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Adolescentes, resiliencia y familia

comunitarias dirigidas a ayudar a que los adolescentes desarrollen conductas positivas apropiadas. Si no son tratados, los comportamientos negativos pueden llevar a riesgos adicionales, tales como el fracaso académico y dificultades sociales, que aumentan el riesgo de los adolescentes para el abuso de drogas y otras conductas impropias en el futuro. (OPS, 2011)

Algunos de los factores de riesgo pueden ser más poderosos que otros durante ciertas etapas del desarrollo, como la presión de los compañeros durante los años de la adolescencia; al igual que algunos factores de protección, como un fuerte vínculo entre padres e hijos, pueden tener un impacto mayor en reducir los riesgos durante los primeros años de la niñez. Una meta importante de la prevención es cambiar el balance entre los factores de riesgo y los de protección de manera que los factores de protección excedan a los de riesgo. (Ospina Muñoz Doris, 2007) Un factor protector puede no constituir un suceso agradable, como se ha hecho evidente en varios estudios sobre experiencias tempranas de estrés en animales, y su asociación a la resistencia a experiencias posteriores del mismo tipo (Haynes Norris, 1993).

En ciertas circunstancias, por lo tanto, los eventos displacenteros y potencialmente peligrosos pueden fortalecer a los individuos frente a eventos similares. Por supuesto, en otras circunstancias puede darse el efecto contrario; es decir que, los eventos estresantes actúen como factores de riesgo, sensibilizando frente a futuras experiencias de estrés. Los factores protectores, a diferencia de las experiencias positivas, incluyen un componente de interacción. Las experiencias positivas actúan en general de manera directa, predisponiendo a un resultado adaptativo. Este proceso ha sido observado, por ejemplo, en el efecto que han tenido varios programas preventivos de preparación de los adolescentes y sus familias para enfrentar los eventos de desajustes emocionales de los primeros, disminuyendo significativamente las tasas de perturbación emocional. Un factor protector puede no constituir una experiencia en absoluto, sino una cualidad o característica individual de la persona. Las niñas adolescentes, por ejemplo, parecen menos vulnerables que los varones ante diferentes riesgos psicosociales (Rutter, 1985)

CONCLUSIONES

La adolescencia es un proceso inevitable que sucede en la vida de todos nuestros niños en su tránsito hacia la adultez, es una etapa difícil donde las familias muchas veces no comprenden tal situación, y piensan que el poner respeto en esta etapa soluciona el problema, no es de descifrar quien es el culpable, es de resolver lo que se presenta en la vida de estos adolescentes que muchas veces carecen de orientación familiar, contribuyendo a actitudes negativas en todos los eventos por los que transitan, tanto sociales, psicológicos y familiares, es necesario crear estrategias para la preparación de la familia para esta etapa, tener en consideración los factores protectores que pueden contribuir de forma positiva ante una caída emocional del adolescente, incrementar el apoyo de todas las esferas para que exista una buena resiliencia ante el conflicto. Los factores protectores revelan sus efectos ante la presencia posterior de algún estresor, modificando la respuesta del sujeto en un sentido comparativamente más adaptativo que el esperable.

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