Inicio > Endocrinología y Nutrición > Trastornos de conducta alimentaria: revisión bibliográfica

Trastornos de conducta alimentaria: revisión bibliográfica

Trastornos de conducta alimentaria: revisión bibliográfica

Autora principal: Lucía Rodríguez Andión

Vol. XIX; nº 18; 830

Eating disorders: literature review

Fecha de recepción: 17/08/2024

Fecha de aceptación: 19/09/2024

Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XIX. Número 18 Segunda quincena de Septiembre de 2024 – Página inicial: Vol. XIX; nº 18; 830

AUTORES:

  1. Lucía Rodríguez Andión. Dietista-Nutricionista en Centro de Salud Corgo-Meira, Lugo, Galicia, España
  2. Mónica Pérez Fernández. Dietista-Nutricionista en Centro de Salud Ribadeo-Mondoñedo, Lugo, Galicia, España

RESUMEN

Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) son un grupo de afecciones graves relacionadas con los comportamientos alimentarios anormales que se caracterizan por una preocupación excesiva por el peso, la comida y la imagen corporal, lo cual conlleva a conductas perjudiciales como la restricción alimentaria, los atracones y las purgas.

Las variedades principales abarcan la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa, el trastorno por atracón y el trastorno de la alimentación selectiva o evitativa. Estas enfermedades tienen múltiples causas (genéticas, psicológicas y sociales), afectan tanto a la salud mental como la física y pueden tener consecuencias graves para la salud, incluso mortales. Los TCA suelen estar vinculados con otros trastornos psicológicos, como la depresión, la ansiedad o el trastorno obsesivo-compulsivo.

El enfoque para el tratamiento es integral, incluyendo terapia psicológica, intervención nutricional, medicación y apoyo de la familia. Detectar a tiempo es fundamental para mejorar las perspectivas.

PALABRAS CLAVE

Trastornos de conducta alimentaria (TCA), imagen corporal, restricción alimentaria, comportamientos compensatorios, tratamiento multidisciplinario.

ABSTRACT

Eating disorders (ED) are a group of serious conditions related to abnormal eating behaviors that are characterized by excessive concern about weight, food and body image, which leads to harmful behaviors such as food restriction, binge eating and purging. The main varieties include anorexia nervosa, bulimia nervosa, binge eating disorder, and selective or avoidant eating disorder. These diseases have multiple causes (genetic, psychological and social), affect both mental and physical health and can have serious health consequences, even fatal. EDs are often linked to other psychological disorders, such as depression, anxiety or obsessive-compulsive disorder. The approach to treatment is comprehensive, including psychological therapy, nutritional intervention, medication, and family support. Detecting early is essential to improve prospects.

KEYWORDS

Eating disorders (ED), body image, food restriction, compensatory behaviors, multidisciplinary treatment.

DECLARACIÓN DE BUENAS PRÁCTICAS

Los autores de este manuscrito declaran que:

Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses
La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El manuscrito es original y no contiene plagio.
El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.
Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.
Han preservado las identidades de los pacientes.

INTRODUCCIÓN

Los Trastornos de la Conducta Alimentaria son problemas complejos y a menudo graves que no solo perturban la manera en que una persona se relaciona con la comida, sino que también afectan su relación con su propio cuerpo.

Hasta ahora, a pesar de que en España se han llevado a cabo varios estudios con cifras que informan de una prevalencia del 0,14% al 0,9% para la Anorexia Nerviosa, del 0,41% al 2,9% para la Bulimia Nerviosa y del 2,76% al 5,3% para los Trastornos de la Conducta Alimentaria No Especificados (TCANE), la variabilidad de los resultados y la diversidad de herramientas utilizadas en su evaluación sugieren una interpretación cuidadosa de los datos (Redondo et al., 2019).

