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Condiciones sociales de mujeres registradas como casos de Muerte Materna y orfandad infantil

Condiciones sociales de mujeres registradas como casos de Muerte Materna y orfandad infantil

En el presente estudio se remarca la importancia del análisis de las condiciones sociales que mujeres muertas por causas maternas, tenían en vida y la consecuente de orfandad en hijos. Es un análisis retrospectivo de bases de datos que registran casos de muerte materna durante el período 2009-2013, en la Jurisdicción Sanitaria IV de Villaflores, Chiapas México.

Autores

*Flor Ivett Reyes-Guillén1, José Luis González Torres2 , Ana Berónica Palacios Gámaz3 , Luis Enrique Nájera Ortiz4

  1. Doctora en Ciencias, Ecología y Desarrollo Sustentable. Docente-Investigador de la facultad de Ciencias Sociales Universidad Autónoma de Chiapas, UNACH.
  2. Doctor en Salud Pública y Gestión Sanitaria. Médico adscrito a la Jurisdicción Sanitaria IV, Villaflores, Chiapas México
  3. Doctora en Estudios Científico-Sociales. Docente-Investigador de la facultad de Ciencias Sociales Universidad Autónoma de Chiapas, UNACH. Calle Álvaro Obregón S/N, Col. Revolución Mexicana, San Cristóbal de las Casas, Chiapas, México
  4. Doctor en Ciencias Sociales y Humanísticas. Profesor-Investigador. División de Ciencias Sociales / Departamento de Educación. Universidad de Guanajuato.

Resumen

Dentro de los resultados encontramos que el número de muertes maternas en este período es de 14 casos cuya edad promedio era de 32 años. El estado civil, en igualdad de proporciones, se representó por casadas y en unión libre. En cuanto a la ocupación, en su mayoría eran amas de casa, sin escolaridad o con primaria incompleta. El número de hijos de la mayoría va de tres o más hijos, todos ellos ahora en condición de orfandad que representa, por si sola, una condición de vulnerabilidad social.

Palabras Clave: Muerte materna, condición social, vulnerabilidad

Introducción

El presente estudio, es un análisis retrospectivo de la condición social que guardaban las mujeres registradas como casos de muerte materna durante el período 2009-2013, en la zona que conforma la Jurisdicción sanitaria de Villaflores, Chiapas México.

Pese a que en los últimos años han habido importantes avances en la cobertura universal en salud, persisten desigualdades en el acceso a servicios médicos. El Objetivo 3 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que a letra dice: Garantizar una vida sana y promover el bienestar para todas y todos en todas las edades,  señala que aproximadamente la mitad de las mujeres de países en vías de desarrollo carecen de asistencia sanitaria en la actualidad (Naciones Unidad, 2016).

Al hablar de la condición social que guardaban las mujeres que han sido registradas como casos de muerte materna (MM), en un estado como Chiapas, en México, dentro de América Latina, exige comenzar por hablar sobre las condiciones de vulnerabilidad que presentaban en vida estas mujeres, haciendo énfasis en las variables estado civil, nivel de escolaridad, ocupación y número de hijos, estos últimos en situación de orfandad actualmente.

Estado Civil. La población en América Latina y el Caribe se distingue por un patrón nupcial con alta frecuencia de uniones consensuales, es decir, “unión libre”. Esta condición es mayormente marcada en los sectores populares (Rodríguez, 2005).

Sin duda existen varias posibles explicaciones a esta característica, una de ellas puede ser de rasgo histórico en esta zona del país. Es decir, las exclusiones y las fracturas asociadas a la conquista y esclavitud, visto como generadora de una cultura ambivalente en la responsabilidad familiar masculina y femenina. Así también, algunos otros factores son las restricciones económicas y la debilidad del Estado y su burocracia-legislativa.

La Unión Libre ha sido una alternativa al matrimonio y presentan la tendencia de ir en incremento. En lo que nos ocupa dentro de este artículo, está lo delicado de la vinculación entre unión consensual y reproducción en la juventud, en particular en los sectores populares e indígenas y sus consecuencias ante la vulnerabilidad social y jurídica en que se encuentran.

Estas tendencias generan varios problemas, necesidades y desafíos, tanto en el ámbito político, específicamente en materia de cuidado y bienestar de los niños, en el ámbito de la equidad de género en las parejas y desde luego en la autonomía juvenil. El examen específico de la cohabitación parte de una premisa lógica, se trata de una modalidad de pareja diferente al matrimonio. Más importante que esta premisa lógica es el hecho de que los investigadores, los tomadores de decisiones y los formadores de opinión suelen tener una convicción y se basa en que las diferencias entre ambos tipos de unión implican desventajas para las uniones consensuales (unión libre)  y sus miembros (Popenoe y Dafoe, 2002).

