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Avances en terapias biológicas para enfermedades autoinmunes de la piel: Un análisis de los últimos tratamientos y su eficacia

Avances en terapias biológicas para enfermedades autoinmunes de la piel: Un análisis de los últimos tratamientos y su eficacia

Autora principal: Paula Vargas Cifuentes

Vol. XX; nº 03; 86

Advances in biological therapies for autoimmune skin diseases: An analysis of the latest treatments and their efficacy

Fecha de recepción: 02/01/2025

Fecha de aceptación: 07/02/2025

Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XX. Número 03 Primera quincena de Febrero de 2025 – Página inicial: Vol. XX; nº 03; 86

Autores:

Dra. Paula Vargas Cifuentes

Médico general, Investigadora independiente. San José, Costa Rica

Orcid: https://orcid.org/0009-0005-4262-035X

Código médico: 18565

Dra. Catherinne Calvo Jenkins

Médico general, Investigadora independiente. San José, Costa Rica

Orcid: http://orcid.org/0009-0000-6249-2336

Código médico: 18461

Dra. Mónica Solano Chaves.

Médico general, Investigadora independiente. Cartago, Costa Rica

Orcid: https://orcid.org/0009-0000-2039-4324

Código médico: 18493

Dra Katherin Aguilar Anchia

Médico general, investigadora independiente. San José, Costa Rica

Orcid: https://orcid.org/0009-0004-7541-3325

Código médico: 18952

Dra. Mariela Matamoros Córdoba

Médico general, Investigadora independiente. San José, Costa Rica

Orcid: https://orcid.org/0009-0007-6499-7232

Código médico: 18865

Los autores de este manuscrito declaran que:

Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses
La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El manuscrito es original y no contiene plagio.
El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.
Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.
Han preservado las identidades de los pacientes.

Resumen:

Las terapias biológicas han emergido como una innovación fundamental en el tratamiento de enfermedades autoinmunes de la piel, representando un cambio significativo respecto a los tratamientos convencionales. Esta revisión analiza los avances recientes, la eficacia y los desafíos actuales en la implementación de estas terapias, destacando su papel en condiciones como la psoriasis, dermatitis atópica y lupus eritematoso sistémico.

Los inhibidores de citocinas, particularmente los dirigidos al factor de necrosis tumoral alfa y las interleucinas 17 y 23, han demostrado resultados prometedores en el tratamiento de la psoriasis, mientras que las terapias dirigidas a las interleucinas 4 y 13 han mostrado eficacia significativa en la dermatitis atópica. En el caso del lupus eritematoso sistémico, medicamentos como anifrolumab y voclosporin han ampliado las opciones terapéuticas disponibles.

La eficacia de estas terapias se ha evidenciado no solo en la mejoría de síntomas físicos sino también en el impacto positivo sobre la calidad de vida de los pacientes, incluyendo aspectos psicológicos como la depresión y la ansiedad. Sin embargo, persisten preocupaciones sobre la seguridad a largo plazo, particularmente en relación con el riesgo aumentado de infecciones oportunistas.

Los desafíos actuales incluyen la necesidad de desarrollar biomarcadores predictivos robustos para personalizar los tratamientos, así como la implementación de tecnologías multi-ómicas para mejorar la precisión diagnóstica y terapéutica. Además, el alto costo de estas terapias plantea importantes retos para los sistemas de salud y la accesibilidad de los pacientes.

Las perspectivas futuras apuntan hacia el desarrollo de terapias más personalizadas y la exploración de tratamientos combinados para mejorar la eficacia. Se enfatiza la necesidad de continuar la investigación para comprender mejor los efectos a largo plazo y desarrollar estrategias que mejoren la accesibilidad y equidad en el acceso a estos tratamientos innovadores.

Palabras clave: Terapias biológicas, autoinmunidad, psoriasis, biomarcadores, citocinas, dermatitis atópica.

Abstract:

Biologic therapies have emerged as a key innovation in the treatment of autoimmune skin diseases, representing a significant shift from conventional treatments. This review discusses recent advances, efficacy, and current challenges in implementing these therapies, highlighting their role in conditions such as psoriasis, atopic dermatitis, and systemic lupus erythematosus.

Cytokine inhibitors, particularly those targeting tumor necrosis factor alpha and interleukins 17 and 23, have shown promising results in the treatment of psoriasis, while therapies targeting interleukins 4 and 13 have shown significant efficacy in atopic dermatitis. In the case of systemic lupus erythematosus, drugs such as anifrolumab and voclosporin have expanded the available therapeutic options.