En 1980, Engel presentó el concepto del modelo biopsicosocial, que plantea que la Salud y la Enfermedad son el producto de la influencia combinada de factores biológicos, psicológicos y sociales. Dentro de las variables biológicas se incluirían los elementos genéticos, bioquímicos, metabólicos y hormonales que podrían afectar la salud o la prevención de enfermedades. Respecto a los factores psicológicos que podrían influir en esa conexión, se podrían considerar el temperamento, las características de personalidad, el modo de vida y las habilidades de afrontamiento y prevención, entre otras. Finalmente, se encuentran los aspectos sociales que son variables a nivel macro, como el nivel socioeconómico, los factores culturales y las características propias de cada sociedad en la relación salud-enfermedad.

Tanto la salud como la enfermedad son eventos complicados que pueden ser examinados y tratados desde diferentes niveles de evaluación. En este aspecto, podemos identificar varios niveles que van desde los más pequeños como los relacionados con lo físico, bioquímico o genético, hasta los más amplios como la Psicología o la Sociología que se acercan al concepto de la enfermedad. De cualquier manera, es crucial considerar que todas las perspectivas sobre la salud y la enfermedad son válidas y cada una ofrece una visión importante desde su propio enfoque, que se refleja en diversas formas de intervención y herramientas específicas. Además, desde esta perspectiva se vuelve factible una comprensión más profunda del fenómeno y se promueve el enfoque multidisciplinario para abordar diferentes problemáticas.

Desde este enfoque, el acto de comer, ya sea en exceso, defecto o de diversas formas y funciones, puede ser examinado, trascendiendo su importancia fisiológica y nutricional como pilar fundamental. Comer, al igual que cualquier otro acto, implica actuar en un ambiente que puede variar desde lo puramente situacional a un contexto más amplio, sociocultural, que afectará significativamente la forma en que se lleva a cabo dicho acto de comer. Desde el enfoque con el que abordaremos los temas de alimentación, comer representa la conexión que un organismo, específicamente un ser humano, tiene con una variedad de alimentos disponibles en su entorno.

Esta relación va a estar influida por diversos factores que van a interaccionar entre sí:

  • Factores del contexto: tipos de alimentos, características de los alimentos (olor, sabor, apariencia…), lugar en el que se consumen, influencia de la publicidad, normas culturales con respecto a la comida o al acto de comer….
  • Factores personales: historia de alimentación, edad, el género, variables de personalidad, el estilo cognitivo o emocional, etc.

Aunque el modelo de Engel fue diseñado para el concepto tradicional de enfermedad en el que se supone una causa clara detrás de cada dolencia y síntoma, en el caso de los Trastornos de Conducta Alimentaria (TCA) no hay una sola causa, sino varios factores interactuantes que influyen en la aparición y perpetuación del problema.

La relación que establece cada sujeto con la comida es única e idiosincrásica. Ninguna persona se relacionará de la misma forma con la comida por el simple hecho de que cada persona es históricamente única. Esto es, los factores que han ido construyendo la relación se deben a un organismo único en unas circunstancias únicas. El trabajo más importante como profesionales sanitarios pasa por conocer esa relación única que esa persona que acude a consulta en busca de ayuda establece con la alimentación, para poder aportarle un tratamiento lo más individualizado posible y que se ajuste a las características de este paciente. Y es precisamente de esta compleja interacción de factores de donde puede surgir el problema con la alimentación, pues como se viene señalando, desde una perspectiva biopsicosocial, este sería el resultado de la interacción de los siguientes factores:

