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Algunas consideraciones fisiológicas y patológicas en la práctica del deporte en altitud

Algunas consideraciones fisiológicas y patológicas en la práctica del deporte en altitud

Autor principal: Ignacio Villagrasa Alcaine

Vol. XVI; nº 8; 461

Some physiological and pathological considerations in the practice of sport at altitude

Fecha de recepción: 07/02/2021

Fecha de aceptación: 15/04/2021

Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XVI. Número 8 –  Segunda quincena de Abril de 2021 – Página inicial: Vol. XVI; nº 8; 461

Autores

Ignacio Villagrasa Alcaine

Enfermero, Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza, España.

Silvia Margolles Gareta

MIR Psiquiatría, Hospital Royo Villanova, Zaragoza, España.

Paula Diest Pina

Enfermera, Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza, España.

María Garza Castillón

Enfermera, Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza, España.

Laura Fructuoso Angulo

Matrona, ASSIR Reus. Reus, España.

Irene Lorenzo Martín

Matrona, Centro de salud de Ayerbe, Huesca, España.

Ana Aznar Anadón

Enfermera, UCE, Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza, España.

Los autores de este manuscrito declaran que:

Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses

La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS) https://cioms.ch/publications/product/pautas-eticas-internacionales-para-la-investigacion-relacionada-con-la-salud-con-seres-humanos/

El manuscrito es original y no contiene plagio

El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.

Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.

Han preservado las identidades de los pacientes.

RESUMEN

Desde tiempos remotos el hombre ha batallado por conquistar las cimas de las grandes montañas, contemplar el mundo desde distintos miradores y alcanzar las cotas más altas de los mismos. En esta casi obsesión, se han conseguido obtener datos y observaciones que reflejan las modificaciones orgánicas, que se producen en condiciones de altura, siendo estas complejas y que conllevan en ocasiones a riesgos importantes, para quienes se encuentran en dichas condiciones , especialmente si no se ha realizado la debida aclimatación a la altura.

En el presente trabajo se ha realizado una revisión bibliográfica, cuyo objetivo ha sido valorar la influencia que ejerce la altura sobre los distintos aspectos fisiológicos del individuo, cuales son sus consecuencias cardiocirculatorias, respiratorias y cerebrales, y cuales son las respuestas del organismo ante estas situaciones para intentar minimizarlas.

Palabras clave: Mal de Altura, Fisiología Respiratoria y Circulatoria, patología, montañismo.

ABSTRACT

Since ancient times, human has struggled to conquer the top of great mountains, contemplate the world from different vantage points and reach the highest levels of them. In this almost obsession, it has been possible to obtain data and observations that reflect the organic changes that happen in high altitude conditions, these being complex and sometimes leading to significant risks for those who are in such conditions, specially if it hasn´t been made the suitable acclimatization to altitude.

The present work is a literature review . The objective of this work was to show influence that height exerts on the different physiological aspects on human species, cardiocirculatory, respiratory and cerebral consequences, and which are the body’s responses to these situations to try to minimize them.

Keywords: Altitude sickness, Respiratory and Circulatory Physiology, pathology, mountaineering.

INTRODUCCIÓN

Más de 100 millones de personas ascienden cada año a montañas elevadas en todo el planeta, en altitudes inferiores a 5.500 metros (m) y entre el 10 y el 85% de estas, se ven afectadas por el “mal agudo de montaña”, (enfermedad inducida por una hipoxia hipobárica moderada ). Alrededor de unos 140 millones de personas en el planeta, viven en alturas comprendidas entre 2.500-5.500 m y casi un 10% de ellos padecen de “hipertensión pulmonar de la gran altitud” o su forma crónica “enfermedad de Monge”, esta última aparece con mayor frecuencia en las personas que habitan en los Andes.‎(1)

En cualquier nivel de altura, la concentración de oxígeno en la atmosfera es constante, pero cuando nos elevamos a una determinada altura sobre el nivel del mar, la disminución de la presión atmosférica provoca que exista una disminución de la disponibilidad de oxígeno en el medio ambiente. Esta situación, va a condicionar una reducción de la presión de oxígeno inspirada y en consecuencia a una caída de la presión parcial de oxígeno en la sangre. Cuando la causa de esta caída es debida a la disminución de la presión atmosférica, se le conoce con el nombre de “Hipoxia hipobárica” que fisiológicamente se debe diferenciar de la denominada “hipoxia normobárica”.(‎2)

