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Aumento de trastorno de conducta alimentaria en adolescentes durante la pandemia por SARSCov-2. Enfermería de atención primaria

Aumento de trastorno de conducta alimentaria en adolescentes durante la pandemia por SARSCov-2. Enfermería de atención primaria

Autora principal: Ana Belén Usieto Aquilué

Vol. XVII; nº 2; 110

Increase in eating disorder in adolescents during the SARSCov-2 pandemic. Primary care nursing

Fecha de recepción: 16/12/2021

Fecha de aceptación: 17/01/2022

Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XVII. Número 2 – Segunda quincena de Enero de 2022 – Página inicial: Vol. XVII; nº 2; 110 

Autor principal:

Ana Belén Usieto Aquilué. Diplomada Universitaria en Enfermería. Enfermera en el Hospital San Jorge de Huesca, España.

Resto autores:

Sonia Allué Gracia. Técnico en Cuidados Auxiliares de Enfermería. Graduada Universitaria en Nutrición y Dietética. TCAE en el Hospital San Jorge de Huesca, España.

Virginia Piracés Buisac. Diplomada Universitaria en Enfermería. Enfermera en el Hospital San Jorge de Huesca, España.

Andrea Tresaco Calvo. Diplomada Universitaria en Enfermería. Enfermera en el Hospital San Jorge de Huesca, España.

Noelia Salinas Juan. Diplomada Universitaria en Enfermería. Enfermera en el Hospital Sagrado Corazón de Jesús de Huesca, España.

Loreto Ibor Serrano. Graduada Universitaria en Enfermería. Enfermera en el Hospital San Jorge de Huesca, España. 

María Jesús Peralta Buisán. Diplomada Universitaria en Enfermería. Enfermera en el Hospital Sagrado Corazón de Jesús de Huesca, España.

Los autores de este manuscrito declaran que:

Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses. La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS) https://cioms.ch/publications/product/pautas-eticas-internacionales-para-la-investigacion–elacionada-con-la-salud-con-seres-humanos/

El manuscrito es original y no contiene plagio. El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista. Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados. Han preservado las identidades de los pacientes.

Resumen

Una de muchas las consecuencias negativas de la pandemia de SARSCov-2 ha sido el incremento de pacientes con trastorno de conducta alimentaria, tanto el empeoramiento de los diagnosticados, como la aparición de nuevos casos en adolescentes. El objetivo de este estudio es conocer estos trastornos y revelar el papel de la enfermería de atención primaria, tanto en la prevención como en los cuidados de los pacientes que lo sufren. Para lo que se realiza una revisión bibliográfica en las principales bases de datos. Los resultados muestran la importancia de la enfermería tanto en el proceso de detección, como en el de prevención de estas patologías tan peligrosas en una etapa de desarrollo tan importante como es la adolescencia.

Palabras clave: adolescencia, pandemia, SARSCov-2, trastorno de conducta alimentaria, anorexia nerviosa, bulimia, enfermería, atención primaria, salud mental.

Abstract

One of the many negative consequences of the SARSCov-2 pandemic has been the increase in patients with eating disorder, both the worsening of those diagnosed, and the appearance of new cases in adolescents. The objective of this study is to understand these disorders and reveal the role of primary care nursing, both in prevention and in the care of patients who suffer from them. For which a bibliographic review is carried out in the main databases. The results show the importance of nursing both in the detection and prevention process of these dangerous pathologies in such an important stage of development as adolescence.

Keywords: adolescence, pandemic, SARSCov-2, eating disorder, anorexia nervosa, bulimia, nursing, primary care, mental health.

Introducción:

Los trastornos de conducta alimentaria (TCA) se definen como aquellas alteraciones relacionadas con la ingesta de alimentos o con las conductas asociadas a ello, que permanecen en el tiempo y conllevan a un deterioro significativo de la salud física y social. Los trastornos de conducta alimentaria incluyen fundamentalmente el trastorno de anorexia nerviosa y bulimia nerviosa, aunque también existen otros, como el trastorno por atracón, la ortorexia (la obsesión por la comida sana) y la vigorexia (la obsesión por el ejercicio físico).

La anorexia nerviosa es una enfermedad psiquiátrica que comienza en la infancia o adolescencia, que se caracteriza por la excesiva disminución de la ingesta, conduciendo finalmente a una pérdida de peso grave y mantenida, que genera malnutrición progresiva y síntomas específicos con alteraciones de la imagen corporal y temor a la obesidad.

La bulimia nerviosa es frecuente en la adolescencia y se caracteriza por la presencia de atracones y conductas compensatorias inapropiadas. Generalmente tienen un peso normal o incluso sobrepeso y refieren miedo intenso a ganar peso.

