Vértigo paroxístico posicional benigno: Diagnóstico, manejo clínico y avances terapéuticos recientes
Autora principal: Valeria Ureña Arias
Vol. XX; nº 12; 709
Benign paroxysmal positional vertigo: Diagnosis, clinical management, and recent therapeutic advances
Fecha de recepción: 13 de mayo de 2025
Fecha de aceptación: 18 de junio de 2025
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com, Volumen XX. Número 12 – Segunda quincena de Junio de 2025 – Página inicial: Vol. XX; nº 12; 709
Autores:
Valeria Ureña Arias, Médico General, en Hospital Fernando Escalante Pradilla. San José, Costa Rica. ORCID: 0009-0004-1715-6615 Código Médico: 18626
Luis Enrique Vásquez Villalobos, Médico General, en Hospital Dr. Fernando Escalante Pradilla. San José, Costa Rica. ORCID: 0009-0002-0094-7213 Código Médico: 16817
Nathalia Andrea Rivera Venegas, Médico General, Investigadora Independiente. San José, Costa Rica. ORCID: 0009-0008-2893-8929 Código Médico: 19325
Alexandra Porras Salas, Médico General, en Caja Costarricense de Seguro Social. Alajuela, Costa Rica. ORCID: 0009-0002-6201-6297 Código Médico: 17678
Marianela Sanchún Chacón, Médico General, Clínica Solón Núñez Frutos. San José, Costa Rica. ORCID: 0000-0002-2286-9909 Código Médico: 16655
Daniela Consumi Cordero, Médico General, Investigadora Independiente. Alajuela, Costa Rica. ORCID: 0000-0003-3655-9343
Resumen:
El vértigo posicional paroxístico benigno constituye una de las principales causas de vértigo en la práctica clínica y se produce por el desplazamiento anómalo de otoconias dentro de los canales semicirculares del oído interno. Este fenómeno altera la dinámica del sistema vestibular y desencadena episodios breves e intensos de vértigo tras movimientos cefálicos específicos. Dos mecanismos fisiopatológicos principales explican su origen: la canalolitiasis, caracterizada por otoconias libres en el canal, y la cupulolitiasis, donde estas se adhieren a la cúpula sensorial. La presentación clínica incluye vértigo paroxístico, náuseas, nistagmo posicional y desequilibrio postural, con impacto funcional significativo, especialmente en adultos mayores. El diagnóstico se basa en la historia clínica, el examen físico y maniobras provocativas como la de Dix-Hallpike, complementadas por herramientas diagnósticas validadas. El manejo terapéutico se fundamenta en maniobras de reposicionamiento, como las de Epley, Semont o «Barbecue Roll», eficaces en la resolución de síntomas y la prevención de recurrencias. En casos refractarios, se han introducido dispositivos mecánicos y abordajes personalizados, incluyendo tecnología digital para diagnóstico y tratamiento remoto. La rehabilitación vestibular y la educación del paciente complementan el tratamiento, y los supresores vestibulares se reservan para fases agudas. Aunque existe posibilidad de resolución espontánea, las maniobras activas reducen las tasas de recurrencia, las cuales se asocian con factores como la edad, el sexo femenino, y comorbilidades como hipertensión, osteoporosis y deficiencia de vitamina D. En conjunto, el enfoque integral del VPPB combina intervenciones clínicas eficaces con estrategias personalizadas de prevención y seguimiento.
Palabras clave:
Otoconias, canalolitiasis, cupulolitiasis, nistagmo, maniobras terapéuticas, rehabilitación vestibular.
Abstract:
Benign paroxysmal positional vertigo is one of the main causes of vertigo in clinical practice and is caused by the abnormal displacement of otoconia within the semicircular canals of the inner ear. This phenomenon alters the dynamics of the vestibular system and triggers brief, intense episodes of vertigo following specific head movements. Two main pathophysiological mechanisms explain its origin: canalolithiasis, characterized by free otoconia in the canal, and cupulolithiasis, where otoconia adhere to the sensory cupula. The clinical presentation includes paroxysmal vertigo, nausea, positional nystagmus, and postural imbalance, with significant functional impact, especially in older adults. Diagnosis is based on clinical history, physical examination, and provocative maneuvers such as the Dix-Hallpike maneuver, complemented by validated diagnostic tools. Therapeutic management is based on repositioning maneuvers, such as the Epley, Semont, or Barbecue Roll, which are effective in resolving symptoms and preventing recurrence. In refractory cases, mechanical devices and personalized approaches have been introduced, including digital technology for remote diagnosis and treatment. Vestibular rehabilitation and patient education complement treatment, and vestibular suppressants are reserved for acute phases. Although spontaneous resolution is possible, active maneuvers reduce recurrence rates, which are associated with factors such as age, female sex, and comorbidities such as hypertension, osteoporosis, and vitamin D deficiency. Overall, the comprehensive approach to BPPV combines effective clinical interventions with personalized prevention and follow-up strategies.
