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Caracterización de la infección por Virus de Inmunodeficiencia Humana y su implicación en salud sexual y reproductiva

Caracterización de la infección por Virus de Inmunodeficiencia Humana y su implicación en salud sexual y reproductiva

Autor principal: Abraham Andrés Cedillo Saltos

Vol. XVIII; nº 18; 950

Characterization of Human Immunodeficiency Virus infection and its implication in sexual and reproductive health

Fecha de recepción: 19/07/2023

Fecha de aceptación: 13/09/2023

Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XVIII. Número 18 Segunda quincena de Septiembre de 2023 – Página inicial: Vol. XVIII; nº 18; 950

Autores:

Abraham Andrés Cedillo Saltos. Estudiante de la carrera de medicina. Facultad de Ciencias Químicas y de la Salud. Universidad Técnica de Machala, Ecuador.

Maite Fernanda Espinoza Zhingre. Estudiante de la carrera de medicina. Facultad de Ciencias Químicas y de la Salud. Universidad Técnica de Machala, Ecuador.

Alex Tito Coello Jaramillo. Médico. Especialista en Medicina Física y Rehabilitación. Sub Especialista en Funcionamiento, Discapacidad y Salud. Sub Especialista en Deporte Asociado a Discapacidad. Docente de la Universidad Técnica de Machala, Ecuador.

RESUMEN.

Introducción: El Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) es un retrovirus que afecta el sistema inmunitario, especialmente las células TCD4+ y los macrófagos. La transmisión del VIH requiere contacto físico directo, siendo las vías más comunes la sexual y la sanguínea, por lo que juega un papel clave en el desarrollo de la salud sexual y reproductiva que de no abordarse correctamente tendría grandes repercusiones en la población. Objetivo: Caracterizar la infección por VIH, describir su implicación en el vivir y cuidado de la salud sexual y reproductiva de las personas y generar conciencia al respecto, mediante una revisión bibliográfica exhaustiva. Metodología: Se llevó a cabo una revisión bibliográfica de portales, textos oficiales y artículos en revistas científicas en bases de datos como Scielo, Pubmed, Redalyc y Cochrane. Resultados: La evolución de la enfermedad cursa por una fase aguda donde pueden aparecer síntomas como los del resfriado común. En la fase crónica, el sistema inmunitario mantiene un equilibrio temporal, pero en la etapa avanzada del SIDA, la replicación del virus debilita enormemente el sistema inmunitario. El tratamiento de forma general consiste del sinergismo entre tres o más medicamentos, normalmente 2 drogas de un mismo tipo, adicional un tercero de otra clase. La educación sobre salud reproductiva y sexual es fundamental para abordar problemas como la discriminación, violencia de género y el VIH/SIDA. Se enfatizó la importancia de las estrategias preventivas como la educación en el empleo de preservativos, PrEP y PEP. Para las mujeres con VIH, se enfatizó la importancia del TARV durante la gestación para prevención de transmisión vertical, y se citaron los ensayos PARTNER y PARTNER 2 que respaldan la prevención en parejas serodiscordantes. La conclusión es que la detección precoz y el tratamiento temprano son fundamentales para limitar la propagación del VIH en la población.

Palabras clave: virus de la inmunodeficiencia humana, sida, terapia antirretroviral, HIV, salud sexual, salud reproductiva.

ABSTRACT.

Introduction: Human Immunodeficiency Virus (HIV) is a retrovirus that affects the immune system, especially TCD4+ cells and macrophages. HIV transmission requires direct physical contact, the most common routes being sexual and blood-borne, so it plays a key role in the development of sexual and reproductive health that if not properly addressed would have great repercussions in the population. Objective: To characterize HIV infection, describe its implication in people’s sexual and reproductive health care and raise awareness about it, through a comprehensive literature review. Methodology: A bibliographic review of portals, official texts and articles in scientific journals in databases such as Scielo, Pubmed, Redalyc and Cochrane was carried out. Results: The disease progresses through an acute phase where symptoms like those of the common cold may appear. In the chronic phase, the immune system maintains a temporary balance, but in the advanced stage of AIDS, virus replication greatly weakens the immune system. Treatment generally consists of synergism between three or more drugs, usually two drugs of the same type, plus a third drug of another type. Reproductive and sexual health education is fundamental to address problems such as discrimination, gender violence and HIV/AIDS. The importance of preventive strategies such as condom education, PrEP and PEP was emphasized. For women with HIV, the importance of ART during pregnancy for prevention of vertical transmission was emphasized, and the PARTNER and PARTNER 2 trials supporting prevention in serodiscordant couples were cited. The conclusion is that early detection and early treatment are critical to limit the spread of HIV in the population.

