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Estudio sobre los botiquines escolares en Zaragoza

Estudio sobre los botiquines escolares en Zaragoza

Autora principal: Lidia González Arribas

Vol. XVI; nº 14; 737

Study on school first aid kits in Zaragoza

Fecha de recepción: 28/06/2021

Fecha de aceptación: 30/07/2021

Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XVI. Número 14 –  Segunda quincena de Julio de 2021 – Página inicial: Vol. XVI; nº 14; 737

Autora:

LIDIA GONZALEZ ARRIBAS

Enfermera Hospital Universitario Miguel Servet, Paseo Isabel la Católica, 1-3, 50009, Zaragoza, España

1.   Resumen

La educación y la salud son términos que siempre han estado relacionados. Si entendemos los centros educativos como unidades de convivencia, además del aprendizaje que allí se realiza, no es difícil comprender que los individuos que allí conviven necesitan una educación adecuada para minimizar los posibles daños a la salud, entendidos como accidentes sin valorar el grado de los mismos, así como una dotación de materiales para hacer frente a estos posibles incidentes. Esa dotación de materiales es lo que se refiere como botiquín. Un botiquín se puede definir como un elemento de movimientos apresurados con suficientes medicamentos y utensilios destinados a la atención inmediata para minimizar las consecuencias de un suceso o accidente ocurrido en un determinado lugar, tiempo y espacio.

No existe una normativa muy abundante en lo referente a la instalación de botiquines en los colegios, podrían aplicarse a estos centros educativos las mismas leyes sobre Prevención de Riesgos Laborales existentes para todas las empresas. En el artículo 20 de esa ley de prevención de riesgos laborales (1) ya se establece la necesidad de que se ofrezcan esos primeros auxilios y por lo tanto de disponer de los materiales necesarios para ello.

En este trabajo se ha realizado una revisión del estado de los botiquines en los centros educativos de Aragón, atendiendo tanto a la existencia como al estado de los mismos. Para ello, se ha realizado un estudio estadístico observacional a través del cual se han recogido los datos pertinentes para la compleción de esta investigación.

Palabras clave:

Botiquín, accidente, colegio, infancia.

Summary

Education and health are terms that have always been related. If we understand educational centres as coexistence units, in addition to the learning that takes place there, it is not difficult to understand that the individuals who live there need adequate education to minimize possible damage to health. This damage is understood as accidents, no matter the degree of damage themselves. Moreover, a key component of this education is the use of the supply of materials needed to deal with these possible incidents. This endowment of materials is what is referred to as a first aid kit. A first aid kit can be defined as a first response collection of enough medicines and utensils destined for the immediate attention of an accident, with the aim of minimizing the consequences of an event or accident that occurred in a certain place, time and space.

Despite the fact that there is not a very abundant regulation regarding the installation of first aid kits in schools, the same laws on Prevention of Occupational Risks that exist for all companies could apply to these educational centres. Article 20 of that law on the prevention of occupational hazards (1) already establishes the need to offer first aid, and therefore to have the necessary materials for it.

In this work a review of the state of first aid kits in the educational centres of Aragon has been carried out, taking into account both their existence and their current state. For this, an observational statistical study has been carried out through which the pertinent data have been collected for the completion of this research.

Keywords:

First aid kit, accident, school, childhood.

2.   Introducción

Según el informe mundial sobre Prevención de lesiones en los niños de la OMS y de UNICEF, del 10 de diciembre de 2008 (3), cada día mueren más de 2000 niños por lesiones no intencionadas (accidentales) y cada año ingresan decenas de millones con lesiones que, en ocasiones, pueden incluso dejarlos discapacitados para toda su vida. Este informe, que constituye la primera evaluación mundial integral de las lesiones no intencionales en los niños y prescribe medidas para prevenirlas, concluye que, si se adoptaran medidas preventivas de eficacia demostrada, podría salvarse la vida de al menos 1000 niños al día.

Otro ejemplo sobre la importancia de la salud en centros escolares lo encontramos en la primera Conferencia Internacional sobre la Promoción de la Salud (4), reunida en Ottawa el día 21 de noviembre de 1986, expresó que: «La salud se crea y se vive en el marco de la vida cotidiana; en los centros de enseñanza, de trabajo y de recreo. La salud es el resultado de los cuidados que uno se dispensa a sí mismo y a los demás, de la capacidad de tomar decisiones y controlar la vida propia, y de asegurar que la sociedad en que uno vive ofrezca a todos sus miembros la posibilidad de gozar de un buen estado de salud».

La Salud Escolar es un campo de aplicación referente a intervenciones de fomento de la salud y la calidad de vida, y prevención de enfermedades, en el ámbito escolar. Esta salud escolar reconoce el centro educativo como un centro de trabajo y tiene como finalidad que tanto alumnos como profesores (6) consigan un estado idóneo, así como una prevención de posibles accidentes en dicho medio.

En los niños/as de 1 a 14 años se producen más muertes por lesiones o accidentes que las producidas por las enfermedades infantiles. De entre esos accidentes ocurridos a niños, unos de los más frecuentes son los que ocurren en el recinto escolar, donde los niños pasan gran parte de su vida. Estos accidentes van desde lo más leve, como un arañazo, una contusión, una torcedura a lo más grave (una intoxicación, una amputación o incluso la muerte).

La atención sanitaria adecuada es fundamental cuando ocurren estos incidentes, y a lo largo de la historia de la humanidad siempre se ha considerado imprescindible una atención inmediata para minimizar los efectos de estos. El estudio de la evolución de la enfermería es fundamental para entender la situación actual (8). La cultura tiene una gran influencia en la forma en la que cada individuo y la sociedad en general afronta la enfermedad. Por lo tanto, el profesional que ofrece esos cuidados debe tener en cuenta esa sociedad y los avances científicos. La enfermería es una actividad necesaria para la conservación de la humanidad. Cuando el ser humano rompe su equilibrio biológico es cuando precisa de ayuda para recuperarlo, lo cual se consigue a través de determinados miembros de la colectividad que realizan estos cuidados mediante la observación, la experiencia y la transmisión de generación en generación.

