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Bursitis prerrotuliana crónica de grandes dimensiones tras 20 años de evolución. Caso clínico

Bursitis prerrotuliana crónica de grandes dimensiones tras 20 años de evolución. Caso clínico

Autor principal: Luis Rodríguez Nogué

Vol. XVI; nº 16; 855

Large chronic pre-patellar bursitis after 20 years of evolution. Clinical case

Fecha de recepción: 02/06/2021

Fecha de aceptación: 16/08/2021

Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XVI. Número 16 –  Segunda quincena de Agosto de 2021 – Página inicial: Vol. XVI; nº 16; 855

Autores:

  1. Rodríguez-Nogué, Luisa
  2. Hernández-Fernández, Albertob
  3. Pinilla-Gracia, Cristianc

a: Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología. Hospital Reina Sofía de Tudela, Navarra,

España.

b: Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología. Hospital de Barbastro, Aragón, España.

c: Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología. Hospital Royo Villanova de Zaragoza, Aragón, España.

RESUMEN

La bursitis es una patología frecuente de resolución espontánea en la mayoría de los casos. La cronificación de una bursitis es poco habitual, pero puede ocasionar grandes molestias a los pacientes. Presentamos el caso de una mujer con una bursitis prerrotuliana crónica de grandes dimensiones tras 20 años de evolución; una vez descartados signos de infección, se confirmó el diagnóstico mediante ecografía y resonancia magnética, llevando a cabo la exéresis quirúrgica para resolver el cuadro.

Palabras clave: Bursitis prerrotuliana, bursitis crónica, bursitis de grandes dimensiones.

ABSTRACT

Bursitis is a frequent pathology that resolves spontaneously in most cases. Chronic bursitis is rare, but it can cause great discomfort to patients. We present the case of a woman with large chronic pre-patellar bursitis after 20 years of evolution; Once signs of infection had been ruled out, the diagnosis was confirmed by ultrasound and magnetic resonance imaging, carrying out surgical excision to resolve the condition.

Keywords: Prepatellar bursitis, chronic bursitis, large bursitis.

Los autores de este manuscrito declaran que:

  • Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses.
  • La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
  • El manuscrito es original y no contiene plagio.
  • El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.
  • Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.
  • Han preservado las identidades de los pacientes.

Introducción

Las bursas son estructuras recubiertas por una membrana sinovial, localizadas en torno a las articulaciones o en lugares en los que las partes blandas rozan con una superficie ósea. Su principal función es reducir la fricción y proteger ciertos tejidos de la presión.

La incidencia de esta patología es difícil de estimar, debido a su resolución espontánea en la mayoría de los casos. Las localizaciones más frecuentes son a nivel olecraniano, prerrotuliano, torcantérico y retrocalcáneo (1). La bursitis prerrotuliana es la segunda bursitis superficial más común, solo por detrás de la bursitis olecraniana. Su causa principal son los traumatismos de repetición o las fuerzas de compresión entre la piel y la rótula, siendo habitual en personas que trabajan arrodilladas. Otras bursitis que pueden aparecer a nivel de la rodilla son la anserina y, con menor frecuencia, la infrarrotuliana superficial (2).

Nuestro objetivo es presentar el caso de una paciente con una bursitis cronificada de grandes dimensiones y llevar a cabo una revisión del abordaje diagnóstico y terapéutico de las bursitis en general.

Caso clínico

Mujer de 81 años remitida a consultas de Traumatología desde Atención Primaria por tumoración localizada en la zona anterior de la rodilla derecha. La paciente refiere aparición hace 20 años con crecimiento progresivo a lo largo de este periodo, sin asociar dolor ni otra sintomatología. En los últimos tres meses la tumoración había aumentado de tamaño y había comenzado a ocasionar dolor.

