Consideraciones sobre la necesidad de educación emocional en los profesionales de enfermería
Autora principal: Jaqueline García Rodríguez
Vol. XVII; nº 6; 238
Considerations on the need for emotional education in nursing professionals
Fecha de recepción: 16/02/2022
Fecha de aceptación: 17/03/2022
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XVII. Número 6 – Segunda quincena de Marzo de 2022 – Página inicial: Vol. XVII; nº 6; 238
Autoras:
Jaqueline García Rodríguez 1
Silvia Colunga Santos2
Soledad Yanedy García Peláez3
- Lic. en Psicología. M.Sc en Trabajo Social. Prof. Auxilar. Universidad de Ciencias Médicas de Camagüey. Dpto de Posgrado e investigaciones de Facultad Tecnológica, Camagüey, Cuba.
- Lic. en Psicología. M.Sc. en Trabajo Social. Dr. C en Ciencias Pedagógicas. Prof. Titular. Universidad de Camagüey Ignacio Agramonte y Loynaz. CECEDUC. Camagüey, Cuba.
- Dra. en Estomatología. Dr.C en Ciencias Pedagógicas. Prof. Titular. Universidad de Ciencias Médicas de Camagüey. Decanato de Facultad de Estomatología, Camagüey, Cuba.
Resumen
Fundamento. En la ciencia enfermería el tema del manejo de las emociones, no es nuevo. El interés académico sobre él, se ha incrementado con el paso de los años y ha tenido su cenit durante la pandemia de Covid-19. No obstante, la educación emocional es defendida desde hace algún tiempo como garantía de calidad en la atención y el autocuidado de sus profesionales.
Objetivo. Reflexionar acerca de la necesidad de la educación emocional en los profesionales de enfermería.
Métodos. Estudio de tipo teórico–reflexivo, apoyado en el análisis documental y la revisión de textos publicados en Medline y Scielo. Se emplearon descriptores en español e inglés.
Resultados. Se obtuvieron 42 textos de los que se seleccionaron 27. En ellos se delimitaron tres puntos de interés: existencia de antecedentes de la educación emocional en enfermería desde los supuestos teóricos de la propia ciencia. Elementos contextuales que justifican la necesidad de formación de competencias emocionales. Proyecciones referidas a la educación emocional de los futuros profesionales.
Conclusiones. La educación de las emociones es un campo de reflexión que busca fortalecer el carácter humanista de la atención de enfermería. Desde la concepción del cuidado, objeto de la profesión y centro de la práctica enfermera, se aprecia la necesidad de cuidados integrales y humanizados que requieren de la formación de competencias emocionales. Las características de los contextos de actuación demandan de estas competencias que constituyen, recursos para el autocuidado de los profesionales y devienen proyecciones en su formación.
Palabras clave: competencias, competencias emocionales, educación emocional, enfermería
Basis. In nursing science, the issue of managing emotions is not new. Academic interest in him has increased over the years and has reached its zenith during the Covid-19 pandemic. However, emotional education has been defended for some time as a guarantee of quality in the care and self-care of its professionals.
Objective.Reflect on the need for emotional education in nursing professionals.
Methods. Theoretical-reflective study, supported by documentary analysis and review of texts published in Medline and Scielo. Descriptors in Spanish and English were used.
Results. 42 texts were obtained from which 27 were selected. Three points of interest were delimited in them: existence of antecedents of emotional education in nursing from the theoretical assumptions of the science itself. Contextual elements that justify the need to train emotional skills. Projections referred to the emotional education of future professionals.
Conclusions. The education of emotions is a field of reflection that seeks to strengthen the humanistic nature of nursing care. From the conception of care, object of the profession and center of nursing practice, the need for comprehensive and humanized care that requires the formation of emotional competencies is appreciated. The characteristics of the contexts of action demand these competencies that constitute resources for the self-care of professionals and become projections in their training.
Keywords: competencies, emotional competencies, emotional education, nursing
Introducción.