The efficacy of these therapies has been demonstrated not only in the improvement of physical symptoms but also in the positive impact on the quality of life of patients, including psychological aspects such as depression and anxiety. However, concerns remain about long-term safety, particularly in relation to the increased risk of opportunistic infections.

Current challenges include the need to develop robust predictive biomarkers to personalize treatments, as well as the implementation of multi-omic technologies to improve diagnostic and therapeutic accuracy. In addition, the high cost of these therapies poses significant challenges for health systems and patient accessibility.

Prospects point towards the development of more personalized therapies and the exploration of combination treatments to improve efficacy. The need to continue research is emphasized to better understand the long-term effects and develop strategies that improve accessibility and equity in access to these innovative treatments.

Keywords: Biological therapies, autoimmunity, psoriasis, biomarkers, cytokines, atopic dermatitis.

Introducción:

Las terapias biológicas han emergido como un avance crucial en el tratamiento de las enfermedades autoinmunes de la piel, caracterizadas por una respuesta inmunológica anormal que ataca erróneamente las propias células cutáneas del organismo. Estas enfermedades, como la dermatitis atópica, la psoriasis y las enfermedades ampollosas autoinmunes, afectan significativamente la calidad de vida de los pacientes debido a sus síntomas crónicos y posibles complicaciones. Los tratamientos tradicionales, como los corticosteroides y los inmunosupresores, a menudo presentan una eficacia limitada y efectos adversos. En contraste, las terapias biológicas apuntan a vías inmunitarias específicas, ofreciendo opciones de tratamiento más precisas y potencialmente más seguras. Este enfoque ha transformado el manejo de estas condiciones, brindando nuevas esperanzas a los pacientes (1; 2)

Las terapias biológicas se centran en vías inmunitarias clave que son fundamentales en la fisiopatología de las enfermedades autoinmunes de la piel. Por ejemplo, en la dermatitis atópica, estas terapias están diseñadas para inhibir las interleucinas 4, 13, 22 y 31, que desempeñan un papel crítico en la inflamación mediada por células T colaboradoras tipo 2 y en la disfunción de la barrera cutánea. Las investigaciones han demostrado resultados prometedores, con mejoras tanto en la gravedad de los síntomas como en la restauración de la barrera cutánea (1).

En el caso de la psoriasis, las terapias biológicas apuntan principalmente a las vías de factor de necrosis tumoral alfa, interleucina-12/interleucina-23 e interleucina-17. Entre estas, los inhibidores de la interleucina-23 han demostrado perfiles de seguridad favorables a largo plazo, proporcionando un control sostenido de la enfermedad y un menor riesgo de recaídas. Estos avances destacan la importancia de enfoques personalizados en el manejo de la psoriasis, alineando los tratamientos con las disfunciones inmunitarias específicas (2).

Para las enfermedades ampollosas autoinmunes, agentes como el rituximab y otros medicamentos novedosos en investigación clínica han mostrado potencial. Estas terapias se enfocan en interrumpir mediadores específicos de la enfermedad, aliviando las ampollas severas y mejorando la calidad de vida general de los pacientes. Los datos emergentes de los ensayos clínicos resaltan el potencial de estos medicamentos para redefinir los estándares de atención en estas condiciones desafiantes (3).

Otro enfoque innovador en las terapias biológicas es la terapia biológica dual. Esta estrategia implica el uso simultáneo de dos agentes biológicos para abordar casos complejos donde están involucradas múltiples vías inflamatorias. La evidencia preliminar sugiere que este método podría mejorar la eficacia al proporcionar una modulación más integral de la respuesta inmunitaria, especialmente en pacientes que no responden adecuadamente a la monoterapia (4).

Además, las terapias biológicas pueden influir en las vías de tolerancia inmunitaria. Por ejemplo, en la psoriasis, se ha demostrado que estas terapias modulan el eje de la proteína 1 de muerte celular programada y su ligando. Al restaurar el equilibrio en estas vías, las terapias biológicas pueden revertir las alteraciones inmunitarias, conduciendo a mejores resultados clínicos y potencialmente a una remisión a largo plazo (5).