Keywords: human immunodeficiency virus, AIDS, antiretroviral therapy, HIV, sexual health, reproductive health.

Declaración de buena práctica: Los autores de este artículo declaran que: Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses La investigación se ha realizado siguiendo las pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS). El manuscrito es original y no contiene plagio. El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista. Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados. Han preservado las identidades de los pacientes.

INTRODUCCIÓN.

El Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) es un retrovirus con capacidad de atacar células inmunitarias, sobre todo los TCD4+ y macrófagos, por tanto, cuando la infección no es controlada con la administración de antirretrovirales el efecto de este virus es deteriorar el sistema inmunológico de forma progresiva, siendo su fase más grave el SIDA (1).  Cabe señalar que este virus no puede sobrevivir fuera del cuerpo por mucho tiempo, por lo que su transmisión requiere contacto físico directo con una persona seropositiva, siendo las dos vías de transmisión más comunes la sexual y la transfusión de sangre (1) (2).

Para la WHO (3), la infección por este virus es una de las problemáticas en salud pública más graves en todo el planeta y se ha cobrado unas 40,1 millones de vidas hasta la fecha (4). Además, se estimó que 38,4 millones de personas fueron infectadas para fines del 2021, y África representó más de dos tercios de los casos (5). La aproximación es que 2 millones 100 mil individuos vivieron siendo VIH-positivos en Latinoamérica hasta finales del 2020, de estos un estimado de 45.561 personas representan a Ecuador (país en vías de desarrollo como muchos de esta región), la mayoría de afectados pertenecen al grupo etario entre 15 y 49 años, con más casos en hombres. Entre los hombres homosexuales, la prevalencia es más alta, 11,20% en Guayaquil y 16,50% en Quito; las mujeres transgénero son el 34,80% en Quito y el 20,7% en Guayaquil (4) (6)  ((Ver tabla n°1 al final del artículo (5)).

La clínica característica del VIH en realidad depende de la etapa de la infección, pero están considerados como signos y síntomas más representativos inicialmente: fiebre y escalofríos, sudoración nocturna, mialgia, erupciones cutáneas, odinofagia, fatiga, glándulas linfáticas inflamadas y mucosa oral. Además, para apoyar el diagnóstico, se debe hacer uso de pruebas de laboratorio con alta sensibilidad y especificidad (7). Y con respecto al tratamiento, según el estudio de L. Ríos et al. en 2021, una sinergia de tres o más medicamentos antirretrovirales que, aunque no curan la infección, evitan que el agente se replique dentro del organismo, restauran la fuerza y ​​la funcionalidad del sistema inmunitario para combatir al agente (8).

Como se ha señalado, la infección por este virus continúa representando un problema de importancia hoy en día, pues a pesar de los avances en su estudio y tratamiento, no se ha logrado controlar su incidencia, lo que sugiere que el mecanismo más relevante para frenar su expansión está en evitar su transmisión mediante el empleo de medidas para la prevención, que a su vez favorezcan la ejecución de una vida sexual segura, por esto la aspiración con este artículo es caracterizar la infección por VIH, además de generar conocimiento sobre su implicación en el vivir y cuidado de la salud reproductiva y sexual, mediante una revisión bibliográfica de artículos y otras fuentes oficiales de información, con la finalidad de que esta síntesis de información actualizada logre educar a los lectores sobre la importancia de esta enfermedad infecciosa (1).