Keywords:
Otoconia, canalolithiasis, cupulolithiasis, nystagmus, therapeutic maneuvers, vestibular rehabilitation.
Introducción:
El vértigo posicional paroxístico benigno (VPPB) es una de las patologías vestibulares periféricas más prevalentes en la práctica clínica y representa la causa más común de vértigo a nivel mundial. Se caracteriza por episodios breves pero intensos de vértigo desencadenados por cambios específicos en la posición de la cabeza con respecto a la gravedad. Estos episodios se originan por la dislocación de otoconias, también conocidas como otolitos, desde el utrículo hacia uno de los canales semicirculares del oído interno. Esta migración altera el flujo endolinfático normal y genera una respuesta vestibular inapropiada ante los movimientos cefálicos, lo que se traduce en vértigo y desequilibrio (1; 2).
La importancia clínica del VPPB radica no solo en su alta prevalencia, sino también en su impacto negativo sobre la calidad de vida de quienes lo padecen. Los pacientes experimentan síntomas que pueden limitar significativamente su funcionalidad, incluyendo mareos incapacitantes, inestabilidad postural y miedo a las caídas, lo cual es especialmente preocupante en la población geriátrica, donde el riesgo de lesiones asociadas a caídas es mayor (2). A pesar de ser una entidad tratable, el VPPB a menudo es subdiagnosticado, ya sea por desconocimiento de sus características clínicas o por la omisión de pruebas diagnósticas específicas durante la evaluación inicial de los pacientes con vértigo. Esta situación subraya la necesidad de optimizar los protocolos diagnósticos y de mejorar la educación médica en torno a esta condición (3).
Desde una perspectiva epidemiológica, el VPPB afecta a un amplio espectro de la población, aunque su prevalencia se incrementa significativamente con la edad. El deterioro del sistema vestibular propio del envejecimiento es un factor predisponente clave para la aparición de esta patología, lo que convierte a los adultos mayores en un grupo particularmente vulnerable (1; 2). Además, la literatura médica ha documentado una mayor incidencia del VPPB en mujeres en comparación con los hombres, lo que podría deberse a diferencias hormonales o anatómicas aún no completamente comprendidas. En un estudio realizado con 105 pacientes, se observó que la variante más frecuente es la que afecta al canal posterior, seguida de las variantes del canal horizontal, tanto con nistagmo geotrópico como apogeotrópico, lo que indica que la localización del compromiso canalicular también tiene implicaciones clínicas y terapéuticas específicas (3).
La necesidad de una revisión actualizada del VPPB se fundamenta en los avances recientes tanto en el diagnóstico como en el tratamiento de esta enfermedad. La incorporación de tecnologías emergentes, como herramientas basadas en inteligencia artificial y plataformas digitales, está cambiando la forma en que se evalúan y gestionan los casos de vértigo posicional, facilitando diagnósticos más rápidos y precisos, incluso en entornos de atención primaria o a distancia (1). Asimismo, la identificación de variantes poco comunes como el VPPB del brazo corto del canal posterior y el uso creciente de videoculografía para observar los patrones de nistagmo han aportado nuevos elementos para una evaluación clínica más detallada y fiable (4). Finalmente, múltiples estudios han confirmado la efectividad de las maniobras de reposicionamiento canalicular no solo en la resolución sintomática del vértigo, sino también en la mejora del equilibrio general y en la reducción del riesgo de caídas. Estos hallazgos refuerzan la importancia de actualizar y estandarizar los protocolos de manejo para maximizar los beneficios terapéuticos del abordaje del VPPB (2).