CONSIDERACIONES FISIOLÓGICAS

 A nivel del mar la presión atmosférica es de 760 milímetros de mercurio (mmHg) y la presión parcial de oxígeno (O2) es de 159 mmHg. En las vías respiratorias superiores, el organismo adiciona moléculas de agua a ese oxígeno, lo que provoca que a nivel endotraqueal la Presión de oxígeno (PO2) sea de 150 mmHg. Debido a la constante absorción de O2 y a la difusión de dióxido de carbono (CO2), la composición del aire alveolar no es la misma que el aire atmosférico siendo en los alveolos la PO2 de 102 mmHg.(‎1)

Teniendo en cuenta que, no todos los alveolos participan en el intercambio de gases, tan solo 98 mmHg llegan a la sangre y ejercen la fuerza necesaria para disolverse y unirse a la hemoglobina. A pesar de todas estas “pérdidas”, la presión arterial de O2 es del 98%.(‎3)

Evidentemente, la hipoxia hipobárica conlleva en el caso de las personas que no se han adaptado previamente a la altura, a una serie de trastornos que no desaparecen hasta que no se han puesto en marcha los fenómenos de aclimatación.‎(1‎,3)

A partir de una determinada altitud, la reducción de la PO2 va a implicar una disminución del suministro de oxígeno a los tejidos, situación esta que va a motivar una disminución no solo de las capacidades físicas, sino que también va a alterar las funciones superiores del individuo. A esta situación se le conoce con el nombre de “ mal agudo de altura”. Esta falta de oxígeno, va a afectar a todas las fases del suministro de oxígeno, desde el intercambio gaseoso en los pulmones, hasta la difusión del oxígeno en las mitocondrias. ‎(4‎,5‎,6)

Entre los estudios encontrados, algunos (‎1‎,4) distinguen, los distintos impactos que sobre la salud del individuo ejercen las distintas alturas:

  • Baja altitud: hasta los 1500 m sobre el nivel del mar. La disminución de la presión atmosférica, no supone cambios importantes en el organismo. Las personas sanas no van a sufrir ningún tipo de modificación tanto en reposo como en la realización de ejercicio
  • Altitud intermedia o moderada. La cota se sitúa entre los 1500 y 2500 m. En esta altura la saturación de oxígeno es superior al 90% y aunque en general no suele ocurrir ninguna alteración de interés, si se hace ejercicio y se asciende con rapidez, en algunas personas esta altura puede ser mal tolerada.
  • Gran altitud. A partir de los 2500 m, el O2 llega a la sangre con una PO2 de 60mmHg con ello se consigue tan solo una saturación de O2 del 90%. Los cambios que se producen en el organismo ya pueden tener una trascendencia clínica.
  • Altitud extrema. Actualmente el umbral de altitud extrema se sitúa en 5.800 m. Esta, sería la máxima altitud a la que podría habituarse el ser humano sin que se produzca un deterioro progresivo.
  • La zona denominada de muerte cerebral, se sitúa por encima de los 7.500-8.000 m. En esta altitud no es posible obtener del medio, el oxígeno necesario para mantener las funciones vitales, ya que la saturación de oxígeno se sitúa alrededor del 55%.

FACTORES QUE INFLUYEN DE FORMA NEGATIVA EN LA ALTITUD

Se denomina de esta forma a las características físicas que nos encontramos en el medio ambiente natural, cuando subimos a cierta altura por encima del nivel del mar:

Presión barométrica

A medida que vamos ascendiendo, la presión y densidad atmosféricas son menores. Esto hace que exista una menor presión parcial de oxígeno y por ello, una menor presión de oxígeno en la sangre arterial. Este efecto físico es el responsable de la mayoría de las modificaciones que tienen lugar a nivel fisiológico, tras permanecer en determinadas altitudes.‎(1‎,4,6)

Temperatura

Los datos que revela la Organización de la Aviación Civil Internacional (Montreal), ponen de manifiesto que:

Cada 150 m aproximadamente que se asciende, la temperatura disminuye aproximadamente 1 grado centígrado (°C) por encima de los 1000 m.