METODOLOGÍA.

Se efectuó un estudio de carácter documental-bibliográfico mediante una detallada revisión bibliográfica acerca de las características de la infección por Virus de Inmunodeficiencia Humana y su implicación en la salud sexual y reproductiva del ser humano. Se emplearon bases de información como SCIELO, PUBMED, SCOPUS, WEB OF SCIENCE y REDALYC para buscar artículos bajo los filtros de palabras tales como:  virus de la inmunodeficiencia humana, sida, terapia antirretroviral, HIV, salud sexual y salud reproductiva. También, se usaron guías de práctica clínica, sitios web oficiales de entidades internacionales dedicadas a la promoción y prevención de la salud sexual, y protocolos de diagnóstico y tratamiento. Los criterios de exclusión se basaron en el tiempo de publicación, empleando así únicamente información publicada desde enero del 2017 hasta la actualidad.

DESARROLLO.

CARACTERIZACIÓN DE LA INFECCIÓN.

La infección por virus de inmunodeficiencia humana se produce por la acción de uno de los dos retrovirus semejantes, el VIH 1 y el VIH 2, los cuales atacan a los linfocitos CD4+, disminuyendo así la inmunidad celular necesaria para combatir infecciones y otras enfermedades específicas de órganos como el corazón, cerebro, riñones y tejido gonadal (9).

Existen tres fases que cursa una persona infectada, que son (9): primero la infección aguda en donde la replicación viral es acelerada y existen síntomas con similitud a un resfriado, como fiebre, fatiga, cefalea y erupciones cutáneas por un lapso de 2 semanas hasta 1 mes; luego, la infección instaurada se vuelve crónica en donde el virus continúa replicándose en el cuerpo con  concentraciones más bajas y que actualmente es una infección crónica no mortal, debido a las mejoras e innovaciones introducidas en el tratamiento antirretroviral (TARV) (10). Por último, está la etapa denominada “Síndrome de inmunodeficiencia adquirida” (SIDA), donde el agente ha limitado gravemente el funcionamiento del sistema inmunitario del paciente (9).

Referente a la fisiopatología de la enfermedad, Boza explica que el VIH se transmite mayormente por medio del coito, de modo que el contagio inicia cuando el epitelio vaginal o rectal tiene contacto con los líquidos corporales abundantes en carga viral como la sangre o el semen. Una vez establecido este roce, las células dendríticas por un mecanismo de endocitosis capturan los fragmentos de VIH, para luego transportarlos hasta los ganglios linfáticos por medio del torrente sanguíneo. Una vez allí, el virus se vincula a los linfocitos T CD4 a través de la glicoproteína gp120, lo que se conoce como fase de enlace (11). Posteriormente, M. Vargas et al (2021) indican que la membrana plasmática del microorganismo patógeno y la del hospedador se fusionan, de modo que el virión puede entrar fácilmente al citoplasma del hospedador para empezar la transcripción de ARN en ADN por acción enzimática de la ADN polimerasa ARN-dependiente y la proteína Tat (12). Con respecto a este proceso, cuando hay el cambio de ARN a ADN proviral es propenso a sufrir alteraciones, lo que puede dar como resultado mutaciones, que en consecuencia producen nuevos genotipos del virus, dificultando la eficacia de la terapia antirretroviral (13).

Posteriormente, por acción de la proteína integrasa y de la proteína Vpr se consigue unir la estructura genética del agente viral en el núcleo de la célula del hospedador para que haya una combinación con el ADN del linfocito TCD4. A partir de este resultado, se originan nuevas proteínas virales que conformarán los nuevos viriones, los mismos que mediante un procedimiento de gemación cruzarán la membrana plasmática del linfocito y serán absueltos. Todo esto sucede en el citoplasma con apoyo de la proteína viral Rev. Para finalizar el ciclo, es necesaria la maduración del virión que comienza inmediatamente luego de la gemación del mismo. En este transcurso, interviene la enzima denominada proteasa, que tiene como función escindir las proteínas virales inefectivas, es decir la proteína Gag y Pol para convertirlas en sus formas funcionales, es decir en infecciosas. Como producto se obtiene un virión cuyo componente principal es la proteína Gag, que conforma la mitad de su masa total, seguido de los lípidos de la membrana que constituyen el tercio de la masa, otras proteínas que representan un 20% suplementario y el ARN genómico que implica el 2.5% del resultado. En pocas palabras, la posibilidad de infección tiene que ver con la cantidad de viriones de VIH infecciosos en el líquido corporal que ingresa al huésped como del número de células aprovechables en el lugar de contacto que poseen receptores CD4 apropiados (13,14).

