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Consideraciones especiales en la atención y tratamiento del dolor del paciente pediátrico

Consideraciones especiales en la atención y tratamiento del dolor del paciente pediátrico

Resumen

Los cuidados pediátricos son desde hace pocos años tratados de forma especial no sólo por los padres y cuidadores sino especialmente por las unidades pediátricas y sus profesionales. Existen escasos estudios sobre la opinión sobre los padres y el dolor de sus hijos, aunque si existe mayor importancia y se le da al niño mayor relevancia para expresar y comunicar su estado y magnitud del dolor.

Consideraciones especiales en la atención y tratamiento del dolor del paciente pediátrico

Autoras

Marta Luisa Bandera López. Enfermera urgencias Hospital Virgen de la Victoria. Málaga.

Macarena Romero Gallardo. Enfermera Urgencias Hospital Virgen de la Victoria. Málaga.

Palabras clave: actitud del personal de salud; dolor; unidades de cuidados intensivos pediátricos.

Introducción

El profesional sanitario que asiste en su práctica diaria a pacientes pediátricos, debe estar actualizado en los avances y cuidados científicos, los cuales ayuden a fomentar el control del dolor en el niño.

Actualmente pueden evitarse, así como disminuir el dolor en las técnicas de Enfermería, así como proporcionar una sedación o analgesia cuando pueda favorecer el bienestar. La analgesia como ya es considerado, es una atención médica, no es privativa de ella, por lo que se debe proporcionar y así ofrecer la mejor atención sanitaria.

Pero el problema más común en la atención del dolor en el paciente pediátrico, son referidos a la medición y valoración. El personal sanitario en cuidados pediátricos debe incluir en sus cuidados y competencias el saber valorar el dolor en los niños y conocer su tratamiento más adecuado.

Puede considerarse las siguientes puntualizaciones como ayuda para valorar el dolor en el paciente pediátrico según su edad. 1,2,3

Edad niño y  Expresiones de dolor que puede mostrar el niño

≤ 1 año

– Mostrar rigidez del cuerpo o agitación; puede tener la espalda arqueada.

– Mostrar expresiones faciales de dolor (ceño fruncido, ojos firmemente cerrados, boca abierta y con “forma cuadrada”).

– Tener llanto intenso/alto y ser difícil de consolar.

– Aproximar las rodillas al pecho.

– Mostrar hipersensibilidad o irritabilidad.

– Comer poco, no ser capaz de dormir.

> 1 – ≤ 3 años

– Estar agresivo verbalmente, llorar intensamente.

– Mostrar un comportamiento regresivo o retraído.

– Mostrar resistencia física con ademán de “empujar” la fuente del estímulo doloroso lejos una vez que se ha aplicado.

– Proteger el área dolorosa del cuerpo.

– No ser capaz de dormir.

> 3 – ≤ 6 años

– Verbalizar la intensidad del dolor.

– Ver el dolor como castigo o interpretar que puede haber beneficios secundarios asociados al dolor.

– Mover brazos y piernas y/o estar poco cooperativo.

– Ademán de “empujar” la fuente del estímulo doloroso lejos antes de que se aplique.

– Necesitar restricciones físicas.

– Agarrarse a los padres, enfermera, u otra persona.

– Solicitar apoyo emocional (por ejemplo, abrazos, besos).

– No ser capaz de dormir.

> 6 – ≤ 12 años

– Verbalizar el dolor y utilizar una medida objetiva del dolor.

– Estar influenciado por creencias culturales.

– Mostrar comportamientos dilatorios (por ejemplo, “espera un minuto” o “no estoy listo”).

– Tener rigidez muscular, puños y dientes apretados, nudillos blancos, extremidades contraídas, rigidez del cuerpo, ojos cerrados o ceño fruncido.

– Incluir todos los comportamientos de los niños de entre 3 y 6 años.

– Experimentar pesadillas relacionadas con el dolor, no ser capaz de dormir.

> 12 años

– Localizar y verbalizar el dolor.

– Negar el dolor en presencia de sus compañeros.

– Presentar cambios en los patrones del sueño o del apetito.

– Estar influenciado por creencias culturales.

– Mostrar tensión muscular.

– Mostrar un comportamiento regresivo en presencia de la familia

Así mismo, con La Escala de valoración del dolor Wong-Baker FACES® Pain Rating Scale está formada por dibujos de una cara, generalmente hechos por niños, expresando diferentes niveles de dolor para que el niño elija la cara que mejor represente el dolor que siente. La cara más feliz corresponde a la ausencia de dolor y la más triste al máximo dolor. Cada cara se corresponde con una puntuación numérica para convertir la cara que indica el niño en un número; la puntuación de las seis caras es 0, 2, 4, 6, 8, 10, donde 0 es sin dolor, 2 es dolor leve, 4-6 es dolor moderado y 8-10 es dolor intenso.

escala-del-dolor
Escala del dolor

Así mismo, el control del dolor puede continuar siendo controlado por sus padres o cuidadores tras el alta hospitalaria en domicilio, incluyendo pues, durante la estancia hospitalaria la educación sanitaria a los padres aportándoles técnicas de valoración del dolor.

Referencias:

  1. Collao C, Behn El dolor en el niño desde una perspectiva ética. Rev Cubana Enfermer  [Internet]. 2003  Ago [citado  2016  Jun  10] ;  19( 2 ): . Disponible en: http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0864-03192003000200008&lng=es.
  2. Velázquez R, Flores JM, Picallos MD, Albar M J. Experiencias de niños hospitalizados en unidades de pediatría del Hospital Virgen Macarena. Index Enferm [Internet]. 2009  Dic [citado  2016  Jun  10] ;  18( 4 ): 243-245. Disponible en: http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1132-12962009000400006&lng=es.
  3. García-Carpintero B. La importancia del juego en el control del dolor pediátrico. Enferm. glob. [Internet]. 2010  Feb [citado  2016  Jun  10] ;  ( 18 ). Disponible en: http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1695-61412010000100018&lng=es.