El objetivo de este artículo de revisión es analizar los avances recientes en las terapias biológicas dirigidas al tratamiento de enfermedades autoinmunes de la piel, evaluando su eficacia clínica, seguridad y potencial impacto en el manejo integral de estas patologías. Además, se busca explorar el desarrollo de nuevas estrategias, como la terapia biológica dual y la modulación de vías de tolerancia inmunitaria, destacando las perspectivas futuras en este campo.

Metodología:

Este manuscrito presenta un examen bibliográfico exhaustivo derivado de una selección de 21 estudios que cumplen con los criterios de inclusión predeterminados. Las publicaciones de investigación seleccionadas, difundidas entre los años 2020 y 2025, están compuestas en inglés o español. La recopilación de estos trabajos académicos se llevó a cabo a través de varios repositorios digitales, incluidos Elsevier, PubMed y Google Scholar, y abarcó artículos de revistas revisadas por pares, metanálisis y revisiones sistemáticas. Para facilitar el proceso de búsqueda, se emplearon terminologías específicas, como: Terapias biológicas, autoinmunidad, psoriasis, biomarcadores, citocinas, dermatitis atópica.

Enfermedades autoinmunes de la piel; un panorama general:

Las enfermedades autoinmunes comprenden ataques mediados por el sistema inmunitario contra los propios tejidos del organismo, siendo las enfermedades de la piel una de las categorías más destacadas. Estas afecciones se clasifican en dos tipos principales: enfermedades específicas de órgano, como la psoriasis y el vitiligo, y enfermedades sistémicas, como el lupus eritematoso cutáneo. Esta clasificación permite una mejor comprensión de su diversidad y complejidad (6; 7).

La fisiopatología básica de las enfermedades autoinmunes cutáneas implica una combinación de predisposición genética, desencadenantes ambientales y desregulación inmunológica. En muchas de estas afecciones, los autoanticuerpos atacan las proteínas estructurales de la piel, lo que provoca la formación de ampollas y erosiones características de ciertas enfermedades autoinmunes (8).

Entre las enfermedades autoinmunes de la piel, la psoriasis es un ejemplo representativo. Se caracteriza por una proliferación acelerada de las células cutáneas, lo que da lugar a placas escamosas bien delimitadas. Este trastorno no solo se diagnostica clínicamente, sino que también se gestiona cada vez más mediante modelos avanzados de clasificación e imagen, que mejoran la precisión diagnóstica y las opciones terapéuticas (9).

El lupus eritematoso cutáneo, por otro lado, es una enfermedad sistémica que presenta manifestaciones cutáneas. Frecuentemente, sus brotes son desencadenados por factores ambientales, como la exposición al sol, lo que destaca la interacción entre el entorno y la susceptibilidad inmunológica en su desarrollo (7).

La dermatitis atópica, aunque se considera principalmente una enfermedad alérgica, comparte características con las enfermedades autoinmunes debido a su desregulación inmunitaria. Esta conexión subraya la naturaleza multifacética de la dermatitis atópica y su solapamiento con otros trastornos cutáneos autoinmunes (6).

El vitiligo es otro ejemplo significativo, caracterizado por la destrucción de los melanocitos, lo que conduce a la aparición de manchas despigmentadas en la piel. Se considera una condición autoinmune debido al papel que desempeña el sistema inmunitario en la destrucción de los melanocitos. Los avances en la comprensión de su fisiopatología han mejorado las estrategias de manejo y tratamiento (9).

Terapias biológicas; fundamentos y mecanismos de acción:

Los inhibidores de citoquinas representan una de las estrategias más avanzadas en el tratamiento de enfermedades inflamatorias. Entre ellos, se encuentran los inhibidores del factor de necrosis tumoral alfa, de la interleucina 17 y de la interleucina 23. Estos medicamentos están diseñados para bloquear citoquinas específicas involucradas en los procesos inflamatorios. Por ejemplo, los agentes anti-factor de necrosis tumoral alfa se utilizan en el tratamiento de la artritis reumatoide, donde reducen la inflamación y frenan la progresión de la enfermedad (10). El mecanismo de acción de estos inhibidores consiste en bloquear la acción de las citoquinas, lo que disminuye la inflamación y las respuestas inmunitarias que contribuyen a la patología de estas enfermedades (11).