Ahora bien, para que una persona pueda auto diagnosticarse de manera clínica si esta posee el virus no es fácil, ya que como hemos visto debe haber un proceso de competencia inmune que se desarrolla durante varios años para que se manifieste la enfermedad, de modo que en principio no hay sintomatología concreta que despierte sospecha sobre la presencia del patógeno, pero hay que tener claro que la infección evoluciona hasta llegar al punto de darse a conocer mediante la presencia de alteraciones graves y muchas veces irreversibles en la salud de los pacientes. Abdulghani et al (2020) en su artículo describe que la fase aguda ocurre de 14 días a 2 meses y medio aproximadamente luego de la exposición al patógeno, donde se multiplica apresuradamente y se extiende por todo el sistema humano, sin embargo, después de pocas semanas, la sintomatología aguda tiende a ceder de forma natural, y el infectado puede progresar a la continua etapa de la enfermedad. Además, de los síntomas similares a la gripe, los pacientes suelen presentar manifestaciones mucocutáneas sobre todo en zonas del tronco y brazos; las adenopatías también son un signo frecuente, pues en un estudio retrospectivo realizado en Cuba con 86 pacientes VIH positivos, las adenopatías fueron el signo más presente en la mayoría de los estudiados, continuo de hepatomegalia y alteraciones en mucosas, esto es porque desde un comienzo, el VIH invade el tejido linfático para destruir los linfocitos TCD4 y de varias vísceras con este tipo de tejido tal como el hígado y el epitelio mucoso intestinal (15,16) .

Durante la fase crónica, el virus continúa multiplicándose de manera constante. Se estima que en un individuo VIH positivo se originan entre 1000 y 10000 millones de inéditos fragmentos infecciosos diariamente, mientras que se destruyen cerca de 100 millones de células T CD4. Pese a la replicación viral continua, muchas personas infectadas pueden permanecer asintomáticas debido a que el sistema inmunológico tiene una posibilidad considerable para restablecer los linfocitos T CD4 que son abatidos por el microorganismo patógeno (17). No obstante, podrían presentar linfadenopatía persistente generalizada (LPG), que se refiere al crecimiento moderado del tamaño de los ganglios linfáticos en más de dos sitios cercanos, como las cadenas cervicales, submandibulares, occipitales y axilares, que persiste durante tres a seis meses sin una causa aparente. Estos ganglios linfáticos suelen ser simétricos, móviles, no dolorosos y tienen una consistencia similar a la de la goma. (18). Cuando la patología avanza, el virus eventualmente «escapa» del sistema inmunitario, lo que lleva a un descenso significativo de las células blanco, esto provoca un grave daño del mecanismo inmunológico de modo que la persona se encuentra más dispuesta a contraer diversas patologías infecciosas y cánceres. Esto sucede en un tiempo aproximado de 10 – 12 años (15).

