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La atención primaria y la disociación cito-colpo-histológica como problemática a resolver

Salud Pública de la República de Cuba (MINSAP, 2013)se expone que en el país de forma global se examinaron unas 176.307 para el año 1970, ya en el año 2012 las pacientes examinadas alcanzaron las cifras de 692 423, ya de los cuales se diagnosticaron casos positivos de cáncer cérvico – uterino en mujeres examinadas por el programa según etapa clínica, para el año 1990 un total de 1123 y ya en el año 2012 un total de 1415, en el país se diagnosticaron 28 824 pacientes con cáncer cérvico-uterino en cualquier etapa clínica en el periodo desde 1990 hasta 2012; en 2005 se diagnosticaron 1.217 casos, con diagnóstico en estadio pre-invasivo del 81,9% de las pacientes, en 2006, hubo 1.095 casos positivos, de ellos, el 86,9% estaba en estadio 0 y en 2007, a 1 068 mujeres se les diagnosticó la enfermedad y no existía invasión del estroma cervical en el 84,6%.

Según datos del Departamento de Estadística y Registros Médicos Provincial de Villa Clara, en el mencionado país, desde el primero de enero de 2005 hasta el 31 de diciembre de 2007 se habían diagnosticado 633 casos de cáncer cérvico-uterino, de los cuales el 76,6% se encontraba en etapa 0. (MINSAP, 2013)

La experiencia en los países desarrollados ha demostrado que los programas de pesquisas bien planeados, organizados y con una gran cobertura pueden reducir significativamente el número de casos nuevos de cáncer cervical y los índices de mortalidad asociados con él. (OMS, 2007)

El cáncer cérvico-uterino es la lesión maligna del aparato genital femenino, más frecuente en América Latina y el Caribe, se calcula que cada año se presentan alrededor de 68000 casos nuevos de éste cáncer en la región de las Américas. En un futuro, se espera que la incidencia y la mortalidad por Cáncer Cérvico uterino aumenten en relación con una mayor esperanza de vida.

En América Latina y el Caribe se calcula que las muertes aumentarán a 52 000 para el 2020. Proyecciones más pesimistas indican que podrían llegar a 57 000 en el 2020. (OPS,OMS, 2004)

Por otro lado, la citología cérvico-vaginal es un método de ayuda diagnóstica para detectar lesiones escamosas intraepiteliales, así como carcinomas invasores; deberá complementarse con estudios de correlación como la colposcopia y toma de biopsia para aumentar la certeza diagnóstica. (Meza, 1995)

Uno de los avances en el tratamiento de la neoplasia del cérvix ha sido la identificación de lesiones precursoras, las cuales se han integrado en diferentes clasificaciones desde la propuesta por Papanicolaou hasta el actual sistema Bethesda, (Solomon & Nayar, 2004) desarrollado en 1988 para unificar la terminología, facilitando la comunicación entre el clínico y el citopatólogo; con ello se originó el concepto de lesiones escamosas intraepiteliales de bajo grado (LIEBG) y de alto grado (LIEAG). En las LIEBG se incluyeron las infecciones por virus del papiloma humano y la displasia leve o NIC I, mientras que la displasia moderada y severa o NIC II, III, así como el carcinoma in situ, se agruparon en las LIEAG.

La citología, colposcopia y biopsia han llegado a ser sistemas complementarios para las pacientes con patología cervical. En un estudio de Meza G (1995) se publicaron índices de falsos negativos de la citología frente a la colposcopia de un 10 y 13%.

En otro estudio realizado en el Centro Médico Povisa España por San Miguel P, Gómez C y cols. (San Miguel & Gómez , 2001)  342 citologías cérvico-vaginales tenían diagnosticada lesión intraepitelial escamosa, de las cuales 217 contaban con biopsia. Hubo 124 casos verdaderos positivos, 33 sub-diagnosticados y 60 falsos positivos sobre diagnosticados. Tritz M y Weeks A, (Tritz, y otros, 2004) investigaron en 615 pacientes la etiología de los casos en que no correlacionan la citología cervical y la biopsia (69 pacientes, 11% del total de la muestra). La principal causa de discrepancia fue el muestreo de biopsia colposcópica (36 casos, 51%). De estos 36 casos, en 22 no fue biopsiada la zona de transformación; hubo 9 errores (13%) por interpretación de biopsia, 7 sub-diagnosticados y 2 sobre-diagnosticados. En 8 casos (11%) se presentaron errores de interpretación citológica, clasificándose como disociación citocolpohistológica.

En América Latina, según los datos disponibles en la Organización Panamericana de la Salud (en lo adelante OPS), la incidencia estimada de neoplasias malignas del cuello uterino, ajustada, en el año 2000, se encontraba en un rango entre 10,3 (Puerto Rico) y 61,1 (Nicaragua), además de estos países, las demás cifras más bajas se reportaban en Uruguay (13,9) y Argentina (14,2) y las más altas en Ecuador (44,2) y Bolivia (58,1); Cuba, en ese año, tenía una incidencia de 23,9. (Organización Mundial de la Salud, 2011)

La experiencia en los países desarrollados ha demostrado que los programas de pesquisas bien planeados, organizados y con una gran cobertura pueden reducir significativamente el número de casos nuevos de cáncer cervical y los índices de mortalidad asociados con él. (OMS, 2007)

El cáncer cérvico-uterino es la lesión maligna del aparato genital femenino, más frecuente en América Latina y el Caribe, se calcula que cada año se presentan alrededor de 68000 casos nuevos de éste cáncer en la región de las Américas. En un futuro, se espera que la incidencia y la mortalidad por Cáncer Cérvico uterino aumenten en relación con una mayor esperanza de vida, se calcula además que las muertes aumentarán a 52 000 para el 2020. Proyecciones más pesimistas indican que podrían llegar a 57 000 en el 2020. (OPS,OMS, 2004)

Uno de los avances en el tratamiento de la neoplasia del cérvix ha sido la identificación de lesiones precursoras, las cuales se han integrado en diferentes clasificaciones desde la propuesta por Papanicolaou hasta el actual sistema Bethesda, (Solomon & Nayar, 2004) desarrollado en 1988 para unificar la terminología, facilitando la comunicación entre el clínico y el citopatólogo; con ello se originó el concepto de lesiones escamosas intraepiteliales de bajo grado (LIEBG) y de alto grado (LIEAG). En las LIEBG se incluyeron las infecciones por virus del papiloma humano y la displasia leve o NIC I, mientras que la displasia moderada y severa o NIC II, III, así como el carcinoma in situ, se agruparon en las LIEAG. han llegado a ser sistemas complementarios para las pacientes con patología cervical, la citología,