La enfermería ha ido evolucionando como disciplina científica de manera progresiva en los ámbitos académico, asistencial y docente. Los contextos sociales han contribuido a legitimar la necesidad de la existencia como profesión y avalan su praxis. Si bien su identidad profesional se ha asociado a una mayoría femenina, con poca autonomía e injusta remuneración, (1) desde hace cada vez más tiempo se reconoce su papel en la solución de los principales problemas de salud que hoy aquejan a la humanidad. Por esta razón, la Organización Mundial de la Salud desplegó en el año 2020, la campaña “Nursing Now” para sensibilizar a los líderes mundiales sobre la necesidad de garantizar el pleno desarrollo de su potencial y alcanzar su máxima expresión en todos los ámbitos y contextos. (2)
El interés por la enfermería se ha desplazado también a la etapa de formación de sus profesionales, de forma que tal, que al igual que la del resto de las titulaciones universitarias, garantice que puedan “solventar con eficiencia los problemas de la práctica profesional”. (3)
Para el ámbito educativo, a partir del Informe Delors de 1997, en el que la Unesco, plantea los cuatro pilares de la educación, el estudio de las emociones cobra especial importancia. Los principales conclaves de Pedagogía hasta la fecha, se han pronunciado al respecto. En 2015, en el Foro Mundial sobre la Educación, fue aprobada la Declaración de Incheon para la Educación 2030, la que reconoce el papel de la educación como motor principal del desarrollo y su papel transformador de la vida de las personas. (4)
En ese documento se hace hincapié en el desarrollo de aptitudes cognitivas y no cognitivas/transferibles, de alto nivel, como la resolución de problemas, la creatividad, el trabajo en equipo y las competencias de comunicación, que pueden aplicarse en diversos sectores profesionales. De forma implícita habla de un grupo de competencias genéricas que incluyen las comunicativas, las sociales y emocionales, consideradas esenciales para la vida, pero que no se forman a partir del currículo tradicional.
Como cualquier otra profesión, la enfermería encuentra su razón de ser en un conjunto de necesidades de la sociedad. Concretamente, en las necesidades de cuidados de salud de las personas y los grupos. (5) El cuidado humano profesional es la principal misión de las enfermeras, la razón última que justifica todas las actividades y competencias de sus profesionales. (6) Además, distingue a la enfermería de otras disciplinas. Proporcionar estos cuidados, requiere preparación específica previa, que los conciba como una combinación entre el rigor científico (saber analítico instrumental) y la atención a emociones y sentimientos (saber emocional). (7)
Comprender el significado de los cuidados no es tarea sencilla en tanto han acompañado a la humanidad desde su inicio, implica una actividad fundamental, un modo de ser y hacer donde la persona se centra en el otro. Cuidar mezcla responsabilidad, preocupación y compromiso emocional con los demás y supone un trabajo intenso, que incluye la dificultad emocional, dado que no se limita solo al tratamiento de la enfermedad, sino que requiere el abordaje integral de las necesidades de cada individuo en toda su complejidad. (8)
En la actualidad la formación de estudiantes de enfermería en España contempla las competencias emocionales que debe, poseer a su egreso, sin embargo, en la práctica tienen poca presencia al abordar los problemas de salud y en relación con las necesidades de las enfermeras. (9)
Algunos autores de otros contextos, consideran decepcionante la pobre evolución que ha tenido la educación emocional en enfermería.(10) En Cuba la formación de los licenciados en enfermería enfatiza la adquisicion de habilidades y destrezas con poca presencia del enfoque de formación por competencias en la concepción de la malla curricular de la carrera.
Al estar vinculada la gestión de las emociones con la provisión de cuidados, quienes suscriben consideran que los sustentos de la formación de competencias emocionales en estos profesionales se encuentran en la propia ciencia y su praxis justifica su formación. Bajo esta idea, en este artículo, los autores se han propuesto reflexionar acerca del origen y necesidad de la educación emocional en los profesionales de enfermería.
Metodología.
Se realizó un estudio teórico-reflexivo empleando como método el análisis documental y revisión bibliográfica. Para esta última se seleccionaron como descriptores los términos “educación emocional, «competencias», “enfermería” en idioma español e inglés y se restringió la búsqueda con el empleo de los operadores boleanos: “and” y “or”.