Se cree que la enfermería apareció durante la edad media, principalmente en forma de mujeres que, sin preparación, ayudaban a traer niños al mundo. Por otro lado, el cuidado de los enfermos estaba muy relacionado con las monjas, que disponían de algo más de formación y sus votos les “obligaban” a cuidar de los demás. En 1259, los Hermanos de Alexian comenzaron el ministerio de cuidado de los enfermos y hambrientos, que todavía existe hoy en muchos países, incluyendo Estados Unidos. La Orden Hospitalaria de San Juan de Dios se formó en España en 1550. Desde 1550 a través de 1614, San Camilo de Lelis atendía a los enfermos y moribundos en el Hospital de Santiago en Roma. No fue hasta 1633 cuando San Vicente de Paul fundó las Hijas de la Caridad, donde las mujeres comenzaron a jugar un papel más importante en la enfermería organizada.

A lo largo de los años, las guerras han aumentado la necesidad de enfermeras y han tenido una gran influencia en la evolución de la enfermería (9). Florence Nightingale es ampliamente considerada como la madre de la enfermería moderna, destacando por sus servicios en la guerra de Crimea de 1853 a 1856. Sus esfuerzos de saneamiento disminuyeron drásticamente la tasa de mortalidad y, a su vuelta, fundó la Escuela Florence Nightingale para Enfermeras en Londres. Fue el primer paso para la auténtica profesionalización de la enfermería. En 1861 las enfermeras empezaron a usar uniforme. Hoy día, la enfermería es ampliamente reconocida como un servicio fundamental en el mundo.

Toda esta evolución de la enfermería va unida al desarrollo de instrumentos y materiales que, unido al estudio y elaboración de fármacos, contribuyen a que los cuidados sean cada vez más efectivos y se haya conseguido erradicar enfermedades o por lo menos controlar su evolución. Algunos de esos instrumentos y materiales, correctamente ordenados y distribuidos, son lo que hoy en día se conoce como un botiquín. A pesar de que se hayan desarrollado e implementado numerosas medidas de prevención, ocurrirán esos accidentes a los cuales la mayoría de las veces se podrá hacer frente si se tiene a nuestra disposición ese botiquín y el conocimiento necesario para su utilización.

El botiquín de primeros auxilios es un recurso sumamente importante en cualquier institución educativa dado que los niños realizan allí gran cantidad de actividades y pasan gran parte del día en el recinto escolar. Es por ello por lo que es posible que en determinados momentos ocurran accidentes cuyas consecuencias pueden minimizarse con una atención inmediata y adecuada. El botiquín es un conjunto de materiales y fármacos que puedan ser utilizados para suplir la presencia de personal sanitario en un primer momento tras haber ocurrido un accidente o un suceso causante de una lesión. Fue Martínez Vargas el primero en definir lo que debería ser un botiquín escolar y sus características. Por lo tanto, el botiquín se define como el conjunto formado tanto por el mueble como por el contenido interior del mismo. El mueble suele ser de chapa, pintado de blanco y con una cruz roja en la puerta (dicha cruz grande y visible). Tendrá una cerradura con llave, que generalmente se encuentra en la misma cerradura. El interior está distribuido en compartimentos por medio de estanterías donde se coloca el material, que quede visible y de fácil acceso, por lo no se deben dejar muchas cajas y recipientes donde meter dichos materiales ya que se retrasaría su acceso en caso de urgencia.

Respecto al contenido interior, por lo general carece de medicamentos y suele quedar restringido a material de cura para la realización de primeros auxilios. Según la Resolución 16, marzo de 2015 del Gobierno de Aragón (10) el botiquín escolar debe contar con los siguientes elementos:

• Utensilios:
o Tijeras de acero inoxidable.
o Pinzas de acero inoxidable.
o Termómetro digital.
o Guantes quirúrgicos desechables.
o Bolsa de hielo sintético.
• Material fungible:
o Apósitos adhesivos.
o Parches y tiritas para botiquines.
o Esparadrapo ancho de tela.
o Suero fisiológico (preferentemente en monodosis).
o Solución desinfectante (preferentemente clorhexidina en spray.
o Gasas estériles en paquetes pequeños.
o Tabletas de glucosa.
o Compresas desechables.

Así mismo es fundamental e importante que al lado del botiquín se encuentre un cartel con los números de teléfono de urgencias a los que hay que avisar si el incidente ocurrido requiere atención sanitaria posterior, recogidos en el Anexo III de este trabajo.

Tal es la importancia de dicho botiquín que todas las Comunidades Autónomas han elaborado legislación referente al mismo. En la Comunidad Autónoma de Aragón sus características están reguladas por la Resolución del 16 de marzo de 2015 de la Dirección General de Ordenación Académica (3), la Dirección Gerencia del Servicio Aragonés de Salud y la Dirección General de Salud Pública, por la que se dictan instrucciones relativas a la organización y funcionamiento de la atención sanitaria no titulada en los centros docentes de la Comunidad Autónoma de Aragón.

El contenido de dicho botiquín viene establecido en la Resolución de 7 de noviembre de 2017, del Director General de Innovación, Equidad y Participación y el Director General de Asistencia Sanitaria del Gobierno de Aragón, por el que se dictan las instrucciones relativas a la atención al alumnado con enfermedades crónicas, así como la actuación en situaciones de urgencia y emergencia en los centros educativos de la Comunidad Autónoma de Aragón (11). Para el mantenimiento del contenido del botiquín, el Gobierno de Aragón dispone de una serie de impresos de solicitud de material que deben ser cumplimentados por los colegios y, a través de los cuales, se proporcionan los materiales que han sido utilizados de manera gratuita para asegurar que el botiquín esté preparado para un nuevo uso.

En este trabajo de fin de máster, se ha realizado una investigación para comprobar el estado de los botiquines en una treintena de colegios de la ciudad de Zaragoza. Además, esta investigación indaga tanto el contenido del mismo como los aspectos referido a su mantenimiento, conocimiento de localización, utilización del mismo y cuantos otros aspectos resulten importantes.

3.   Justificación

Los accidentes infantiles constituyen un grave problema de salud pública ya que son la primera causa de muerte de niños y niñas de 1 a 14 años según consta en el Informe de la OMS,10 de diciembre de 2008 | Ginebra/Hanói/ Nueva York (3). En estas edades hay más muertes por lesiones que por la suma de todas las demás enfermedades infantiles. Sin embargo, está demostrado que, si se tomaran las medidas preventivas oportunas, la mayor parte de estos accidentes podrían evitarse.

4.   Objetivos

Los objetivos serían:

  • Detectar las principales deficiencias existentes en los
  • Identificar al personal responsable del botiquín y su conocimiento respecto al
  • Plantear medidas para solventar las carencias
  • Identificar a las personas capacitadas para ofrecer los primeros auxilios y determinar su capacidad de proporcionar los mismos.
  • Detectar diferencias entre los centros educativos de Zaragoza y, si la hubiera, buscar una justificación para estas diferencias.

