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Betalactamasas y patrón de resistencia de Escherichia coli

menores o iguales a 22 mm y para Cefotaxime menor o igual a 27 mm, se les realizo el test fenotípico del doble disco para evidenciar la producción de betalactamasas de espectro extendido: en agar Mueller Hinton se depositaron dos cefalosporinas de tercera generación (ceftazidime y cefotaxime) y a 30 mm de distancia, se colocaron las mismas cefalosporinas combinadas con ácido clavulánico. Se confirmó la producción de esta betalactamasa cuando los halos de inhibición de las cefalosporinas combinadas con el ácido clavulánico presentaron una diferencia de 5 milímetros o más con respecto a las cefalosporinas sin ácido clavulánico. Para el control de calidad de utilizaron las cepa de Escherichia coli ATCC 25922 y K. pneumoniae ATCC 700603. La interpretación de los resultados se realizó en función de los criterios del CLSI M100-S21 (9). Los resultados fueron tabulados utilizando los programas informáticos Microsoft Word 2010, Microsoft Excel 2010, Windows 7 y el análisis entre variables se realizó con el programa SPSS.

RESULTADOS

Los aislamientos de Escherichia coli fueron obtenidos en mayor proporción en los servicios de consulta externa (72.4%) y urgencias (16.2%), mientras que en las demás áreas la frecuencia fue menor del 4% (Tabla 1). El rango de edad de los pacientes estuvo comprendido entre 0-90 años de edad, con una media de 49. En comparación con los hombres, las mujeres presentaron un mayor porcentaje de cultivos positivos para Escherichia coli (59%) con una edad entre 18.9 a 36.6 años, mientras que para los pacientes masculinos (43%) la edad donde se presentó el mayor porcentaje de infecciones urinarias están en el rango de 54.5–72.2, con diferencias estadísticamente significativas (p 0.032) para la variable del sexo femenino (Tabla 2).

De los 105 aislamientos de Escherichia coli analizados el 41% (43) fueron productores de betalactamasas de espectro Extendido. De las 43 personas con cepas productoras de betalactamasas de espectro extendido (BLEE) el 53.5% (23) eran de sexo masculino mientras que el 46.5% fueron mujeres, presentando diferencias estadísticamente significativas (p 0.080). Los servicios de los que provenían las muestras con Escherichia coli productoras de betalactamasas de espectro extendido (BLEE) fueron: consulta externa (72,1%), urgencias (20,9%), hospitalización adultos (4,7%) y hospitalización maternidad (2,3%).

En cuanto al perfil de susceptibilidad, se pudo analizar que los antimicrobianos con menor actividad frente a Escherichia coli fueron ampicilina (76.2%), trimetoprim/sulfametoxazol (65.7%), ampicilina/sulbactam (61%), norfloxacina (60%), cefalotina (58.1%), y gentamicina (52.4%). En rangos cercanos al 40% se encontraron ceftazidime (42.9%) y cefotaxime (41.0%). Nitrofurantoína e imipenem mantuvieron una excelente actividad frente a los aislados de Escherichia coli (85.7% y 100%) (Tabla 3).

DISCUSIÓN

Las infecciones del tracto urinario (ITU) son junto con las respiratorias, los procesos infecciosos de mayor incidencia en patología humana. En esta investigación, consulta externa fue el servicio de dónde provino la mayor cantidad de urocultivos (72.4%) seguido de Urgencias (16.2%). Estos datos son similares a los obtenidos en otras investigaciones (10,11,12,13). Datos suministrados por el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos en octubre del año 2005, pronosticaron que alrededor de 4 millones de consultas médicas ambulatorias serian por infecciones de vías urinarias (IVU), lo que representa 1% del total de consultas ambulatorias en ese país (4).

En el presente trabajo se encontró Escherichia coli con una frecuencia aproximada del 59% para mujeres y del 41% para hombres, con diferencias estadísticamente significativa (p 0.032) para la variable del sexo femenino. La alta prevalencia de Escherichia coli en mujeres era de esperarse y reconfirma lo referenciado por la literatura acerca de la recurrencia de las infecciones urinarias con mayor frecuencia en este sexo. Estas infecciones prevalecen en mujeres sexualmente activas, sin enfermedades de base ni anomalías del tracto urinario (14,15). Los resultados de este trabajo concuerdan con los referenciados por Hernández y Caro (16,11), quienes reportaron prevalencia de infecciones urinarias en el sexo femenino del 65% y 75.4% respectivamente. Esta patología afecta en mayor proporción a las mujeres debido a que éstas tienen una mayor cantidad de factores predisponentes, en especial la uretra más corta. La actividad sexual aumenta la posibilidad de contaminación bacteriana de la uretra, así como el uso de diafragma, cualquier modificación de la flora vaginal habitual o el embarazo producen alteraciones anatómicas y hormonales que favorecen el desarrollo de infecciones del tracto urinario (17). Además, se estima que una de cada tres mujeres será diagnosticada de infecciones del tracto urinario (ITU) antes de los 24 años y que el 40 a 50% de las mujeres experimentaran al menos un episodio de infección del tracto urinario (ITU) durante su vida (18).

En esta investigación se encontró una alta prevalencia de Escherichia coli productora de betalactamasas de espectro extendido (BLEE) (41%), cifra concordante con lo documentado por Villegas y Rodríguez-Baño (19,20), quienes además referenciaron que estos aislamientos fueron de origen comunitario. Otros estudios realizados a nivel nacional arrojaron prevalencias bajas de Escherichia coli productoras de esta enzima (21,22,23). La alta prevalencia de Escherichia coli urinaria productora de betalactamasas de espectro extendido (BLEE) obtenida en este trabajo, muy probablemente sea debido a varios factores, entre ellos el uso indebido y exagerado de antibióticos que contribuye al aumento de cepas bacterianas multirresistentes. Además, la prescripción no adecuada y abusiva de los antibióticos, la prolongación de los planes más allá de lo necesario, la aplicación de dosis no óptimas y la irregularidad en la toma de las drogas, son los principales factores que han llevado a que hoy la tasa de resistencia antimicrobiana sea tan elevada (24).

Al analizar el patrón de susceptibilidad de Escherichia coli productora de betalactamasas de espectro extendido (BLEE), se puedo observar un patrón de resistencia total (100%) para ampicilina, cefalotina, cefotaxime y ceftazidima y en menor proporción para ampicilina/sulbactam (95,3%), norfloxacina (93%), trimetoprim/sulfametoxazol (86%) y gentamicina (83,7%), porcentajes muy elevados al compararlos con la nitrofurantoína (27,9%) y el Imipenem que mostró una sensibilidad del 100%. La sensibilidad total de este último antibiótico, confirma su utilidad como droga de elección en el tratamiento de las infecciones causadas por bacterias productoras de betalactamasas de espectro extendido (BLEE). Al comparar la baja tasa de resistencia que demostró la nitrofurantoína in