de manía o de psicosis precipitados por el nacimiento de un bebé se les ha llamado psicosis puerperal. (8) Kaplan y Sadock (9) definen estos trastornos psíquicos puerperales como dolencias mentales con inicio en el primer año después del parto y que se manifiestan por desequilibrios de humor psicóticos y no psicóticos, y que en su aparición pueden estar involucrados factores orgánicos, hormonales psicosociales y la predisposición femenina.
Actualmente se considera que el manejo de los trastornos psiquiátricos durante el embarazo y puerperio, deben recaer sobre programas de interconsulta y enlace especializados entre los servicios de salud mental y obstetricia, que en España, Inglaterra y Estados Unidos de Norteamérica se ha dado en llamar Psiquiatría Perinatal, aunque aún los resultados son pobres, desconocemos si existe este tipo de servicios en nuestro país. (10)
Debido a la baja especificidad de los factores de riesgo y a la estigmatización social es difícil establecer estrategias de prevención efectivas, por eso es fundamental la detección y tratamiento temprano. Muchas madres afectadas no consultan servicios de salud mental, pero sí recurren a otros profesionales de la salud por aparentes problemas de salud propios o del bebé. De ahí la importancia clave de los profesionales de salud en la detección y derivación a servicios adecuados para ayudarlas. (11)
Las prácticas de Enfermería desde los tiempos remotos están íntimamente relacionadas con el alivio del sufrimiento humano. Cualquier forma patológica que implique sentimientos de angustia, miedo ansiedad, pesimismo, entre otros, sobre todo si aparecen en relación con la maternidad, requiere de cuidados especiales para evitar las secuelas y que se deterioren la relación materno filial y con el resto de la familia. (12)
Según Da Silva y colaboradores (8) el personal de Enfermería está altamente capacitado lo que les permite no sólo la identificación de los factores de riesgo de los TPEP, sino lo más importante la detección de los síntomas y signos precoces de la enfermedad, permitiéndole el planeamiento e implementación temprana de las acciones de Enfermería.
Estos autores plantean que entre sus acciones preventivas están brindar apoyo emocional durante el embarazo, parto y puerperio junto al obstetra y pediatra, brindar el máximo de apoyo emocional a la familia, en especial al esposo explicándole que ese momento su esposa necesita sentirse amada y segura, acompañando de forma profesional a las mujeres con riesgo elevado de padecer estos trastornos durante la psicoterapia y así elevar su efectividad.
Preparar en nuestro medio al personal de Enfermería sería un paso de avance en el cumplimiento de encargo social sobre todo en la atención primaria de salud donde existe una estrecha relación entre estos profesionales y la comunidad que atiende
Los psicólogos por su parte son miembros activos del equipo de salud, encargados no sólo de facilitar la evaluación psicológica, de identificar los recursos con que cuenta la paciente para su recuperación, sino de brindar acompañamiento a la paciente y su familia a través de la psicoterapia, evitando las secuelas de esta afección.
El impacto de la enfermedad psiquiátrica en la madre afecta la calidad de la relación madre-hijo y el normal desarrollo psicoemocional del menor. La salud mental perinatal es una nueva disciplina que se preocupa del período comprendido desde el parto hasta los dos años de vida de la salud de la madre y del hijo, incorporando aspectos terapéuticos que guardan relación con el vínculo y la crianza de los hijos. La psicosis posparto está estrechamente relacionada con el Trastorno bipolar en el período reproductivo (13)
El tratamiento debe considerarse de forma individual, atendiendo a la intensidad de los síntomas, el grado de estructuración y apoyo familiar del que la mujer disponga, la calidad de los cuidados y el deseo de cuidar a su hijo. Lo aparatoso del cuadro no tiene por qué coincidir con su imposibilidad de tratamiento; en nuestra opinión, tanto por los riesgos posteriores en futuros embarazos, como por las alteraciones en el desarrollo emocional del hijo, debe proporcionarse una atención ambulatoria de apoyo psicológico inmediata y continuada a la madre y a su familia, encaminada a evitar la separación entre la madre y su hijo, e impedir que se consolide la marca de la incompetencia básica en la función de madre de la enferma, salvo en los casos en que la precariedad de funcionamiento de los recursos familiares, o su inexistencia, así como la ausencia de recursos asistenciales especializados o el fracaso de la intervención comunitaria, aconsejen tratamiento hospitalario, preferentemente madre-hijo. (13,14)
A pesar de su elevada prevalencia, a menudo la depresión posparto no se diagnostica y, por lo tanto, no se trata. Asimismo, el tratamiento de los casos diagnosticados plantea numerosos dilemas para el profesional de atención primaria. La evidencia clínica demuestra que, por un lado, existen estrechas relaciones entre la variabilidad hormonal fisiológica, los cambios anímicos normales, las alteraciones hormonales (en particular de los ejes tiroideos, gonadal y suprarrenal) que en muchas ocasiones son factores etiológicos principales y, en otras, requieren complementaciones o correcciones para una adecuada recuperación anímica.
Por otro lado, esta variabilidad depende de factores psíquicos, las condiciones afectivas y sociales de la madre experimentadas durante el embarazo y el mismo parto, y sus antecedentes depresivos. De hecho, las madres solteras muy jóvenes, sin apoyo familiar, con antecedentes depresivos en su familia y en condiciones sociales y económicas precarias, deben ser objeto de atención especial durante el embarazo y el posparto, dado que constituyen población en alto riesgo. En consecuencia, la provisión de apoyo posparto intensivo y remisión adecuada por parte de profesionales de atención primaria capacitados para la identificación de síntomas y el tipo de tratamiento de estas patologías pueden prevenir episodios más graves y largos, y disminuir el sufrimiento de la madre y el hijo, y también los índices de suicidio y filicidio. De ahí la importancia y la necesidad de identificar de manera temprana los casos para evitar alteraciones afectivas posparto mediante un tratamiento que responda a un diagnóstico acertado (15-18)
Para la atención primaria de salud en nuestro país son esenciales las actividades de promoción y prevención de salud, por ello tratándose de trastornos psiquiátricos del embarazo y puerperio es fundamental reconocer su existencia, identificar sus factores de riesgo, para poder diseñar estrategias que permitan minimizar el daño que producen a corto, mediano y largo plazo en la salud del binomio madre hijo, en la familia y para