5.   Material y metodología

Para poder conseguir los objetivos anteriormente planeados se ha realizado una revisión de la legislación vigente en la comunidad autónoma de Aragón en lo referente a los botiquines escolares, así como diversa legislatura publicada referida al tema para así poder comparar con la situación que encontramos en los centros educativos de Zaragoza.

Como material para dicho estudio se han diseñado dos cuestionarios que se presentaron a los colegios (Anexos I y II). El formato de dichas encuestas consiste en una serie de preguntas cerradas para la recogida de datos sobre las características y variables de los botiquines escolares. Una de las encuestas que deben cumplimentar es la referida a los aspectos generales del botiquín (situación accesibilidad, revisión) y la otra referida al contenido de éste.

Esta investigación se llevó a cabo mediante un estudio observacional transversal, definiendo una población objetivo-representativa de los colegios de la ciudad de Zaragoza. Un estudio observacional transversal es un tipo de estudio concreto que tiene un carácter estadístico. En estos estudios la labor del investigador consiste en la medición de variables que son las que se tienen en cuenta en el estudio. Es un tipo de estudio difícil de reproducir por otros investigadores lo que limita la experimentación al momento concreto. Permiten hacerse una idea más profunda de la realidad estudiada. Son estudios fáciles de realizar porque no requieren un exhaustivo trabajo por parte de las personas que colaboran. En ellos, el investigador sólo constata una realidad, pero no experimenta ni interviene en la misma.

En la elaboración de un proyecto de investigación es importante determinar a qué población va dirigida dicha investigación, a quién de esas personas tendremos acceso y quienes realmente participarán. Esto determina la población objetivo, la población de estudio y la muestra. La población objetivo es esa determinada población a la que pretendemos generalizar las conclusiones, es decir, a aquella a la que se hace referencia en el objetivo del estudio. Esta población es inaccesible en su totalidad para el investigador. Por ejemplo, todos los centros educativos de Zaragoza, en el caso presente. La población de estudio es un grupo limitado de personas de la población objetivo a los cuales los investigadores tienen acceso. En el presente estudio, estos son aquellos colegios a los que se pudo presentar las encuestas antes que con motivo del confinamiento por el COVID-19, se cerraran los centros educativos de la ciudad.

6.   Desarrollo de la intervención

Como se ha apuntado anteriormente, la investigación ha sido realizada en los propios colegios. Los formularios fueron presentados en los colegios y en cada uno la persona que lo ha rellenado ha sido diferente en función de quien es el responsable de dicho botiquín. Así mismo hubo centros que me enseñaron el/los botiquines, mientras que otros se mostraron algo más reticentes y simplemente rellenaron el formulario presentado. También hubo algunos centros que se negaron a proporcionar dichos datos aludiendo a la ley de protección de datos.

La técnica observacional directa es una forma de investigación adecuada para el caso tratado. También cabe resaltar que hubo colegios que sin ningún problema sellaron el cuestionario que habían rellenado mientras que otros me manifestaron que no querían firmarlo por si era utilizado.

para algo diferente a lo que yo les había explicado. Me comentaban también que por la ley de protección de datos no podían facilitarme la información requerida.

Una vez recogidos los datos, se llevó a cabo un análisis descriptivo de los mismos. El estudio estadístico proporciona un enfoque por el que se confecciona un resumen cuantitativo de la información que nos dan los datos de la muestra. Este método se basa en una serie de preguntas de investigación y no presenta ninguna hipótesis puesto que proporciona una descripción de los datos recogidos. Incluye la recopilación de datos relacionados que luego se organizan para describir un resultado. Este tipo de estudio presenta ventajas, como que el investigador tiene un alto grado de objetividad y neutralidad, ofrece un amplio panorama del fenómeno, es el mejor método para recolectar datos, el conocimiento del análisis descriptivo ayuda a la comprensión de un tema y a interpretar los resultados y da al investigador flexibilidad para utilizar tanto datos cualitativos como cuantitativos para descubrir las características de los botiquines en el caso que nos ocupa.

7.   Resultados

  • Características y condiciones generales del botiquín

Existen diferencias notables entre unos colegios y otros, tanto en la localización del botiquín, como en su mantenimiento, así como en las personas capacitadas para utilizarlo.

La primera pregunta que se realizó fue respecto a la disponibilidad de botiquín en el centro, a la cual todos los colegios consultados respondieron que sí disponen de un botiquín escolar, si bien en algunos casos consta simplemente de una caja en la que el personal que allí trabaja repone lo que le parece adecuado. Se han encontrado algunos centros con un botiquín así de precario, bien sea por desconocimiento, por desidia o porque el centro no permite que el personal que allí trabaja atienda a los accidentados. En caso de accidente en el centro escolar debe avisarse a los padres y si la gravedad del mismo así lo requiere avisar a los servicios de urgencia al mismo tiempo. No se presenta gráfica referida a este apartado, pues el 100% de los centros educativos poseen el botiquín a pesar de las diferencias antes nombradas.

Así mismo, existe gran diferencia en el tipo de botiquín que tienen los centros. En algunos casos, lo tienen en un armario metálico anclado a la pared (con el logo de la Mutua de Accidentes de Zaragoza, MAZ, Figura 1), mientras que en otros disponen simplemente de contenedores de plástico que no ofrecen compartimentos para el material y algunos poseen diferentes recipientes.

La legislación no especifica cómo debe ser el botiquín, por lo que los centros optan por el tipo que consideran más adecuado. En general, dicho botiquín consiste en un armario colgado de la pared con estantes y la distribución que es considerada apropiada. En la mayoría de los casos, tanto el material como los productos suelen estar colocados aleatoriamente. Esto supone una situación altamente indeseada dado que, en caso de accidente, la premura en la intervención es primordial, y si se desconocen los contenidos del botiquín, es imposible proporcionar una atención rápida, precisa y adecuada

Respecto a la localización, la legislación vigente [3] tampoco indica el lugar concreto en que debe estar ubicado, aunque sí precisa que su localización debe ser accesible para los diferentes profesionales y debe estar señalizado con un anagrama de socorro, anagrama que no existe en ninguno de los centros a los que se ha presentado el cuestionario. A ser posible, debe estar en una dependencia que pueda ser utilizada para la práctica de primeros auxilios. Este botiquín debe ser fácilmente transportable (3). En la información recogida, la localización más frecuente del botiquín se encuentra dividida entre la secretaria del centro, 43%, el despacho de dirección, 27%, el baño accesible solo para profesores, 21% o un cuarto destinado al almacenamiento general (9%).

