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Competencias de parentalidad de madres y abuelas en una comunidad del municipio de Tlalnepantla, Estado de México

Competencias de parentalidad de madres y abuelas en una comunidad del municipio de Tlalnepantla, Estado de México

Autora principal: Diana Yarid Martínez Mejía

Vol. XV; nº 11; 475

Mothers and grandmothers parenting skills in a community of Tlanepantla, state of Mexico

Fecha de recepción: 15/05/2020

Fecha de aceptación:  03/06/2020

Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XV. Número 11 –  Primera quincena de Junio de 2020 – Página inicial: Vol. XV; nº 11; 475

AUTORES

Diana Yarid Martínez Mejía, Pasante de la Carrera de Enfermería FES Iztacala, UNAM, México.

Luis Alberto Regalado Ruiz, Doctorado en Antropología, Profesor Asociado C de la Carrera de Enfermería de la FES Iztacala, UNAM, México.

Verónica Alarcón Fierro, Pasante de la Carrera de Enfermería FES Iztacala, UNAM, México.

Blanca Estela Huitrón Vázquez, Doctorado en Psicología, Profesora Titular B de la Carrera de Psicología de la FES Iztacala, UNAM, México.

María de los Ángeles Godínez Rodríguez, Doctorado en Enfermería,  Profesora Asociado C de la Carrera de Enfermeria de la FES Iztacala, UNAM, México.

Leticia Cuevas Guajardo, Doctorado en Educación, Profesora Titular C en la Carrera de Enfermería de la FES Iztacala, UNAM, México.

Abraham Alonso Ricardez, Doctorado en Educación. Profesor de Asignatura en la Carrera de Enfermeria de la FES Iztacala, UNAM, México.

RESUMEN

Estudio cuantitativo, descriptivo y transversal cuyo objetivo fue conocer el nivel de competencias parentales de las madres y abuelas que estaban al cuidado de menores de 0 a 36 meses que asistían al servicio de estimulación temprana de la Clínica Universitaria de Salud Integral de la FESI UNAM. Se aplicó el instrumento conocido como Escala de Parentalidad Positiva e2p a 100 mujeres que cuidaban al menor de tiempo completo o en cuidado compartido. Se encontró que las abuelas tienes mejores competencias en las áreas vincular, formativa y  reflexiva. Por su parte,  las madres mostraron mejores competencias en el área protectora, lo anterior se debe a que a las abuelas tienen más experiencia en el cuidado de los hijos, y las madres deben cubrir otras necesidades personales como el trabajo o las labores domésticas, y que van aprendiendo de manera gradual.

PALABRAS CLAVE: parentalidad, competencias, estilos de crianza.

ABSTRACT

Mothers and grandmothers parenting skills in a community of Tlanepantla, state of Mexico.

Quantitative, descriptive and transversal study where the main objective was to know the level of parental competences of mothers and grandmothers who were taking care of children from 0 to 36 months who attended the service of early stimulation at the integral Health university clinic of the FESI UNAM.

The instrument known as Positive Parenthood Scale e2p was used in 100 women who were taking care of their kids full and half time, it was found that grandmothers have better skills in the bonding, formative and reflexive areas while mothers showed better skills in the protective areas, it is because grandmothers have more experience with kids, while mothers have to do other kind of things like home duties or go to work, and that’s why they learn in a empirically way.

KEYWORDS: Parentality, competitions, parenting styles.

Introducción

El ser madre es una tarea que se encuentra en permanente transformación, debido a los cambios histórico-sociales,  y evolutivos a medida que cambia la edad de los cuidadores y de los hijos. Este momento histórico y cultural coloca a la madre frente a la gran responsabilidad de educar a sus hijos, si bien las madres son de primera instancia el primer cuidador primario de sus hijos es claro que no es dominio exclusivo de ellas, ya que es una tarea que la mayoría de las veces también es compartida con las abuelas. Los saberes culturales entendidos como las creencias y prácticas ejercidas por generaciones que apuntan a enriquecer el conocimiento de la realidad sociocultural, tomando en cuenta que son acciones que representan o forman parte de la cultura popular (1). Estos saberes culturales muestran que cada integrante de la familia representa una función, así los abuelos, abuelas y madres representan la sabiduría ancestral que se transmite mediante el consejo y el ejemplo.

Por otro lado, los padres que viven en condiciones de vulnerabilidad social tienen una alta probabilidad de enfrentar dificultades en el cuidado de sus hijos, ya que además de las limitaciones materiales que afectan sus competencias parentales, se le suman desfavorablemente los bajos niveles de educación, poca calificación para el trabajo, falta de acceso a trabajos y servicios, aislamiento, enfermedades físicas o mentales, y violencia doméstica (2). Todo lo anterior, aunado a las trasnformaciones sociales que que también impactan de manera directa a las familia (3) representan un gran desafío para la crianza de los hijos.

