mínimos.
B. Uno o más de los síntomas siguientes han de estar presentes:
1. Labilidad afectiva intensa.
2. Irritabilidad intensa o enfado, o aumento de conflictos.
3. Estado de ánimo intensamente deprimido, sentimiento de desesperanza o ideas de autodesprecio.
4. Ansiedad, tensión y/o sensación intensa de desesperación.
C. Uno o más de los síntomas siguientes, para llegar a un total de cinco síntomas cuando se combinan con los del criterio B:
1. Disminución del interés por las actividades habituales.
2. Dificultad subjetiva de concentración.
3. Letargo, fatigabilidad fácil, intensa falta de energía.
4. Cambio importante del apetito, sobrealimentación o anhelo de alimentos específicos.
5. Hipersomnia o insomnio.
6. Sensación de estar agobiada o sin control.
7. Síntomas físicos como dolor tumefacción mamaria, dolor articular o muscular o aumento de peso. (Nota: los síntomas de los criterios A-C han de haber cumplido durante la mayoría de los ciclos menstruales del año anterior)
D. los síntomas se asocian a malestar clínicamente significativo o interferencia en el trabajo, la escuela, las actividades sociales o habituales o la relación con otras personas.
E. La alteración no es simplemente una exacerbación de los síntomas de otro trastorno, como el trastorno depresivo prexistente o un trastorno de la personalidad (aunque pueden coexistir).
F. El criterio A se ha de confirmar mediante evaluaciones diarias prospectivas durante al menos dos ciclos sintomáticos (Nota: el diagnóstico se puede hacer de forma provisional antes de esta confirmación.)
G. Los síntomas no se pueden atribuir a los efectos fisiológicos de una sustancia o a otra afección médica.
El síndrome premenstrual difiere del síndrome disfórico premenstrual, ya que este primero no requiere síntomas afectivos ni de severidad, a su vez éste presenta una mayor prevalencia que el síndrome disfórico premenstrual8.
El tratamiento utilizado para el TDPM es el mismo que se utiliza para el SPM, terapia hormonal, farmacológica y tratamiento hídrico dietético. Cuando se toma conciencia de que estas alteraciones pueden afectar la vida laboral, social, familiar y sexual de una mujer durante periodos de tiempo tan prolongados, se hace necesario un reconocimiento tanto del médico en general, como del especialista.
Cuando la sintomatología es solamente física, se utiliza el tratamiento higiénico dietético, que consiste en una dieta pobre en sal durante la fase lútea y ejercicios moderados al igual que para el tratamiento de la sintomatología premenstrual.
Cuando la sintomatología no remite se utiliza el tratamiento farmacológico, en que los ISRS (inhibidores de la recaptación selectiva de serotonina), entre ellos la fluoxetina, suelen ser eficaces al ser aplicados de manera intermitente, sólo en la fase lútea del ciclo, 10 a 12 días cada mes y en dosis moderadas. Otra alternativa es la terapia hormonal, fundamentada en que dichos trastornos son ocasionados por desequilibrios hormonales. También se recomienda Psicoterapia Cognitivo-Integrativa orientada al manejo de estrés y a lograr un mejor afrontamiento de los síntomas2.
DISCUSIÓN
Según Hernández et al (2014), la normalización de los síntomas presentes en la metrorragia, dismenorrea y SPM, retrasa la búsqueda de atención y diagnóstico oportuno, y por ende, el acceso a un tratamiento médico suficiente.
La educación inicial sobre la menstruación y la calidad de la misma, tiene un efecto directo en la identificación de síntomas, la búsqueda de tratamiento y el diagnóstico oportuno de las alteraciones de la menstruación. En la mayoría de las ocasiones, la fuente principal son las madres, cuidadoras o hermanas. En alguna medida, la participación de las amistades tienen una gran influencia, y respecto a la educación impartida por instituciones educativas, esta se centra en un ejercicio de transmisión de información más que en dotar a las mujeres de soluciones efectivas para las molestias relacionadas con la menstruación9.
García Porta (2006) expone que durante la etapa reproductiva la mujer experimenta toda una serie de cambios fisiológicos y endocrinos asociados a la ovulación y menstruación, que se dan en un proceso cíclico normal.
Médicamente hablando, se considera que un síndrome es un complejo de signos y síntomas provocados por una causa común o que aparecen, en combinación, para presentar el cuadro clínico de una enfermedad o anomalía hereditaria. Según esta definición, el SPM no existe ya que éste se da en mujeres las cuales no tienen o no padecen ninguna anormalidad en su ciclo ovárico. Asimismo, tal definición biomédica tampoco sería aplicable debido a la gran heterogeneidad y extensión de los síntomas, hecho que hace imposible el establecimiento de un grupo de éstos que puedan servir para establecer una diagnosis fiable.
Pero a pesar de utilizar erróneamente el término, actualmente el SPM, afecta a un número muy elevado de mujeres y aun siendo un término injustificado, puede acabar formando parte del lenguaje cotidiano. La autora cree necesario un abandono definitivo del uso del término SPM y afines tanto en medios populares como científicos. De esta manera se evitaría su mal uso, así como posibles confusiones. El término de SPM podría sustituirse por experiencias premenstruales o perimenstruales previniendo de esta manera la aparición en textos de la expresión síntomas premenstruales los cuales pueden referirse a una enfermedad.
Con eso no se está negando el padecimiento por parte de muchas mujeres de experiencias que interfieren en sus vidas cotidianas, aunque sí se excluye una expresión que por sí misma define un estado patológico o de anomalía hereditaria.
Es fundamental subrayar la importancia que posee la educación para la salud y más concretamente la referente a la salud reproductiva para tratar de desmantelar mitos, así como profundizar en las experiencias, concepciones y expectativas que los y las adolescentes tienen sobre estos. Aunque las mujeres comparten una serie de sucesos biológicos parecidos los cuales pueden afectar a su salud y bienestar, muchas veces se distinguirán dramáticamente en la forma como ellas experimentan y crean significados de éstos, algo que depende altamente de su localización social en el espacio y tiempo.
La biomedicina necesita abrirse a disciplinas sociales (antropología, sociología, historia y estudios de género) que con investigaciones de tipo más cualitativo otorguen contexto y significado a muchos de los padecimientos que sufren las mujeres. Finalmente, no importa lo que sepamos sobre el nivel hormonal, nivel de estrés, nivel socio-económico o estado anímico de la mujer si no sabemos el significado que tienen para ella sus experiencias premenstruales. Un enfoque de este tipo deja de ver a la mujer tan sólo como un organismo pasivo para incorporarla como un agente activo que interpreta el mundo que le rodea e intenta dar sentido a todo aquello que le ocurre10.
CONCLUSIONES
- Los síntomas causados por el Síndrome Premenstrual forman parte del ciclo menstrual normal de la
- En el caso de interferir en la vida cotidiana de la mujer, sería necesario un tratamiento oportuno para paliar dichos síntomas.
- Es necesaria la educación para la salud, para que la población conozca las diferencias entre el Síndrome Premenstrual y el Trastorno Disfórico
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