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Demencia senil: un término obsoleto

Demencia senil: un término obsoleto

Autora principal: Estefany Sáenz Varela

Vol. XVIII; nº 12; 579

Senile dementia: an obsolete term

Fecha de recepción: 28/05/2023

Fecha de aceptación: 21/06/2023

Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XVIII. Número 12 Segunda quincena de Junio de 2023 – Página inicial: Vol. XVIII; nº 12; 579

Autores:

Estefany Sáenz Varela, Doctora en Medicina y Cirugía, investigadora independiente, Heredia, Costa Rica, ORCID: https://orcid.org/0009-0005-6648-2529

Karolina Anchía-Chavarría, Doctora en Medicina y Cirugía, investigadora independiente, Heredia, Costa Rica, ORCID: https://orcid.org/0009-0001-6991-3196

Elianis Naranjo-González, Doctora en Medicina y Cirugía, investigadora independiente, Heredia, Costa Rica, ORCID: https://orcid.org/0009-0004-8553-3945

Nazareth Pérez-Quesada, Doctora en Medicina y Cirugía, Investigadora independiente, Alajuela, Costa Rica. https://orcid.org/0009-0003-4891-4717

Resumen

El envejecimiento conlleva una serie de cambios fisiológicos, los cuales deberían de diferenciarse del cuadro clínico manifestado en pacientes con demencia.  Estos cambios pueden incluir cambios cognitivos, conductuales, psicológicos y físicos. Cuando se sospecha de demencia en un adulto mayor, es necesario realizar un adecuado abordaje diagnóstico temprano y preciso, donde a su vez se excluyan causas reversibles como delirium y depresión. El diagnóstico requiere como pilares fundamentales una amplia historia clínica y examen físico, apoyándose  de exámenes de laboratorio y gabinete, para excluir causas orgánicas tratables que puedan estar ocasionando la sintomatología. Por lo tanto, la caracterización del cuadro clínico de la demencia, según los subtipos que se establecen según el área anatómica afectada y la fisiopatología involucrada es fundamental para dirigir el tratamiento y no caer en términos erroneos y poco precisos como “demencia senil”. El manejo terapéutico ideal de un paciente con demencia debe ser integral, complementandose con la unión de múltiples organizaciones y profesionales. Este debe de ser dirigido e individualizado según el paciente, contando con opciones tanto farmacológicas como no farmacológicas.

Palabras clave:

demencia, adulto mayor

Review

Aging involves a series of physiological changes, which should be differentiated from the clinical presentation manifested in patients with dementia. These changes may include cognitive, behavioral, psychological, and physical changes. When dementia is suspected in an older adult, it is necessary to carry out an adequate early and precise diagnostic approach, in which exclusion of  reversible causes such as delirium and depression should be properly done.

The diagnosis requires as fundamental pillars a comprehensive clinical history and physical examination, supported by laboratory test and imaging, to exclude treatable organic causes that can be causing the symptoms. Therefore, the characterization of the clinical presentation of dementia, according to the subtypes that are established according to the affected anatomical area and the pathophysiology involved, is fundamental to direct the treatment and avoid falling into erroneous and imprecise terms such as «senile dementia». The ideal therapeutic management of a patient with dementia must be integral, complemented by the union of multiple organizations and professionals. This must be directed and individualized according to the patient, with both pharmacological and non-pharmacological options.

Keywords:

dementia, old adults

Declaración de buenas prácticas

Los autores de este manuscrito declaran que:

Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses
La investigación se ha realizado siguiendo las pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El manuscrito es original y no contiene plagio.
El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.
Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.
Han preservado las identidades de los pacientes.

Introducción

El envejecimiento es un proceso del ciclo de la vida que se desarrolla de forma continua e irreversible. Para algunos autores el envejecimiento se considera un logro y no un problema, no obstante se debe reconocer que tal y como lo define la Organización Mundial de la Salud, es un proceso biológico, el cual conlleva cambios fisiológicos, característicos de cada especie, que tiene como consecuencia una limitación de la capacidad de adaptación del organismo al ambiente (1). Por ejemplo, se menciona que aproximadamente el 20% del volumen cerebral se pierde a los 85 años. La disminución de la sustancia blanca es uniforme, contrario a lo que ocurre con la sustancia gris que es variable. El número de neuronas se mantiene, sin embargo se pierden numerosas espinas dendríticas y sinapsis. Hay una disminución de neurotransmisores como la acetilcolina y serotonina, lo que conlleva cambios motores, en el estado de ánimo y la memoria (2). El flujo sanguíneo cerebral disminuye y resulta menos eficiente para reclutar distintas áreas cerebrales. De forma general, estos cambios reducen la eficiencia de la comunicación celular, por tanto disminuye la capacidad de recuperar y aprender (3).