La búsqueda circunscribió artículos que incluyeran el análisis histórico o epistemológico de la educación emocional en enfermería. Se consideraron los textos más citados.
Se revisaron un total de 42 obras de autores reconocidos a nivel internacional, de las cuales se eligieron 27. De este grupo el 85 % corresponde a los últimos cinco años.
De igual forma se revisaron teorías de la ciencia enfermería, que abordan la educación emocional, se analizaron los criterios de autores que avalan la necesidad de su implementación en enfermería. Todo lo anterior permitió realizar la discusión correspondiente, así como el arribo a conclusiones.
Resultados.
Es preciso señalar algunos conceptos que guían este estudio y que son asumidos por las autoras. Se acepta de manera general que existen dos grandes dimensiones que permiten clasificar las competencias en genéricas (también llamadas socioemocionales, emocionales, transversales) y competencias específicas o técnico profesionales de carácter más funcional.
Bisquerra define las competencias emocionales como el conjunto de conocimientos, capacidades, habilidades y actitudes necesarias para tomar conciencia, comprender, expresar y regular de forma apropiada los fenómenos emocionales. (11)
El propio autor señala que la educación emocionales un proceso educativo, continuo y permanente, que pretende potenciar el desarrollo emocional como complemento indispensable del desarrollo cognitivo, constituyendo ambos los elementos primordiales del desarrollo integral de la personalidad. (11)
La educación emocional surge como una necesidad, dado que la educación es considerada no solo como un espacio para el aprendizaje de contenidos y el desarrollo de competencias cognitivas, sino también, como un espacio que contribuye a la formación integral del estudiantado. (12)
Lo que se pretende mediante la educación emocional es enseñar a utilizar los recursos personales para gestionar las emociones y favorecer de esta forma el bienestar personal en todos los ámbitos.
La metodología condujo a los autores a esclarecer la necesidad de la educación emocional en la ciencia enfermería. El análisis se separa en tres elementos hallados en la literatura:
- Existencia de antecedentes de la educación emocional en enfermería desde los supuestos teóricos de la propia ciencia.
- Elementos contextuales que justifican la necesidad de formación de competencias emocionales.
- Proyecciones referidas a la educación emocional de los futuros profesionales.
A continuación, se exponen los resultados.
La ciencia enfermería desde sus inicios parte de una vocación de servicios y de principios humanistas. De hecho, Jean Watson, enfermera y teórica de su disciplina, considera que la base del cuidado enfermero es el conjunto de sentimientos humanistas que promueven el mejor cuidado profesional. (7)
Las propias teóricas de la ciencia enfermería hicieron referencia a la emocionalidad. Se coincide en apuntar la empatía como habilidad o capacidad imprescindible en la práctica enfermera. El uso de ella y el permanente contacto con emociones, afecta de forma directa la perspectiva del cuidado como relación interpersonal, que abarca los procesos de comunicación, confianza y respeto y que constituyen la base del cuidado. (13)
La propuesta teórica del Cuidado Humanizado de Jean Watson se basa en diez factores asistenciales, algunos de los cuales guardan relación con la emocionalidad. Por ejemplo, el cuarto factor, “Desarrollando ayuda: relación de confianza y afectuosa”, y el factor siguiente “Promover y aceptar la expresión de sentimientos y emociones positivos y negativos”, hace alusión a relación transpersonal, en la que se intercambian vivencias y emociones. (7)
Jean Watson refiere en su teoría, postula que las enfermeras tienen la responsabilidad de ir más allá de ver solo la parte terapéutica, sino ver la parte emocional del paciente; para poder abordar al individuo de una forma holística, abarcando todas sus esferas en un ámbito biopsicosocial. Para Watson el ser humano es un ser sintiente que necesita atención y cuidado de sus emociones. (7)
El potencial terapéutico de las enfermeras en su trabajo tanto físico como emocional es un elemento central en la teoría de Watson. Esta autora considera que el trabajo emocional correctamente realizado a partir de una capacitación formal puede desembocar en resultados positivos tanto para los usuarios como para las enfermeras. (7)
La categoría cuidada, central en enfermería como ya se ha señalado, incluye la emocionalidad de forma implícita o explícita, a decir de Morse, quien otorga al cuidado cinco dimensiones: 1) cuidar como característica humana, 2) cuidar como imperativo moral o ideal, 3) cuidar como afecto, 4) cuidar como relación interpersonal y 5) cuidar como acción terapéutica de enfermería. (14)
De forma más concreta la autora Paula Diogo señala que el cuidado afectivo es un proceso que encierra una habilidad relacional subjetiva como componente del trabajo emocional de los enfermeros, dando visibilidad a la dimensión emocional de las intervenciones de enfermería, frecuentemente desvalorizada, sobre la que urge tomar conciencia, en los cuidados de salud, a través de investigaciones y de la reflexión en la práctica. (15)
Es precisamente esta habilidad relacional la que favorece establecer relaciones empáticas, positivas, claras, auténticas, que influyen positivamente en la recuperación de la salud en su sentido más amplio, en el bienestar y la salutogénesis.
