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Abordaje diagnóstico del Síndrome Coqueluchoide y su relación con determinantes hospitalarios

Abordaje diagnóstico del Síndrome Coqueluchoide y su relación con determinantes hospitalarios

El síndrome coqueluchoide ha sido observado por la Vigilancia Epidemiológica en el país, no obstante, citando a Mancebo et al (2005), aun cuando se han implementado diversas estrategias para la búsqueda de casos, en las últimas década se han observado limitantes y desviaciones que impiden la determinación real de la incidencia de tosferina para México.

Abordaje diagnóstico del Síndrome Coqueluchoide y su relación con determinantes hospitalarios

  1. José Luis González
  2. Ivett Reyes-Guillén
  3. Maestro en Ciencias de la Salud con enfoque epidemiológico, médico epidemiólogo, médico cirujano y partero. Adscrito a la Secretaria de Salud del Estado de Chiapas, Jurisdicción Sanitaria número IV, Villaflores, Chiapas, México.
  4. Doctora en Ciencias, Ecología y Desarrollo Sustentable, Maestra en Ciencias, Recursos Naturales y Desarrollo Rural, Bióloga. Adscrita a Facultad de Ciencias Sociales, UNACH. San Cristóbal de las Casas, Chiapas, México.

Autor corresponsal: Dra. Ivett Reyes Guillén. Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Autónoma de Chiapas, UNACH. San Cristóbal de las Casas, Chiapas, México.

Palabras Clave: Síndrome Coqueluchoide, Determinantes Hospitalarios, Chiapas

Resumen.

El presente estudio, muestra un análisis de expedientes de casos de tosferina reportados en el primer semestre del 2015, en el municipio de Villaflores, Chiapas, México. Los casos son positivos a Bordetella pertussis, agente etiológico de la tosferina.

Así también, se realiza un análisis del diagnóstico del síndrome coqueluchoide y su relación con determinantes hospitalarios, en específico con el retraso diagnóstico por diferencias en el manejo de protocolos y guías de prácticas clínicas por los profesionales de la salud.

Introducción.

El síndrome coqueluchoide, es un padecimiento agudo que manifiesta accesos violentos de tos, con la presencia de estridor inspiratorio (González-Saldaña et al, 2004). Refiriéndose principalmente al diagnóstico meramente clínico. Haciendo un poco de historia, antes de comenzar la época de la vacunación, el coqueluche era considerado una enfermedad endémica, y que manifestaba su presencia en picos endémicos cada 2 a 5 años. Se consideraba una enfermedad obligada de la infancia; en adultos siempre ha sido esporádica (Cofré, 2003).

La tosferina es una enfermedad infecciosa, altamente contagiosa y su agente etiológico es Bordetella pertussis, cocobacilo gramnegativo de reservorio humano y su transmisión es respiratoria (Mortimer, 2004; Donoso et al 2012).

Desde poco más de una década atrás, a la fecha, se ha observado un aumento significativo de los casos, incluso en países desarrollados con buenas coberturas de vacunación (WHO, 2000; Mancebo, 2005; Donoso, 2012). A pesar de ello, la mayoría de los países, la vigilancia de este síndrome se basa en notificaciones clínicas e informes de laboratorio; no obstante, sabemos que uno de los principales problemas para este síndrome es la complejidad para su diagnóstico y depende de las diferencias entre la definición de caso, acceso a pruebas diagnósticas, experiencia médica para identificar su cuadro clínico. Aun cuando se han implementado estrategias sensibles para la búsqueda de casos, en los últimos años se han observado limitaciones y desviaciones que impiden la determinación real de la incidencia de tosferina en México (Mancebo, 2005; Donoso, 2012).

Una de las principales limitaciones es el subregistro dada la complejidad para su diagnóstico. El cuadro clínico varía, especialmente en pacientes menores de seis meses de edad o sin una inmunización completa (Tan et al, 2005; Aguas, 2006) y pueden desarrollar coqueluche grave, definida como falla respiratoria, hipoxemia refractaria e hipertensión pulmonar, la cual presenta una elevada tasa de morbi-mortalidad asociada.

Se considera caso probable de tosferina a toda persona de cualquier edad con tos de 14 días o más de evolución y que tengan dos o más de las siguientes características: Tos paroxística, en acceso, espasmódica, tos seguida de estridor laríngeo inspiratorio( grito de gallo), además de que se encuentre uno o más de los siguientes elementos; tos cianosante, emetizante, episodios de apnea o cianosis, datos de hemorragia (conjuntival, petequias, epistaxis), biometría hemática con leucocitosis (más de 20,000) con predominio de linfocitos (60-80%), fiebre, haber estado en contacto con casos similares en las últimas 2 a 4 semanas previas al inicio del padecimiento.

Las tasas de morbilidad para el síndrome coqueluchoide y tosferina son del 90 al 100% en contactos intradomiciliarios que no han sido vacunados. En pacientes menores al año de edad existe un 41% de los casos declarados de tosferina y un elevado 78% de fallecimientos debido a esta enfermedad. Respecto a adolescentes y adultos, actualmente se conoce que los sintomáticos son una fuente de transmisión a lactantes y niños, así como un mecanismo de perpetuación de la enfermedad en la población en general (InDRE, 2015).

Por lo anterior, es riguroso que todo neonato y lactante menor a los 3 meses de edad, con sospecha clínica de coqueluche, debe ser hospitalizado y someterse a observación. Ahora bien, de confirmarse la presencia de B. pertussis en la nasofaringe, deberá hospitalizarse por un período de 5 a 7 días hasta descartar una evolución complicada. Por otra parte, el paciente con coqueluche grave o con sospecha de éste, requiere monitorización en una unidad de cuidados intensivos debido a que es común que evolucionen con síndrome de distress respiratorio agudo, asociado a signos de falla miocárdica aguda (Mooi, et al 1998).

En cuanto a la vigilancia epidemiológica de la tosferina y el síndrome coqueluchoide, esta se aboca a promover y difundir la información generada en el laboratorio para contribuir a la prevención y control del padecimiento, siendo una de las principales funciones de la vigilancia la caracterización del síndrome y