El presente artículo de revisión tiene como objetivo analizar de forma integral el VPPB, abordando su fisiopatología, epidemiología, manifestaciones clínicas, métodos diagnósticos y estrategias terapéuticas actuales. Asimismo, se pretende destacar los avances recientes en el manejo de esta patología, incluyendo el uso de tecnologías emergentes como la inteligencia artificial y la videoculografía, con el fin de actualizar y optimizar los enfoques clínicos para mejorar el diagnóstico oportuno, la eficacia del tratamiento y la calidad de vida de los pacientes afectados.
Metodología:
Para el desarrollo de esta investigación sobre el diagnóstico, manejo y avances terapéuticos en el VPPB, se llevó a cabo una revisión bibliográfica exhaustiva con el objetivo de analizar las características clínicas de esta entidad, su fisiopatología, los métodos diagnósticos actuales y las intervenciones terapéuticas convencionales y emergentes, incluyendo el uso de tecnologías digitales y estrategias basadas en inteligencia artificial. Esta revisión incluyó aspectos clave como la epidemiología del VPPB, la clasificación según canal afectado, las maniobras de reposicionamiento más utilizadas y las innovaciones recientes en dispositivos de diagnóstico.
Para asegurar la calidad y relevancia de la información seleccionada, se consultaron bases de datos científicas de alto impacto como PubMed, Scopus y Web ofScience, debido a su prestigio y su cobertura multidisciplinaria en temas de neurología, otorrinolaringología y rehabilitación. Se establecieron criterios rigurosos de inclusión y exclusión: se incluyeron estudios publicados entre 2020 y 2025, en inglés o español, que abordaran el diagnóstico clínico del VPPB, sus variantes anatómicas, nuevas herramientas tecnológicas para la evaluación del nistagmo y los enfoques terapéuticos actuales y experimentales. Se excluyeron artículos duplicados, investigaciones con datos incompletos o sin revisión por pares.
Para la búsqueda, se utilizaron palabras clave como: Otoconias, canalolitiasis, cupulolitiasis, nistagmo, maniobras terapéuticas, rehabilitación vestibular.
La búsqueda inicial identificó 26 fuentes relevantes, entre las cuales se incluyeron artículos originales, revisiones sistemáticas, estudios clínicos, guías de práctica clínica y reportes técnicos de organismos especializados. A partir de estas fuentes, se realizó un análisis cualitativo y comparativo de los hallazgos, organizados en categorías temáticas como diagnóstico diferencial, maniobras terapéuticas, impacto en la calidad de vida y herramientas digitales aplicadas al seguimiento clínico. Este enfoque integral permite ofrecer una visión actualizada del estado del arte en torno al VPPB, destacando áreas de mejora en la práctica clínica y oportunidades para futuras investigaciones.
Fisiopatología:
La anatomía funcional del oído interno es fundamental para comprender los mecanismos fisiopatológicos delVPPB. Este sistema está compuesto por tres estructuras principales: la cóclea, responsable de la audición; el vestíbulo, que incluye el utrículo y el sáculo; y los canales semicirculares, que desempeñan un papel esencial en la detección del movimiento y el mantenimiento del equilibrio. El utrículo y el sáculo albergan unas pequeñas partículas de carbonato de calcio denominadas otoconias, cuya función es detectar la gravedad y los cambios lineales de aceleración. Sin embargo, cuando estas otoconias se desplazan anormalmente hacia los canales semicirculares, alteran la dinámica de los fluidos endolinfáticos y desencadenan los síntomas característicos del VPPB (5).
Los canales semicirculares están llenos de endolinfa y revestidos de células ciliadas sensoriales, que responden a los movimientos de rotación de la cabeza mediante la deflexión de una estructura gelatinosa llamada cúpula. Dos mecanismos patológicos explican el vértigo asociado al VPPB: la canalolitiasis y la cupulolitiasis. La canalolitiasis es el mecanismo más frecuente y ocurre cuando las otoconias se encuentran libres dentro del canal semicircular, desplazándose con los movimientos cefálicos y generando un estímulo transitorio en las células ciliadas, lo que resulta en episodios breves pero intensos de vértigo posicional (6; 7). Por otro lado, la cupulolitiasis se produce cuando las otoconias se adhieren a la cúpula, provocando una estimulación continua del órgano sensorial. Esta variante, menos frecuente, se manifiesta con un vértigo más persistente y prolongado, dada la estimulación sostenida de las terminaciones vestibulares (6).