  • Factores biológicos. Existen algunas evidencias de que el papel de las hormonas en el cambio de la pubertad puede predisponer al desarrollo de TCAs. De hecho, es en este momento evolutivo donde el riesgo de empezar a desarrollar problemáticas relacionadas con los TCA es mayor. Desde esta perspectiva fisiológica, también se ha señalado el papel que puede jugar estructuras cerebrales como el hipotálamo en la regulación de la ingesta. Algunas revisiones han hallado ciertos polimorfismos localizados en 43 genes distintos y en rutas biológicas diversas (Rask-Andersen et.al 2010). Por otro lado, se han descrito ciertas relaciones del papel de la serotonina sobre el control de la ingesta y sobre la impulsividad como rasgo psicológico. Por estas cuestiones se ha relacionado el papel de este neurotransmisor con la Anorexia Nerviosa, con la Bulimia Nerviosa y con el Trastorno por Atracones. A su vez, por sus implicaciones en los procesos de motivación y recompensa, también se ha relacionado las acciones de la dopamina con los TCAs. Junto con la serotonina, la dopamina regula también el normal funcionamiento del sistema entérico y gastrointestinal.
  • Factores psicológicos. Podríamos señalar, sin riesgo a equivocarnos, que los factores psicológicos son los que tal vez más peso tengan dentro de esa triada en la aparición y mantenimiento de los TCA. Entre estos factores, cabría señalar cuatro principalmente aunque a estos se les podría sumar otros: el perfeccionismo, la autoestima baja, la intolerancia a los cambios de estados de ánimo y dificultades interpersonales. Además, a estos factores, se les añaden otros como la falta de asertividad, la afectividad negativa, la rigidez o la falta de sensación de control. Es importante señalar que además de estos factores a los TCAs se suelen relacionar otros trastornos psicológicos comórbidos tales como ansiedad, depresión, trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) u otros Trastornos de Personalidad, que será necesario evaluar y conceptualizar en el caso para poder realizar un buen acercamiento al caso. Por último cabe señalar a la insatisfacción corporal como uno de los factores psicológicos de mayor riesgo tanto para el desarrollo de TCAs como la Anorexia o la Bulimia Nerviosa, siendo las mujeres el grupo con mayor incidencia (Neumark-Sztainer et.al, 2006).
  • Factores sociales. En este grupo de factores, cabrían aquellas variables de tipo estructural y macrocontengencial que predispondrían la aparición de estas problemáticas. Entre estos factores, se podrían señalar la cultura de la dieta, sociedades donde el culto a la imagen es muy elevado o donde se dan dinámicas competetitivas elevadas. Así mismo, cabe señalar de forma significativa los efectos de la publicidad y las redes sociales en esta predisposición.

Históricamente, al hablar de TCAs la práctica totalidad de los discursos se centraban en los que hasta el momento eran los dos principales: anorexia y bulimia nerviosa. Sin embargo, y a pesar de su importancia tanto por las prevalencias que mantienen como el impacto para la salud que tienen, la anorexia y la bulimia nerviosa son dos trastornos de un conjunto más amplio que compondrían la categoría actual de los Trastornos de la Conducta Alimentaria (DSM-V, 2009) .

En primer lugar, cabría mencionar al Trastorno por Atracones (TA), una problemática que presentan un número importante de personas (en torno al 4% de prevalencia) y que, en síntesis, consistiría en un patrón de ingesta donde se experimenta una importante sensación de descontrol y en el que se suelen ingerir mayores cantidades de comida de las habituales en esa persona o se suelen acceder a alimentos que, por lo general, no se comen.

Aunque profundizaremos más adelante en esta problemática, es importante señalar que frente a la anorexia y la bulimia nerviosa, es de todos los TCA el más prevalente . Su relación con la aparición de obesidad y sobrepeso es importante. Dentro del apartado “Trastornos Alimentario y de la Ingestión de Alimentos” del DSM-V se incluye la Pica, el Trastorno de Rumiación, el Trastorno de Evitación/Restricción de la ingestión de alimentos, la Anorexia y la Bulimia Nerviosa, el Trastorno de Atracones y los Trastornos Alimentarios o de la Ingestión de alimentos especificado o no especificado.

A pesar de que existen tres trastornos de la conducta alimentaria más importantes y prevalentes, presentamos algunas características de los otros tres restantes con el objetivo de no perder de vista su existencia y contar con la posibilidad de que en el ámbito sanitario puedan encontrarse en alguno de los pacientes que acuden a consulta.