En la mayoría de la sociedades la madre es quien ha ocupado el rol de cuidadora de los hijos mientras que el padre tiene el rol de proveedor. Esta práctica tradicional ha generado connotaciones distintas en padres y madres cuando asumen dicho rol en las sociedades actuales sobretodo en los primeros años de vida (4). Cuando los padres se relacionan con los hijos y realizan sus funciones de crianza ponen en práctica estrategias de socialización con la finalidad de influir, educar y orientar a los hijos para su integración social. Las prácticas de crianza difieren de unos padres a otros y sus efectos en los hijos también son diferentes ya que uno de los factores que está relacionado con las prácticas de crianza es el nivel escolar de los padres, teniendo así por objetivo encauzar las conductas de los hijos en la dirección que ellos valoran y desean y de acuerdo a su personalidad (5).

Otro aspecto importante en el cuidado de los infantes es la disciplina familiar, la cual se entiende como las estrategias y mecanismos de socialización que emplean los padres para regular la conducta e inculcar valores, actitudes y normas en los hijos. Los métodos disciplinarios son aquellos que tienen el amor hacia el niño como instrumento principal para modelar la conducta y se relacionan con reacciones internas contra la agresión. En cambio, los métodos autoritarios se relacionan con reacciones externas contra la agresión y con comportamientos agresivos no cooperadores (6).

Respecto a la comunicación entre padres e hijos, existen padres altamente comunicativos, que utilizan el razonamiento para obtener la conformidad del niño, explican las razones de las medidas punitivas, piden opinión, animan a expresar argumentos y escuchan razones. Por el contrario, los bajos niveles de comunicación caracterizan a aquellos padres que no acostumbran a consultar a los niños ni a explicar reglas de comportamiento, utilizan técnicas de distracción en lugar de abordar el problema razonando directamente con el niño. Los padres que se manejan desde un estilo autoritario le dan una importancia mayor a la obediencia de los hijos, limitando su autonomía. Los padres que funcionan desde el estilo permisivo se encuentran en el extremo opuesto, no ejercen prácticamente ningún control y permiten el mayor grado de autonomía. Los que ejercen el estilo democrático son padres que se encuentran a mitad de camino entre los estilos mencionados anteriormente, intentan controlar el comportamiento de sus hijos, funcionando desde la razón y el razonar con ellos y no desde la imposición o la fuerza (7).

La responsabilidad que enfrentan los padres ante el nacimiento de un hijo, es extrema y decisiva para la vida del bebé teniendo en cuenta su estado de vulnerabilidad y dependencia. Los primeros años de vida de los niños son considerados como un momento clave por muchos autores por el hecho de que se encuentran ante un momento único de su desarrollo del niño, en el cual se establecerán las bases para su desarrollo en todos los aspectos. Los padres, o quien asuma este rol, son quienes van a moldear el desarrollo de ese niño a través de la crianza (8).

Según la Real Academia de la Lengua Española (RAE) competencia y/o competente, significa pericia, aptitud o idoneidad para hacer algo o intervenir en un asunto determinado y parentalidad y/o parental hace referencia a los padres o parientes. Con base a estas definiciones, el término competencia corresponde a un concepto más integrador, pues se refiere a la capacidad de las personas, en este caso de los padres, para generar y coordinar distintos tipos de respuestas: afectivas, cognitivas, comunicacionales y comportamentales de manera flexible y adaptativa para responder a las demandas (9).

Para el ejercicio adecuado y equilibrado de la parentalidad, resulta necesario un amplio desarrollo de competencias por parte de los padres. Aspectos como reconocer las emociones y distinguir el registro emocional desde que se está actuando, se convierten en habilidades fundamentales a la hora de desempeñar el rol parental (10). La existencia de adecuadas competencias parentales, han sido asociadas en forma positiva con el éxito y con la competencia académica de los niños y niñas en edad escolar (11). La competencia parental agrupa las habilidades de los padres para ejercer su rol como tales. Ser una madre o padre competente supone tener la capacidad para atender a los hijos en sus necesidades materiales o primarias de alimentación, salud, vestido, además de las socio-afectivas, intelectuales y espirituales (12).

El presente estudio se realizó con el objetivo de conocer cuáles son las competencias parentales de las madres y abuelas que se dedican al cuidado de los niños que acuden  a Centro Interdisciplinario de Educación Temprana Personalizada (CIETEP) de la Clínica Universitaria de Salud Integral de la FES Iztacala.

