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Bullying. Un problema de Salud Pública. De la ficción a la realidad

Respecto a todo esto y una vez analizada la bibliografía triada según los autores Sánchez A (3), David Farrington y Ana Baldry (2) algunos casos comunes que pueden definir la personalidad de la víctima son:

  • Personalidad insegura. Tiene muy poca confianza en sí mismo y no parece poder defenderse solo.
  • Baja autoestima, lo cual se considera causa y consecuencia del acoso escolar. Suele ser una persona con vulnerabilidad psicológica y biológica.
  • Alto nivel de ansiedad.
  • Carácter débil y sumiso; no obstante, en ocasiones, puede llegar a ser agresivo.
  • Introversión y timidez con dificultades de relación y de habilidades sociales. Suele tener pocos amigos, aunque no sucede en todos los casos, y no cuenta, por lo general, con compañeros fieles que se pongan de su lado, normalmente ésta solo. Cuando consiguen hacer amigos se apegan tanto a ellos que crean fuertes lazos de dependencia; de tal forma, que se sienten obligados a obedecer todo aquello que les imponen aunque no estén de acuerdo; pero, por miedo de sentirse rechazados, aceptan el reto.
  • Inmadurez para su edad.
  • Indefensión por experiencias negativas previas. Algunos chicos y chicas parecen entrar en una espiral de victimización después de sufrir uno o dos episodios de agresión. Su incapacidad para afrontar un problema le puede llevar a la afectación de su autoestima, considerándose víctima antes de serlo.
  • Comienza teniendo trastornos psicológicos. Para evitar el acoso puede fingir enfermedades o somatizar el malestar, que, a posteriori, pueden devenir en trastornos psiquiátricos.
  • Con frecuencia esta sobreprotegido en la familia, por lo que está acostumbrado a que otros adultos le resuelvan los problemas.
  • Posee estrategias de afrontamiento inadecuadas con tendencia al aislamiento y a la resignación.
  • En algunos casos, no identifica gestos corporales o comentarios irónicos que otros chicos dominan rápidamente, o hace comentarios inoportunos, todo ello le lleva a destacar como objetivo de burlas, por el hecho de ser poco despierto.
  • Son alumnos menos populares en clase. Se quedan aislados socialmente de actividades lúdicas y de trabajo, en el centro escolar. Si no son capaces de crear lazos sociales y/o si nadie interviene para ayudarles, progresivamente se van aislando más.

En cuanto al aspecto físico, suelen ser menos fuertes físicamente y que pueden tener algún rasgo físico característico que, aunque no se la causa directa de la agresión, si parece cierto que, una vez que se convierte en víctima, el agresor se encarga de exagerarlos humillándole (gafas, obesidad, raza diferente, estatura…).

Las víctimas presentan tristeza más a menudo que los agresores, tienden a ser ansiosas, depresivas y a tener una baja autoestima, la victimización les puede causar depresión y problemas de salud mental posteriormente

En la victimización el rasgo que influye fundamentalmente es tener un temperamento miedoso.

¿CÓMO INFLUYE EL CENTRO EDUCATIVO Y EL ENTORNO EN EL ACOSO ESCOLAR?

Muchas investigaciones muestran que en los centros educativos situados en entornos urbanos o socialmente desfavorecidos existen más problemas de indisciplina y de victimización que en contextos rurales, suburbanos o de clase social alta.

En Bullying y Cobardes nos encontramos que las familias de los protagonistas tienen un nivel socio económico medio y alto, y se encuentran en un contexto urbano, donde vemos que se produce acoso escolar.

Catherine Blaya (2) nos dice que aunque las características socioeconómicas influyen definitivamente en la violencia escolar, ciertas escuelas de sectores sociales desfavorecidos tienen un clima mejor que otras poblaciones que proceden de sectores más ricos ya que tienen una cultura que no tolera ninguna manifestación de agresividad ni por parte de los adultos ni por parte de los alumnos, y aborda clara y sistémicamente la violencia escolar.

Es más difícil mantener el clima de seguridad en las escuelas de gran tamaño. Los establecimientos escolares de gran tamaño se caracterizan porque la relación entre alumnos y adultos es más distante y esto perjudica el desarrollo del sentimiento de pertenencia, es muy importante para facilitar un clima social con poca violencia. La creación de unidades más pequeñas dentro del centro según los niveles de enseñanza o el tipo de actividades, fomentando así la interacción entre los distintos agentes del centro educativo.