Por encima de los 3000 m sobre el nivel del mar la temperatura adquiere valores negativos por debajo de 0 °C.

Cuando el ascenso se realiza por encima de los 8000m de altitud (grandes cumbres) la temperatura va a ser del orden de menos 37 °C.

Humedad relativa del aire

Tal como ocurre con la presión atmosférica, a medida que ascendemos también se produce una disminución de la humedad relativa del aire. A 4000 m de altitud, la presión atmosférica es el 66% de la que existe a nivel del mar, mientras que la humedad relativa representa el 25% de la existente en esos niveles. La disminución de la humedad relativa del aire, es la responsable de la rápida pérdida de agua corporal que se produce cuando se permanece en altura.‎(1‎,4, ‎6)

Radiación solar

Conforme ascendemos, la exposición a la irradiación solar aumenta, debido especialmente a la mayor pureza del aire, la disminución del vapor de agua en la atmósfera y a la reflexión que se produce en la nieve por las emisiones de las radiaciones solares. El aumento en cantidad de las emisiones de radiaciones (2-4% cada 100m aproximadamente), afecta tanto a las radiaciones infrarrojas como a las ultravioleta, siendo estas últimas las responsables de las quemaduras solares y de las inflamaciones que se producen en la córnea.‎(1‎,4, ‎6)

Fuerza de la gravedad

Conforme se asciende en altura sobre el nivel del mar, la fuerza de la gravedad disminuye en una proporción directa al cuadrado de la distancia con la que nos alejamos del centro de la tierra .(‎4, ‎6)

Resistencia del aire

Con la altura, la disminución de la presión atmosférica, va a condicionar una disminución de la densidad del aire y por lo tanto habrá una disminución en la resistencia del aire. Por ello, el trabajo que deben realizar los músculos respiratorios para vencer las resistencias de las vías aéreas será menor que el que tienen que realizar cuando se encuentran a nivel del mar. Este efecto, en la práctica no se produce puesto que la exposición aguda a la altura produce hipertensión pulmonar debida a una vasoconstricción precapilar.(‎1,‎2,‎4)

RESPUESTA DEL ORGANISMO A LA ALTITUD

Cuando la PO2 inspiratoria es igual o menor de 122 mmHg, la reducción en el organismo del oxígeno intraarterial va a provocar la estimulación de los quimiorreceptores, tanto centrales como periféricos y estos van a tratar de elevar la presión de oxígeno (PO2) en el alvéolo reduciendo la PCO2 , e incrementando de esta forma la ventilación. Sin embargo, este mecanismo tiene una eficacia limitada, ya que a partir de una determinada altura que se sitúa en los 2440 m de altitud, el mecanismo antes citado pierde toda la capacidad posible de compensación. Esta nueva situación implica que,

 aunque la PO2 sigue disminuyendo proporcionalmente al aumento de la altura, paradójicamente no deja de estimular a los quimiorreceptores, que responden con una hiperventilación, causando una alcalosis respiratoria que tiene como objetivo fundamental contener la ventilación en el inicio de la ascensión.(‎2,‎4)

Tras permanecer varios días en esta altura se pasa a otra fase que podríamos denominar de aclimatación, en la cual la alcalosis respiratoria se va a compensar con un aumento en la eliminación de bicarbonato y la ventilación en reposo va a incrementarse poco a poco, por el estimulo continuado de los quimiorreceptores llegando al nivel máximo a los 7 a 10 días de la exposición a la altitud.

Por lo tanto, para asegurar una buena oxigenación celular durante las fases de aclimatación a la altitud, la respuesta del organismo va a ser efectuando un incremento de la ventilación pulmonar.