Por último, en la fase avanzada o SIDA, a causa de la desenfrenada replicación del virus, el sistema inmune se encuentra abatido por completo, presentándose con cifras de linfocitos TCD4 < 200 células/mm3, lo que contribuye al surgimiento de infecciones como la neumonía, tuberculosis y tumores oportunistas como el Sarcoma de Kaposi. También, signos como la diarrea, fiebre y disminución de peso son característicos de esta fase (15). Según un estudio realizado por Fink en países latinoamericanos que incluyó a 428 infectados se determinó que el más frecuente cáncer es el Sarcoma de Kaposi, continuo por el linfoma de tipo no Hodgkin (19). Las manifestaciones mucocutáneas también son relevantes en este estadio, y pueden variar en su presentación y frecuencia como lo detalla el estudio observacional que incluyó las historias de salud de pacientes VIH desde el 2014 hasta el 2019, en dónde se obtuvo que tanto la candidiasis oral como las verrugas genitales son las manifestaciones más repetitivas, seguida de las toxicodermias, dermatitis seborreica, la erupción maculo papular pruriginosa, herpes genital y zoster (20). Además, pueden aparecer afecciones oculares como la microangiopatía de la conjuntiva y la retinitis por citomegalovirus según lo explica un estudio transversal realizado en México (21).

Como datos adicionales, en un estudio epidemiológico observacional realizado en Colombia en el 2022 a 191 pacientes, el 82.4 de los pacientes llega a la consulta de emergencia por síntomas/signos infecciosos aparentemente respiratorios y tras confirmarse el resultado VIH positivo en el 99% se determinó que la causa probable fue contacto sexual. Se observó que el 38.90 % tenía leucopenia, el 45.50 % plaquetopenia, el 66.30 % eran anémicos, el 54.50 % fiebre de origen desconocido persistente intermitente, el 42.40 % diarrea crónica de inicio desconocido y el 36.60 % afectación del hígado (22).

DIAGNÓSTICO.

La estrategia de detección del VIH puede variar según el país y las pautas clínicas específicas que se sigan en cada lugar. Sin embargo, en general, el diagnóstico del VIH implica una combinación de pruebas de detección y confirmación mediante métodos indirectos o directos. Estas pruebas pueden ejecutarse usando fluidos contagiosos, como la sangre, o sus componentes, así como de secreciones orales, siendo los resultados más efectivos en pacientes crónicos, pues ahí aumentan su sensibilidad. Las pruebas rápidas de 3ra y 4ta generación que localizan la estructura p24 del VIH y sus gammaglobulinas son altamente útiles, no obstante, el destacado inmunoanálisis enzimático (EIA) presenta mejores resultados con una tasa de sensibilidad muy aproximada al 100%. De hecho, en un estudio se estableció que esta última presenta más baja incidencia de falsos positivos y negativos que las otras pruebas de otra generación. Como prueba confirmatoria se encuentra a la de Western Blot, y como métodos directos de detección de los ácidos nucleicos del virus están la PCR y la NAT (23,24).

La mayoría de los algoritmos de diagnóstico del VIH incluyen una prueba inicial de detección, que puede ser una prueba rápida de tercera o cuarta generación, de modo que si la prueba de cuarta generación es no reactiva se descarta el virus, pero si hay presencia de factores que hacen sospechar de un posible contagio, se la debe realizar nuevamente 3 meses después. Por otro lado, si la prueba de cuarta generación es reactiva, se debe efectuar una prueba de tercera generación, y si esta es no reactiva se considera como un resultado indeterminado. Para confirmar el diagnóstico de VIH, tanto la prueba rápida de cuarta como de tercera generación deben ser reactivas (23).

Se describe que las respuestas de los análisis de detección y confirmación del VIH pueden variar según el tiempo transcurrido desde la posible exposición al virus. La ventana de detección es el período en el que una persona VIH positivo puede tener resultados negativos en las pruebas debido a la falta de anticuerpos detectables. En general, se recomienda repetir las pruebas si ha pasado un período de ventana de tres meses desde la posible exposición al VIH.

TRATAMIENTO.

Según las pautas del MSP ecuatoriano, se aconseja dar comienzo a la terapia antirretroviral (TARV) a todos los usuarios con diagnóstico de VIH positivo, sin tomar en cuenta el número de CD4 + o la etapa clínica en la que se encuentre. Esto es consistente con la estrategia de inicio temprano de la TARV respaldada por organizaciones internacionales de salud (18). Los “Centros para el Control y Prevención de Enfermedades” en el 2021, sugiere a los infectados sean tratados con medicamentos que minimicen la proporción de virus que poseen (25). En este mismo sentido Mayo Clinic (2020), establece que la terapéutica implica una mezcla de 3 o más medicamentos de diferentes tipos para lograr una supresión efectiva del virus VIH. Los medicamentos antirretrovirales se dividen en diferentes clases según su forma de actuar y objetivo en el período de replicación del VIH (26).