Metodología

Estudio de tipo descriptivo, transversal, y prospectivo. La población de estudio estuvo conformada por las madres y las abuelas de los niños dedicadas de tiempo completo o de  manera compartida en el cuidado de los niños que acuden a CIETEP. Se aplicaron un total 105 cuestionarios, de los cuales 100 se incluyeron en el estudio y las cinco restantes fueron eliminados porque el menor también acudía a una guardería o era cuidado por otro integrante de la familia.

Para la captación de la información se aplicó el instrumento Escala de Parentalidad Positiva (e2p), este cuestionario fue diseñado para

identificar aquellas competencias parentales que los adultos utilizan al relacionarse con su hijo, hija, niño o niña a su cargo, agrupandolas en cuatro áreas: vínculo, formación, protección y reflexión (14). Se compone de 54 reactivos que dan cuenta de comportamientos cotidianos de crianza que estarían reflejando las competencias parentales en estas cuatro áreas.

Es una prueba que utiliza una escala tipo Likert que va desde 1 que significa casi nunca, 2 algunas veces, 3 casi siempre y 4 siempre. El puntaje deriva en en la siguiente clasificación: zona óptima,  monitoreo y de riesgo, para cada una de las áreas de parentalidad  (Ver Tabla 1).

Para la realización de este trabajo se obtuvo el consentimiento informado de las cuidadoras de los infantes con base en el principio de autonomía mencionado en el código de Nuremberg.

Resultados

El 33% de las mujeres incluidas en el estudio tienen de 17 a 25 años de edad, el 46% de 26 a  35 años y de los 36 años o más representan un 21% del total. En cuanto al nivel escolar se observó que el 53% tienen estudios de licenciatura, el 32% estudios en media superior, seguido del 5% con estudios de posgrado (especialidad, maestría ó doctorado), el 3% cuenta solo con secundaria y el 1% con primaria.

Respecto al papel de cuidador el 43% son madres que se dedican al cuidado de menor de tiempo completo, el 19 % son abuelas dedicadas al cuidado del menor de tiempo completo y el 38 % son madres y abuelas que  comparten el cuidado del menor entre ellas mismas (Gráfico 1).

La clasificación con base en la escala de parentalidad positiva muestra que el 38 % de las cuidadoras se encuentra en zona óptima, el 23% en zona de monitoreo y 39% en zona de riesgo (Gráfico 2 y 3). De las cuales las madres de tiempo de completo presentan una mayor tendencia a estar en zona de riesgo.

En cuanto a los resultados por cada una de las áreas que considera la escala de parentalidad positiva (e2p), se observó que en el área de competencias parentales vinculares, las madres que se dedican de tiempo completo al cuidado y las que lo comparten con la abuela se encuentran en zona riesgo.  A diferencia de las abuelas que se dedican de tiempo completo que mostraron un 21% en zona de riesgo y 47% en zona óptima (Ver gráfico 4), lo cual nos indica que los niños cuidados solo por la abuela tienen mayor tendencia a desarrollar un apego seguro y un mejor desarrollo socioemocional en comparación con los niños que son lo cuidados por madres.

En el área de competencias parentales formativas se observa que la zona de riesgo hay un porcentaje ligeramente mayor (31%) de madres que se dedican de tiempo completo al cuidado, en comparación de las madres y abuelas que comparten el cuidado entre sí, en ellas predomina la zona de monitoreo con un 44.7%. Mientras que las abuelas que se dedican de tiempo completo al cuidado son las que presentan en zona de menor riesgo (Gráfico 5). En cuanto a las competencias parentales protectoras observamos que las mamás que se dedican de tiempo completo al cuidado,  junto con las abuelas y madres que lo comparten entre sí, están situadas en un 39.5% y 36.8%   respectivamente en zona de riesgo, mientras que las abuelas de tiempo completo son las que presentan menor porcentaje de zona de riesgo en dicha área con un 15.7% (Gráfico 6).

En el área de competencias parentales reflexivas podemos observar que las abuelas que se dedican al cuidado de tiempo completo, así como las mamás y abuelas que lo comparten se encuentran en una zona óptima presentado un 57.8% y 47.3% respectivamente. En cuanto a las madres que se dedican de tiempo completo al cuidado del menor, presentan 46.5% en la zona óptima y de riesgo (Gráfico 7).

Discusión y conclusiones

Se entiende por parentalidad positiva, el buen trato recibido por madres y abuelas o tutores encargados del cuidado del menor basado en su capacidad para querer, acoger, cuidar, cal­mar. En otras palabras, son las aptitudes que se tienen para proteger y producir buenos tratos favoreciendo el desarrollo cerebral, emocional, cognitivo e interpersonal del niño (13). Sin embargo en este estudio las competencias parentales de las madres y abuelas no son del todo suficientes y adecuadas para los niños del CIETEP, no obstante que se sabe que difícilmente habría una madre y/o abuela que pueda cubrir al 100% o que tenga las capacidades para satisfacer completamente las cuatro áreas (protectora, reflexiva, formativa y vincular) porque como se ha mencionado hoy en día la mujer no solo cubre el rol de madre sino que también forma parte de los cambios socioculturales que en conjunto con ser madre repercute directamente en los estilos de crianza con los que se adquieren las competencias parentales.