El envejecimiento constituye un factor de riesgo importante para desarrollar algunas enfermedades, tal es el caso de los trastornos neurocognitivos como la demencia (2). La demencia es un síndrome clínico, el cual presenta un deterioro cognitivo progresivo que interfiere con la capacidad de funcionar de forma independiente; sus síntomas son graduales, persistentes y progresivos (4).

En la práctica médica, es común encontrar el término “demencia senil”, un término vago y obsoleto, lo cual no hace más que describir que la demencia se está presentando en un adulto mayor. Por lo tanto, es fundamental que el médico realice un adecuado abordaje diagnóstico y sepa distinguir entre los cambios normales asociados al envejecimiento y aquellos que indican que el paciente presenta características clínicas compatibles con una demencia, en cuyo caso se debe de estudiar para realizar un adecuado diagnóstico y abordaje terapéutico. Por esta razón, con este artículo se pretende instruir al clínico en cuanto a los signos y síntomas de la demencia y su abordaje diagnóstico y terapéutico.

Epidemiología 

La demencia es una de las enfermedades neurodegenerativas más comunes. Se estima que en el 2018, se presentó una prevalencia global de 50 millones de personas con demencia. Según Caoa et all. la prevalencia varía según variables como región geográfica, edad y género. En este estudio, se encontró una mayor prevalencia en Europa y América del Norte, en comparación con Asia, África y América del Sur. Asimismo, la prevalencia en adultos con edad mayor o igual a 100 años es 244 veces mayor con respecto aquellos de 50-59 años y esta también fue mayor en mujeres con respecto a hombres (5).

Definición

La definición de demencia que clásicamente se ha utilizado por años es la pérdida crónica adquirida de dos o más capacidades cognitivas causada por una enfermedad o lesión cerebral (6). Sin embargo, en el DSM- V, utiliza términos distintos para referirse a esta entidad y la denomina como trastorno neurocognitivo mayor, el cual para su diagnóstico requiere de el cumplimiento de varios criterios como afectación de uno o varios dominios cognitivos, ya sea por preocupación acerca del deterioro cognitivo expresada por el paciente, informante confiable o evidenciada por el médico o por medio del deterioro documentado por deterioro de las capacidades funcionales de la vida cotidiana. Así como la interferencia con la independencia en las actividades de la vida diaria. Se debe excluir que las manifestaciones ocurran durante delirium y que estas no puedan explicarse mejor por algún otro trastorno mental (7).

Manifestaciones clínicas

  • Cambios cognitivos: Inicialmente pérdida de memoria a corto plazo que progresa a pérdida en la memoria de trabajo. Así como anomia y déficits semánticos que progresan a dificultades expresivas y posible pérdida del lenguaje (6).
  • Cambios psicológicos: apatía, alucinaciones, síntomas depresivos, anosognosia, es decir falta de “insight” de los problemas cognitivos (6).
  • Cambios conductuales: disminución del compromiso social, el paciente pierde la incapacidad de participar en eventos sociales o en conversaciones casuales, agresión, desinhibición, alucinaciones, deambulaciones (6).
  • Cambios en sueño: trastornos del sueño REM, manifestados como sueños vívidos y con movimientos, alteraciones del ciclo sueño- vigilia (6).
  • Físicos: caídas, movimientos repetitivos sin propósito, parkinsonismo, convulsiones (6).

Factores de riesgo:

Los factores de riesgo en personas menores de 45 años incluyen nivel educativo más bajo durante la infancia y a lo largo de la vida. Durante la mediana edad, es decir 45 a 65 años, se identifican factores de riesgo como hipertensión, obesidad, pérdida de audición, lesión cerebral traumática y abuso de alcohol. En pacientes mayores de 65 años, se ha identificado que la presencia de tabaquismo, depresión, inactividad física, aislamiento social, diabetes y contaminación del aire, aumentan el riesgo de demencia (8).