A la exploración presenta tumoración sólida en zona prepatelar de 10 x 10 x 5 cm aproximadamente, sin signos de infección ni alteraciones tróficas (Imagen  1). La movilidad de la rodilla no se encuentra limitada y el aparato extensor se encuentra íntegro. Ante las grandes dimensiones y el tiempo de evolución, la primera sospecha clínica es una bursitis prepatelar cronificada, solicitando una ecografía que informa de “hallazgos compatibles con bursitis prerrotuliana calcificada, sin identificarse vascularización interna ni signos de sospecha de malignidad”.

El estudio es completado con una resonancia magnética que informa de “lesión de morfología ovalada, localizada en la región perrotuliana, que sugiere distensión de la bursa prerrotuliana, con dimensiones aproximadas de 8,1 x 4,6 x 6,8 cm (L x AP x T). La lesión muestra una señal fundamentalemente hiperintensa en DP e intermedia en T1, en relación con la presencia de líquido, con áreas seudonodulares periféricas hiperintensas en T2, con algunas zonas de hipointensidad en ambas secuencias y presencia de lesiones nodulares internas hipointensas en ambas secuencias. Se observan focos de marcada hipointensidad en secuencia T2, que sugieren presencia de hemosiderina. Tras la administración de contraste se observan pequeñas áreas nodulares periféricas de realce, la mayor de 17 mm en la región superior. Los hallazgos radiológicos son sugestivos de sinovitis villonodular pigmentada en la bursa prerrotuliana” (Imagen 2).

Una vez descartada malignidad y ante la ausencia de signos de infección, se decide exéresis quirúrgica de la tumoración debido al crecimiento reciente y a las molestias que le ocasiona a la paciente. La cirugía se realiza mediante un abordaje longitudinal anterior, la tumoración se encuentra muy bien delimitada por lo que se reseca mediante disección roma, con especial cuidado de no dañar la fina piel que la recubre (Imagen  3). Una vez extraída la tumoración (Imagen  4), se eliminan los restos de piel sobrante para evitar espacios vacíos ni un exceso de piel que podrían ocasionar complicaciones futuras.

La muestra resecada es enviada a anatomía patológica, que realiza un detallado análisis macroscópico que informa de “bursitis fibrinoide hemorrágica en avanzado estado reparativo y autolítico con  restos muy focales de inflamación residual”.

Al mes de la cirugía la paciente se encuentra asintomática, sin signos de infección a nivel de la herida quirúrgica, con un balance articular completo y sin dolor.

Discusión

Las bursitis son una patología frecuente, especialmente en bursas superficiales, que en la mayoría de los casos se resuelven de forma espontánea sin necesidad de tratamiento médico. Una parte de ellas será vista en consultas de atención primaria, curando mediante tratamiento conservador. Mientras que únicamente un pequeño porcentaje precisará de valoración en consultas de atención especializada.

Habitualmente, la exploración física inicial junto con el conocimiento de la localización de las principales bursas del cuerpo, es suficiente para llegar al diagnóstico. Durante la exploración, lo más común es encontrar inflamación, dolor y limitación funcional en torno a la bursa afecta. Está descrita la relación de algunas bursitis con determinadas profesiones en las que existe mayor tendencia a los traumatismos de repetición o a posiciones concretas en las que se favorece la irritación de las bursas superficiales (3). Así pues, es frecuente la aparición de bursitis prerrotulianas en personas que trabajan habitualmente de rodillas como luchadores o personal de limpieza (4,5), o bursitis olecranianas en personas que pasen largos periodos con los codos apoyados como es habitual en estudiante (6).

A pesar de que la exploración y anamnesis suele ser suficiente para alcanzar un diagnóstico clínico, las pruebas de imagen nos pueden conducir a la confirmación diagnóstica. Las radiografías simples suelen aportar poca información, pudiendo observarse un aumento de la densidad de partes blandas en aquellas bursitis de mayor tamaño, tal y como sucedía en nuestra paciente (2).