Como se observa en la Figura 3, la mayor parte de los centros disponen de este botiquín en la secretaría de este, lugar que no es el adecuado para su utilización, tal y como detalla la legislación existente. Frecuentemente, durante la realización del estudio observacional, se refirió que tanto el personal como el alumnado del colegio conocen de la ubicación del botiquín y que, en caso de que ocurre alguna incidencia, simplemente se dirigen a dicha ubicación para ser atendidos.

Finalmente, el hecho de que el botiquín se ubique en dirección o en el baño de los profesores puede ser perjudicial para su uso dado que el acceso al mismo puede verse comprometido. Por ejemplo, si el baño estuviera siendo utilizado y en ese preciso momento fuera necesaria la utilización del botiquín, no sería posible acceder al mismo. Una consideración similar podría realizarse al darse la posibilidad de que el despacho de dirección estuviera cerrado.

Por lo general el botiquín suele estar abierto, 67%, Figura 4, y respecto a ello no hay referencias en la legislación. En la mayoría de los centros en que está cerrado la llave suele estar o en la secretaría o en el despacho de dirección y el personal conoce su ubicación. Sin embargo, el hecho de que el botiquín se encuentre cerrado puede suponer un retraso considerable en la atención en caso de accidente, con sus posibles consecuencias perjudiciales para la salud del accidentado.

Muy pocos centros disponen de un botiquín portátil para las salidas programadas del centro, únicamente un tercio de los consultados. El riesgo ligado a las actividades físicas es algo inherente y que puede acarrear accidentes en los que el control del riesgo es complicado debido a que en la naturaleza existen muchos factores fuera del control de las personas. Estas salidas requieren una estricta planificación, tanto de la actividad a realizar como de los posibles riesgos que se pueden encontrar al realizarla. Proporcionar atención inmediata al niño o joven accidentado “necesitas caret lege”, expresión latina que significa “la necesidad no tiene ley”. Esto quiere decir que no es imputable contravenir la ley para satisfacer una necesidad imperiosa. Esta aplicación sería en caso de extrema urgencia, sin el previo consentimiento de los padres para poder requerir una atención, en donde se pueda brindar los primeros auxilios. Por el contrario, si no se hace nada, en contraposición se incurre en abandono de persona, que está tipificado en el Código Penal. Por lo tanto, y para poder realizar dicha atención de urgencia, es imprescindible contar con un botiquín de primeros auxilios con el que podamos proporcionar una asistencia inmediata que puede minimizar los efectos de un accidente

El mantenimiento del botiquín es otro punto altamente importante. Según la legislación, en Aragón es la diputación quien se encarga de dicha reposición mediante un impreso de solicitud establecido por la propia diputación. No es por lo tanto preciso que los propios centros saquen de su presupuesto el importe para reponer dichos botiquines. Sin embargo, es mínimo el porcentaje de centros que reponen con este método sus botiquines dado que en la mayoría de los centros se desconoce dicho procedimiento para la reposición del botiquín. Así mismo los colegios disponen de formulario en los que pueden llevar un control tanto del material existente como de las fechas de caducidad del contenido. Ninguno de los centros a los que se preguntó dispone de dicho formulario. El centro, una vez al año, tiene la opción de solicitar aquel material que o bien se ha utilizado o ha caducado y, rellenando dicha solicitud, se remite a la diputación y el conserje del centro deberá ir a recogerlo. Realmente existen muy pocos centros que utilizan esta opción, y la mayoría de ellos adquieren directamente aquel material que necesitan.

En ninguno de los centros visitados tienen el cartel de los teléfonos de emergencias situado al lado del botiquín, a pesar de ser una de las indicaciones establecidas por la legislación aragonesa. Comentado este punto con el personal del centro se me refirió que se desconoce que deban tener esa información, así mismo que dependiendo del lugar en el que tienen el botiquín no es factible colocar dicho cartel. (Anexo III) Además, el anagrama de socorro tampoco existe en ninguno de los colegios visitados.

7.2    Uso del botiquín

En general, en los colegios de Zaragoza no existe personal de enfermería trabajando en el centro (los centros públicos no disponen de personal de enfermería en ninguno de los centros visitados), por lo que si se ofrece esta asistencia de primeros auxilios debe ser el personal que trabaja en el centro el que proporcione dichos cuidados. Referido a la cuestión de quién proporciona los primeros auxilios (Figura 5), en gran parte de los casos (43%), los profesores son los únicos encargados de esos primeros auxilios, sin necesidad de que sean los de educación física. Se ha observado en el estudio que los profesores que en la mayoría de los casos los responsables de dichos cuidados son los profesores de educación física, pues en su preparación profesional se atiende a aspectos relacionados con lesiones que pueden sufrirse durante la práctica de deportes o actividades deportivas practicadas en los colegios.

El personal que trabaja en el centro sea docente o no (este personal no docente incluye tanto a los conserjes como al personal de secretaría), no recibe cursos de formación de primeros auxilios, pero representa parte de la mayoría (47%) del personal encargado de proporcionar primeros auxilios. Sin embargo, en numerosos casos se me comentó que, dado que sobre todo los conserjes conocen a los niños que van a su centro escolar y entablan con ellos relación a la entrada y salida del centro, muchas veces son ellos los que les atienden cuando tienen un incidente que no requiere una atención comprometida. Esta situación, según me explicaron, implica que mientras el conserje se hace cargo del niño que ha sufrido un pequeño incidente, el resto de sus compañeros pueden permanecer en clase con el profesor sin necesidad de que se altere la clase, lo cual resulta beneficioso para el progreso normal de la jornada escolar. Sin embargo, esto supone.

A causa de determinadas situaciones de emergencia, es esencial actuar de forma inmediata con el fin de minimizar o incluso salvar la vida de una persona accidentada. Por ese motivo es importante que los docentes de los centros escolares tengan conocimientos en esta rama sanitaria, sobre todo para aquellos profesores que trabajan en educación infantil pues en estas edades hay más probabilidades de sufrir accidentes dentro del recinto escolar. La realización de cursos de primeros auxilios prepara a los trabajadores de estos centros para aprender a actuar en situaciones de emergencia, así como conocer las principales enfermedades y accidentes infantiles en un centro educativo.

