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Cuidados de Enfermería en las flebitis

– Limpieza y desinfección del punto de inserción de la vía:

Antes de insertar un catéter venoso periférico, la zona de punción debe estar limpia, que se realizará tras cortar el vello sobrante, sin rasurar.

Se lavará la piel son agua y jabón en una zona suficientemente limpia y se secará después, procediendo a continuación a la desinfección con antiséptico.

Desinfectar con gasa estéril impregnada con povidona yodada o alcohol al 70%, realizando círculos hacia el exterior desde el punto de la piel sobre el que se va a hacer la punción (debemos dejar secar dos minutos y comprobar que no queden restos de sangre, si se utiliza povidona yodada ya que en su presencia pierde su poder desinfectante).

Una vez desinfectada la piel no se deberá palpar el punto de inserción.

– Cuidados y mantenimiento del catéter:

Una vez insertado el catéter, se deberán valorar y promover una serie de actividades encaminadas a favorecer un correcto mantenimiento de la vía, para ello se tendrán en cuenta los siguientes aspectos:

Sistemas de fijación del catéter. El catéter debe quedar lo más fijo posible para evitar salidas y entradas a través del punto de inserción. Se fijará con una tira de esparadrapo de 8 a 10 mm. de ancho por 8 cm. de largo aproximadamente, adhiriendo al cono del catéter por su parte externa y luego a la piel dejando libre el punto de inserción (en forma de lazo).

Cuando se administra fluidoterapia permanente, el catéter se fijará igual que el de uso intermitente y además, se fijará la alargadera formando un bucle con una o dos tiras de esparadrapo.

Apósito. El esparadrapo o parte adhesiva de apósito no caerá nunca sobre el punto de inserción, ya que favorece la humedad, y la fijación y proliferación de gérmenes.

Se palpará el punto de inserción a través de la cura intacta cada 24 horas y en caso de dolor o fiebre no filiada se levantará la cura. Se cambiarán los apósitos de los catéteres venosos periféricos cada 2 horas. También se cambiará el apósito cuando esté sucio, húmedo o despegado.

 Valoración y manejo del punto de inserción. Hay que revisarlo diariamente, prestando atención a la presencia de signos de flebitis. Siempre que se cambie el apósito se desinfectará el punto de inserción con povidona yodada o alcohol al 70%. La manipulación del punto de inserción, se hará previo lavado de manos y con guantes no estériles.

Manejo de los equipos de infusión. Las actividades y cuidados van a variar, dependiendo de si la infusión es de carácter continuo o intermitente, de ahí que se diferencie:

*Equipos de infusión continuos.

– Se limitará en lo posible el número de llaves de tres pasos.

– Tanto los sistemas de infusión como las llaves se cambiarán cada 72 horas y/o siempre que estén sucios. Se pondrán equipos nuevos cada vez que se canalice una vía nueva.

– Todos los sistemas que estén conectados se cambiarán al tiempo, no poniendo en contacto nunca un sistema nuevo con uno usado anteriormente.

– El paso por el que se administra la medicación intermitente permanecerá tapado siempre por un tapón o por el sistema de goteo de la medicación.

– Si se administra medicación en bolo el tapón dela llave se dejará en un envoltorio estéril para colocarlo de nuevo en su sitio después de la administración de medicamentos.

– Si se administra medicación de goteo, cuando lo desconectemos de la llave de tres pasos, utilizaremos un tapón nuevo para proteger el paso.

– Todo el sistema; alargadera, llaves, tapones y sistema de goteo, deben estar siempre limpios de sangre y con todos los pasos tapados, nunca se pincha en ellos.

* Sistemas de infusión intermitente.

– Se conectará el conector antirreflujo purgado con solución de heparina sódica y una vez conectado, no debe ser desconectado del catéter al no ser absolutamente necesario o por cambio rutinario.

– Se cambiara el conector una vez por semana si la vía se mantiene más tiempo.

– Una vez puesto, se mantendrá siempre tapado con un tapón macho igual que en el caso de la llave de tres pasos.

– Cuando se va a administrar una medicación as través de un conector:

Se retirará el tapón del conector (nunca se aflojará el conector del catéter).

Se aplicará el cono de la jeringa o del sistema al conector y se procederá a inyectar o prefundir según proceda (el cono debe ir protegido hasta el momento de la conexión, bien por el protector del sistema, bien por la aguja de preparación de medicación).

Se tapará el conector con un tapón y permanecerá siempre tapado. si se administra medicación en bolo se evitará que el tapón del conector entre en contacto con otras superficies, si se administra con un sistema de goteo, cuando lo conectemos utilizaremos un tapón nuevo para proteger el conector.

Educación para la salud.

El paciente deberá estar puesto al corriente en lo que se refiere a los procedimientos y tratamientos que va a recibir, es por ello, que se hace necesario instruir en el manejo y cuidados de la vía endovenosa, en el caso concreto de que haya sido indicada. Los puntos en los que deberemos hacer especial hincapié, serán:

– Información del uso del que se quiere hacer de la vía endovenosa, y el porqué de su indicación.

– Asesorar en los aspectos higiénicos y cuidados que debe tener el paciente portador de la vía:

No mojar la vía a la hora de asearse, y en el caso de que se moje, avisar al personal de Enfermería para que cambie los apósitos y fijaciones.