De acuerdo al informe de consenso de GeSIDA (2022) y al Instituto Nacional de Salud (NIH) (2022), la combinación de fármacos antirretrovirales de diferentes clases se utiliza para maximizar la eficacia y reducir el riesgo de resistencia viral. Por lo general, se utiliza una combinación de dos medicamentos de una clase, es decir 2 inhibidores de la retro transcriptasa análogos de nucleósidos (ITIAN), junto con un tercer medicamento de una clase diferente, como un bloqueador de la enzima integrasa (INI), o un inhibidor de la retro transcriptasa no análogo de nucleósidos (ITINN) o a Darunavir (DRV/p) (27). No obstante, la elección específica de los medicamentos y la combinación exacta de la TARV dependerá de factores individuales, como la historia médica, la tolerancia a los medicamentos, las interacciones con otros medicamentos y la disponibilidad de los medicamentos en cada país. Además, estudios clínicos y datos epidemiológicos han demostrado consistentemente que más del 85% de las personas que siguen el TARV correctamente pueden lograr una viremia plasmática menor a 50 copias/mL a los 336 días de terapia (28,29).

La medición de la carga viral es una herramienta clave para predecir si hay respuesta correcta a la TARV en VIH-positivos. El fin de la terapia es mantener las partículas virales reducidas para que no sean detectadas, que generalmente se refieren a menos de 20, 37 o 50 copias de virus por mililitro de sangre, dependiendo del límite de detección del ensayo utilizado. Adicional, hay que tener en cuenta que solo un porcentaje mínimo de los virus del VIH se encuentran en la sangre, y el análisis de carga viral no refleja la cantidad presente en otros tejidos del cuerpo. Cuando un paciente inicia el tratamiento antirretroviral y experimenta un descenso acelerado de la carga viral hasta volverse inapreciable en los seis meses iniciales, esto generalmente indica que el tratamiento está siendo efectivo. En contraposición, cuando no sucede esto, se está frente a un fracaso del tratamiento, y hay que investigar el por qué sucede, siendo las causas más frecuentes: falta del cumplimiento del tratamiento o porque el virus ha creado resistencia al mismo (30) .

Para el 2020, el 84% [67–>98%] de individuos que vivían con la infección fueron conocedores de su estatuto sanitario, y entre estas personas, el 87% [67–>985) tuvieron acceso continuo al tratamiento antirretroviral, obteniendo que el 90% de estos individuos [71–>98%] lograron la supresión viral (31).

IMPLICACIÓN DE LA INFECCIÓN POR VIH EN LA SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA.

Para reducir a largo plazo la posibilidad de contagio y la morbimortalidad por la infección, las estrategias deberían enfocarse mucho más en los grupos etarios más jóvenes, pues son quienes menos conciencia tienen sobre los cuidados y la prevención del VIH, como se muestra en un estudio de Vera et al. sobre un análisis del grado de conocimiento acerca de salud reproductiva y sexual en 385 individuos adolescentes es de entre 12 y 19 años, en donde la evidencia muestra que el 23% sabe que el DIU es un método anticonceptivo y solo el 24% cree que los condones son una herramienta efectiva de prevención del VIH (32). Además, el 27 % sabía que los preservativos son una forma eficaz de prevenir las ETS, el 85,5 % sabía que se pueden romper si se usan incorrectamente y el 76,40 % contestó correctamente que cualquier individuo podría infectarse con VIH si no emplea un método efectivo de barrera (32).