Entre los tres canales semicirculares, el canal posterior es el más comúnmente afectado por el VPPB. Su orientación anatómica, que lo sitúa en una posición más inferior dentro del sistema vestibular, favorece la sedimentación gravitacional de las otoconias desplazadas, especialmente cuando el paciente adopta ciertas posturas (7). No obstante, también pueden verse comprometidos los canales semicirculares lateral y anterior, aunque con menor frecuencia. En estos casos, la sintomatología puede diferir, especialmente en el patrón del nistagmo inducido por las maniobras diagnósticas, lo que exige una evaluación clínica detallada para una correcta identificación del canal afectado. Así, la comprensión de la anatomía funcional del oído interno y de los mecanismos de canalolitiasis y cupulolitiasis resulta esencial para establecer un diagnóstico preciso y orientar adecuadamente el tratamiento del VPPB (8).
Presentación clínica:
La presentación clínica del VPPB se caracteriza por episodios de vértigo breve e intenso que se desencadenan por movimientos específicos de la cabeza. Los pacientes suelen referir la aparición de los síntomas al girarse en la cama, inclinarse hacia adelante o mirar hacia arriba, lo cual evidencia su relación con los cambios posicionales. Estos episodios son de naturaleza paroxística, es decir, surgen de forma súbita y con una duración limitada, y representan la manifestación más común del VPPB en la práctica clínica (3).
Aunque el VPPB es más frecuente en adultos, también puede presentarse en la población pediátrica. En niños, los síntomas son similares a los observados en adultos, pero se ha descrito una mayor prevalencia de afectación del canal semicircular lateral y un nistagmo de menor intensidad. Esta diferencia puede deberse tanto a variaciones anatómicas como a dificultades en la cooperación durante las pruebas clínicas. A pesar de su menor frecuencia en esta población, su reconocimiento oportuno es fundamental, ya que también puede interferir significativamente en el desarrollo motor y el rendimiento escolar (9).
Entre los síntomas acompañantes del VPPB destacan las náuseas y los vómitos, que pueden presentarse en aproximadamente la mitad de los pacientes, especialmente durante los episodios más intensos. El nistagmo, una manifestación clave en el diagnóstico, varía según el canal semicircular afectado. Por ejemplo, en la afectación del canal posterior por cupulolitiasis, el nistagmo suele ser intenso y persistente, mientras que en la canalolitiasis del brazo corto, se observa un nistagmo más breve y de dirección geotrópica, conocido como nistagmo «optimista» (6). Adicionalmente, el VPPB suele acompañarse de desequilibrio y una sensación general de inestabilidad, lo que compromete el control postural del paciente y aumenta el riesgo de caídas, sobre todo en adultos mayores (2).
La duración de los episodios es típicamente corta, con una media de varios segundos a pocos minutos, y su aparición está estrechamente relacionada con movimientos específicos de la cabeza que modifican la posición de las otoconias dentro de los canales semicirculares. Para confirmar el diagnóstico clínico, se emplean maniobras provocativas como la de Dix-Hallpike, que resulta útil para detectar la afectación del canal posterior, y la prueba de balanceo en decúbito supino, empleada para identificar la participación del canal lateral. Ambas maniobras permiten reproducir el vértigo característico y observar el patrón del nistagmo inducido, lo que facilita la localización precisa del canal comprometido (3).
Diagnóstico:
El diagnóstico del VPPB se fundamenta principalmente en la integración de la historia clínica del paciente con una evaluación física sistemática. Los pacientes afectados por esta condición suelen referir episodios breves de vértigo desencadenados por cambios en la posición de la cabeza, como al girarse en la cama o inclinarse hacia atrás, lo que proporciona un indicio clínico fundamental. La naturaleza paroxística de estos episodios, caracterizada por su inicio súbito y corta duración, es una pista clave que orienta al clínico hacia el VPPB como causa probable del vértigo (3).
En los últimos años, se ha desarrollado un enfoque diagnóstico complementario basado en cuestionarios clínicos validados, los cuales han demostrado una alta sensibilidad del 87,0% y especificidad del 89,8% en la identificación del VPPB. Esta herramienta no solo permite confirmar el diagnóstico de manera eficiente, sino que también facilita la localización del canal semicircular afectado y la distinción entre los diferentes subtipos de VPPB, optimizando así la selección del tratamiento más adecuado (10).
