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Caso clínico. La importancia de la cadena de supervivencia. A propósito de un caso

espontánea y realiza vómito de contenido alimenticio.

A la llegada de la UVI Móvil a las 19:30 h, se monitorizan constantes, obteniendo valores de tensión arterial (TA) 183/108, frecuencia cardiaca (FC) 104, frecuencia respiratoria (FR) 12, Saturación Oxígeno (Sat O2) 97%, glucemia 247 mg/dl. Glasgow 3. Temperatura timpánica (Tª) 36,4ºC. Se observan pupilas mióticas con reflejo fotomotor positivo y bilateral.

En la auscultación pulmonar se aprecia hipoventilación de predominio derecho y, en el electrocardiograma (ECG), ritmo sinusal con ondas T negativas en V3 y V4.

Se constatan movimientos inspiratorios de resistencia, observando la presencia de restos alimenticios en mascarilla laríngea, por lo que se procede a su retirada y a la colocación de Guedel nº5 y tubo endotraqueal nº8, previa aspiración de orofaringe y vía aérea.

También se coloca sonda de capnografía y nasogástrica nº16.

Parametros del ventilador: FR 12, Volumen Total (VT) 600 ml, FiO2 100%.

Se practica sondaje vesical nº16 y se canaliza otra vía venosa del nº18.

Se procede a realizar sedo-relajación con midazolam y cisatracurio vía intravenosa (iv).

El paciente es llevado a la ambulancia con tablero espinal e inmovilizador cérvico cefálico, en posición supino.

Se comenta situación con CCU y se decide traslado a Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) de hospital de tercer nivel con objeto de seguir el protocolo de hipotermia inducida.

Dicho protocolo se inicia coincidiendo con hora de salida hacia el hospital, administrando 2 litros de suero fisiológico en 30 minutos y controlando la temperatura cada quince minutos.

Durante el traslado, el paciente presenta desadaptación al respirador precisando la administración de bolo iv de analgesia y sedo-relajación.

Ingresa en UCI hospitalaria, bien adaptado a ventilación mecánica, con una FiO2 100%, una SatO2 del 91%, hemodinámicamente estable, con tendencia a la hipertensión arterial y temperatura timpánica de 35,3ºC. Pupilas mióticas isocóricas normorreactivas. Auscultación cardiaca: tonos apagados rítmicos sin soplos ni extratonos. Auscultación respiratoria: Hipoventilación derecha con abundantes roncus. Normoventilación izquierda.

            Se monitorizan: ECG, TA no invasiva, SatO2, diuresis y temperatura.

            Se canalizan vía central subclavia y arteria radial.

            Se practican varias pruebas complementarias con los siguientes resultados:

  • ECG: Ritmo sinusal. Bloqueo de rama derecha. Onda T negativa en derivaciones V1-V2 y V4.
  • Radiografía de tórax: Veladura completa pulmón derecho que obliga a práctica de fibrobroncoscopia, extrayéndose abundante contenido alimenticio.
  • Ecocardiograma: Hipocontractilidad global siendo la pared inferior la única que contrae correctamente. Fracción de eyección (FE) en torno al 35%. Presión telediastólica (PTD) normal. Insuficiencia tricuspídea (IT) ligera. Válvula aórtica (Vao) esclerocalcificada, apertura restringida en grado ligero, a lo sumo moderada leve. Reflujo leve.

Se inicia tratamiento de Síndrome Coronario Agudo.

En las horas posteriores al ingreso en UCI se constata temperatura central en torno a 34ºC tras la inducción de hipotermia según protocolo.

Durante la estancia en UCI desde los días 20 de marzo al 1 de abril, el tratamiento y los cuidados administrados, así como el apoyo ventilatorio, permiten que el paciente evolucione favorablemente. La mejoría radiológica y gasométrica permiten progresar en el destete de la ventilación mecánica hasta su retirada.

El 25 de abril se practica electroencefalograma, informado como sugerente de encefalopatía hipóxica leve.

El paciente presenta cierta agitación psicomotriz y una importante desorientación temporoespacial.

Además, tras el tratamiento con antiagregantes y heparinas, se observan hematomas en partes declives (glúteo y sacro) y hematuria sin repercusión hemodinámica ni analítica. Fiebre-febrícula, pendiente de resultados microbiológicos, en tratamiento con antibióticos.

Pasa a planta de cardiología donde permanece desde el 1 al 12 de abril.

Los primeros días en planta persisten la agitación psicomotriz y la desorientación que fueron remitiendo paulatinamente con neurolépticos, llegando a tolerar bien la sedestación y la deambulación con andador.

La febrícula (atribuible a infección urinaria) remite tras tratamiento antibiótico con ciprofloxacino y retirada de sonda vesical.

Se monitoriza al paciente sin apreciarse alteraciones arrítmicas ni pausas o bradicardias.

El día 8 de abril se realiza nuevo ecocardiograma con los siguientes hallazgos: FE global del 40%, datos PTD no elevados. Ventrículo Izquierdo ligeramente dilatado (Diámetro telediastólico 57 mm y Volumen telediastólico 150 mm). Hipertrofia moderada de septo basal (morfología sigmoidea), hipocontracción global sin clara asimetría contráctil. Resto de conductos cardiacos normales. Insuficiencia Mitral leve. Vao esclerocalcificada, apertura restringida en grado ligero, gradiente sistólico máximo 23 mmHg.

En ecocardiogramas seriados practicados durante la hospitalización se objetiva la existencia de disfunción moderada con esclerosis aórtica ligera y posible cardiopatía isquémica subyacente por sus antecedentes.

Dada su buena evolución, es dado de alta el 12 de abril.

DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES.

Las sociedades científicas más importantes del mundo en materia de Reanimación Cardiopulmonar, agrupadas en el International Liaison Committee on Resuscitation (ILCOR), ponen de manifiesto la importancia del correcto desarrollo de la Cadena de Supervivencia para contribuir a disminuir las tasas de morbi-mortalidad causadas por la parada cardiaca extrahospitalaria (PCEH) y mejorar así la supervivencia asociada a este tipo de eventos. (11)

En el caso que nos ocupa se puede ver claramente el desarrollo de la cadena de supervivencia en sus diferentes escalones Así, en el primer eslabón se aprecia como los testigos identificaron una situación de gravedad, alertando precozmente a los servicios de emergencias que, en menos de 5 minutos, llegaron al lugar del suceso, iniciando maniobras de soporte vital y realizando desfibrilación precoz (2º y 3º eslabón).

Se sabe que cada minuto de retraso en la desfibrilación reduce la probabilidad de supervivencia en un 10-12% (12) por lo que, en esta ocasión, la rapidez de actuación de los SEM y la fortuna de hallar un ritmo desfibrilable fueron determinantes para que el paciente recuperara la circulación espontánea.

Sin embargo, es necesario reseñar que los testigos no iniciaron