Aun así, es claro que la educación en este tema debe ir más allá, buscar educar a adolescentes, adultos jóvenes, adultos y adultos mayores (33). Según la UNESCO, para hablar de una eficiente educación sobre sexualidad y reproducción se debe trabajar de forma paralela cada contexto y necesidad de las personas, así como abordar simultáneamente las diversas formas de vida o necesidades de las personas, y tratar de abordar problemas como la discriminación, el matrimonio infanto-juvenil, violencia de género, VIH-SIDA y las prácticas que aunque son tradicionales podrían resultar dañinas; además de una acción multidisciplinaria entre el ámbito educativo y la salud (34).

El tener una salud sexual óptima se basa en la prevención que se consigue gracias a la promoción de la salud. Así, los “Centros para el control y prevención de enfermedades” durante el 2021 expusieron en su portal web oficial que las mejores estrategias de prevención son: abstinencia, evitar compartir agujas y usar condones adecuadamente y es posible que se logre aprovechar el uso medicamentos como la profilaxis preexposición (PrEP) (35) y la profilaxis post exposición (PEP) (36).

Si se es VIH-positivo, existen varias medidas que se pueden adoptar como prevención para evitar transmitir la infección a otras personas o la trasmisión de otras ITS (37), pues si una persona adquiere una infección por contacto sexual, presenta más riesgo de infectarse con VIH en contraste con alguien que no la padece (38). Esto pasa porque el comportamiento y las circunstancias que incrementan el riesgo de contraer una ITS también incrementan la probabilidad de contraer el VIH, e inclusive si la persona tiene algún tipo de herida en la piel o mucosas causada por alguna ITS, el VIH podría penetrar con mayor facilidad en el organismo y comenzar a replicarse (38). Los hábitos cotidianos como la alimentación, higiene corporal, evitar el alcohol, el tabaco, entre otros; reducen el riesgo de adquirir nuevas enfermedades (39). También el cumplir con el tratamiento, evitar el contacto con personas infectadas con otros patógenos y las revisiones mensuales o anuales permite tener conciencia del estado de salud actual individual y poner en alerta a las parejas sexuales (39).

El VIH tiene gran implicación en la vida de las personas con distintas orientaciones o tendencias sexuales y con adicciones a las drogas (5,34). Las poblaciones clave (trabajadores sexuales, hombres homosexuales, personas dependientes de drogas inyectables, personas transgénero) y todas sus parejas con la que hayan tenido acto sexual por coito, representan un 65.00 % de las nuevas infecciones por VIH para el año 2020 en todo el planeta, además de que varios estudios como el realizado en México por Quintero-Quiñonez et al. demuestran que las personas identificadas como homosexuales tienen una perspectiva lúgubre de su vida sexual, su salud mental o física que las limita en el disfrute de su diario vivir, por lo que es importante que estas personas gocen de una salud sexual adecuada, sean informadas constantemente sobre esta enfermedad y cuenten con atención en salud gratuita de forma periódica para la detección precoz de VIH (5) (40).

El embarazo en mujeres VIH positivas está asociado con efectos psicosociales y físicos (41); y los cambios inducidos por la gestación en mujeres VIH positivas se asocian con resultados perinatales no deseados, como parto prematuro, sepsis y hemorragia posparto y aumento de la mortalidad materna (42) (43).

Si la madre no recibe tratamiento, el niño puede infectarse, lo que representa al 25.00% de los niños nacidos vivos de mujeres VIH-positivo y hasta un 20% si lo alimenta con su leche materna (44).

Con tratamiento, este porcentaje puede reducirse a menos del 2% y por eso es muy importante entender este modo de transmisión, dada su alta incidencia mundial y el hecho de que este agente amenaza no solo la vida de las gestantes, sino también la salud y la vida de sus hijos, que son susceptibles a la infección. Es vital hacer hincapié en que las mujeres deben continuar con el tratamiento antirretroviral antes, durante y después del embarazo para evitar la transmisión vertical durante el parto, por la lactancia materna o por lesiones en la zona mamaria (45).