Demencias corticales:

Enfermedad de Alzheimer

La enfermedad de Alzheimer es el tipo más común de demencia. Es una enfermedad neurodegenerativa, lentamente progresiva, caracterizada por la presencia de placas seniles las cuales son depósitos extracelulares de beta amiloide (Aβ) y ovillos neurofibrilares, los cuales son filamentos anormales de la proteína tau hiperfosforilada, por lo general se depositan en el lóbulo temporal medial y estructuras neocorticales. Existen dos tipos de cambios neuropatológicos que indican progreso de la enfermedad: lesiones positivas o por acumulación de ovillos neurofibrilares, placas amiloides, neuritas distróficas, hilos de neurópilos, entre otros. Además de las lesiones negativas o por pérdidas, donde se desarrolla una gran atrofia debido a una pérdida neuronal, del neuropilo y sináptica. Asimismo, otros factores pueden causar neurodegeneración, neuroinflamación, estrés oxidativo y lesión de las neuronas colinérgicas (9).

Las fases clínicas incluyen la etapa preclínica, la cual puede durar varios años o más. Esta se caracteriza por una leve pérdida de memoria y cambios patológicos tempranos en la corteza y el hipocampo, sin deterioro funcional en las actividades diarias. En la etapa leve o temprana, comienzan a aparecer algunos síntomas como pérdida de concentración y memoria, desorientación de lugar y tiempo, cambio en el estado de ánimo. En la etapa moderada, la enfermedad se propaga a las áreas de la corteza cerebral, lo que resulta en una mayor pérdida de memoria con problemas para reconocer a familiares y amigos, pérdida del control de los impulsos y dificultad para leer, escribir y hablar. En la enfermedad grave o tardía, se propaga a toda el área de la corteza conllevando un deterioro funcional y cognitivo progresivo, con dificultades para reconocer familiares cercanos, con dificultades para tragar y orinar o incluso puede llevar a la muerte (9).

Demencia por cuerpos de Lewy

La demencia por cuerpos de Lewy tiene características microscópicas distintivas como cuerpos de Lewy, los cuales contienen inclusiones eosinofílicas de alfa-sinucleína, la cual tiene un papel fundamental en la plasticidad sináptica. La alfa-sinucleína fuertemente fosforilada se entrecruza para formar complejos insolubles dando lugar a los cuerpos de Lewy. También se pueden encontrar placas de amiloide en regiones corticales y subcorticales del cerebro, mientras que los ovillos neurofibrilares pueden estar presentes, pero son menos comunes. El desarrollo de cuerpos de Lewy se acompaña de pérdida neuronal con déficits específicos en la neurotransmisión colinérgica y dopaminérgica (10). Su presentación clínica usualmente es de inicio lento con progresión gradual durante meses o años. En su inicio, pueden existir antecedentes de trastorno del sueño REM y alucinaciones visuales. Es común que los pacientes presenten fluctuaciones en los niveles de alerta y cognición. Se pueden presentar problemas visuoespaciales con preservación relativa de la memoria y parkinsonismo con bradicinesia y rigidez (6).

Demencia frontotemporal

Causada por un grupo de patologías moleculares que se clasifican según la proteína que se deposita a nivel del sistema nervioso central.  Estas patologías se clasifican en: demencia frontotemporal asociado a tau, a la proteína fijadora de ADN TAR-43 y a la proteína de fusión en sarcoma (11). Por lo general, es de inicio lento y progresión gradual durante meses o años. Su presentación clínica comprende cambios marcados en comportamientos como en la personalidad, como desinhibición, apatía y conductas inapropiadas. En la variante del lenguaje, se presenta alteración de la fluidez en el habla, parafasias semánticas y otros problemas ejecutivos o del lenguaje con preservación relativa de la memoria (6).

Subcortical:

Demencia asociada a enfermedad de Parkinson

Su fisiopatología se caracteriza por la muerte de neuronas dopaminérgicas en la sustancia nigra. El modelo de Braak sugiere que la enfermedad, en sus etapas 1 y 2 comienza en la médula y bulbo olfatorio, explicando los síntomas no motores prodrómicos, tales como:  trastornos del sueño REM, anosmia, estreñimiento, disfunción urinaria, hipotensión ortostática, somnolencia diurna excesiva y depresión . En las etapas 3 y 4, progresa a la sustancia negra pars compacta y otras estructuras del mesencéfalo y prosencéfalo basal, lo que causa los síntomas motores clásicos como el parkinsonismo, el cual consiste en de bradicinesia con temblor de reposo, rigidez o ambos. En la enfermedad de Parkinson avanzada, la condición progresa hasta las cortezas cerebrales manifestándose como deterioro cognitivo y alucinaciones (12).