En la actualidad se señalan dimensiones para la gestión emocional que son de fácil ubicación en la labor de enfermería. Tal es el caso de:
- Adaptabilidad: Incluye la habilidad para resolver los problemas y la prueba de la realidad, ser flexibles, realistas, creativos y efectivos en el manejo de los cambios y en enfrentar los problemas cotidianos.
- Manejo del estrés: Incluye la tolerancia al estrés y el control de los impulsos, ser por lo general calmado y trabajar bien bajo presión y responder a eventos estresantes con la menor afectación emocional posible.
- Estado de ánimo general: Incluye la felicidad y el optimismo, tener una apreciación positiva sobre las cosas o eventos e implica la posibilidad de ser referente emocional positivo para pacientes, familiares y colegas. (16)
Un estudio realizado en Perú sostiene que el trabajo con las emociones trasciende al paciente e incluye a sus familiares. Además, defiende la idea que es esencial en enfermería brindar apoyo emocional, el que involucra cualidades para escuchar, aceptar y aliviar a otra persona durante el momento de crisis. La relación terapéutica satisface necesidades, temores, deseos y proporciona ayuda de forma que la persona se sienta entendida y acompañada. (17)
La inteligencia emocional, unida a la necesidad de formación en técnicas de afrontamiento al estrés es percibida como necesaria para ejercer la profesión en el futuro y cuidar de sí mismos y de los demás. (18)
Estudiosos colombianos afirman que, “el saber enfermero es caracterizado epistemológicamente como conocimiento práctico”, y añade que los juicios que llevan a cabo las enfermeras son simultáneos a la acción y tan importantes como el conocimiento teórico que se adquiere durante el periodo de formación. Las autoras son del criterio que los conocimientos adquieren significado en las actuaciones reales. (19) El accionar de los profesionales de enfermería se adapta a los escenarios o servicios en los que laboran y en ellos se encuentran elementos contextuales que justifican la necesidad de formación de competencias emocionales.
El ejercicio clínico o asistencial de la enfermería se produce en circunstancias que están determinadas, por las necesidades particulares de cuidados de la persona que requiere esa atención y que se encuentra en una situación de dificultad que influye en su totalidad. Es, por lo tanto, una práctica singular y compleja que, sin embargo, ha sido concebida, al igual que otras prácticas asistenciales, como una serie de actividades que requieren de destrezas que se aprenden y dominan con la experiencia.