Respecto a la ausencia de enfermeras en los centros educativos, es un requerimiento altamente demandado en los colegios de Aragón y en general en los de toda España, así como en los colectivos de enfermería. En marzo de 2017 la comisión de educación de las Cortes de Aragón ratificó de forma unánime un texto cuyo objetivo era fomentar la atención de los profesionales sanitarios en los colegios de la Comunidad Autónoma. Esto quedó relegado a un objetivo que, exceptuando los colegios que atienden a niños con necesidades especiales, no se ha llevado a cabo en los demás centros escolares. Con motivo de la situación creada por la pandemia de COVID-19, la plataforma estatal de enfermería escolar ha solicitado a los ministros y consejeros de sanidad y educación que haya al menos una enfermera en cada centro que ayude a un mejor manejo de la situación y a instaurar estilos de vida saludables que garanticen un entorno más seguro para alumnos y profesores.

7.3    Contenido del botiquín

En lo que se refiere al contenido del botiquín, los resultados obtenidos son muy variados y dispares. Se han encontrado centros bastante bien dotados y otros con deficiencias considerables. El hecho de no recibir cursos de formación en primeros auxilios hace al personal desconocedor del material que sería imprescindible que existiera en dichos botiquines para una atención inmediata. Además, el desconocimiento de a lo cual contribuye también que desconocen la posibilidad de petición de material a la Diputación donde tienen especificado el contenido recomendado también contribuye a esta falta de conocimiento sobre los contenidos del botiquín por parte del personal del centro. Podemos observar en la siguiente gráfica (Figura 6) desglosado el contenido del botiquín, en ella se observa un apartado referido a material que no tiene relación con el contenido de este (ejemplos incluyen tornillos, botes de ambientador, crema de las manos, papel del baño), que representa un 9% del total y del cual se desconoce el motivo de su presencia. El material fungible supone un 59% del contenido observado, mientras que los diversos utensilios suponían un 32%. Las descripciones del material fungible y los utensilios de estos botiquines son descritas a continuación.

A la hora de examinar más detenidamente el contenido del botiquín puede decirse que tanto en lo referente a los utensilios como al material fungible que poseen, el contenido es prácticamente aleatorio. En general, ninguno está surtido tal y como se indica en la legislación para una adecuada atención, lo cual supone un riesgo a la hora de tratar una situación de emergencia.

Analizando por separado el contenido, vemos que en el apartado de utensilios (Figura 7) hay elementos que son comunes a casi todos los botiquines: tijeras (en la mayoría de los casos de acero inoxidable), termómetro y guantes estériles de único uso. Sin embargo, existe un porcentaje mínimo de ellos que no poseen guantes. Esto supone un riesgo innecesario ya que es importante resaltar que las manos son la principal fuente de patógenos y, por ello, la principal fuente de transmisión de los mismos. Si bien realizar un lavado de manos nos puede ayudar a eliminar parte de esos patógenos, y aunque dicho lavado se realice de manera quirúrgica, la eliminación de todos los patógenos no se puede asegurar y por lo tanto se hace necesario la utilización de guantes de un solo uso. Respecto al tipo de guante deseado, lo ideal son los guantes mejor sin látex o de nitrilo y sin polvo, estériles y de un solo uso para asegurar que la atención se lleva a cabo con máximas medidas de protección hacia el accidentado y la persona que está realizando la atención para así evitar cualquier posible infección y transmisión de agentes patógenos

En casi todos los centros disponen tijeras de acero inoxidable, que son las recomendables. El acero inoxidable está compuesto por una aleación de hierro, carbono y cromo que es el que aporta la resistencia a la oxidación. Además, también resisten mejor el contacto con la sangre y otros líquidos corporales, así como una adecuada limpieza y desinfección posterior (93.3%). Es deseable que sean de punta redonda (o de pico de pato, como se conocen profesionalmente) porque se disminuyen los riesgos si no se tiene mucha práctica en su uso. Además, en caso de no ser de punta redonda, se corre el riesgo de realizar algún arañazo o corte al retirar una venda o cortar una prenda de vestir si es preciso. Se me comentó que cuando las usan les pasan una gasa mojada en alcohol y esa es la desinfección que realizan de los botiquines.

Las pinzas son otro utensilio que puede resultar necesario en el botiquín, pero no son muy frecuentes (33.3%). Las pinzas tienen una gran utilidad en un botiquín de primeros auxilios, ya que pueden ser útiles a la hora de sacar una astilla o una espina clavada en un lugar accesible e incluso el aguijón de un animal que haya picado a algún alumno. Cualquier objeto punzante que haya penetrado en la piel y se haya quedado incrustado en la misma debe ser extraído lo más pronto posible para evitar que produzca una infección en la zona, a menos que se trate de un objeto de gran tamaño que requiera de asistencia profesional.

El termómetro es otro utensilio presente en casi todos los centros (90%). La temperatura es una variante que, en numerosas ocasiones es primordial para detectar determinadas infecciones. La temperatura corporal normal oscila en valores entre 36.1ºC y 37ºC y es importante tanto mantenerla en esos niveles como detectar las alteraciones de los mismos.

Otro elemento necesario del botiquín es una bolsa de hielo para pequeñas contusiones (torcedura, golpe o traumatismo) y apenas un porcentaje de centros educativos (9%) dispone de este material. El hielo es importante para estos pequeños accidentes porque produce vasoconstricción, una disminución del diámetro de los capilares, que priva a la zona dañada de riego sanguíneo, lo cual tiene un efecto anestésico y antiinflamatorio. Por eso, en los primeros momentos de una contusión, este hielo, acompañado de la elevación de la zona afectada y una compresión no muy fuerte, produce una disminución del dolor y una recuperación más rápida.

Antes de utilizarlo hay que saber bien cómo hacerlo dado que una mala utilización del mismo puede provocar un efecto contrario.

Respecto al material fungible (Figure 8), existen algunos elementos que siempre están presentes, aunque no sean los adecuados, como, por ejemplo, el algodón o el suero fisiológico en frasco de 100cc. Sin embargo, hay otros que son importantes y no existen en casi ninguno de los centros: clorhexidina, toallas antisépticas o tabletas de glucosa no se encontraron en ninguno de los centros consultados. El hecho de que la mayoría de los centros desconozcan que la Diputación les puede provisionar de todo lo necesario hace que tengan importantes carencias. En muchos casos esto se debe a que carecen de una referencia de lo que la legislación especifica cómo contenido recomendado del botiquín y, por lo tanto, sufren este tipo de carencias.