Trastorno de Pica

La característica principal de este patrón de alimentación es la ingestión frecuente y persistente de sustancias que no son nutritivas ni pueden considerarse como alimentos. Ejemplos de esto serían pinturas, papel, trocitos de madera, tierra, jabón, etc. La ingestión de este tipo de sustancias no nutritivas y no alimentarias debe ser inapropiada para el grado de desarrollo de la persona y no debe formar parte de una práctica culturalmente aceptada. Por último, si este tipo de conducta alimentaria se produjera en el contexto de otro trastorno mental, el diagnóstico diferenciado de pica se debería realizar solo si es suficientemente grave.

Trastorno de Rumiación

En este caso, el problema consistiría en una regurgitación repetida de los alimentos que se ingieren. La comida tragada, que puede estar parcialmente digerida, se devuelve a la boca aparentemente sin náuseas, arcadas involuntarias ni desagrado. La comida se puede volver a masticar para después escupirse de la boca o tragarse. Una de las posibles consecuencias derivadas de estos comportamientos con la comida es la pérdida de peso y la malnutrición. El trastorno puede diagnosticarse durante toda la vida, particularmente en las personas que también presentan discapacidad intelectual.

Trastorno por evitación/restricción de alimentos

El componente principal de este trastorno es una falta de interés por la comida. En este caso, la persona evita la ingesta de alimentos por una preocupación centrada en las consecuencias de comer no relacionadas con el peso, como en el caso de la anorexia nerviosa, sino en otras como el miedo a atragantarse o a sufrir alergias, manifestándose así una incapacidad persistente para satisfacer sus necesidades nutricionales. En este trastorno se daría una falta de interés por los alimentos derivada de lo anterior y puede derivar en estados de malnutrición, pérdida de peso o interferir significativa en el funcionamiento psicosocial de la persona.

Manifestaciones clínicas generales

En mayor o menor medida, los principales TCAs (anorexia nerviosa, bulimia nerviosa y trastorno por atracones) giran en torno a cuatro manifestaciones clínicas generales, tales como:

  • Patrones alimentarios alterados: nos referimos a que la ingesta de las personas puede ser excesiva a momentos, muy deficitaria o restrictiva a otros, o pueden aparecer patrones alimentarios algo extravagantes como partir la comida en trocitos muy pequeños o hacer acopio de grandes cantidades de comida.
  • Valoración excesiva del peso corporal: nos referimos a que la variable peso corporal alcanza una sobreimportancia relacionada principalmente con el miedo y la preocupación a ganar peso. Por distintas razones individuales, históricas y sociales, se suelen asociar al peso o la posibilidad de ganarlo consecuencias adversas que son vividas de forma amenazante y que derivan en la puesta en marcha de distintas acciones para prevenir su presentación, entre ellas, la restricción alimentaria.
  • Persistente control sobre el peso corporal: derivado del miedo a ganar peso, aparecen conductas orientadas a rebajar este miedo, y suelen tener forma de claros intentos de control sobre el peso como la restricción calórica, el uso de diuréticos o laxantes o la realización de ejercicio intenso. Estos intentos contribuyen a reforzar el problema, aumentar sus complicaciones y generar otras condiciones que complican el estado de salud general de la paciente.
  • Rechazo al propio cuerpo y al aspecto físico en general: para una proporción importante de estos pacientes, el cuerpo, sus señales o sus formas son un contexto donde se da cierta estimulación de carácter amenazante que en muchas ocasiones conduce a un rechazo del mismo que se traduce en una importante insatisfacción corporal. De hecho, la insatisfacción corporal propia de estas problemáticas, es un elemento muy importante a considerar tanto en su evaluación como durante el tratamiento, pues dada su relevancia si no se aborda adecuadamente, podría ralentizar o incluso complicar el tratamiento del TCA.