Entre las pruebas diagnósticas disponibles, la maniobra de Dix-Hallpike se considera el estándar de referencia para el diagnóstico del VPPB del canal semicircular posterior. Esta prueba consiste en movilizar al paciente de manera controlada desde la posición sentada hasta una posición supina con la cabeza extendida y rotada, lo que permite provocar un nistagmo torsional característico cuando el resultado es positivo (11; 12). Para los casos en los que se sospecha afectación del canal lateral, se emplea la maniobra de balanceo en decúbito supino, que puede inducir un nistagmo horizontal geotrópico o apogeotrópico, lo cual permite diferenciar entre canalolitiasis y cupulolitiasis lateral, respectivamente (13).
El diagnóstico diferencial del VPPB requiere especial atención, ya que varias patologías vestibulares y neurológicas pueden presentar síntomas similares. La neuritis vestibular, por ejemplo, se distingue del VPPB por la presencia de vértigo constante e intenso, sin relación con los movimientos de la cabeza, lo que indica un proceso inflamatorio del nervio vestibular más que un problema mecánico del oído interno. Por su parte, la enfermedad de Ménière se caracteriza por episodios recurrentes de vértigo acompañados de hipoacusia fluctuante, acúfenos y sensación de plenitud auditiva, signos clínicos ausentes en el VPPB, lo que facilita su diferenciación. Finalmente, es crucial descartar causas centrales como el accidente cerebrovascular, especialmente en el territorio del cerebelo, ya que puede presentarse con síntomas vertiginosos similares. No obstante, la presencia de déficits neurológicos adicionales, como ataxia, disartria o diplopía, obliga a una evaluación neurológica exhaustiva para evitar errores diagnósticos con consecuencias potencialmente graves (12).
Manejo clínico:
El tratamiento del VPPB se basa fundamentalmente en maniobras de reposicionamiento destinadas a movilizar las otoconias fuera de los canales semicirculares del oído interno, restaurando así el equilibrio vestibular. La maniobra de Epley, una de las más utilizadas para el tratamiento del VPPB del canal semicircular posterior, consiste en una secuencia precisa de movimientos cefálicos que facilitan el desplazamiento de las partículas otolíticas hacia el utrículo, donde ya no causan síntomas vertiginosos. Esta técnica ha demostrado ser eficaz tanto en entornos de atención primaria como en clínicas especializadas, mostrando una notable reducción de los síntomas subjetivos y una elevada tasa de negativización de la maniobra de Dix-Hallpike posterior al tratamiento (11; 14). Estudios recientes basados en simulaciones numéricas sugieren que las variaciones anatómicas individuales pueden influir en el éxito de la maniobra, lo que abre la posibilidad de implementar ajustes personalizados al protocolo estándar para optimizar los resultados terapéuticos (15).
Otra alternativa terapéutica para el VPPB del canal posterior es la maniobra de Semont, junto con su versión mejorada, conocida como Semont-Plus (SM-Plus). Esta última ha mostrado una eficacia superior al reducir el tiempo necesario para la resolución de los síntomas. La diferencia principal radica en la sobreextensión de la cabeza o el cuerpo durante la maniobra, lo que facilita un desplazamiento más eficiente de las otoconias fuera del canal afectado. Estas técnicas amplían el repertorio clínico disponible, permitiendo seleccionar la maniobra más adecuada según las características del paciente y la respuesta clínica observada (16; 17).
En los casos de afectación del canal semicircular horizontal, se emplean maniobras específicas como el denominado «Barbecue Roll» o rotación en serie. Este conjunto de movimientos implica la rotación progresiva del cuerpo en posición supina, orientada a guiar las otoconias a lo largo del canal hasta que reingresen al utrículo. Su efectividad ha sido ampliamente documentada, especialmente cuando se aplica de manera precoz tras el diagnóstico (18).
Además del tratamiento administrado en consulta, se promueve la participación activa del paciente a través de la educación en maniobras domiciliarias. Estas maniobras autoaplicadas tienen como objetivo consolidar los efectos del tratamiento inicial y prevenir recurrencias. Se aconseja a los pacientes realizarlas varias veces al día, llevando un registro de los episodios de vértigo para evaluar la progresión de la recuperación (16; 17). Como parte del seguimiento, también se brindan recomendaciones posturales específicas, tales como evitar posiciones que desencadenen los síntomas y dormir con la cabeza ligeramente elevada, medidas que disminuyen el riesgo de que las otoconias retornen a los canales semicirculares (11).