Por otro lado, los moduladores de células T y B tienen como función principal alterar la actividad de estas células, que son componentes clave del sistema inmunitario adaptativo. Al modificar su función, estas terapias pueden prevenir que el sistema inmunitario ataque los propios tejidos del organismo. Estos moduladores se aplican en el tratamiento de enfermedades autoinmunes y en el rechazo de trasplantes, ayudando a mantener la tolerancia inmunológica y previniendo daños en órganos (11).

Los inhibidores de señalización, como los inhibidores de las quinasas Janus, son otra categoría innovadora en este campo. Estos medicamentos se dirigen a las vías de señalización mediadas por las quinasas Janus, que están involucradas en los procesos de señalización de diversas citoquinas. Al inhibir estas vías, los inhibidores de las quinasas Janus pueden reducir eficazmente la inflamación y las respuestas inmunitarias (10). Una de las principales ventajas de estos inhibidores es que ofrecen un enfoque más dirigido en comparación con los inmunosupresores de amplio espectro, lo que potencialmente disminuye los efectos secundarios (11).

En comparación con las terapias tradicionales, las terapias biológicas presentan ventajas significativas. Su acción dirigida hacia mediadores específicos de la enfermedad permite obtener resultados terapéuticos más efectivos con menos efectos secundarios, en contraste con terapias tradicionales como los corticosteroides (11). Además, en el contexto del tratamiento del cáncer, las terapias biológicas frecuentemente resultan en menos efectos secundarios tóxicos que la quimioterapia, ya que potencian la capacidad del sistema inmunitario para reconocer y atacar las células cancerosas (12).

Avances recientes en terapias biológicas:

Las investigaciones recientes en el campo de la esclerosis sistémica han centrado su atención en el desarrollo de terapias biológicas dirigidas a células T, células B, citocinas y vías de señalización JAK. Los estudios clínicos han demostrado resultados prometedores con tocilizumab y rituximab, particularmente en la preservación de la función pulmonar y la mejoría de las condiciones cutáneas en pacientes con esta enfermedad (13).

En el ámbito del lupus eritematoso sistémico, se han logrado avances significativos con la aprobación de nuevos medicamentos. Anifrolumab, un inhibidor del receptor de interferón tipo I, y voclosporin, un inhibidor de calcineurina, han sido aprobados para el tratamiento de manifestaciones moderadas a severas y nefritis lúpica, respectivamente (14).

Las terapias aprobadas en los últimos cinco años han mostrado resultados notables, especialmente en el tratamiento de la psoriasis. Los productos biológicos como los inhibidores del factor de necrosis tumoral alfa, los inhibidores de interleucina 17 y los inhibidores de interleucina 23 han demostrado una excelente eficacia con mínimos eventos adversos (15). En el caso del lupus eritematoso sistémico, la aprobación de belimumab ha proporcionado un enfoque dirigido para el manejo de la enfermedad y la nefritis lúpica (14).

La integración de terapias biológicas con tratamientos convencionales, como la hidroxicloroquina para el lupus eritematoso sistémico, ha demostrado mejorar la eficacia del tratamiento y ayudar en el manejo de las exacerbaciones de la enfermedad y sus comorbilidades (14).

Actualmente, se están llevando a cabo importantes estudios clínicos en fase 2 y 3 para la esclerosis sistémica, explorando la eficacia de diversos productos biológicos. Estos estudios enfatizan la necesidad de considerar la heterogeneidad molecular en los enfoques de tratamiento (13)

Eficacia y seguridad de las terapias biológicas:

Las terapias biológicas han revolucionado el tratamiento de diversas enfermedades dermatológicas, especialmente en el campo de la psoriasis. Los inhibidores del Factor de Necrosis Tumoral alfa y los inhibidores de las interleucinas 17 y 23 han demostrado una excelente eficacia en la reducción de la severidad de la psoriasis, según lo evidenciado por el Índice de Área y Severidad de la Psoriasis (15; 16).

Estos tratamientos no solo han mostrado beneficios en los síntomas físicos, sino que también han tenido un impacto significativo en la salud mental de los pacientes, aliviando comorbilidades psicológicas como la depresión y la ansiedad, lo cual ha resultado en una mejora sustancial en la calidad de vida de los afectados (16). Sin embargo, es importante señalar que estas terapias no están exentas de riesgos, siendo la principal preocupación el aumento en la susceptibilidad a infecciones oportunistas, como la tuberculosis y la candidiasis, lo que hace necesaria una rigurosa evaluación previa al tratamiento (15).