Además de lo anterior, cabe señalar que estas manifestaciones generales también se podrían acompañar de forma más específica de las siguientes en función de distintos niveles:

  • Nivel conductual: pautas de alimentación deficitarias (conductas restrictivas, atracones, sobreingesta), rituales de evitación (lugares, comidas, posturas, actividades) y de comprobación (autoevaluación peso y talla); y presencia de purgas (vómitos, laxantes, ejercicio…).
  • Nivel cognitivo: podría darse ausencia de conciencia de enfermedad, negación del problema, adhesión al valor “estar delgada” como creencia básica identitaria, distorsiones cognitivas en torno a su apariencia física y control de su alimentación, alteración de la imagen corporal (distorsión de la corporalidad, interpretación incorrecta de los estímulos propioceptivos) y presencia de constantes rumiaciones sobre el peso y el cuerpo.
  • Nivel emocional: dinámicas emocionales compensatorias de ansiedad/disforia-ingesta, atracón-culpa/vergüenza, orgullo/sobrestimación-reducción del peso. En definitiva, estados emocionales negativos y disfóricos se asocian como antecedentes o consecuentes del comportamiento alimentario alterado.
  • Nivel social: aislamiento, conductas manipulativas, evitación de situaciones sociales en las que se prevean celebraciones en torno a la comida, etc.

Tratamiento

El tratamiento de los trastornos de la conducta alimentaria suele ser multidisciplinario e incluye:

  • Psicoterapia: terapia cognitivo-conductual, terapia familiar, terapia interpersonal.
  • Tratamiento médico: monitorización y tratamiento de las complicaciones físicas.
  • Nutrición: educación nutricional y apoyo para establecer hábitos alimentarios saludables.
  • Medicamentos: en algunos casos, se utilizan antidepresivos u otros medicamentos para tratar síntomas asociados, como la depresión o la ansiedad.

OBJETIVO

El objetivo de estudiar los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) es comprender en profundidad sus características, causas y consecuencias para desarrollar estrategias eficaces de prevención, diagnóstico y tratamiento. Esto incluye identificar los factores de riesgo biológicos, psicológicos y socioculturales que contribuyen a su aparición, así como diseñar intervenciones que promuevan una recuperación sostenible y la mejora de la calidad de vida de las personas afectadas. Además, se busca sensibilizar a la sociedad sobre la importancia de abordar estos trastornos desde una perspectiva integral, que contemple tanto la salud física como mental.

METODOLOGÍA

La metodología para estudiar los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) se basa en un enfoque multidisciplinario que incluye los siguientes pasos:

  1. Revisión bibliográfica:
    • Se realizará una revisión exhaustiva de la literatura existente para comprender el estado actual del conocimiento sobre los TCA, sus causas, manifestaciones y tratamientos. Esta revisión incluirá artículos científicos, estudios de caso, guías clínicas y datos estadísticos.
  2. Investigación cualitativa:
    • Se llevarán a cabo entrevistas en profundidad con pacientes que padecen o han padecido TCA, así como con profesionales de la salud que los tratan (psicólogos, nutricionistas, psiquiatras). Esto permitirá obtener perspectivas personales y profesionales sobre la experiencia de los TCA y las estrategias de tratamiento.
  3. Investigación cuantitativa:
    • Se recopilarán datos mediante encuestas estructuradas para medir la prevalencia de los TCA en diferentes poblaciones, así como para evaluar la efectividad de los tratamientos y la relación entre los factores de riesgo y la aparición de estos trastornos.
  4. Estudio de casos:
    • Se analizarán casos clínicos específicos para comprender la evolución de los TCA en distintos contextos, identificando patrones comunes y diferencias en la manifestación y tratamiento de estos trastornos.
  5. Análisis de datos:
    • Los datos cualitativos y cuantitativos recopilados se analizarán utilizando técnicas estadísticas y de análisis de contenido. Esto permitirá identificar tendencias, correlaciones y posibles áreas de intervención.
  6. Desarrollo de propuestas:
    • A partir de los resultados obtenidos, se desarrollarán propuestas de intervención para la prevención y tratamiento de los TCA. Estas propuestas estarán orientadas tanto a mejorar la atención clínica como a sensibilizar a la sociedad sobre la importancia de abordar estos trastornos.
  7. Evaluación y validación:
    • Las propuestas serán sometidas a evaluación por expertos en el campo de los TCA y, cuando sea posible, se realizarán estudios piloto para validar su efectividad antes de su implementación a mayor escala.