Los entornos del cuidado se caracterizan por gran presión asistencial, desequilibrio esfuerzo-recompensa e incertidumbre elevada. El trabajo en turnos con horarios inflexibles, la continua interacción con pacientes y familiares, la experimentación reiterada de emociones propias y ajenas, supone numerosas demandas que desde la emocionalidad son presentadas a estos profesionales. (13)
Los contextos hospitalarios son escenarios donde las emociones cobran especial relevancia. El profesional de enfermería en su labor asistencial establece una relación de ayuda, de mediación, en la que comunica, asiste, enseña e influye en la recuperación de la salud. Dentro de este contexto, la enfermera es un referente muy cercano al paciente, en cuanto a actitudes, comportamientos, emociones y sentimientos, ya que, en su labor profesional, enseña a partir de su propio modelo de conducta. (19)
En el análisis histórico de la educación emocional en enfermería, uno de los constructos que se ha estudiado es la inteligencia emocional. Es interesante destacar la vinculación de este constructo en diferentes áreas de actuación profesional de enfermería, como la terapia intensiva, la enfermería pediátrica, la oncología. (20)
Así, la enfermera de cuidados intensivos es un personal altamente competitivo, capacitado; que se desempeña en la zona de asistencia crítica. Como parte de su labor interactúa con familiares, para lo que utiliza el apoyo emocional para disipar las dudas, canalizar la angustia y contener los miedos que pueden desencadenarse en el entorno familiar luego de experimentar la enfermedad de uno de los miembros. (20) Ello requiere de competencias formadas mediante la educación emocional.
La Dra. Diogo, afirma que el uso de las emociones es un recurso terapéutico en enfermería pediátrica y está compuesto por cinco categorías.1) promover un ambiente seguro y afectuoso, 2) brindar cuidados con afecto 3) manejar las emociones de los clientes, 4) construir la estabilidad de la relación 5) regular la disposición emocional para cuidar. Este planteamiento reconoce la importancia de las emociones en la calidad de la relación y todos los elementos señalados hacen referencia a la presencia de las emociones en los cuidados. El último enfatiza la gestión emocional de los cuidadores, que puede ser fomentada mediante la educación emocional. (15)
En la praxis de enfermería se reconoce la pertinencia de ciertas competencias, dada su similitud con cualidades con las que se identifican estos profesionales. Entre estas competencias se encuentran siete de tipo emocional, cuatro de las cuales están referidas a uno mismo: autoconocimiento, autoestima, control emocional y motivación; y otras tres referidas a competencias en relación con los demás: conocimiento del otro, valoración y liderazgo. (21)
A la hora de intentar entender los precursores del estrés laboral, (muy común en los profesionales de enfermería), se observan dos líneas, una que depende de la propia persona (los esfuerzos, control de trabajo y recursos) y otra que depende del lugar de trabajo (demandas laborales y recompensas). Por consiguiente, el problema del estrés laboral puede abordarse tanto mejorando los recursos del trabajador, como disminuyendo las demandas desbordantes. (13) Dada la labor de los profesionales de enfermería la última opción es poco probable, por lo que quedaría fomentar competencias emocionales que permitan afrontar el estrés.
Las competencias emocionales de las enfermeras son, para algunos autores, requisito imprescindible. No poseerlas podría afectar la toma de decisiones, el pensamiento crítico y el uso del conocimiento en la práctica y afectar la calidad de atención a los usuarios. La actividad de cuidar requiere de atributos como la sensibilidad y la implicación emocional, ambos conectados con las competencias emocionales. La habilidad de comprensión y reconocimiento de emociones son básicas en enfermería independientemente del contexto o lugar de trabajo.
La enfermera además de trabajo físico realiza trabajo emocional. Término que acuñado por Hochschild en 1983, que hace referencia a la regulación de sentimientos y expresiones emocionales como parte del trabajo remunerado, la gestión de emociones en situaciones específicas. (22) Este concepto fue ampliado al señalar que el trabajo emocional es aquel trabajo o esfuerzo emocional realizado por un trabajador, un profesional que responde a demandas emocionales concretas, inherentes al tipo de actividad a desarrollar.
El concepto de trabajo emocional en enfermería alude a aquella actividad que persigue el cuidado emocional y siempre se realiza de conjunto con actividades materiales o instrumentales y presenta matices de acuerdo al contexto. Contribuye además, a crear un estado emocional en las personas receptoras de cuidados que les ayuda en su recuperación.