La etiología de los TCA es multifactorial, incluyendo factores genéticos, biológicos, psicológicos y culturales. Todo esto sumado a múltiples factores de riesgo, aumenta la posibilidad de desarrollar este tipo de enfermedades.

Estos trastornos no se encuentran distribuidos de manera uniforme en la población. De los pacientes que se presentan con signos y síntomas clásicos de anorexia o bulimia, más del 90 % son de sexo femenino, más del 95 % son de raza blanca y más del 75 % son adolescentes.

Una de muchas las consecuencias negativas de la pandemia, ha sido el incremento de pacientes con trastorno de conducta alimentaria, tanto el empeoramiento de los diagnosticados como la aparición de nuevos casos.

Y es que las repercusiones del confinamiento, han sido principalmente la preocupación sobre la salud, los numerosos mensajes de vida saludable y comer sano y estar saludable para no contagiarse. Por otro lado, el aislamiento social que ha favorecido el aumento del uso excesivo de las redes sociales, donde hay inmenso uso de estereotipos y cánones de belleza, donde se presenta la obesidad como una falta de autocontrol y autocuidado, un problema intolerable para la sociedad donde vivimos. Y, por último, la restricción del ejercicio físico, que puede generar angustia y sentimientos de culpabilidad llevando a las personas a una vida sedentaria. Todos estos sentimientos negativos pueden desarrollar una baja autoestima y comportamientos restrictivos en las personas más vulnerables, como por ejemplo son los adolescentes, que acompañado por complicaciones médicas y psicológicas puedan dejar secuelas irreversibles para su desarrollo, en una edad tan importante como es esta.

Encontramos diferentes estudios científicos que demuestran que las TCA sugirieron un aumento significativo de los síntomas de gravedad durante el periodo de pandemia en niños y adolescentes. Aumentando así tanto la tasa de ingresos como el número de sesiones de intervenciones psicológicas requeridas. También se ha detectado más frecuencia de otros trastornos mentales acompañados por TCA, que acompañado del diagnóstico tardío (por la dificultad en la accesibilidad a atención primaria) aumenta la complejidad clínica de los nuevos casos aumentando la hospitalización de los mismos.

Es por este motivo que el rol de la enfermería debe velar por un cuidado holístico que les permita a los pacientes adquirir conciencia, autoestima y auto aceptación. A este respecto, el enfermero de atención primaria debe conocer los cuidados y factores de riesgo para detectar su prevención.

Objetivo: Conocer los trastornos de conducta alimentaria y el papel de la enfermería de atención primaria, tanto en la prevención como en los cuidados y actuaciones aplicables a estos pacientes tras el gran aumento de casos con la pandemia de SARSCov-2.

Metodología: Revisión bibliográfica en las principales bases de datos como son Google académico, Pubmed, Dialnet, Scielo y fundación APE sobre los trastornos de conducta alimentaria en adolescentes y los cuidados enfermeros aplicables en la atención primaria.

Resultados:

La enfermera de atención primaria tiene un papel fundamental, ya no solo en la detección temprana de estas conductas sino también en el control de la enfermedad en sus diferentes etapas salud-enfermedad, tanto del paciente como de las familias.

El tratamiento exclusivo de estos pacientes desde atención primaria se podrá ejecutar cuando la paciente tenga una elevada motivación, un buen apoyo social (adecuado soporte familiar y de amistades), una pérdida de peso no muy severa y no tengan complicaciones físicas. Por el contrario, si no cumple esas características, su seguimiento será hospitalario y el papel de la enfermera será posterior en la atención continuada de la atención primaria.

Los signos y síntomas en detección de trastorno de conducta alimentaria son:

  • Restricción alimentaria sin control médico, ayunos, evitar alimentos grasos y comer alimentos “light”.
  • Pérdida de peso significativa (>25-30% del peso ideal) o rápida (>10% del peso en 2 meses).
  • Cambios en el hábito alimentario y realización de dietas.
  • Práctica de rituales: jugar con la comida, quitarles la grasa, dividirlos en muchos trozos.
  • Síntomas y signos físicos de malnutrición: constantes vitales inestables, bradicardias, alopecia, sensación de mareos o lipotimias, alteraciones en la temperatura, alteraciones menstruales.
  • Atracones o vómitos autoprovocados o frecuentes.
  • Empleo de laxantes, obsesión excesiva por defecar.
  • Ejercicio físico desmesurado o cambios en ritmo de sueño y periodos de descanso.
  • Preocupación excesiva por estado físico, dimorfobia (no se ve como es, se ve gordo).
  • Irritabilidad, inestabilidad emocional.
  • Uso excesivo de redes sociales que inviten a seguir estilos de vida estereotipados.
  • Ausencia de apoyo familiar, o bien fracaso ante la dificultad del acompañamiento o sobreprotección del menor.