RESULTADOS

Los resultados esperados del estudio sobre los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) podrían incluir:

  1. Identificación de factores de riesgo:
    • Se espera identificar y clasificar los principales factores biológicos, psicológicos y socioculturales que predisponen a la aparición de TCA, diferenciando su influencia en distintos grupos de población.
  2. Mapeo de la prevalencia:
    • Los datos cuantitativos proporcionarán una visión detallada sobre la prevalencia de los TCA en diversas poblaciones, revelando patrones demográficos y geográficos significativos.
  3. Perfil de comportamientos y síntomas:
    • A través de los estudios de caso y entrevistas, se delinearán los comportamientos y síntomas más comunes en pacientes con TCA, incluyendo diferencias según el tipo específico de trastorno (anorexia, bulimia, trastorno por atracón, etc.).
  4. Evaluación de tratamientos:
    • Se espera obtener una evaluación de la efectividad de las intervenciones actuales para los TCA, identificando tanto las prácticas exitosas como las áreas que requieren mejoras o nuevas aproximaciones terapéuticas.
  5. Propuestas de intervención:
    • A partir de los hallazgos, se desarrollarán propuestas de intervención que puedan implementarse en entornos clínicos y comunitarios para mejorar la prevención, el diagnóstico temprano y el tratamiento de los TCA.
  6. Sensibilización y educación:
    • Los resultados también incluirán recomendaciones para campañas de sensibilización y programas educativos que aborden los mitos sobre la imagen corporal y promuevan una relación más saludable con la alimentación.
  7. Validación y aplicación práctica:
    • Los estudios piloto realizados validarán las propuestas de intervención, ofreciendo un marco práctico para su aplicación en contextos clínicos o educativos, contribuyendo a la mejora de la atención a las personas con TCA.

CONCLUSIONES

Las conclusiones del estudio sobre los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) son las siguientes:

  1. Complejidad multifactorial:
    • Los TCA son trastornos complejos influenciados por una combinación de factores biológicos, psicológicos y socioculturales. No existe una única causa, lo que resalta la necesidad de abordajes integrales y personalizados en su tratamiento.
  2. Importancia del diagnóstico temprano:
    • La identificación temprana de los TCA es crucial para mejorar los resultados del tratamiento. Las intervenciones a tiempo pueden prevenir el desarrollo de complicaciones graves y aumentar las posibilidades de recuperación.
  3. Efectividad de las intervenciones multidisciplinarias:
    • Los enfoques terapéuticos que integran psicoterapia, tratamiento médico y apoyo nutricional han demostrado ser los más efectivos para tratar los TCA. La colaboración entre diferentes profesionales de la salud es esencial para abordar todos los aspectos del trastorno.
  4. Necesidad de mayor sensibilización social:
    • Existe una necesidad urgente de aumentar la sensibilización pública sobre los TCA y de combatir los estigmas asociados. La educación y las campañas de concienciación pueden jugar un papel clave en la prevención y en la promoción de actitudes más saludables hacia el cuerpo y la alimentación.
  5. Recomendaciones para la prevención:
    • Las estrategias preventivas deben centrarse en la educación desde una edad temprana, promoviendo una imagen corporal positiva y una relación equilibrada con la comida. También es importante que estas estrategias incluyan la capacitación de profesionales de la salud y educadores para reconocer los signos tempranos de TCA.
  6. Necesidad de investigación continua:
    • A pesar de los avances en la comprensión de los TCA, es necesario continuar investigando para descubrir nuevos enfoques terapéuticos y mejorar las tasas de recuperación. La investigación futura debería enfocarse en subgrupos específicos y en la eficacia a largo plazo de las intervenciones.