En la gráfica presentada en la Figura 9 se muestra que casi todos los centros disponen de tiritas en su botiquín (83.3%). Una tirita es una tira pequeña de esparadrapo u otro material con una gasa en el centro que se adhiere sobre una herida para protegerla de microbios infecciosos que existen en el medio ambiente. Sin embargo, apenas unos pocos disponen de apósitos de diferentes tamaños (33,3%), que sería el material correcto para poder adaptarse al tamaño de la zona a proteger. Los apósitos permiten proteger, aislar y optimizar el proceso de cicatrización si son adecuados al tamaño de la herida a cubrir porque pueden brindar un óptimo ambiente que preserve las condiciones de higiene, humedad, calor, oxigenación y circulación sanguínea. Un apósito adecuado debe ser capaz de establecer una barrera que aísle la lesión y la proteja de contaminación y traumatismos secundarios. Tiene que favorecer el intercambio gaseoso y la circulación sanguínea, así como la salida de posibles secreciones de la herida. Así mismo debe ser flexible, adaptarse a la zona de la herida y del tamaño adecuado.

En la mayoría de los centros disponen de algodón (63,3%) bien sea en un rollo dentro de papel o en una bolsa de plástico. Este no es un material recomendable para al cura de una herida ya que, durante la cura, pueden desprenderse hilos del algodón que quedarían en el lecho de la misma pudiendo, provocar una infección posterior que retrasaría la cicatrización. Por ello las gasas, de las cuales disponen un alto porcentaje de centros, un 93.3%, es el material adecuado a la hora de realizar una cura. La gasa es un material básico en la curación y primeros auxilios que debe existir en cualquier botiquín. Protegen heridas o lesiones, absorben líquidos y secreciones, regulan la temperatura de la zona que cubren y son utilizadas para la limpieza de heridas junto con el suero fisiológico y el desinfectante utilizado. Mejor si se dispone de paquetes de gasas con 3 o 4 unidades, ya que esto permite la apertura y utilización de un número reducido de gasas, manteniendo el resto libres de contaminación. En los cuestionarios se observa que la mayoría de los botiquines tienen gasas (93%), aunque algunos no disponen de paquetes estériles sino paquetes grandes que una vez abiertos pierden la esterilidad. Junto a este material, son importantes tanto las vendas de diversos tamaños (60%) como el esparadrapo (90%) para la sujeción de estas. Si el incidente ocurrido es una contusión, el material anterior es el que debe ser utilizado y por lo tanto es recomendable disponer de vendas y esparadrapo de diferentes tamaños, que puedan ser adaptables a la zona que requiere asistencia.

En este mismo apartado cabe destacar que el 20% de los centros posee tiras adhesivas de aproximación. Los puntos de aproximación permiten acercar o aproximar los bordes de una herida para facilitar su cicatrización sin necesidad de utilizar anestesia ni ningún otro método invasivo. La formación del personal que atiende a los niños les permitirá saber que sólo son de utilidad en heridas lineales, poco profundas y que no estén infectadas. Son tiras adhesivas estériles, con una parte que se adhiere a la piel (papel poroso adhesivo) y que incluyen en su composición unas fibras que mantienen la posición de los tejidos que estamos acercando. Deben colocarse perpendicularmente a la herida, después de haber realizado la desinfección de esta y hay que tener presente que pueden despegarse con la humedad, con la sangre y en general con cualquier líquido.

Otro material fungible necesario en el botiquín es el suero fisiológico. Cabe explicar que es más recomendable disponer de este suero en ampollas monodosis dado que es más fácil mantener la esterilidad que en un frasco que no va a utilizarse entero y que, al quedar abierto, puede contaminarse y provocar una infección cuando sea reutilizado. La mayoría de los centros que disponen de suero lo tienen en ampollas (16.6% en frasco, 43.3% en ampollas y un 50.1% no disponen de suero). El suero fisiológico es una solución salina formada por agua y sal, cuyos componentes están en el mismo porcentaje que los fluidos de nuestro organismo. El utilizar suero es cómodo y seguro pues lavando la herida con él eliminamos microorganismos, células muertas y cualquier residuo de la herida. No altera la proporción de fluidos del lecho de la herida y mantienen el pH de la piel. No escuece y es muy raro que produzca alergia o irritación.

Una vez que la herida se ha limpiado, es necesario proceder a su desinfección, algo para lo cual la mayoría de los colegios poseen varios de los posibles antisépticos recomendados por el gobierno de Aragón. De entre ellos, la povidona yodada (comúnmente conocido como Betadine) es el que se encuentra en casi todos ellos, un 90%. Por lo general tienen 2 o 3 desinfectantes (alcohol, agua oxigenada y povidona yodada) pero en ninguno de ellos he encontrado clorhexidina (conocida como Cristalmina. El más abundante en los colegios es la povidona yodada, que actúa sobre las proteínas estructurales y enzimáticas de las células, destruyéndolas por oxidación y es activa frente a bacterias, hongos, virus, protozoos y esporas. Se utiliza sobre las heridas una vez limpias y se debe tener en cuenta si la persona sobre la que se va a aplicar es alérgica al yodo, en cuyo caso se buscaría otro antiséptico. En segundo lugar, el más abundante es el alcohol, a pesar de que no es uno de las más recomendados por expertos en cura de heridas. Utilizar alcohol sobre una herida abierta es un error muy común, ya que el escozor que se siente cuando se vierte sobre la piel lesionada no nos indica que la misma se está curando, sino que los bordes de dicha herida se están quemando. Debería reservarse para limpiar utensilios de cura y para higiene de las manos únicamente, siendo los otros antisépticos los recomendados para la cura de heridas.

El antiséptico más utilizado hoy en día es la clorhexidina, que se encuentra en la lista de medicamentos esenciales de la OMS (14). La clorhexidina es un antiséptico orgánico que pertenece al grupo de las biguanidas, es de amplio espectro de actividad antimicrobiana frente a bacterias grampositivas y gramnegativas, incluyendo algunos virus como el VIH, así como algunos hongos y levaduras. Destruye la membrana de la célula microbiana y provoca una alteración de las proteínas del citoplasma, coagulando el contenido citoplasmático celular y como consecuencia la muerte de la propia célula. Es importante que requiere estar protegida de la luz, pues en su presencia se inactiva y es inestable. Es óptimo por su escasa toxicidad y contraindicaciones y ofrece un efecto rápido y duradero. No irrita la piel, no mancha y al ser transparente nos permite observar la evolución de la herida a lo largo de las curas.

