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Historia natural de la enfermedad: tipos de cáncer

La quimioterapia abarca muchos medicamentos que poseen actividad de destruir células cancerosas pero, a su vez, tienen muchos efectos secundarios. La vía por la que se administra este medicamento puede ser oral o intravenosa.

En general, los medicamentos de la quimioterapia del cáncer destruyen o detiene el crecimiento de las células cancerosas por medio de la intervención de puntos específicos de la mitosis, en el ciclo celular. Como las células cancerosas son de más rápido crecimiento que las células normales se ven más afectadas en estos puntos de su maduración y mueren.

Pero las células normales comparten esta maduración, a ritmo más lento, y por lo tanto también resultan lesionadas o son destruidas por la quimioterapia, lo que origina sus efectos colaterales. Las células normales que son de rápido crecimiento como pueden ser las células de la sangre y del pelo son las que suelen sufrir principalmente sus efectos secundarios, por eso se cae el pelo al recibir quimioterapia.

La investigación de estos medicamentos se centra en que sean más específicos en lesionar las células cancerosas y no las normales, por ello la evolución de la quimioterapia del cáncer va en este sentido a ser más efectiva y menos tóxica.

Estos medicamentos se administran a modo de ciclos, con un período de recuperación entre cada uno. La duración total del tratamiento varía en función de la quimioterapia que precise la paciente pero oscila entre tres y seis meses.

La quimioterapia es un tratamiento muy agresivo, por lo que debilita mucho el organismo. Lo más recomendable en pacientes oncológicos que sigan este tratamiento es que guarden mucho reposo y que se alimenten bien.

Efectos secundarios de la quimioterapia:

Debido a que son medicamentos muy fuertes, presentan unos efectos secundarios que, en algunos casos, resultan muy molestos. Hay que decir que se administran, junto con ellos, otros fármacos que disminuyen algunos de esos efectos. Los más frecuentes son:

– Pérdida de apetito.

– Pérdida del cabello.

– Llagas en la boca.

– Cansancio.

– Riesgo elevado de infecciones por la disminución de los glóbulos blancos.

– Cambios en el ciclo menstrual.

– Hematomas.

La radioterapia consiste en el empleo de rayos de alta energía, como rayos X, para destruir o disminuir el número de células cancerosas. Es un tratamiento local que se administra después de la cirugía conservadora). Se desarrolla a lo largo de unos 20-30 días (los que el oncólogo y el radiólogo hayan creído convenientes), y la paciente va de forma ambulatoria a la clínica o sala donde se realice la radioterapia; no tiene que estar ingresada para ello.

El tratamiento no es doloroso sino que es algo parecido a una radiografía sólo que la radiación es mayor y está concentrada en la zona afectada. Lo que se consigue con la radioterapia es disminuir el tamaño del tumor, para luego retirarlo quirúrgicamente o, una vez realizada la intervención, limpiar la zona de células malignas.

La acción de los aparatos suele estar muy focalizada de manera que sus efectos suelen ser breves y, generalmente, bien tolerados por los pacientes. Una buena combinación de descanso, actividad física y prendas delicadas puede atenuar estas molestias.

No es necesaria la hospitalización para recibir este tratamiento, se puede hacer de forma ambulatoria. Esto dependerá del estado de la paciente y del tiempo de duración del tratamiento, uno completo puede prolongarse entre cuatro y ocho meses. El tratamiento quimioterápico puede realizarse a modo adyuvante, es decir, sumado a la cirugía o como tratamiento único, para los casos de recidivas y que la cirugía no sea una solución.

Junto a la quimioterapia, se administrará tratamiento hormonal, siempre que el tumor presente receptores hormonales.

La terapia hormonal consiste en la administración de fármacos que bloquean la acción de las hormonas que estimulan el crecimiento de las células cancerosas.

Se les da a aquellos pacientes que tienen receptores hormonales positivos, esto viene a ser el 60-70% del total de las pacientes diagnosticadas con cáncer de mama.

Hace años se realizaba la extirpación ovárica para impedir la acción de las hormonas pero, en la actualidad, esta técnica no se emplea y en su lugar se utiliza la terapia hormonal.

Últimamente se están empleando nuevos fármacos para esta terapia, que son los siguientes:

– Fármacos antiestrógenos o moduladores del receptor estrogénico.

– Agonistas de la hormona luteinizante, a nivel de la hipófisis, que se encarga de la producción de estrógenos en mujeres premenopáusicas.

– Fármacos de la aromatasa, enzima que produce estrógenos en mujeres cuyos ovarios ya no los producen, es decir, en mujeres menopáusicas.

– Fármacos de tipo de la progesterona.

Los efectos secundarios de estos fármacos son parecidos a los síntomas que se dan en la menopausia, es decir, sofocos, nerviosismo, etc. En algunas mujeres posmenopáusicas se ha visto otros riesgos como un aumento de la tromboflebitis, etc.

Estos medicamentos tienen varias vías de administración que se elegirán en función de lo que decida el médico y la paciente. Estas vías son la oral, la subcutánea y la intramuscular (a través de una inyección).

La cirugía se realizará una