Histológicamente la característica distintiva son los cuerpos de Lewis, los cuales consisten en inclusiones de alfa sinucleína, sin embargo se puede establecer un diagnóstico clínico, para el cual se requieren 2 de 4 criterios: temblor de reposo, mejoría con la terapia, presencia de discinesias, pérdida olfativa o denervación simpática cardíaca en la gammagrafía miocárdica (12).

Huntington

Es un síndrome neurodegenerativo de herencia autosómica dominante que ocurre como resultado de la repetición anormal del trinucleótido CAG en el brazo corto del cromosoma 4. Se caracteriza por la aparición de síntomas motores, deterioro cognitivo y cambios en el estado de ánimo.  Dentro de los síntomas motores destacan la corea, rigidez y bradiquinesia, los cuales usualmente suelen aparecer hasta 15 años después del inicio del cuadro, siendo los cambios cognitivos los primeros en manifestarse. Dentro de estos últimos se recalcan los cambios en la memoria, en la función ejecutiva, en el procesamiento de la información y labilidad emocional. Además los pacientes pueden presentar historia de depresión, ansiedad, irritabilidad, comportamientos obsesivos compulsivos, apatía y psicosis (en muy pocos casos). Suele aparecer en adultos jóvenes de 35-45 años (13).

Mixto:

Demencia vascular

Es la segunda demencia con mayor incidencia en la población, después de la enfermedad de Alzheimer. Se utiliza para referirse a aquellos pacientes que cursan con pérdida cognitiva producto de enfermedad cerebrovascular: incluyen ictus isquémicos o hemorrágicos, infartos lacunares, infartos corticales microscópicos entre otros. Al menos 2 de cada 3 pacientes con ictus van a presentar como consecuencia alteraciones cognitivas dentro de diferentes áreas como atención, habilidad visuoespacial, memoria, lenguaje y habilidades ejecutivas. La severidad del cuadro dependerá del área que se vea afectada. Dentro de los principales factores de riesgo para presentar un accidente cerebrovascular destacan: hipertensión (es el más común), tabaquismo, diabetes mellitus y dislipidemia (14).

Diagnóstico:

El diagnóstico comprende la realización de una historia clínica completa donde se indague antecedentes personales patológicos, medicamentos, síntomas, forma de aparición, ritmo de progresión. Asimismo, el examen físico debe incluir una valoración neurológica donde se evalúe detalladamente el estado mental del paciente, junto con los dominios de la función mental, incluida la atención básica, la memoria, las habilidades visuoespaciales, la función ejecutiva y la aptitud socio conductual. Deben de realizarse exámenes de laboratorio para detectar alteraciones metabólicas o fisiológicas: hemograma, química básica, pruebas de función tiroidea, vitamina B12, vitamina D. Por último, se deben incluir estudios de imágenes como tomografía axial computarizada o idealmente, resonancia magnética cerebral cuando esté disponible. Se debe individualizar la necesidad de estudios adicionales como serologías por sífilis, HIV, y/o enfermedades de transmisión sexual; anticuerpos antinucleares, velocidad de eritrosedimentación y detección de metales pesados u otros según los hallazgos evidenciados con las herramientas anteriores (15).

Diagnósticos diferenciales:

Trastorno neurocognitivo menor (deterioro cognitivo leve)

Según el DSM-V se refiere al deterioro cognitivo leve en uno o más dominios, basados en la preocupación expresada por el paciente o un informante confiable u observado por el médico Acompañado del deterioro moderado documentado por una evaluación neuropsicológica objetiva. Un aspecto fundamental para distinguir entre el deterioro cognitivo leve y la demencia, es que el primero no  interfiere en la independencia de las actividades de la vida diaria, a pesar de que las actividades puedan requerir mayor tiempo, esfuerzo o estrategias compensatorias (7).

Delirium

Tanto el delirium como la demencia presentan pérdida de cognición, sin embargo son entidades distintas. El delirium se caracteriza por presentar un inicio agudo, durante un período de horas o días y un curso fluctuante,  mientras que la demencia es gradual durante meses o años y con un curso estable. Asimismo, el delirium presenta deficiencias neurocognitivas como falta de atención (característica primordial), pensamiento desorganizado y trastornos de la percepción y no neurocognitivas (como alteración del despertar y trastornos del sueño y la vigilia) que no se observan típicamente en la demencia. Por último, el delirium suele ser reversible y ocasionado por una enfermedad o condición médica concomitante, mientras la demencia es raramente reversible y no secundaria a otra enfermedad (16).

