Abordaje clínico del hipotiroidismo desde una perspectiva nutricional
Autora principal: Patricia García Lucas
Vol. XV; nº 10; 385
Clinical approach to hypothyroidism from a nutritional perspective
Fecha de recepción: 20/03/2020
Fecha de aceptación: 22/05/2020
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XV. Número 10 – Segunda quincena de Mayo de 2020 – Página inicial: Vol. XV; nº 10; 385
Autoras:
* Patricia García Lucas. Graduada en Enfermería por la Universidad de Zaragoza. Servicio Aragonés de Salud. Máster en Gerontología Social
** Silvia Gran Embid. Diplomada en Fisioterapia y Graduada en Enfermería por la Universidad de Zaragoza. Servicio Aragonés de Salud. Master en Gerontología Social
***María Egea Auría. Graduada en Enfermería por la Universidad de Zaragoza. Servicio Aragonés de Salud. Máster en Gerontología Social
****Gloria Cucalón Leciñena. Graduada en Enfermería por la Universidad de Zaragoza. Servicio Aragonés de Salud. Máster en Biología Molecular y Biomedicina.
*****María Pilar Lozano Monterde. Diplomada en Enfermería por la Universidad de Teruel. Servicio Aragonés de Salud.
Resumen:
El hipotiroidismo es la enfermedad metabólica más frecuente, es crónica, afecta esencialmente a mujeres y aumenta con la edad. Tener afectado uno de los grandes sistemas reguladores del organismo provoca una serie de síntomas clínicos que pueden provocar impedimentos en la vida diaria de las personas que lo padece. Es importante, además de la medicación, conocer otras vías para mitigar estos síntomas como una vida activa y una buena alimentación.
Palabras clave: hipotiroidismo, alimentación saludable, tiroides
Abstract
Hypothyroidism is the most frequent metabolic disease, it is chronic, it essentially affects women and increases with age. Having one of the biggest regulatory systems of the organism affected causes a series of clinical symptoms that can cause impediments during of people who suffer it daily life. It is important, in addition to medication, to know other ways to mitigate these symptoms such as an active life and a good nutrition.
Keywords: hypothyroidism, healthy nutrition, thyroid
Introducción
La glándula tiroides, que se localiza en la porción inferior del cuello por delante de la tráquea, es uno de los grandes sistemas reguladores del organismo. Tiene morfología de mariposa formada por dos lóbulos, forma parte del sistema endocrino y produce las llamadas, hormonas tiroideas. El yodo es un elemento fundamental para que la tiroides pueda segregar sus dos hormonas: la tiroxina (T4), que representa el 99,9 % de las hormonas producidas por la tiroides, y la triyodotironina (T3), que supone el 0,1 % restante. Las acciones de las hormonas se dividen en tres categorías principales: efectos sobre el control de la tasa metabólica basal, los procesos fisiológicos en el cuerpo (crecimiento, desarrollo y temperatura corporal) y mecanismos hormonales específicos (ritmo cardíaco, estado de la piel). El funcionamiento incorrecto de esta glándula puede generar enfermedades, entre las que se encuentran el hipertiroidismo, por aumento anormal de la producción éstas hormonas, y el hipotiroidismo causado por defecto de las mismas. El hipotiroidismo es el déficit hormonal más prevalente en la práctica clínica. Es más frecuente en mujeres y aumenta con la edad. Además, es de especial importancia durante el embarazo y la lactancia. (1,2)
Causas
El hipotiroidismo es una enfermedad producida por un déficit anormal de la actividad biológica de las hormonas tiroideas a nivel tisular; que puede estar causado bien por una disminución en la producción de las hormonas tiroideas, un aumento en la resistencia de los tejidos receptores, la alteración de su transporte o bien por una alteración del metabolismo de las mismas. Otras causas de hipotiroidismo pueden ser: algunos medicamentos y/o quimioterápicos, anomalías congénitas, distintos tipos de radioterapia en la zona del cuello y/o cabeza, el uso de yodo radiactivo, tiroidectomía, Síndrome de Sheehan y por último una alteración de la hipófisis o glándula pituitaria. (3)
Diagnóstico
Dentro de la clínica del hipotiroidismo podemos encontrar:
- Enlentecimiento general del metabolismo, que puede cursar con aumento de peso.