Respecto al contenido, merece una última mención la referida a las tabletas de glucosa que la ley estipula que debe existir en los botiquines. Sólo uno de los colegios dispone de ellas. Una tableta de glucosa permite la administración de una cantidad precisa y calculada de carbohidrato y, por lo tanto, una mejor respuesta ante una hipoglucemia que con otros métodos tradicionalmente utilizados, como un sobre de azúcar, chocolate, una golosina o un zumo se frutas. El carbohidrato es la glucosa que es el monosacárido que más rápidamente resuelve la hipoglucemia. Una vez identificados los síntomas de dicha hipoglucemia y con la adecuada preparación del personal, se podría solucionar la urgencia sin que tuviera peores consecuencias.

Aglutinando todos los datos anteriores podemos decir que existen elementos fundamentales de los cuales disponen la mayoría de los centros, como puede ser las tiritas y apósitos o las gasas e incluso el esparadrapo. Casi todos disponen de desinfectante y cabria corregir algunas deficiencias como que no poseen guantes estériles o que el suero para limpieza de heridas está en botellas de 100 cc, en la mayor parte de ellos, lo que hace que pierda la esterilidad y sea más fácil su contaminación. Estos aspectos son fácilmente entendibles, pues se precisa una preparación adecuada para conocer los mecanismos de transmisión de virus y bacterias que pueden contaminar dicho material fungible haciendo que su utilización suponga un riesgo añadido para la salud de los alumnos del centro educativo.

El mantenimiento y utilización del botiquín estarían dentro de sus competencias y la preparación del personal que allí trabaja dando una formación adecuada en primeros auxilios. En los centros escolares es fundamental la actuación preventiva en dos planos, protegiendo el medio para lograr una mayor seguridad del entorno y educando al alumnado en prevención de accidentes para lograr una mayor autonomía en función de la edad. Aun así, esos accidentes no son evitables al 100% y la disposición de un buen botiquín puede minimizar las consecuencias de dichos accidentes, sin perjuicio de que ante cualquier accidente lo primero que se debe hacer es comunicar el hecho a padres o tutores. El tiempo que los familiares tardan en acudir al centro será utilizado por el personal idóneo (lo más adecuado sería personal de enfermería) para iniciar esos primeros auxilios acordes al tipo de incidente ocurrido. Si el botiquín se encuentra en óptimas condiciones y el personal preparado para su utilización, la atención puede ser inmediata y por lo tanto los efectos que dicho incidente tengan en el alumno que lo ha sufrido. Es necesario dar una mayor importancia al botiquín escolar, tanto a su instalación como a su mantenimiento para que la atención que puedan recibir los alumnos en caso de sufrir un accidente sea de la mejor calidad y rapidez posible pues con ello se puede conseguir que los posibles efectos derivados de la demora en la atención queden reducidos a l mínimo posible.

Es fundamental que en el centro educativo existan unos protocolos establecidos sobre cómo actuar en caso de accidente (sea urgente o no). Cabe recordar que los botiquines son obligatorios en todos los colegios de España. Así mismo se debe contar con un manual que contenga una rápida explicación de los procedimientos de emergencia, que estarán al alcance en el interior del botiquín. Hay que promover y difundir la necesidad de disponer de estos botiquines si se quiere proteger y mantener la salud de nuestros niños y adolescentes e incidir en la necesidad de que como trabajador del centro educativo figure una persona de enfermería que colaborará en el desarrollo de estilos de vida saludables, en prevención de dichos accidentes, en dar cursos de primeros auxilios a los trabajadores del centro y en ser la persona responsable de la atención ofrecida en caso de incidente que así lo requiera.

8.   Conclusiones

Los Primeros Auxilios están directamente relacionados con la salud, ésta según la OMS es un estado completo de bienestar físico, mental y social, pero se puede incluir en el concepto de salud la capacidad del sujeto de hacer uso de los recursos personales, de encarar las dificultades y problemas de la vida. En este sentido podríamos considerar los Primeros Auxilios como parte de esos recursos personales para mantener la salud una vez que ha ocurrido un accidente. Es evidente que la salud es una prioridad en la sociedad y como tal debe estar presente en los centros educativos; éstos son un lugar idóneo porque llegan al total de la población (educación primaria y secundaria). Por esa razón el disponer de un botiquín adecuado en el centro escolar puede ayudar a minimizar las consecuencias de los accidentes ocurridos en el entorno escolar.

Nadie duda que la Educación y la Salud, son conceptos que van unidos y que son clave en el desarrollo y bienestar de una comunidad y de un país, ocupando el dinero que se adjudica a dichos temas uno de los conceptos más importantes de los presupuestos de la mayoría de los países. La relación que existe entre el nivel educativo, la calidad de vida y el estado de salud es innegable. Y la escuela es el lugar adecuado para adquirir hábitos de salud que nos acompañen durante toda la vida. Los centros educativos, como centros de trabajo, deben respetar las condiciones mínimas de seguridad exigidas por nuestra normativa. En todo centro escolar deberá existir un plan de evacuación y de lucha contra incendios, un equipo de primeros auxilios y/o botiquín consensuado que, junto con la Guía de Primeros Auxilios, configure un mínimo de medidas para minimizar los daños de cualquier evento que pueda ocurrir en el centro escolar.

Asimismo, como centro de educación/formación de alumnos, deberá ser ejemplo de unas condiciones de seguridad y calidad de vida escolar adecuadas. Con el fin de facilitar esta doble función es necesario asesorar a las personas implicadas en la prevención de accidentes infantiles, en el diseño, puesta en marcha y evaluación de planes de prevención de riesgos en los centros educativos y todo haciendo converger a cuantos agentes estén implicados en estas cuestiones.

Con el aumento del nivel de vida en el siglo pasado y los avances de la medicina, la mortalidad infantil ha disminuido considerablemente, de tal forma que los accidentes se han convertido en la primera causa de mortalidad entre los niños y adolescentes. La población educativa, en concreto alumnos y alumnas, son un grupo de riesgo propenso a los accidentes por varios motivos: la hiperactividad propia de su edad, debida al desajuste hormonal, la falta de visión de peligro en las actividades que realizan, el gusto por desafiar las normas y buscar los límites ya sea para autoafirmarse o probar ante los demás su valía. A menudo los niños y adolescentes no prevén las consecuencias de sus acciones, ello ocasiona que su sentido del peligro sea distorsionado y asuman riesgos innecesarios.