No obstante, el delirium y la demencia son ambas entidades muy comunes en los adultos mayores, por lo que tienden a interrelacionarse y en algunas ocasiones pueden coexistir en la entidad conocida como delirium superpuesta a demencia, la cual puede ser un reto diagnóstico, pues en muchas ocasiones el estado cognitivo inicial se desconoce al momento de la admisión al hospital, especialmente cuando no se cuenta con un registro previo del diagnóstico de demencia (17).

Depresión

La depresión y la demencia son entidades clínicas distintas, sin embargo comparten características comunes, tales como: un declive de la atención y memoria de trabajo, cambios en patrones de sueño y reducción de la función social y laboral. Estas dos condiciones, se interrelacionan de distintas maneras: los síntomas depresivos son comunes en los pacientes con demencia, la depresión puede ser consecuencia de los déficits cognitivos tempranos o puede ser un factor de riesgo o un síntoma temprano de demencia. Por último, la depresión puede afectar la función cognitiva y llevar a una condición denominada pseudodemencia (18).

Este término se utilizó por primera vez en 1961 por Kiloh, quien presentó 10 pacientes con una aparente demencia, la cual en realidad correspondía a un trastorno psiquiátrico. Por lo tanto, reconocer el trastorno fue fundamental para evitar que los pacientes psiquiátricos fueran diagnosticados erróneamente con demencia y quedaran sin tratamiento y/o institucionalizados crónicamente. Es importante destacar que Kiloh sostuvo que el término pseudodemencia no reemplaza los criterios médicos y psiquiátricos, es decir el diagnóstico correcto es la afección psiquiátrica y este término, únicamente describe situaciones en las que el cuadro clínico era engañoso y sugería demencia (19).

Tratamiento:

Terapia farmacológica

El uso de medicamentos es una opción en algunos casos de demencia, aunque en muchos se utilizan de manera sintomática, pues no disminuyen el deterioro de la cognición. Por ejemplo, en la enfermedad de Alzheimer, solo existen 4 fármacos aprobados por la Food and Drug Administration (FDA), los cuales se dividen en dos grupos grandes, los  inhibidores de la acetilcolinesterasa que incluyen donepezilo, galantamina y rivastigmina y  un antagonista del receptor de N-metil-D-aspartato NMDA, denominado memantina (20). Siendo los primeros los más efectivos en casos leves o moderados de demencia. Los efectos adversos que asocian suelen ser dosis dependiente, por lo que para asegurar una adecuada tolerancia se debe iniciar utilizando dosis bajas titulando lentamente (21).

En el caso de la enfermedad de Parkinson el manejo también suele ser sintomático. La levodopa es el medicamento más potente para el tratamiento de los síntomas motores, usualmente se combina con un inhibidor de L-aminoácido descarboxilasa aromática, como la carbidopa, para evitar el metabolismo periférico. Sin embargo, como efectos adversos se pueden presentar discinesias y fluctuaciones motoras. Existen otros como los agonistas de la dopamina, los cuales se usan en las primeras etapas de la enfermedad y como terapias complementarias. Los inhibidores de la catecol-o-metiltransferasa (COMT), prolongan la acción de la levodopa y se utilizan como complementos para el tratamiento de los períodos «off». Los inhibidores de la monoaminooxidasa-B (MAO-B),  reducen la degradación de la dopamina aumentando así sus concentraciones en el sistema nervioso central. Por su parte, los anticolinérgicos se prescriben para el tratamiento del temblor. La amantadina  se usa para tratar las discinesias debido a su propiedad anti glutamatérgica. Los antagonistas del receptor de adenosina A2 se utilizan para las fluctuaciones motoras, pues los reducen la excitabilidad de la vía indirecta al modular la transmisión GABAérgica (22).

Terapia no farmacológica

Puede mejorar la función, independencia y calidad de vida. No pretenden influir en los mecanismos fisiopatológicos subyacentes, sino mantener la función y participación el mayor tiempo posible, reduciendo la discapacidad y mejorando la calidad de vida del paciente y del cuidador. Se describen algunas de ellas a continuación (22):

Ejercicio: múltiples estudios han sugerido que la actividad física regular puede mejorar la función cognitiva y reducir el riesgo de demencias, retrasar su aparición o progresión. Se necesitan estudios comparativos para delimitar el tipo de ejercicio más eficaz y su cantidad (23).