- Estreñimiento.
- Modificaciones del SNC como somnolencia, depresión, fatiga, pérdida de memora, dificultad de concentración, intolerancia al frío, bradipsiquia…
- Piel seca, dolor articular, calambres, pelo fino, alopecia…
- Afecciones cardiacas como bradicardia, HTA, hipercolesterolemia, hipertrigliceridemia…
Sin embargo el diagnóstico clínico se realiza con un análisis de sangre en el que se comprueban los niveles de las hormonas TSH, T3 y T4.
El hipotiroidismo se clasifica en primario, secundario y terciario. El hipotiroidismo primario es el más frecuente y es debido a un mal funcionamiento o un daño de la glándula. Las causas más frecuentes del déficit funcional de la glándula tiroides en el hipotiroidismo son: la tiroiditis de Hashimoto (autoinmune), extirpación de la glándula y carencia de yodo. Clínicamente se caracteriza por una TSH, T3 y T4 altas. Por otra parte, el hipotiroidismo secundario se debe a una disfunción o enfermedad hipofisaria y el hipotiroidismo terciario de produce por una enfermedad hipotalámica. Ambas cursan con TSH, T3 y T4 bajas, siendo la diferencia fisiológica entre ellas la presencia de una cuarta hormona, la TRH que en el secundario estaría alta y, sin embargo, en el terciario estaría baja.(3,4)
Tratamiento
En cuanto al tratamiento, el objetivo es que el paciente recupere su estado tiroideo normal. Se comienza con una dosis mínima de Levotiroxina que se irá aumentando progresivamente hasta que el análisis de sangre se normalice y la sintomatología se reduzca hasta que desaparezca. Los cuidados de enfermería son de especial importancia durante ese periodo en el que la sintomatología se mantiene hasta lograr el control farmacológico. Algunos de estos cuidados son: proteger al paciente del frío, control de la piel edematosa, actividad espaciada con periodos de descanso y, en este caso, es especialmente importante una buena alimentación que ayude a absorber el mayor número de nutrientes, que aporte la energía suficiente para combatir el cansancio y no frene la absorción de la medicación. En el siguiente punto trataremos cuales son las mejores pautas alimentarias para combatir estos síntomas. (5,6)
Nutrientes esenciales para la glándula tiroides
Aunque no existe evidencia científica de que el hipotiroidismo se pueda prevenir teniendo en cuenta la perspectiva nutricional, cabe señalar que los siguientes minerales y vitaminas pueden ayudar a reducir la sintomatología clínica del hipotiroidismo, así como mejorar la absorción de la levotiroxina.
Yodo
El yodo es un mineral que nuestro cuerpo es incapaz de producir. La Organización Mundial de la Salud recomienda ingerir a un adulto sano aproximadamente 200 mcg de yodo al día, que debe aumentarse durante el embarazo y la lactancia a 250-300 mcg diarios. Las hormonas tiroideas tienen una característica singular comparada con el resto de hormonas, y es que están compuestas por yodo, por lo que sin este mineral la glándula tiroides no podría producir hormonas. Este mineral podemos encontrarlo en el suelo y en el mar, por lo que como alimentos ricos en el mismo pueden señalarse: vegetales (ajo, tomates, espinacas, habas, guisantes); cereales y legumbres (maíz, girasol, lentejas, guisantes, habas, avena), frutas (mango, manzana, dátiles, coco, fresas, albaricoque, piña), frutos secos (nueces del Brasil, avellana, pistachos, anacardos), hierbas y especias (hisopo, hinojo, hiedra terrestre, canela, ginseng, albahaca), algas marinas (en especial el Fucus vesiculosu), mariscos y sal yodada. Otra manera de consumir yodo es a través de los lácteos, ya que los piensos con los que se alimenta a las vacas son enriquecidos en yodo. (3,6,7)
Otros nutrientes
Debemos tener en cuenta que demasiada fibra dietética puede deteriorar la absorción de la levotiroxina, así como ciertos alimentos, suplementos y medicamentos pueden tener el mismo efecto. A continuación vamos a describir algunas de las vitaminas y minerales más importantes para la glándula tiroides y sus hormonas:
- Hierro: es el mineral con mayor concentración en el organismo. Es necesario dentro de la glándula tiroides para que se produzca la síntesis de hormonas tiroideas. Lo podemos encontrar en carnes y pescados en su forma más biodisponible.