Las figuras parentales son importantes en el desarrollo emocional y mental de los menores. Pero existe la creencia de que los primeros años de vida la madres son quienes deben hacerse cargo del cuidado del menor sin importar algún factor social o laboral, esta creencia lleva consigo un factor de riesgo con el niño ya que esta sobreprotección no permite que el niño desarrolle acciones de defensa hacia los riesgo de su entorno, por lo cual se somete a situaciones distintas por el tipo de cuidador. Sin embargo, se tiene referencia que en México el 90.3% de las mujeres laboran de manera formal o informal, de las cuales el 68.9% son madres; es importante señalar que de dicho porcentaje el 95% comparten el cuidado con otra persona o institución educativa, por ello las prácticas ejercidas en los hogares apuntan a enriquecer el conocimiento sociocultural. Se puede observar en nuestro grupo de estudio que quienes presentan mayor porcentaje de zona de riesgo son las madres de tiempo completo. Por el contrario, las que presentan menor riesgo son las abuelas, que se dedican al cuidado de tiempo completo debido a que los estilos de crianza de antes eran completamente diferentes y tenían un mejor impacto, por lo que cuando se comparte el cuidado entre ellas (madre y abuela), ya que existe una compensación entre las competencias parentales de las dos, debido a que las deficiencias de una son las fortalezas de la otra, motivo por el cual el cuidado compartido se encuentra en zona neutral y/o de monitoreo de acuerdo a la prueba.

La competencia parental vincular se define como el conjunto de conocimientos, habilidades y prácticas cotidianas de parentalidad y crianza dirigidas a promover un estilo de apego seguro y un adecuado desarrollo socioemocional en los niños y niñas (14). Dentro de nuestro estudio se encontró que los niños que son cuidados únicamente por la abuela tienden a desarrollar un apego seguro y tener un mejor desarrollo social, forman parte del vínculo que se crea con las abuelas tienen menor porcentaje de riesgo en esta área vincular debido a que adoptan un rol distinto al de las madres porque las obligaciones que se adquieren son distintas, a pesar de que las mamás de tiempo completo no laboran tienen necesidades personales y familiares que no les permiten realizar actividades complementarias de recreación para el proceso cognitivo de los niños.

Se puede concluir que las competencias parentales de la mayoría de las madres y abuelas se encuentran en zona riesgo siendo las mamás de tiempo completo las que predominan más en esta zona al igual que en las áreas vinculares, formativas y protectoras debido a las múltiples tareas y actividades del hogar, por lo que se puede decir que cuando comparten el cuidado del menor entre madres y abuelas o exclusivamente lo cuida la abuela, el menor se encuentra en un ambiente mas propicio para desarrollar sus acciones de defensa hacia los riesgos del entorno.

Basándonos en los resultados cuantitativos obtenidos previamente podemos observar de forma general que independientemente del tipo de muestra casi la mitad de las participantes se encuentran en zona de riesgo sin importar el área a evaluar (reflexiva, protectora, vincular y formativa).

En los últimos años las investigaciones científicas han demostrado la importancia de que los niños sean criados y educados en un ambiente de aceptación, respeto, afectividad y estimulación para un correcto desarrollo físico y mental (15). Podemos entender que si bien las competencias parentales de las madres y abuelas de CIETEP no son las óptimas para el cuidado de los menores; es importante decir que el bajo nivel de las competencias parentales se debe a que las madres y abuelas que aprendieron a ser padres de forma empírica, lo cual nos hace pensar que el hecho de ser madre se aprende sobre la marcha de la crianza de los hijos y no con el hecho de tener un preparación académica las hace ser mejores para el desarrollo óptimo del niño.

Por lo que sería importante investigar cómo fue el cuidado que recibieron de pequeñas las madres y abuelas y poder comparar con el cuidado que brindan ahora en su rol de madre y/o abuela, además el conocer si las madres que laboran y que son las abuelas de tiempo completo las que están dedicadas al cuidado del niño si le dedican tiempo de calidad al niño durante los fines de semana para poder satisfacer las necesidades parentales para el adecuado desarrollo del niño de esta manera se lograría ampliar más el tema de parentalidad positiva al igual de poder colaborar con otros profesionales de salud, como de los psicólogos a poder entender ampliar el tema ya que en México el estudio de la parentalidad positiva se ha enfocado principalmente a los centreos que funcionan como casas – hogar y no en las familias mexicanas.

Ver anexo

Referencias bibliográficas

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