OTRAS CONSECUENCIAS DE LA HIPOXIA HIPOBÁRICA

La hipoxia hipobárica también modifica no solo la capacidad de transporte de oxígeno a los tejidos, sino que también provoca cambios en la distribución del gasto cardíaco. Como consecuencia de la ascensión y a las pocas horas de esta, se va a producir una disminución del volumen plasmático del 10-20%, causado por un movimiento de fluidos que van desde el compartimiento vascular hacia los compartimientos intracelular e intersticial.‎(3‎,4)

La pérdida del volumen plasmático implica un incremento relativo de la concentración de hemoglobina y por tanto de la capacidad de transporte de la sangre, sin que haya aumento del valor del hematocrito. A las pocas horas de la exposición a la altura, se incrementa la producción de eritropoyetina, pero el aumento del número de hematíes no es posible valorarlo hasta pasadas varias semanas de la exposición. El volumen plasmático tiende a recuperarse mediante una exposición prolongada (semanas y/o meses), aunque el hematocrito continúa estando elevado por el aumento de la producción de hematíes.‎(3‎,5)

En un primer momento, el gasto cardíaco está incrementado por la estimulación hipóxica de la actividad del sistema nervioso simpático y es debido a un aumento de la frecuencia cardíaca, ya que el volumen se encuentra disminuido. Por otra parte, la actividad simpática también va a causar un incremento de la presión arterial, una vasoconstricción periférica y además un aumento del metabolismo basal. Cuando la exposición a la altura se prolonga más de tres semanas, la actividad simpática va a disminuir y el volumen plasmático tiende poco a poco a recuperarse. Como resultado de todo esto, la frecuencia cardíaca disminuye hacia unas cifras similares a las que encontramos a nivel del mar, aumentando el volumen minuto. El balance de estos cambios determina una disminución con el tiempo del gasto cardíaco, aunque se va a mantener por encima de los valores que encontramos a nivel del mar, tanto en reposo como durante el ejercicio conocido como “submáximo” ( precedería al ejercicio que se considera como “límite”). Por otro lado, la frecuencia cardíaca máxima disminuye proporcionalmente al incremento de la altura y continúa de esta forma a pesar de la aclimatación. Por todo esto, la capacidad máxima de trabajo. (figuras 3 y 4)que se puede realizar durante la exposición a una altura determinada se encuentra limitada tanto en el esfuerzo como en el tiempo.‎(6‎,7)

En resumen, cuando el sujeto se encuentra en altura, la capacidad de trabajo está disminuida debido a que la presión parcial de O2 disminuye con la altitud, lo cual tiene consecuencias prácticamente inmediatas, como son el incremento de la ventilación pulmonar, la disminución del contenido de O2 en la sangre arterial, el aumento del gasto cardíaco y el incremento de la frecuencia cardíaca.(4,‎7)

El flujo sanguíneo cerebral, es el resultado del balance existente entre la vasodilatación, que ha sido inducida por la hipoxia y la vasoconstricción provocada por la hiperventilación. En general el flujo sanguíneo cerebral está aumentado por encima de los 2.440 m, pero tiende a volver a niveles normales cuando el sujeto se va adaptando a la aclimatación a la altura, aunque esto es para cada altura. Este proceso de aclimatación se pierde en el descenso hacia el nivel del mar, a la misma velocidad que se desarrolló. Aproximadamente el 80-90% de las personas que han realizado una ascensión, pierden el nivel de aclimatación al cabo de 3-4 semanas de terminar la exposición a la altura.(‎7‎,8)

Los efectos fisiológicos de la altura son aprovechados por los deportistas de élite para mejorar sus condiciones físicas entrenándose en lugares altos varias semanas antes de abordar competiciones importantes. Debido a las dificultades que puede entrañar realizar largos desplazamientos para efectuar el entrenamiento adecuado, se han desarrollado cámaras hipobáricas, que simulan las condiciones ambientales de las altitudes y se utilizan con la misma finalidad.‎(7‎,8)

ASPECTOS PATOLÓGICOS RELACIONADOS CON LA EXPOSICIÓN A LA ALTITUD

Los problemas derivados de la exposición a la altitud son debidos a tres factores fundamentales: la altitud alcanzada, la velocidad del ascenso y la duración de la exposición a la altura. Otros factores que también hay que tener en cuenta son el nivel del ejercicio físico que se ha desarrollado, la susceptibilidad fisiológica individual, la edad del sujeto y las patologías previas del individuo y que no están relacionadas con la altura. En general, todos los problemas que se pueden presentar son distintas formas de edema que se encuentran inducidos por la hipoxia.

Los más comunes son: la enfermedad aguda de altura, el edema pulmonar de altura, el edema cerebral de altitud y el edema periférico de altura.