Las escuelas con edificios grandes, varias entradas y escaleras, necesitan más vigilancia y favorecen que se produzcan más desordenes que las que están en edificios más pequeños. La amplitud del centro educativo también favorece que aumenten los problemas de vandalismo. En el caso de nuestras películas, las dos están desarrolladas en centros educativos de gran tamaño.

Además de los principios éticos de rechazo de la violencia, existen medidas organizativas simples y concretas como la supervisión de lugares tales como el patio de recreo, los pasillos, el comedor o la adopción de medidas para disminuir la victimización entre alumnos. En diversos estudios se mostró que uno de los lugares estratégicos para perpetrar el robo con extorsión, y el lugar más temido por los alumnos, son los servicios, ya que son mal supervisados por los adultos. En ambas películas vemos este hecho reflejado claramente, donde los lavabos son los elegidos en los dos casos para agredir a las víctimas.

¿HAY DIFERENTES TIPOS DE PERFILES DE AGRESOR?

En ambas películas podemos hablar de dos tipos de agresores diferentes ya que en la película Bullying el agresor tiene mucha más rabia e ira aparentemente que en la película de Cobardes.

Una vez analizada la bibliogafía encontrada en los autores Sánchez A.(2), David Farrington y Ana Baldry (3) podemos definir y describir los diferentes tipos de perfiles de agresores y los diferentes tipos de agresor que se pueden encontrar.

Según la autora Sánchez A. (3) la personalidad del agresor puede ir cambiando según las necesidades y situaciones en las que se encuentre. En algunos casos son jóvenes que aparentemente tienen todo lo que desean, pero normalmente son jóvenes que no se sienten seguros por algún motivo y para sentirse mejor es cuando agreden a otros compañeros para obtener el reconocimiento de los demás, por otro lado puede ser que el hecho de hacer daño sea una fuente interna de satisfacciones por el placer que sienten al ver sufrir al otro.

Personalidad

No se puede englobar a todos por igual pero sí que es verdad que tienen muchos rasgos en común y poder definir su personalidad:

  • Comportamientos agresivos, desafiante y con gran impulsividad en sus actos.
  • Según David Farrington y Ana Baldry (2) uno de los factores de riesgo individuales más importantes es la impulsividad que puede trabajarse en programas cognitivo-conductuales.

Según David Farrington y Ana Baldry (2) “la impulsividad, los problemas de atención, la baja inteligencia y el escaso éxito podrían estar ligados a déficit en las funciones ejecutivas del cerebro y a déficit neurológico, que a su vez están asociados al comportamiento antisocial y a la violencia juvenil”.

La investigación más conocida sobre la personalidad y el crimen se basó en la teoría de Eysenck (2) y en cuestionarios de personalidad. Encontraron que los acosadores tendían a puntuar alto en las dimensiones de personalidad de Eysenck siguientes: extraversión, neuroticismo y psicoticismo. Es probable que su escala de “psicoticismo” refleje psicopatía.

Desde 1990, el sistema de personalidad más aceptado es el modelo de los cinco factores, éste sugiere que hay cinco dimensiones clave de la personalidad: neuroticismo, extraversión, búsqueda de sensaciones, cordialidad y conciencia. Los delincuentes tienden a puntuar bajo en cordialidad y conciencia, y podría esperarse que los acosadores también lo hicieran.

  • Fuerte temperamento, fácilmente irritable.
  • Escasamente reflexivo.
  • Falta de empatía (capacidad de ponerse en el lugar del otro), es decir, pobre consciencia de las consecuencias de sus actos negativo sobre su víctima.

Según David Farrington y Ana Baldry (2) la creencia de que los sujetos antisociales suelen presentar una baja empatía está muy extendida. Por ejemplo, Ross y Ross (2) afirmaron que muchos agresores son totalmente egocéntricos. El bien conocido egoísmo y crueldad de los delincuentes podría no limitarse a una cuestión de temperamento. Podría ser un problema de pensamiento, un déficit cognitivo. Los agresores tropiezan con problemas interpersonales frecuentemente porque no piensan sobre cómo se sentirán los otros.

La empatía cognitiva (la habilidad de comprender el estado emocional de los otros), se distingue normalmente de la empatía afectiva (la habilidad de sentir o compartir el estado emocional del otro). Una baja empatía cognitiva guarda una fuerte relación con la agresión, posiblemente debido a que está ligada a un bajo coeficiente intelectual; sin embargo, la relación entre una baja empatía afectiva y la agresión es débil.

Como es lógico, los acosadores suelen presentar una baja empatía.