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El copago sanitario bajo la mirada enfermera

personas que lo usen por una mayor comodidad, mayor cercanía a su domicilio, mejor ajuste horario en su vida cotidiana o horario de trabajo,…

Por todo esto, este estudio es otro de los que se muestran a favor de la instauración de un copago con equidad y justicia, teniéndose en cuenta variables que no discriminen ni excluyan a aquellos que realmente lo necesiten (Julián-Jiménez, 2012).

Por otro lado, hay estudios que apoyan que en España está justificado el garantizar la universalidad como una forma de asegurar los derechos humanos y la seguridad ciudadana. Ya que consideran que la guerra, la pobreza y el racionamiento son temas que están relativamente presentes aún en parte de la sociedad. Así, de este modo, consideran que tendrían que aparte de la sanidad, tendrían que asegurarse servicios en la sociedad como la educación. Y evitar de esta forma desigualdades dentro de una misma sociedad, garantizando así unas oportunidades equitativas y justas en la sociedad española y evitando los grandes escalones sociales que pudieran ocasionarse en el caso de que esto no se cumpliera, como bien se puede observar en aquellos muchos otros países donde no se cumple esta norma de equidad (Bernadini-Zambrini, 2012).

Conclusiones

Al realizar una revisión bibliográfica sobre el tema de los copagos nos podemos encontrar con reflexiones de muchas índoles en relación a este tema. Lo cierto que ha sido un motivo de debate que no ha dejado indiferente a la sociedad. Sobre todo a los profesionales de la salud y a aquellos grupos afectados por los cambios sufridos.

Si bien existen opiniones opuestas, lo cierto es que todo depende de cada situación y cada uno va a defender la suya.

Lo que sí es cierto bajo mi punto de vista es que la sociedad debe plantearse que realmente todo tiene un precio y que no hay que hacer uso de los servicios sin motivo alguno, ni de los servicios ni del material sanitario, sobre todo a nivel farmacéutico.

Desde el momento en el que ciertos pacientes que antes no pagaban nada por los fármacos, tienen que hacerlo, se han empezado a replantear el que no deben usar más que los necesarios y que por supuesto el acumular cajas repetidas de medicación de manera sistemática no es una práctica adecuada ni ética. Si bien el copago ha realizado parte de trabajo sensibilizador en la sociedad en este sentido, tanto en los usuarios como en los trabajadores, los cuales hemos pasado de ver ciertos actos (como el de almacenaje de medicamentos) como algo normal, a criticarlo e incluso corregirlo.  En términos generales se puede decir que el Copago Sanitario puede ser una interesante propuesta para sanear el sector de la sanidad.

Por otro lado, el que ciertos sectores de la sociedad se queden exentos de los servicios de atención primaria, no puede sino que conllevar a una saturación de los servicios de urgencias hospitalarias, esto tendría que ser subsanado ya que no puede consentirse que una acción del estado que intente corregir unos actos, lo que consiga sea escurrir el bulto hacia otro lado.

Es bien conocido de la saturación de los servicios de urgencias y las horas de espera que sufre la sociedad, con el consecuente malestar generado entre el personal sanitario que trabaja en dichas zonas hospitalarias. En este sentido, la implantación de copagos en estos servicios podría ser un primer triaje, un filtro para las que realmente no sean necesarias o que puedan esperar a ser vistas en el centro de salud al día siguiente. Ante esto no estoy refiriéndome a una gran cuota, sino a algo significativo que vaya de la mano de la renta del usuario o cualquier otro criterio que no haga que para casos graves se plantee siquiera la consulta sino que sea realizada.

En general estoy a favor de los copagos ya que desde un punto de vista de enfermera asistencial he podido experimentar el mal uso que se hace en muchos casos del servicio de urgencias, tanto en los centros de salud como a nivel hospitalario y la sociedad, de alguna manera tiene que concienciarse en hacer un uso adecuado de los mismos. Se dan casos de usuarios que usan las urgencias para una simple cura de betadine o la realización de un test de gestación por curiosidad… este tipo de situaciones tendrían de alguna manera que ser sancionadas o al menos reconducidas a la corrección de las mismas.

Bibliografía

Benach, J.; Tarafa, G. y Muntaner, C. (2012). El copago sanitario y la desigualdad: ciencia y políticaGaceta Sanitaria26(1), 80-82.

Bernardini-Zambrini, D. A. (2012). Cobertura universal, equidad y solidaridad. Tres casos para observar. Atención Primaria44(11), 687-688.

Julián-Jiménez, A. (2012). El copago y su contribución a la equidad: implicaciones para los servicios de urgenciasGaceta Sanitaria26(5), 490-491.

Navarro, V. (2012). El error de las políticas de austeridad, recortes incluidos, en la sanidad públicaGaceta Sanitaria26(2), 174-175.

Rodríguez, M. y Puig-Junoy, J. (2012). Por qué no hay que temer al copago. Gaceta Sanitaria, 26(1).