Intervención cognitiva: alternativa o complemento al tratamiento farmacológico más estudiado. Se clasifica en tres intervenciones principales: la estimulación cognitiva, la cual consiste en un enfoque global para estimular todos los dominios cognitivos con múltiples actividades como terapia de orientación de la realidad o de reminiscencia, destinadas a mejorar el funcionamiento cognitivo y social. El entrenamiento cognitivo por otro lado, se enfoca en una función cognitiva particular, como atención, memoria, funciones ejecutivas, lenguaje, por medio de tareas estándar para mantener su funcionamiento normal el mayor tiempo posible. Por último, la rehabilitación cognitiva es un enfoque personalizado que establece objetivos realistas para ayudar a los pacientes y sus familias en la vida cotidiana (23).

Terapia ocupacional: utiliza un enfoque que incluye simplificación de actividades, modificación del entorno, ayudas para la adaptación, estrategias de resolución de problemas, entrenamiento de habilidades y la educación del cuidador. Mejora el rendimiento en las actividades de la vida diaria, participación social y calidad de vida, Reduce los síntomas conductuales y psicológicos de la demencia, tales como depresión, y se reduce la carga del cuidador (23).

Terapia psicológica: la toma de conciencia del impacto emocional del diagnóstico de demencia y de la necesidad de un abordaje holístico e individualizado de la enfermedad ha llevado a prestar especial atención en este tipo de terapia, la cual se ha visto que reduce la depresión, ansiedad y apatía, así como procura mejorar el bienestar general del paciente (23).

Estrategias multicomponente: los protocolos multidimensionales de tratamiento se basan en la hipótesis que la combinación de diferentes enfoques, tales como estimulación cognitiva, actividades recreativas, terapia ocupacional y ejercicios físicos, puede ser la intervención más adecuada para mejorar los resultados. Esta estrategia reduce síntomas conductuales y psicológicos, mejora algunos dominios cognitivos, retrasa la institucionalización y reduce carga del cuidador (23).

Terapia musical: reduce la depresión, mejora la comunicación, participación social, relaciones y cognición (23).

Terapia artística: reducción de  síntomas conductuales y psicológicos de la demencia, mejora la atención, comportamiento social y autoestima (23).

Abordaje integral

La Organización Mundial de la Salud (OMS) sugiere reformas en los sistemas de atención social y de salud, donde la integración y la coordinación entre los proveedores de atención sanitaria y social se consideran fundamentales para satisfacer las necesidades de la población de adultos mayores.  La atención integral tiene como objetivo mejorar  la atención sanitaria y social con base en las necesidades de cada persona, ya que el proceso de unir organizaciones y profesionales pretende mejorar los resultados para los pacientes. Por ejemplo, una revisión sistemática realizada por Liljas et al., sobre el manejo adultos mayores con multimorbilidad, sugieren que la atención integrada puede influir positivamente en la duración de la estancia hospitalaria y posiblemente también en la satisfacción y readmisión del paciente (24). Si bien es cierto, el manejo de un paciente con demencia puede resultar complejo desde múltiples puntos de vista, dada la evidencia actual se sugiere brindar un abordaje integral a todos los adultos mayores, especialmente aquellos con condiciones médicas y sociales especiales, tal y como es el caso de la demencia.

Conclusiones

La demencia es un síndrome clínico que puede atribuirse a múltiples etiologías, por lo que es indispensable que el personal en salud, sea capaz de realizar una adecuada recopilación del cuadro clínico del paciente, en primera instancia con el objetivo de determinar si los síntomas que manifiesta el adulto mayor son secundarios a su proceso de envejecimiento, alguna enfermedad o condición médica tratable o a un cuadro de demencia. Asimismo, es indispensable realizar un adecuado diagnóstico diferencial con otras patologías que pueden cursar con manifestaciones clínicas similares, como sucede en el caso del delirium y la depresión. Realizar un diagnóstico  preciso y temprano, eliminando términos vagos y superficiales como “demencia senil”, permite definir las alternativas terapéuticas que se le puedan brindar al paciente y su familia. Se sugiere que el tratamiento de la demencia se realice de manera integral, enriqueciéndose de la complementariedad entre organizaciones y profesionales, con el objetivo de brindar una mejor atención médica y social. El manejo de los pacientes con demencia debe de ser individualizado, recurriendo al uso de las medidas farmacológicas y no farmacológicas.

Referencias

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