En cuanto al abordaje farmacológico, su utilidad es limitada y se reserva únicamente para el control sintomático en fases agudas. Los supresores vestibulares, como los antihistamínicos o las benzodiacepinas, pueden proporcionar alivio temporal, pero no inciden sobre la causa subyacente del VPPB. De hecho, su uso prolongado puede interferir con la compensación vestibular y se desaconseja como tratamiento de mantenimiento. Por ello, las maniobras de reposicionamiento mecánico continúan siendo la piedra angular del tratamiento del VPPB, al abordar directamente el mecanismo fisiopatológico implicado en la aparición del vértigo (19).
Avances en el tratamiento:
En el tratamiento del VPPB, especialmente en aquellos casos catalogados como refractarios, se han introducido nuevas maniobras y adaptaciones terapéuticas que permiten abordar con mayor precisión las particularidades anatómicas y clínicas de cada paciente. Entre estas innovaciones destaca el uso de sillones giratorios mecánicos, como el Rotundum®, diseñados para tratar el VPPB muy refractario mediante la orientación precisa del cuerpo del paciente en relación con los ángulos específicos de los canales semicirculares verticales. Este enfoque individualizado ha mostrado resultados clínicamente relevantes: en una cohorte tratada con esta tecnología, se logró la resolución completa de los síntomas en el 21,4% de los pacientes y una mejoría subjetiva significativa en el 42,9%, lo que respalda su utilidad en situaciones donde las maniobras manuales convencionales resultan ineficaces (20).
El manejo de pacientes con comorbilidades estructurales severas, como aquellos con osteogénesis imperfecta, también requiere enfoques altamente personalizados. En estos casos, las maniobras de reposicionamiento deben realizarse con extrema precaución para evitar lesiones esqueléticas, y, aun así, han demostrado reducir de forma considerable la intensidad del vértigo, mejorando la calidad de vida de quienes viven con condiciones complejas que limitan los movimientos cervicales o torácicos. Estas experiencias clínicas enfatizan la necesidad de adaptar el tratamiento a las limitaciones individuales del paciente, resaltando el valor de la personalización terapéutica en el VPPB (21).
Aunque la literatura revisada no detalla dispositivos específicos de asistencia para maniobras en el hogar, el uso clínico de herramientas mecánicas como los sillones giratorios plantea la posibilidad de diseñar versiones simplificadas para uso doméstico. Esto abriría la puerta al autocontrol del VPPB en pacientes con recurrencias frecuentes o movilidad limitada, reduciendo la dependencia de las visitas presenciales al especialista. La accesibilidad a este tipo de recursos podría transformar el manejo ambulatorio del VPPB y mejorar la adherencia al tratamiento, especialmente en zonas con barreras geográficas o logísticas (20).
La rehabilitación vestibular continúa siendo una estrategia terapéutica central en el manejo del VPPB. Esta incluye tanto las maniobras específicas de reposicionamiento como ejercicios personalizados dirigidos por fisioterapeutas capacitados en trastornos vestibulares. Estudios clínicos han documentado mejoras notables en la sintomatología tras la intervención fisioterapéutica, con reducciones de hasta un 65% en la intensidad de los síntomas en ciertos casos. Esta modalidad no solo ofrece alivio sintomático, sino que también fortalece la capacidad funcional del sistema vestibular, promoviendo una compensación neurosensorial que disminuye la frecuencia de las recaídas (21).
Finalmente, el avance de la telemedicina y la incorporación de tecnologías basadas en inteligencia artificial están generando nuevas posibilidades en la atención del VPPB. Estas herramientas permiten la evaluación remota, el seguimiento de los síntomas y la guía virtual para la realización de maniobras terapéuticas, lo que se traduce en un acceso más equitativo a los servicios especializados, particularmente en contextos de baja cobertura sanitaria o durante situaciones que limitan la movilidad, como la pandemia por COVID-19. Esta transición hacia un modelo de atención más digitalizado promete una mayor continuidad asistencial y una mejor experiencia del paciente en el tratamiento de este trastorno vestibular (1).