Hablando de estas desventajas, nos detendríamos a revisar, primeramente, las desventajas institucionales, cuya fuente es el trato diferenciado que la legislación y los organismos oficiales otorgan al matrimonio y a la unión libre y que sistemáticamente va en deterioro de estas últimas por (Rodríguez, 2005):

  • No reconocimiento de derechos
  • Exclusión de programas de asistencia
  • Invisibilización e imposibilidad de acreditar situación conyugal cuando es menester hacerlo (por ejemplo, repartición de herencias, transferencias de recursos acumulados o de seguridad social, solicitud de créditos, entre otros).

En resumen, esta desventaja institucional, muestra la carencia de legalidad basada en las normas tendientes a proteger a los hijos y las mujeres en caso de defunción, separación o divorcio, que históricamente se han aplicado sólo para los matrimonios formales (Castro, 2001; de Vos, 1998).

Otras desventajas que han sido revisadas por expertos en la materia tienen injerencia en las relaciones intrafamiliares, mismas que se tornan más frágiles e inseguras y menos estimulantes y enriquecedoras en las uniones consensuales que en los matrimonios formales (Raley y Wildsmith, 2004; Naciones Unidas, 2003; Castro, 2001).

Es decir, las debilidades de las uniones libres pueden verse en:

  • Duración y estabilidad
  • Capacidad de proyección y de acumulación de la pareja y la familia
  • Relaciones entre la pareja y entre padres e hijos/as
  • Bienestar y desempeño de los miembros de la familia, en particular los niños y adolescentes.

La evidencia disponible sugiere que las uniones libres tienden a ser menos duraderas, incluso cuando incluyen la tenencia de hijos, lo que es considerado perjudicial para los niños por su mayor exposición a conflicto y ausencia de uno de los progenitores (United Nations, 2002; Cabella y Vigorito, 2002; Bumpass y Lu, 2000; Castro, 2001).

Sobre los otros aspectos, la evidencia en los países desarrollados —que cuentan con mejores fuentes de información— no es concluyente, aunque en varios estudios se encuentra que la uniones consensuales experimentan mayor frecuencia e intensidad de conflictos y tienen peores desempeños en esferas como la salud y el rendimiento escolar de los niños (Bumpass y Lu, 2000; Castro, 2001); no obstante lo indiscutible de la vulnerabilidad de los niños, es evidente la vulnerabilidad de las mujeres en las dos esferas, salud (física y emocional) y los niveles de escolaridad que alcanzan.

En América Latina aun controlando la situación económica de la pareja con uniones consensuales, tienen un rendimiento inferior en materia de formación de los hijos (Ribero, 2001; Kaztman y Wormald, 2002; Filgueira, 1998).

Otro tipo de desventajas y no menos importantes, son las socioculturales, en cuya base está una valorización social inferior de las parejas de hecho respecto de los matrimonios formales, lo que afecta la autoimagen de los miembros y entraña riesgos de exclusión, prejuicio o rechazo social: “en el sistema de valores dominantes (en América Latina), las uniones consensuales gozan de pleno reconocimiento social, aunque rara vez se les confiere el mismo prestigio social que a los matrimonios formales” (Castro, 2001).

Escolaridad. La mortalidad materna manifiesta, sin lugar a dudas, la situación social, económica y política de un país. En el caso específico de este problema de salud pública, son varios los factores implicados, uno de ellos es la falta de equidad de género y su consecuente inequidad en la escolaridad que pueden alcanzar las mujeres versus los hombres. En el presente estudio, es necesario tomar en cuenta las estadísticas sobre nivel de escolaridad que prevalecían en ese período 2009-2013, para México y Chiapas.

La igualdad de oportunidades en el acceso a la educación es fundamental para abatir las desigualdades en otros ámbitos. Las mujeres han visto reducidas sus oportunidades en este proceso, sin embargo se insertan cada vez más al sistema educativo. Las diferencias entre mujeres y hombres se han reducido pero persisten algunas desventajas para ellas; en particular en la continuidad de los estudios en niveles medio y superior, con diferencias notables en distintos tamaños de localidad.

Para análisis de los hechos en 2013, la matrícula en educación básica muestra una proporción equilibrada de hombres y mujeres. En preescolar la población estudiantil es de 4.7 millones, que se desglosan en 2.4 y 2.3 millones de niños y niñas, respectivamente. La mayor tasa de asistencia femenina prevalece hasta los 14 años, pero a partir del grupo de 15-17 años la situación se invierte, pues la asistencia es mayor para los hombres. En general, las mujeres en ese momento accedían en menor medida al siguiente nivel escolar. En la educación media superior la diferencia es mayor pues para los varones la tasa de absorción supera los cien puntos, debido probablemente a que algunos niños no entraron a la escuela inmediatamente después de haber terminado la secundaria. Respecto a la educación superior, las cifras de población estudiantil proveniente del nivel anterior son menores: representan 84% en el caso de los hombres y 72% en las mujeres. Esto muestra la menor continuidad de las mujeres en los estudios (INEGI, 2013).