Los objetivos serán mantener una comunicación directa y bidireccional con el equipo del Centro de Salud Mental y el control de complicaciones, determinar y controlar la periodicidad de pruebas complementarias y revisiones con otros especialistas. Es decir, el seguimiento de un equipo multidisciplinar que incluirá pediatra o médico de atención primaria, endocrinólogo, psiquiatra, psicólogo y enfermera.

Los cuidados de enfermería se basan en el control y entrevista mínima semanal del paciente y la instauración de un plan de cuidados.

Plan de cuidados enfermería:

  • Valoración integral (planificación, ejecución y evaluación según las catorce necesidades de Virginia Henderson) y posteriormente revaluación en cada visita.
  • Realizar las intervenciones y evaluaciones oportunas consecuentes del plan de cuidados.
  • Registro y envió de la información sobre los cambios en nuestro plan de cuidados al equipo de salud mental para ver evolución.
  • Control y seguimiento del tratamiento farmacológico si precisa.
  • Prevención de recaídas.
  • Proporcionar asesoramiento y visitas individualizadas al cuidador o familia.
  • Creación de grupos de terapia, tanto de pacientes como de familias.

Pautas de actuación de enfermería:

  • No realizar comentarios ni valoraciones de peso ni formas corporales. Es importante que la enfermera demuestre que las intervenciones van encaminadas a beneficiar al paciente y no en su contra, pudiendo enfrentarlo e incentivarlo cuando sea invadido por ideas y pensamientos negativos.
  • Reforzadores positivos ante buena actitud y consecución de objetivos. Educar al paciente en cuanto al proceso de su enfermedad, educación sanitaria sobre hábitos y estilos de vida saludable para el restablecimiento de su estado nutricional.
  • Conseguir alto grado de empatía y confianza. La relación enfermera-paciente se caracteriza por sentimientos que tienen que ver con: solidaridad, igualdad, franqueza, sinceridad, confianza, seguridad, honestidad, respeto y participación. Estas emociones permiten entablar una relación terapéutica mediante la empatía, ya que ésta facilita la expresión de sentimientos por parte del paciente, ayudándolo a explorar y reflexionar en las figuras de apego que van a influir en su personalidad, con el propósito de tener una mejor capacidad de resiliencia.
  • Integrar a las familias (padres, pareja…) en cada actuación. Es fundamental el compromiso, la motivación, el empoderamiento y la actuación por parte de los padres para cumplir con los objetivos y trabajar en la misma dirección que la enfermera. Tener en cuenta la parte psicológica, para reducir los sentimientos de culpa, debido al sufrimiento que soportan. Durante este proceso el intercambio de experiencias con otras familias favorece el autoaprendizaje y facilita la toma de decisiones de forma independiente, aumentando así su autoestima.

Por último, hay que tener en cuenta que el curso clínico de estos trastornos genera episodios de remisión y recaída, incluso en los mejores controlados. Esta evolución, cuando se inicia en la adolescencia, pocas veces acaba en unos cuatro o cinco años. Aproximadamente el 60-70% de las anorexias nerviosas obtienen una recuperación total, mientras que un 20-25% tienen remisiones parciales y se vuelven crónicas. Por otro lado, la transición a bulimia nerviosa es frecuente, ya que forma un 30-40% de los casos en seis años de seguimiento. Así pues, esto marca la importancia del seguimiento desde atención primaria convirtiéndose en un trabajo elemental sumado al aumento de los casos tras la pandemia que estamos viviendo.

Conclusiones:

Las intervenciones de enfermería son fundamentales para la recuperación de estos pacientes en las etapas iniciales de los trastornos de conducta alimentaria y reducen la mala progresión de la enfermedad, favoreciendo notablemente la expresión de vivencias y sentimientos del adolescente.

Es importante la formación sobre la prevención temprana de detección de actitudes y factores de riesgo como el aislamiento social, falta de apoyo social, la alteración de la rutina diaria, modificación de las actividades físicas y horas de sueño, emociones negativas, miedo e incertidumbre y la exposición a redes sociales en personas vulnerables. Y es que conocer con mayor profundidad los efectos que la pandemia ha provocado en los adolescentes puede ser útil, para ayudarles a controlar su patología y recuperar el sentido de su vida.

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