- Zinc: es el segundo mineral con mayor concentración en el organismo. Además, forma parte de la acción inmunológica de nuestro organismo y se ocupa del proceso que convierte la hormona inactiva T4 en el T3 activo. Además actúa como vehículo para que la T3 llegue al ADN de las células. Está presente en la carne roja, el marisco, el germen de trigo y los frutos secos.
- Manganeso: forma parte de la producción de tiroxina, contribuyendo al buen funcionamiento de la glándula tiroides. Son ricos en este mineral las nueces, semillas y los cereales integrales.
- Vitamina A: es una mediadora de la acción de la hormona tiroidea. La encontramos en forma de betacaroteno a través de los vegetales de hoja verde (acelga, espinacas), rojo (tomate, pimiento) y naranja (zanahoria, mango, alabaza, boniato).
- Selenio: este mineral también participa en la traducción de T4 en T3 activa. Lo consumimos con alimentos como las nueces de Brasil, cereales integrales, marisco y lácteos.(2,6-8)
Alimentos perjudiciales para la glándula tiroides
En este apartado vamos a hablar de los alimentos bociógenos, los cuales, son compuestos químicos presentes de manera natural en algunos alimentos y se comportan como inhibidores de la función tiroidea, ya que tienen la capacidad de bloquear la absorción y utilización del yodo. Algunos de estos alimentos son:
- Crucíferas como coliflor, brécol, col, coles de bruselas y sobre todo el rábano. Por su contenido en ácidos cafeico y clorogénico reducen la actividad tiroidea.
- Frutos secos como castañas y nueces, y legumbres como garbanzos y cacahuetes.
- Cereales como mijo, trigo, semillas (ej.: lino) y los piñones, que también reducen la producción de tiroxina. (7-9)
También son bociogénicos algunos nutrientes como:
- Ácido cafeico: apio, naranja, limón, zanahoria, aguacate, ciruela, berenjena, melocotón.
- Ácido elágico: granada y uva.
- Litio: frena la salida de la hormona tiroidea. Se puede encontrar en alimentos como la cebolla, espárragos, endibias, melón, perejil, patata.
- Mención especial a la soja que disminuye notablemente la absorción de la levotiroxina, tanto que ha sido incluida en el prospecto de la misma como alimento prohibido. (9)
No se debe olvidar que si estos vegetales se consumen cocinados o fermentados las sustancias perjudiciales se eliminan quedando así la parte más saludable. El calor destruye el efecto nocivo y las personas con hipotiroidismo pueden consumir estos alimentos una vez se hayan cocinado. En el caso de los frutos secos se aconseja tomarlos tostados. (10)
Hipotiroidismo y ejercicio
El enlentecimiento del metabolismo es uno de los síntomas principales del hipotiroidismo por lo que es beneficioso reducir la ingesta calórica, incluir alimentos que favorezcan la tiroides y aumentar el ejercicio físico. Nos encontramos con dos tipos de ejercicio físico que describiremos a continuación, anaeróbico y aeróbico.
- El ejercicio anaeróbico que consistiría en un trabajo de fuerza (levantamiento de pesas) aumenta la masa muscular. La masa muscular es metabólicamente más activa que la grasa, por lo que tener mayor masa muscular aumenta el metabolismo y disminuye los síntomas del hipotiroidismo.
- El ejercicio aeróbico ó ejercicio cardiovascular ha sido el más estudiado y el más recomendado ya que, además de mejorar la salud general del organismo mediante la quema de grasa, también puede aumentar los niveles de T4 y T3 circulantes. (11,12)
Hay que tener en cuenta la duración e intensidad del ejercicio, se ha demostrado que un exceso de las mismas o el estudio de hormonas tiroideas en deportistas de alto rendimiendo han dado resultados contraproducentes, con la conclusión de que el ejercicio muy intenso o extenuante podría disminuir los niveles de las mismas en sangre. Realiza ejercicio anaeróbico dos-tres veces por semana y ejercicio cardiovascular 20 minutos al día podría mejorar tanto la salud general como los síntomas y consecuencias del hipotiroidismo. (13)
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