1.- Enfermedad aguda de altura

Actualmente, se considera que tres de cada cuatro personas sanas que se exponen a una determinada altura van a desarrollar un edema pulmonar agudo subclínico. La hipoxia de altura va a ser la responsable de estos cuadros clínicos y la susceptibilidad a dichas alteraciones serían, aquellos sujetos que desde un punto de vista genético tienen una respuesta ventilatoria a la hipoxia disminuida y una excesiva respuesta vasopresora pulmonar al ejercicio.‎(2‎,4,‎9)

La enfermedad aguda de altura o también conocida como “mal de montaña agudo” se define como, aquellas adaptaciones que tienen lugar en aquellas personas que han permanecido a gran altitud durante un período de tiempo, que puede ir desde unos minutos hasta varias horas donde se inician una serie de adaptaciones, siendo la más inmediata la hiperventilación, con el consiguiente aumento del volumen minuto respiratorio. Esta regulación está determinada por la estimulación de quimiorreceptores periféricos, localizados en los cuerpos carotideos y aórtico y que se van a activar cuando la presión arterial de oxígeno baja por debajo de sus valores normales (70 mm Hg). Estos quimiorreceptores, van a informar al centro respiratorio bulbar para que este aumente la frecuencia respiratoria.(‎2‎,6,‎10,‎11)

Una consecuencia directa de la hiperventilación es la espiración de mayor cantidad de CO2 que en condiciones normales, lo que se traduce en un aumento del pH del plasma y por lo tanto en una alcalosis respiratoria. Durante la hipoxia se produce además una vasoconstricción refleja en los vasos de la circulación cutánea y esplácnica, desencadenada por los cuerpos carotídeos. Este proceso desvía parte de la sangre al parénquima cerebral y a los músculos que están en actividad para conseguir que llegue un mayor aporte de oxígeno. ‎(6,‎11)

En los primeros estadios también podemos observar un aumento de la frecuencia cardiaca, que se mantendrá́ durante la aclimatación aumentando de esta forma el gasto cardiaco. Esto aumentará el flujo sanguíneo y por lo tanto la oxigenación.

Los síntomas clínicos que con mayor frecuencia aparecen son, cefaleas de intensidad variable, trastornos del sueño, agotamiento, trastornos gastrointestinales y mareos. Otras alteraciones relacionadas con el mal de altura son el “edema periférico”, que se manifiesta por hinchazón da la cara, manos y tobillos y es debido a la retención de agua y sodio. Las hemorragias retinianas, también son frecuentes. La principal causa es la hipoxemia y por ello, el tratamiento es la administración de oxígeno y en casos graves, el retorno a lugares bajos. Es importante conocer que el ascenso a una altura determina un incremento de la presión arterial pulmonar media, tanto en las personas con mal de montaña agudo, como en las que permanecen asintomáticas al llegar a una determinada altura. Es una respuesta de la capa media de las células musculares lisas a la hipoxia alveolar; el grado de hipertensión pulmonar es generalmente discreto y no participa en los síntomas del mal de montaña agudo. Ocurre tanto a turistas como a excursionistas, esquiadores y montañeros. Se ha demostrado que el ascenso escalonado atenúa el grado de hipertensión pulmonar, por lo que se recomienda dicho ascenso, como medida necesaria para prevenirlo. Es útil el empleo de ciertos medicamentos como ayuda a la profilaxis de esta alteración: La Acetazolamida, tiene la característica de ser un diurético que favorece la eliminación del bicarbonato, estimulando la ventilación. Los corticoides (Dexametasona) que, aunque han demostrado sus beneficios, es cuestionable como uso en la profilaxis, debido a sus efectos secundarios.‎(6,‎11)

2.- Edema pulmonar de alta altitud

Es un edema pulmonar no cardiogénico que ocurre en individuos no aclimatados que ascienden rápidamente a gran altitud. Está causado por la combinación de la hipertensión pulmonar, inducida por la hipoxia y por un incremento en la permeabilidad del endotelio capilar, que conlleva a un acúmulo de líquido intersticial y alveolar. Se caracteriza por un aumento de la presión arterial pulmonar, mientras que la presión de llenado de la aurícula izquierda y la función ventricular son normales.‎(1‎,3,‎12)

Como factores de riesgo cabe destacar: la edad (más en jóvenes), el sexo masculino y la realización de ejercicio intenso. Se estima que por encima de los 3.500 m. la sufren cinco de cada 1.000 montañeros.