La ecografía es la prueba de elección a la hora de confirmar el diagnóstico de una bursitis, especialmente en bursitis profundas en las que permite descartar otras etiologías que pueden causar un dolor de similares características, como una tendinopatía glútea en una sospecha de bursitis trocantérica o una tendinopatía del supraespinoso en una sospecha de una bursitis subacromial. Además, en bursitis superficiales nos permite valorar la existencia de signos que pudieran orientar hacia una etiología maligna, como presencia de neovascularización, calcificaciones o invasión de estructuras vecinas (2). Por último, la ecografía puede ser de utilidad para guiar la punción de la bursa, asegurando la aspiración del líquido bursal y la inyección de sustancias esclerosantes en la bursa afecta (7).

La resonancia magnética se puede utilizar como complemento a la ecografía en aquellos casos en los que ésta no nos permita confirmar el diagnóstico. Así sucedió en nuestra paciente, en la que el gran tamaño de la tumoración hizo que la ecografía no fuera suficiente, alcanzando un estudio mucho más detallado a través de la resonancia magnética.

El abordaje terapéutico de las bursitis va a depender de la presencia o ausencia de signos de infección. En caso de sospechar una bursitis séptica, será preciso tomar una muestra para cultivo microbiológico e iniciar tratamiento antibiótico empírico pasando a antibiótico dirigido una vez obtenido el resultado del antibiograma (8). El germen más frecuentemente aislado en las bursitis sépticas es el Staphilococcus aureus, aunque puede ser causada por cualquier tipo de bacteria o incluso hongos (9).

En bursitis agudas no infecciosas el tratamiento conservador mediante cambio en las actividades desencadenantes, frío local y antiinflamatorios no esteroideos suele ser suficiente para resolver el cuadro. Si la bursitis tiende a cronificar o en casos de bursitis de repetición, se puede llevar a cabo una infiltración de corticoides tras drenaje ecoguiado de la bursa. Si a pesar de todo la bursitis persiste, la opción final consiste en la exéresis quirúrgica de la bursa afecta (8).

Conclusión

La bursitis es una patología generalmente autolimitada que en la mayoría de las ocasiones se resuelve de forma espontánea. En caso contrario, una adecuada anamnesis y exploración física así como el conocimiento de la localización de las principales bursas del cuerpo humano permite alcanzar el diagnóstico, que puede confirmarse a través de una ecografía. El tratamiento conservador suele ser suficiente, reservando el tratamiento quirúrgico para aquellos pacientes con bursitis crónicas o de repetición. 

Ver anexo

Bibliografía

  1. Aaron DL, Patel A, Kayiaros S, Calfee R. Four common types of bursitis: diagnosis and management. J Am Acad Orthop Surg. 2011;19(6):359-67
  2. Khodaee M. Common Superficial Bursitis. Am Fam Physician. 2017;95(4):224-231.
  3. McAfee JH, Smith DL. Olecranon and prepatellar bursitis. Diagnosis and treatment. West J Med. 1988;149(5):607-10.
  4. Mysnyk MC, Wroble RR, Foster DT, Albright JP. Prepatellar bursitis in wrestlers. Am J Sports Med. 1986;14(1):46-54.
  5. Sato M, Watari T. Housemaid’s Knee (Prepatellar Septic Bursitis). Cureus. 2020;12(9):e10398.
  6. Reilly D, Kamineni S. Olecranon bursitis. J Shoulder Elbow Surg. 2016;25(1):158-67.
  7. Wu Y, Chen Q, Chen K, He F, Quan J, Chen S, Guo X. Clinical efficacy of ultrasound-guided injection in the treatment of olecranon subcutaneous bursitis. J Xray Sci Technol. 2019;27(6):1145-1153.
  8. Baumbach SF, Lobo CM, Badyine I, Mutschler W, Kanz KG. Prepatellar and olecranon bursitis: literature review and development of a treatment algorithm. Arch Orthop Trauma Surg. 2014;134(3):359-70.
  9. Lormeau C, Cormier G, Sigaux J, Arvieux C, Semerano L. Management of septic bursitis. Joint Bone Spine. 2019;86(5):583-588.