Un accidente puede repercutir tanto en el plano físico como psíquico, puede reducir la calidad de vida, producir incapacidad, muerte, además también afecta psicológicamente a los que lo sufren y el gasto sanitario es cada vez más elevado para hacer frente a las urgencias médicas que se producen. Es un tema de considerable importancia y por tanto debe estar presente en la enseñanza. Sabemos que en el trayecto educativo de un individuo se le enseñan muchas cosas, pero pocas veces se le enseña cómo salvar la vida a otra persona o cómo reaccionar frente a un accidente.

Los Primeros Auxilios están directamente relacionados con la salud. Cuando se produce un accidente es importante resaltar que, llegado el momento de intervenir, deben realizarse solamente aquellas maniobras de las que se sepa a ciencia cierta su resultado positivo ya que si no, podríamos empeorar la situación y los Primeros Auxilios que prestamos ser contraproducentes; por ello hay que tratar de tener todos los materiales que nos puedan ser de utilidad en esos primeros momentos críticos (un botiquín de primeros auxilios bien dotado y correctamente actualizado) así como una preparación adecuada del personal que trabaja en dicho centro y en el mejor de los casos personal específico de enfermería. Todo ello es fundamental para poder administrar unos cuidados iniciales de calidad y nos proporciona todo lo necesario para afrontar esas situaciones.

El cartel correspondiente a los teléfonos de urgencias y emergencias, que la legislación específica que debe ir colocado al lado del botiquín no existe en ninguno de los 30 centros en los que se les ha realizado el estudio y comentado con ellos el tema desconocen que la ley indica su colocación en ese punto concreto. Sería interesante y necesario que se realizaran campañas de concienciación por parte de los ayuntamientos o de las juntas de gobierno de los barrios para que los colegios subsanaran esta deficiencia, que además no les supone un coste económico alto.

En cuanto a la localización, es un tema bastante anárquico en los centros. Cada uno lo tiene donde la parece mejor y en algunos casos accesible a los niños. Sería interesante hacer comprender a los profesores que lo más adecuado es que sea de fácil identificación y en un lugar que no sea de fácil acceso a los niños para evitar accidentes adicionales.

El tema de tener el botiquín abierto o cerrado también es algo que se realiza de forma diferente en cada centro educativo. Quedando este aspecto sujeto a la opinión del director del centro o de los responsables de dicho botiquín. Lo idóneo sería que se pudiera cerrar herméticamente, pero sin llave, con lo que se dificultaría el acceso de los niños al mismo, pero a la vez se facilita un acceso rápido del adulto. No hay que olvidar que muchas veces la inmediatez en la actuación puede minimizar los daños de cualquier incidente.

En la legislación se establece que el botiquín debe ser fácilmente transportable, y sólo el 3% de los centros posee un botiquín que cumple dichas condiciones, el resto están, anclados a la pared y en muchos casos cerrados con llave. Esto les lleva a tener que utilizarlo en la zona en que está o bien a acudir allí y recoger el material que van a necesitar y llevarlo al lugar del incidente. Todo ello influirá en la atención que reciba el accidentado y en el retraso que se puede producir en la misma.

Las conclusiones obtenidas con este estudio son las siguientes:

  • Una de las primeras es que no existe una legislación lo suficientemente clara y específica en cuanto a la implementación, mantenimiento, reposición, control y utilización de los botiquines en los centros Y los centros educativos desconocen dicha legislación y la colaboración que en los aspectos anteriores que puede existir entre ambas administraciones. Ofrecer una atención inmediata y adecuada a los alumnos que necesitan primeros auxilios es el principal motivo por el que debe existir un botiquín escolar y que este se encuentre en perfecto estado es imprescindible para que la atención sea de calidad.
  • Los botiquines de los colegios de la ciudad de Zaragoza por lo general no están correctamente equipados. La mayoría de los centros desconocen que, mediante una solicitud existente, la Diputación de Zaragoza repone el material que dichos centros soliciten por agotado, caducado o De la misma manera no existe unanimidad, sino más bien disparidad entre unos y otros centros respecto al botiquín del que disponen.
  • Que en los centros a los que se presentó los cuestionarios no poseían ningún tipo de medicación dentro del botiquín por lo que se desconoce si disponen de esas medicaciones de urgencia o las tienen guardadas en otro Esto referido a insulinas, antihistamínicos, adrenalina y otros. Que pudieran ser necesarias para alumnos con patologías tanto crónicas (véase una diabetes) como las agudas (por ejemplo, necesidad de tomar un antibiótico en las horas en las que el alumno está en el centro).
  • Que pese a no ser lo más recomendable la mayoría de los centros tienen el botiquín ubicado en dirección o en secretaria, lugar que no es el más adecuado para su utilización tal y como indica el real decreto que lo Quizá el conocimiento del uso adecuado de dicho botiquín mediante charlas, cursos de primeros auxilios e incluso la presencia de una enfermera trabajando en el centro llevaría a comprender y encontrar un lugar más adecuado para su localización.
  • Que el gobierno de Aragón no tiene establecidos programas de formación para el personal que debe utilizar dichos botiquines y por lo tanto existen deficiencias de preparación que el personal suple mediante formación que ellos buscan por su Sería interesante que el personal sanitario diera cursos a los alumnos (adaptados a su edad) para que a lo largo del periodo de escolarización fueran adquiriendo conocimientos que les sirvieran para toda su vida.
  • Que así mismo tampoco existe en los centros educativos personal de enfermería que podría implementar programas de educación para la salud al mismo tiempo que velar y cuidar de las personas que acuden a diario a dichas instituciones. Este personal de enfermería sería fundamental no sólo para la atención al alumnado en caso de que ocurra un incidente, sino para ayudar a los alumnos a formarse adquiriendo estilos de vida saludables y conocimientos y aptitudes de lo que significa una vida
  • La administración de atención en caso de un accidente o incidente que así lo requiera y por lo tanto del uso de los botiquines en los colegios es todavía un punto de controversia entre lo que se puede y lo que se debe hacer, así como quien está capacitado o autorizado para ofrecer esos primeros auxilios. Siendo la dirección del centro junto con el claustro de profesores quienes deciden cual es el camino que van a seguir por lo que en determinados casos no se ofrece atención y se avisa inmediatamente al familiar para que lo lleve donde sea

Ver anexo

9.   Bibliografía.

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