Desde un punto de vista clínico se caracteriza por : dificultad para respirar, tos inicialmente seca y posteriormente acompañada de esputos sonrosados o salida de espuma sonrosada por la boca y del característico “gorgoteo” (similar al ruido que produce el agua al hervir). Suele haber una cierta predisposición personal. Si se acompaña de somnolencia, esta es debida a la presencia de edema cerebral. ‎(3,‎12)

Si no se trata adecuadamente puede conducir rápidamente a la muerte en muy pocas horas ( alrededor de 12 horas). El mejor tratamiento consiste en iniciar el descenso de modo inmediato o bien utilizar cámaras hiperbáricas portátiles, con suministro de oxígeno continuo. Dada la gravedad y la rapidez con que se instaura este cuadro clínico debe siempre prevenirse mediante una correcta aclimatización. La Nifedipina (bloqueador de los canales del calcio), se ha demostrado que es un fármaco útil en la prevención y el tratamiento de esta grave alteración. ‎(3,‎12)

3.- Edema cerebral de gran altitud

Sucede con menor frecuencia que el edema pulmonar. Se piensa que es debido a una vasodilatación local de los vasos sanguíneos cerebrales, que de esta forma alterarían la barrera hematoencefálica inducido por la hipoxia (edema vasogénico) y que ha provocado un aumento de la permeabilidad de esta o bien por una alteración de la regulación del fluido celular, con tendencia a aumentar el volumen intracelular (edema citotóxico). Es muy probable que el mecanismo de producción sea una combinación de ambos.‎(12)

Es el cuadro más grave relacionado con el ascenso a una determinada altura y posiblemente cuando ésta tiene lugar, es la manifestación final de la enfermedad aguda de altitud si se continúa el ascenso.

Las personas que lo desarrollan habitualmente presentan también edema de pulmón. Sin embargo, los que desarrollan edema pulmonar, no necesariamente desarrollan edema cerebral. El momento de aparición es muy variable, aunque suele ser una manifestación más tardía que los cuadros anteriores.

La mayoría de lo síntomas son neurológicos e incluyen dolor de cabeza, náuseas, vómitos y laxitud extrema. Los más graves desarrollan alteraciones severas de la marcha,  desorientación temporo – espacial, estado confusional y alteraciones severas de las funciones superiores. Si no se inicia rápidamente el tratamiento, esta situación conlleva al coma del individuo y finalmente al fallecimiento. A estas alteraciones, se añaden otros signos en las partes distales, tanto en las extremidades como en la nariz y en los labios en forma de palidez extrema y/o cianosis distales.

Aunque no está claro cual cuál es la mejor forma de tratarla, debido a la poca experiencia que se tiene con estas alteraciones, se acepta que la conducta más correcta es seguir las mismas pautas que las que se realizan para la enfermedad aguda de montaña, siendo en primer lugar el descenso del sujeto lo más rápido posible.

Las cámaras hiperbáricas adaptadas a su uso en altitud tienen el mismo efecto que el descenso. La administración de oxígeno y dexametasona a altas dosis ayudan a mejorar el edema cerebral.‎(12)

CONCLUSIONES

  1. Los problemas derivados de la exposición a la altitud son debidos a tres factores fundamentales: la altitud alcanzada, la velocidad del ascenso y la duración de la exposición a la altura.
  2. Los efectos fisiológicos de la altura son aprovechados por los deportistas de élite para mejorar sus condiciones físicas entrenándose en lugares altos varias semanas antes de abordar competiciones importantes
  3. La hipoxia hipobárica modifica no solo la capacidad de transporte de oxígeno a los tejidos, sino que también provoca cambios en la distribución del gasto cardíaco.
  4. La principal causa del “mal de altura” es la hipoxemia, y por ello el tratamiento es la administración de oxígeno y, en casos graves, el retorno a lugares bajos.
  5. Para asegurar una buena oxigenación celular durante las fases de aclimatación a la altitud, la respuesta del organismo va a ser efectuando un incremento de la ventilación pulmonar.
  6. El edema pulmonar de altitud, se caracteriza por un aumento de la presión arterial pulmonar, mientras que la presión de llenado de la aurícula izquierda y la función ventricular son normales.

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