Inicio > Ginecología y Obstetricia > La atención primaria y la disociación cito-colpo-histológica como problemática a resolver

La atención primaria y la disociación cito-colpo-histológica como problemática a resolver

La atención primaria y la disociación cito-colpo-histológica como problemática a resolver

El cáncer cervicouterino es una alteración celular que se origina en el epitelio del cuello del útero y que se manifiesta inicialmente a través de lesiones precursoras de lenta y progresiva evolución, que se pueden suceder en etapas de displasia leve, moderada y severa. Demostrando que las lesiones de alto grado son las con mayor potencialidad de progresar a una lesión invasora y que para ello se requiere, generalmente, que transcurran varios años.

La atención primaria y la disociación cito-colpo-histológica como problemática a resolver

Dra. Judith Inés Guerron Eras 1. Dr. Daniel Ramón Gutierrez Rodríguez. 2

1 Dra. en Medicina. Residente de la Especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria.

2 Dr. En Medicina. Especialista de primer grado en Alergología. Especialista de primer y segundo grado en Medicina General Integral. Máster en Ciencias en Longevidad Satisfactoria. Coordinador de investigaciones del postgrado de Medicina Familiar Universidad Nacional de Loja.

UNIVERSIDAD NACIONAL DE LOJA. ÁREA DE TALENTO HUMANO. POSTGRADO DE MEDICINA FAMILIAR

RESUMEN

Por otro lado, la citología cérvico-vaginal es un método de ayuda diagnóstica para detectar lesiones escamosas intraepiteliales, así como carcinomas invasores; deberá complementarse con estudios de correlación como la colposcopia y toma de biopsia para aumentar la certeza diagnóstica. Uno de los avances en el tratamiento de la neoplasia del cérvix ha sido la identificación de lesiones precursoras, las cuales se han integrado en diferentes clasificaciones desde la propuesta por Papanicolaou hasta el actual sistema Bethesda.

Palabras clave: cáncer cervicouterino, citología cervical.

INTRODUCCIÓN.

El cáncer cervicouterino es una alteración celular que se origina en el epitelio del cuello del útero y que se manifiesta inicialmente a través de lesiones precursoras de lenta y progresiva evolución, que se pueden suceder en etapas de displasia leve, moderada y severa. Evolucionan a cáncer in situ (circunscrito a la superficie epitelial) y/o a cáncer invasor, en que el compromiso traspasa la membrana basal. (OPS. Ministerio de Salud, 2005)

Su etiopatogenia ha podido ser investigada gracias a avances en biología celular, molecular e inmunología y han permitido conocer el rol del virus del papiloma humano en el desarrollo de lesiones premalignas y malignas del cuello uterino, permitiendo reducir la mortalidad.

Dentro de los factores de riesgo se encuentran: el virus del papiloma humano, inicio precoz de relaciones sexuales, número de compañeros sexuales, infecciones de transmisión sexual. (Serman, 2002)

La evidencia causal sobre los eventos morfológicos y moleculares de la historia natural de las lesiones intraepiteliales deriva de estudios de caso control y estudios epidemiológicos prospectivos basados en seguimientos de pacientes no tratados, de pacientes diagnosticados y no tratados pero perdidos del seguimiento, de pacientes con fallas del tratamiento, de estudios de tamizaje enfocados en tasas de prevalencia /incidencia y de estudios basados en modelos matemáticos. Los datos obtenidos de dichas fuentes definen a la historia natural de la lesiones intraepiteliales como un proceso dinámico caracterizado no sólo por progresión sino también por persistencia y regresión. Demostrando que las lesiones de alto grado son las con mayor potencialidad de progresar a una lesión invasora y que para ello se requiere, generalmente, que transcurran varios años. (Mitchell & Schottenfeld, 2007)

Las edades de máxima prevalencia son entre los 20 y los 30 años para la NIE I, 30 a 34 años para NIE II, y 35 a 49 para NIE III. Las tasas de progresión para el total de las neoplasias intraepiteliales se encuentran entre el 6 y el 34%. En un gran estudio de Spriggs con un total de 1991 casos con NIE de todos los grados, con un seguimiento de entre 12 a 120 meses que incluye casos con y sin biopsias pero no tratados, se observó en términos generales un 34% de regresión, un 41% de persistencia y un 25% de progresión. Lesiones de cáncer in situ están asociadas con riesgos mayores de progresión a invasión (36%). (Springgs, 2008)

Por otro lado, el cáncer cérvicouterino es una entidad que se presenta en mujeres con edad reproductiva, su pico de incidencia ocurre entre la 4ta y 5ta década de la vida y constituye un problema de salud desde tiempos remotos. Es la segunda causa de muerte en mujeres a nivel mundial y la primera en países en vías de desarrollo. Cada año se produce en todo el mundo unos 466000 casos nuevos de cáncer cérvico-uterino y mueren por esta causa 231000 mujeres anualmente, de las cuales más del 80% ocurren en los países en vías de desarrollo. (Serman, 2002)

Según las proyecciones de la Organización Mundial de la Salud (en lo adelante OMS), en el 2005 hubo más de 500 000 casos nuevos de cáncer cervical, de los cuales más del 90% ocurrieron en países en desarrollo. Se estima que más de un millón de mujeres tienen actualmente cáncer cervical en todo el mundo, a la mayoría de ellas no se les ha diagnosticado o no tienen acceso al tratamiento que podría curarlas o prolongar sus vidas. En el 2005, casi 260 000 mujeres murieron por esa enfermedad y cerca del 95% de esas muertes fueron en países en desarrollo, lo que hace del cáncer cervical uno de las amenazas más serias a la vida de las mujeres. (Mitchell & Schottenfeld, 2007)

En América Latina, según los datos disponibles en la Organización Panamericana de la Salud (en lo adelante OPS), la incidencia estimada de neoplasias malignas del cuello uterino, ajustada, en el año 2000, se encontraba en un rango entre 10,3 (Puerto Rico) y 61,1 (Nicaragua), además de estos países, las demás cifras más bajas se reportaban en Uruguay (13,9) y Argentina (14,2) y las más altas en Ecuador (44,2) y Bolivia (58,1); Cuba, en ese año, tenía una incidencia de 23,9.  (Organización Mundial de la Salud, 2011)

Según el Anuario Estadístico de 2013 del Ministerio de