Estas conclusiones subrayan la importancia de un enfoque integral y coordinado para abordar los trastornos de la conducta alimentaria, que involucre tanto la prevención como el tratamiento eficaz y personalizado.

BIBLIOGRAFÍA

  1. DSM-IV psychiatric disorder comorbidity and its correlates in binge eating disorder. Grilo CM, White MA, Masheb RM Int J Eat Disord. 2009 Apr; 42(3):228-34.
  2. Redondo, F. J. M., Brito, N. B., Robayna, B. P., Fariña, Y. R., & Flores, C. D. (2019). Prevalencia de Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) en España: necesidad de revisión. Revista Española de Nutrición Humana y Dietética, 23(Supl. 1), 130-131.
  3. Rask-Andersen, M., Olszewski, P. K., Levine, A. S., & Schiöth, H. B. (2010). Molecular mechanisms underlying anorexia nervosa: focus on human gene association studies and systems controlling food intake. Brain research reviews, 62(2), 147-164
  4. Neumark-Sztainer, D., Paxton, S. J., Hannan, P. J., Haines, J., & Story, M. (2006). Does body satisfaction matter? Five-year longitudinal associations between body satisfaction and health behaviors in adolescent females and males. Journal of adolescent health, 39(2), 244-25
  5. Stice, E. (2002) Risk and maintenance factors for eating pathology: A meta-analytic review. Psycholgical Bulletin,128:825–848.
  6. Ferrer, V. Cumplimiento de prescripciones terapéuticas y de salud: concepto y factores psicosociales implicados. Revista de psicología de la salud. 1995; 7 (1): 35-61.
  7. Arkowitz, H., Miller, W. R., & Rollnick, S. (Eds.). (2015). Motivational interviewing in the treatment of psychological problems. Guilford Publications.
  8. Fogelkvist, M., Gustafsson, S. A., Kjellin, L., & Parling, T. (2020). Acceptance and commitment therapy to reduce eating disorder symptoms and body image problems in patients with residual eating disorder symptoms: A randomized controlled trial. Body Image, 32, 155-166. https://doi. org/10.1016/j.bodyim.2020.01.002
  9. Hoek, H. W., & van Hoeken, D. (2003). Review of the prevalence and incidence of eating disorders. International Journal of Eating Disorders, 34(4), 383-396. doi:10.1002/eat.10222
  10. National Institute for Health and Care Excellence (NICE). (2017). Eating Disorders: Recognition and Treatment (NG69). NICE Guidelines.
  11. Treasure, J., Claudino, A. M., & Zucker, N. (2010). Eating disorders. The Lancet, 375(9714), 583-593. doi:10.1016/S0140-6736(09)61748-7
  12. Hay, P., Mitchison, D., Collado, A., González-Chica, D., Stocks, N., & Touyz, S. (2017). Burden and health-related quality of life of eating disorders, including avoidant/restrictive food intake disorder (ARFID), in the Australian population. Journal of Eating Disorders, 5(1), 21. doi:10.1186/s40337-017-0149-z
  13. Yager, J., Devlin, M. J., Halmi, K. A., Herzog, D. B., Mitchell, J. E., Powers, P., & Zerbe, K. J. (2006). Practice guideline for the treatment of patients with eating disorders. American Journal of Psychiatry, 163(7 Suppl), 4-54.
  14. Grilo, C. M., & Mitchell, J. E. (2010). The treatment of eating disorders: A clinical handbook. Guilford Press.

Estas referencias proporcionan un marco sólido sobre los trastornos de la conducta alimentaria, abordando desde su diagnóstico hasta su tratamiento, así como las intervenciones recomendadas.