Evitar la flexión de las extremidades, en el caso en que la vía haya sido insertada en alguna de ellas.

Evitar movimientos bruscos que favorezcan la retirada accidental de la vía.

Inmovilización, en la medida de lo posible, del miembro en el que se permanece insertada la vía.

– Informar al paciente de los diferentes signos y síntomas, sugestivos de flebitis, y aviso inmediato al personal de Enfermería.

– Cuando se proceda a su retirada, se le indicará que debe comprimirse durante cinco minutos, vigilando que no exista sangrado del punto de inserción durante la compresión.

 OBJETIVO 2: Identificar de forma precoz las manifestaciones de flebitis en el periodo de canalización de la vía.

Los problemas potenciales derivados de la flebitis deben ser identificados como problemas de Enfermería, con el fin de establecer planes de cuidados individualizados. Así quedan definidas cuatro entidades diagnósticas, que van a ser las relacionadas con el cuadro clínico de flebitis. Se ha planteado el diagnóstico de Enfermería oportuno, los objetivos y el plan de cuidados, para cada uno de ellos, en el caso de que se manifestaran.

Dolor, calor y rubor

Valoración:

Observar al paciente para identificar manifestaciones de dolor a nivel local, así como los datos objetivos, como puede ser una posición precavida, espasmo muscular y signos de inflamación, entre otros.

Atender a las referencias que realice el paciente respecto al aumento de la temperatura en el punto de inserción del catéter.

Valorar a través de la palpación diferencias de temperatura en relación con el otro miembro.

Diagnóstico de Enfermería:

«Deterioro del bienestar en relación con dolor, rubor y calor en el punto de punción manifestado por quejas verbales y miedo manifiesto a mover el miembro «.

Objetivos:

El paciente indicará que la sensación dolorosa ha disminuido o desaparecido y movilizará el miembro sin dolor, tras las intervenciones enfermeras.

Actividades:

Aplicación de frío a nivel local de manera indirecta.

Reducir o eliminar los factores que incrementan la experiencia dolorosa, como el temor, la falta de conocimientos y la fatiga, entre otros.

Colaborar con el individuo para determinar qué métodos podrían utilizarse para reducir la intensidad del dolor.

Administración de medicación analgésica prescrita.

Reducir o eliminar los efectos secundarios de los analgésicos.

AUMENTO DE LA TEMPERATURA SISTÉMICA

– Valoración:

Detectar signos que refiera el paciente como son escalosfríos, tiritona, sudoración, dolor de cabeza, entre otros.

Se identificarán signos y síntomas de fiebre o febrícula.

Toma de temperatura corporal con termómetro de mercurio y otros signos vitales indicativos de alteración de la temperatura corporal (tensión arterial, pulso y frecuencia respiratoria).

Diagnóstico de Enfermería:

Desequilibrio de la temperatura corporal en relación con la flebitis manifestado por febrícula y escalofríos, malestar general y dolor de cabeza”.

Objetivos:

Mantener al paciente en situación de normotermia.

Actividades:

Recoger muestras sanguíneas para cultivo y descartar otras infecciones concurrentes.

Aplicación de medios físicos.

Administración de antitérmicos prescritos.

Mantener un entorno aireado y silencioso

Edema cutáneo

– Valoración:

Identificar los datos objetivos de edema local mediante escala estandarizada, para determinar su grado.

Identificar signos de enrojecimiento en el lugar de punción.

Valorar el estado de hidratación de la piel.

– Diagnóstico de Enfermería:

Deterioro de la integridad cutánea en relación con edema manifestado fóvea, deshidratación y tirantez local”.

Objetivos:

La zona afectada dará muestras de reducción o desaparición del edema tras la intervención de la Enfermería.

Actividades:

Aplicación de medios físicos (frío y vendaje compresivo).

Elevación del miembro afectado con movilización de zonas distales.

Aplicación de pomadas antiinflamatorias.

Mantener hidratada la piel mediante la aplicación de cremas o aceites en la zona

Conclusión

Los cuidados de Enfermería irán dirigidos a evitar la aparición de una infección. Además de la correcta aplicación de pomadas antiinflamatorias y el correspondiente vendaje, se hará necesario tomar unas medidas higiénicas básicas en el manejo de apósitos, equipos de infusión o la colocación y mantenimiento del catéter entre otras. También hay que promover, al igual que en otro tipo de patologías, un clima de tranquilidad que favorezca al máximo la recuperación del paciente.

Bibliografía.

1.- Intravenous Infusion Therapy for Nurses (2ª ed.) por Dianne L. Josephson. ISBN 1-4018-0935-9

2.- Cantos Carrero, M.T. Atención de Enfermería ante venoclisis o venopunción. Hygia 1993; 25: 30-35.

3.-Rodríguez, S. Y cols. Complicaciones de la terapia intravenosa como causa de la prolongación de la estancia hospitalaria. Enfermería científica 1992; 118: 20, 21

4.-Millán, D.A. y cols. Instauración de vías venosas. Nursing 1993; 11: 11-24

5.- Luis Rodrigo, M.T. Los diagnósticos enfermeros. Revisión crítica y guía práctica. Masson 2000.