En el contexto de la dermatitis atópica, los avances en terapias biológicas, particularmente aquellas dirigidas contra las interleucinas 4 y 13, han ampliado significativamente el arsenal terapéutico disponible. Estos tratamientos han demostrado ser especialmente efectivos en el manejo del prurito (17).Las intervenciones han mejorado notablemente la calidad de vida de los pacientes al reducir la naturaleza crónica y recurrente de la enfermedad (18).

Al comparar la eficacia entre diferentes clases de agentes biológicos, las investigaciones han revelado que no existe una superioridad clara de un único agente en el tratamiento de la psoriasis. Medicamentos como ixekizumab, secukinumab y guselkumab han mostrado niveles similares de eficacia (16). No obstante, en el caso del penfigoide, el rituximab ha demostrado una eficacia superior en comparación con otros biológicos, lo que sugiere una variabilidad en la efectividad según la condición tratada (19).

En cuanto a la seguridad a largo plazo, los efectos secundarios más comunes incluyen una mayor susceptibilidad a las infecciones y la posible exacerbación de condiciones preexistentes (15). Se ha enfatizado la necesidad de realizar más estudios para comprender completamente las implicaciones del uso prolongado de estas terapias (19).

Desafíos actuales y perspectivas futuras:

El acceso a las terapias biológicas presenta desafíos significativos debido a su naturaleza personalizada, que requiere una adaptación específica para cada paciente, lo cual complica tanto su acceso como su implementación en la práctica clínica. Esta complejidad se ve acentuada por los desafíos regulatorios, ya que las características únicas de estas terapias demandan adaptaciones en el marco normativo para garantizar un acceso oportuno a los pacientes, mientras se mantienen los estándares de seguridad y eficacia necesarios (20).

En el ámbito de la medicina predictiva, existe una necesidad crítica de desarrollar biomarcadores robustos que permitan predecir las respuestas de los pacientes a las terapias. Estos biomarcadores son fundamentales para establecer planes de tratamiento más personalizados y efectivos. Las tecnologías multi-ómicas han emergido como herramientas prometedoras en este campo, ofreciendo nuevas posibilidades para el desarrollo de biomarcadores predictivos que pueden ayudar tanto en el diagnóstico como en la orientación de las decisiones terapéuticas (21).

El desarrollo de terapias personalizadas se ha convertido en un elemento esencial debido a la variabilidad en las respuestas de los pacientes, lo que requiere una personalización precisa de los tratamientos (22). Una tendencia emergente en este campo es la implementación de terapias combinadas, donde los productos biológicos se administran junto con otros tratamientos para mejorar la eficacia y adaptar mejor las terapias a las necesidades individuales de cada paciente (21).

El impacto económico de estas terapias en los sistemas de salud representa un desafío significativo. Los altos costos asociados con la investigación, el desarrollo y la administración de terapias biológicas plantean importantes retos para los presupuestos de los sistemas de salud y la asequibilidad para los pacientes. Esta realidad económica genera preocupaciones sobre la equidad en el acceso, lo que hace necesario el desarrollo de estrategias que hagan estas terapias más asequibles y accesibles para todos los pacientes que las necesitan (20).

Conclusiones:

Las terapias biológicas representan un avance significativo en el tratamiento de enfermedades autoinmunes de la piel, demostrando una eficacia superior a los tratamientos convencionales, especialmente en condiciones como psoriasis, dermatitis atópica y lupus eritematoso sistémico. Sin embargo, su implementación enfrenta desafíos importantes relacionados con los altos costos, la accesibilidad y la necesidad de una personalización precisa del tratamiento.

El desarrollo de biomarcadores predictivos y la implementación de tecnologías multi-ómicas emergen como elementos cruciales para el futuro de las terapias biológicas, permitiendo una mejor predicción de las respuestas de los pacientes y facilitando la personalización de los tratamientos. Esta evolución hacia una medicina más precisa y personalizada podría mejorar significativamente los resultados terapéuticos y reducir los efectos adversos.

A pesar de los beneficios demostrados en términos de eficacia y seguridad, persisten preocupaciones significativas relacionadas con los efectos a largo plazo y las complicaciones potenciales, como el aumento en la susceptibilidad a infecciones oportunistas. Esto subraya la necesidad de continuar con la investigación y el seguimiento a largo plazo de los pacientes tratados con terapias biológicas, así como el desarrollo de estrategias para hacer estos tratamientos más accesibles y equitativos.

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