Pronóstico y recurrencias:
Aunque el VPPB puede resolverse espontáneamente en algunos casos, el tratamiento activo mediante maniobras de reposicionamiento canalítico ha demostrado ser significativamente más eficaz tanto en la resolución rápida de los síntomas como en la reducción de las tasas de recurrencia. La evidencia sugiere que la implementación de intervenciones activas mejora considerablemente los desenlaces clínicos. Por ejemplo, un estudio reciente demostró que el uso de un sistema digital basado en la web, diseñado para la autoadministración guiada de maniobras de reposicionamiento, logró una resolución del vértigo significativamente superior en comparación con la ausencia de intervención, lo que resalta la utilidad de estrategias terapéuticas activas y accesibles para el manejo del VPPB (22).
En cuanto a la recurrencia, las tasas reportadas varían ampliamente en la literatura, con cifras que oscilan entre el 13,3 % y el 65 %, dependiendo de la duración del seguimiento y del diseño del estudio (23). Esta variabilidad se debe a múltiples factores de riesgo, tanto demográficos como clínicos. La edad avanzada y el sexo femenino han sido identificados como factores predisponentes importantes (24). Asimismo, ciertas comorbilidades, como la hipertensión arterial, la diabetes mellitus, la hiperlipidemia, la osteoporosis y la deficiencia de vitamina D, están estrechamente vinculadas con una mayor probabilidad de recurrencia del VPPB (23; 24). Además, los antecedentes de múltiples sesiones de tratamiento o la presencia de enfermedades concomitantes como la gota constituyen factores de riesgo independientes que deben ser considerados en el seguimiento de estos pacientes (25).
Frente a esta problemática, se han propuesto diversas estrategias destinadas a prevenir las recurrencias del VPPB. Entre ellas, las modificaciones en el estilo de vida representan un componente clave. El adecuado control de las comorbilidades cardiovasculares y metabólicas, como la hipertensión o la diabetes, puede reducir la frecuencia de nuevos episodios. También se ha señalado el posible beneficio del ajuste farmacológico, particularmente en pacientes que reciben medicamentos que afectan al sistema nervioso central, así como la suplementación con vitamina D en casos de deficiencia documentada (26). Por otro lado, el empoderamiento del paciente mediante el uso de herramientas de autogestión como las plataformas digitales para autodiagnóstico y guía de maniobras terapéuticasrepresenta una estrategia prometedora, al fomentar la adherencia al tratamiento y la intervención temprana ante los síntomas de recurrencia (22).
Conclusiones:
El vértigo posicional paroxístico benigno es una patología vestibular común pero frecuentemente infradiagnosticada, cuya fisiopatología se comprende a partir del desplazamiento de otoconias hacia los canales semicirculares, generando síntomas vertiginosos intensos pero breves. La correcta identificación del mecanismo subyacente ya sea canalolitiasis o cupulolitiasis y del canal afectado resulta fundamental para aplicar maniobras de reposicionamiento efectivas que permitan la resolución sintomática y prevengan recurrencias.
El diagnóstico preciso del vértigo posicional paroxístico benigno se apoya en una cuidadosa historia clínica, la realización de maniobras provocativas como la de Dix-Hallpike y el balanceo en decúbito supino, así como en herramientas clínicas validadas que mejoran la localización del canal comprometido. Además, es imprescindible considerar el diagnóstico diferencial con otras causas de vértigo periférico o central, como la neuritis vestibular o los eventos cerebrovasculares, para evitar errores terapéuticos con consecuencias graves.
Si bien el tratamiento activo mediante maniobras de reposicionamiento es altamente efectivo, los avances en tecnología, la rehabilitación vestibular y las estrategias de autogestión han ampliado las opciones terapéuticas disponibles, sobre todo en casos complejos o refractarios. No obstante, el riesgo de recurrencias persiste, especialmente en presencia de factores predisponentes como la edad avanzada, el sexo femenino y ciertas comorbilidades, lo que subraya la importancia de un seguimiento clínico continuo y de intervenciones preventivas individualizadas.
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Declaración de buenas prácticas: Los autores de este manuscrito declaran que:
Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses
La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El manuscrito es original y no contiene plagio.
El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.
Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.
Han preservado las identidades de los pacientes.