El énfasis que los profesionales de la enfermería ponen en los aspectos relacionados con la enfermedad, síntomas, acciones de cuidado y respuestas a ellas, minimiza la importancia de las acciones emocionales de los cuidadores profesionales, lo que dificulta la gestión emocional adecuada. La formación en enfermería está convocada a contener o profundizar en sus planes de estudio, en los recursos herramientas, habilidades que dan lugar a desempeños emocionalmente exitosos, es decir competencias emocionales.
La educación emocional demandada, en todos los casos contribuye a:
- disminuir o anular la aparición de burn out dado los escenarios potencialmente favorecedores de esta alteración en los que se desempeñan. (23)
- fomentar la cohesión de los equipos de trabajo, la disminución de conflictos interpersonales y la hostilidad entre enfermeras.
- Fortalecer el liderazgo de enfermería, al promover la motivación, empatía, compromiso y la confianza.
- Lograr un enfoque preventivo, (24) toda vez que logra la disminución de los comportamientos negativos y disruptivos y mejora la conducta prosocial.
Schön describe como insuficiente y frecuentemente inadecuada la racionalidad técnica que ha sido prácticamente hegemónica hasta hace tres décadas en el caso de la enfermería, para la formación y fundamentación del ejercicio de la práctica profesional. (25)
Esta idea es visible en los estudios en estudios de enfermería avanzada, donde se plantea que a pesar del desarrollo de los modelos de cuidados, de su estudio y aplicación durante el periodo de aprendizaje de la enfermería y como contenidos significativos de la formación permanente de los profesionales,(26) actualmente la actividad profesional de la enfermera es fundamentalmente instrumental, está orientada a la solución de los problemas de la clínica desde una perspectiva más técnica que conceptual y centrada más en las demandas de la población que en la oferta de servicios nuevos. Así, se vienen aplicando principios generales a situaciones particulares en forma de protocolos de actuación que se utilizan ante una misma categoría de problemas.
La coherencia de estos planteamientos conlleva a las autoras a coincidir en que la educación de los profesionales de salud del siglo XXI debe estar orientada hacia los principios de la educación transformadora e interprofesional. (27)
Los principios de la educación transformadora son: a) promoción del pensamiento crítico; b) promoción del desarrollo de las aptitudes profesionales necesarias para trabajar en equipo; c) adaptación creativa de los recursos mundiales para abordar las prioridades locales; d) integración de la educación y los sistemas de salud; e) formación de redes y asociaciones y f) intercambio derecursos educativos y de innovaciones mundiales. (27)
Todo lo anterior permite vislumbrar que dentro de las proyecciones referidas a la educación emocional de los futuros profesionales se impone la mirada hacia las competencias emocionales como potenciadoras de la calidad de atención y recurso personal contra el estrés.
Conclusiones
El estudio de las emociones es un campo de reflexión que busca fortalecer el análisis más humanista de la atención de enfermería, introduciendo perspectivas nuevas para la educación de los profesionales. Desde la concepción del cuidado, categoría que constituye el objeto de la profesión, campo de estudio y centro de la práctica enfermera, se aprecia la necesidad de cuidados integrales y humanizados que requieren de la formación de competencias emocionales. Es por tanto, responsabilidad tanto del sistema educativo universitario, como de los sistemas de salud incrementar la formación, la reflexión sobre la práctica y la investigación sobre los beneficios de la gestión emocional en enfermería, dada su probada eficacia como recurso que favorece el autocuidado. La formación de tales competencias responde a las necesidades de los contextos en los que transcurre el quehacer enfermero y expresa coherencia entre su formación y lo que de él se espera.
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Conflicto de intereses
Los autores declaran no tener conflictos de interés
Contribución de los autores
M. Sc. Jaqueline García Rodríguez: Participó en la concepción del estudio desde su idea original, en la redacción del documento, análisis y recopilación de la información, confección del informe final y realizó acciones de organización y coordinación de los investigadores.
Dr.C Silvia Colunga Santos: Participó en la concepción del estudio desde su idea original, en la redacción del documento, análisis y recopilación de la información, confección del informe final.
Dr.C Soledad Yanedy García Peláez: Participó en el análisis y recopilación de la información y confección del informe final.