Las personas VIH-positivas y desean concebir deben recibir orientación y atención médica adecuadas (46). El empleo de terapia antirretroviral podría disminuir el riesgo de transmisión entre madre e hijo, posibilitando que las parejas en las cuales uno de los miembros es seropositivo y el otro no lo es puedan tener relaciones sexuales sin protección de forma segura (47) (48). De hecho, se realizaron los estudios “PARTNER” y “PARTNER 2” con el propósito de investigar el riesgo de contagio del VIH en parejas en las que uno de los individuos es VIH-positivo y el otro VIH-negativo, donde no utilizaron métodos de barrera como protección y en donde el paciente seropositivo recibió un adecuado tratamiento antirretroviral y mantuvo una carga viral por debajo de valores detectables (49) . Ambos estudios demostraron que no hubo transmisión del virus entre las parejas, conclusiones que resaltan la importancia crucial de detectar y tratar la infección de manera temprana, no únicamente por el bienestar personal, sino como una forma de controlar la transmisión dentro de la población general (50).

CONCLUSIONES.

La infección por virus de inmunodeficiencia humana evoluciona a través de varias fases. En la fase aguda, podría aparecer un cuadro pseudogripal con síntomas como fiebre y fatiga. Luego, la infección entra en una fase crónica, donde el virus se replica en el organismo y logra dañar el sistema inmune. Sin tratamiento, puede progresar a la etapa de SIDA, que se caracteriza por inmunidad severamente debilitada y la aparición de infecciones oportunistas u otras enfermedades relacionadas ya que la fisiopatología involucra la invasión y destrucción de células inmunes, especialmente linfocitos T-CD4+, lo que conduce a una inmunosupresión progresiva.

El principal mecanismo de transmisión es sexual, a partir del cual tienen participación las células dendríticas, linfocitos T-CD4+, ciertas proteínas responsables de la adherencia del virus a sus receptores específicos, y diversas enzimas capaces de convertir el ADN en ARN para completar el ciclo infectivo, de desarrollo lento pero evolutivo. Como consecuencia de este proceso, bioquímicamente estos pacientes presentan leucopenia, trombocitopenia, anemia y función hepática alterada. Por tanto, es necesario realizar un diagnóstico y control terapéutico temprano, pues a pesar de los avances actuales, aún existe cierto porcentaje de infectados que no cuentan con un acceso continuo y eficiente al tratamiento antirretroviral para poder frenar la replicación del virus y así disminuir las complicaciones que este trae consigo.

El tratamiento de forma general consiste del sinergismo entre tres o más medicamentos, normalmente 2 drogas de un mismo tipo, adicional un tercero de otra clase. Entre ellos tenemos a los inhibidores de enzimas como los de la ADN polimerasa ARN-dependiente, tanto análogos como no, de nucleótidos; los que inhiben la proteasa, integrasa o, de entrada.

El VIH, tiene gran impacto sobre la salud reproductiva y sexual de las personas en general. Esta enfermedad debilita la respuesta inmune del individuo, lo que aumenta la predisposición a infecciones de transmisión sexual y complicaciones relacionadas con la reproducción, por ejemplo. Destacamos que el VIH puede transmitirse de madre a hijo en la gestación, el parto o incluso por lactancia materna, por lo que se requiere atención médica especializada para prevenir y reducir los casos de transmisión vertical. Adicionalmente a esto, el VIH puede afectar la fertilidad y el deseo sexual, así como aumentar el riesgo de patologías ginecológicas e inconvenientes con la salud sexual en general. Un diagnóstico temprano, la prevención y el acceso a la atención médica son fundamentales para abordar el VIH y proteger la salud de forma integral en los individuos.

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ANEXOS.

Tabla 1: Datos estimados del estado de la epidemia del Virus de inmunodeficiencia humana en el mundo a partir del año 2000, en millones de personas.

GRUPO DE PERSONAS. AÑO 2000. AÑO 2010. AÑO 2021.
Individuos vivos y diagnosticados con infección por VIH. 26.000.000 30.800.000 38.400.000
Individuos que tienen acceso al tratamiento antirretroviral. 600.000 7.800.000 28.700.000
 

Casos nuevos.

2.900.000 2.200.000 1.500.000
 

Defunciones.

1.700.000 1.400.000 700.000

Fuente: Datos ONUSIDA (2021) (5).