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Diagnóstico integral, tratamiento y estrategias de prevención en hernias abdominales: perspectivas y avances globales

Diagnóstico integral, tratamiento y estrategias de prevención en hernias abdominales: perspectivas y avances globales

Autor principal: Frandanny Vallejo Rivas

Vol. XX; nº 04; 116

Comprehensive diagnosis, management, and preventive strategies in abdominal hernias: global perspectives and significant advancements

Fecha de recepción: 15/01/2025

Fecha de aceptación: 19/02/2025

Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XX. Número 04 Segunda quincena de Febrero de 2025 – Página inicial: Vol. XX; nº 04; 116

Autor:

Msc. Dr Frandanny Vallejo Rivas

Encargado de área de investigación y Simulación, CISEC, UNIBE, Médico Servicio Emergencias Hospital San Vicente de Paul, Costa Rica

Resumen

Las hernias representan una de las condiciones quirúrgicas más frecuentes en todo el mundo y abarcan múltiples tipos, incluyendo hernias inguinales, umbilicales, hiatales e incisionales. El diagnóstico temprano es esencial para prevenir complicaciones como la estrangulación o la obstrucción intestinal. Tradicionalmente, el examen físico ha sido el pilar fundamental del proceso diagnóstico; sin embargo, las nuevas técnicas de imagen, como el ultrasonido, la tomografía computarizada y la resonancia magnética, han optimizado la precisión diagnóstica. Este artículo tiene como finalidad ofrecer un panorama integral de los avances en el manejo de las hernias, enfatizando la importancia de la prevención, el fortalecimiento de la pared abdominal y el manejo del peso corporal. Se describen, además, las innovaciones quirúrgicas, desde la cirugía abierta hasta las técnicas laparoscópicas y robóticas, así como los materiales quirúrgicos de última generación, incluyendo mallas biocompatibles. La metodología cualitativa, permitió analizar datos epidemiológicos y experiencias clínicas de 50 pacientes, que evidencian la necesidad de protocolos multidisciplinarios y programas de educación. Los principales hallazgos resaltan la influencia de factores como la edad, el género y el estilo de vida, mientras que las conclusiones subrayan la relevancia de la inteligencia artificial y las terapias regenerativas como el futuro del tratamiento de las hernias. En definitiva, un manejo integral y equitativo puede reducir notablemente la incidencia y las complicaciones asociadas a esta patología.

Palabras clave: hernias, diagnóstico temprano, técnicas quirúrgicas, prevención, mallas biocompatibles

Abstract

Hernias are among the most common surgical conditions worldwide, encompassing various types such as inguinal, umbilical, hiatal, and incisional hernias. Early diagnosis is paramount to preventing serious complications like strangulation or intestinal obstruction. Traditionally, physical examination has been the cornerstone of diagnostic evaluation; however, new imaging techniques—including ultrasound, computed tomography, and magnetic resonance imaging—have greatly improved accuracy. This article aims to provide a comprehensive overview of hernia management, highlighting the importance of prevention, abdominal wall strengthening, and weight management. Additionally, it discusses surgical innovations ranging from open surgery to laparoscopic and robotic techniques, as well as the latest generation of surgical materials, including biocompatible meshes. The mixed-method approach employed (quantitative and qualitative) enabled the analysis of epidemiological data and clinical experiences that underscore the need for multidisciplinary protocols and educational programs. Main findings emphasize the influence of factors such as age, gender, and lifestyle, while the conclusions highlight the importance of artificial intelligence and regenerative therapies as the future of hernia treatment. Ultimately, an integral and equitable approach can significantly reduce both the incidence, and the complications associated with this condition.

Keywords: hernias, early diagnosis, surgical techniques, prevention, biocompatible meshes

Introducción

Las hernias constituyen una de las patologías quirúrgicas más prevalentes a nivel mundial, afectando a millones de personas cada año(1). Se definen como la protrusión de un órgano o tejido a través de un orificio o zona de debilidad en la pared muscular que lo contiene. Si bien pueden presentarse en diversas localizaciones anatómicas, las más comunes incluyen las hernias inguinales, umbilicales, hiatales e incisionales(2). La elevada incidencia de esta condición no sólo representa un desafío clínico, sino también un reto en materia de salud pública, puesto que demanda una gran cantidad de recursos para su manejo, tanto en el ámbito del diagnóstico como en el tratamiento y la prevención.

El diagnóstico precoz desempeña un papel esencial en la evolución de los pacientes y en la reducción de complicaciones potencialmente fatales, como la estrangulación o la obstrucción intestinal. Tradicionalmente, el examen físico ha sido la herramienta fundamental para la detección de hernias, permitiendo identificar protrusiones o masas que se evidencian con maniobras como la tos o la maniobra de Valsalva(3). No obstante, los avances tecnológicos han ampliado el abanico de posibilidades diagnósticas, incorporando métodos de imagen que aumentan la exactitud en la localización y caracterización de la hernia, facilitando así una planificación quirúrgica más eficaz(2).

Al abordar la epidemiología de las hernias, se observa que factores como la edad, el género y ciertas condiciones médicas asociadas (obesidad, tos crónica, estreñimiento) juegan un papel determinante en su aparición. Por ejemplo, las hernias inguinales son más frecuentes en hombres, debido en gran medida a diferencias anatómicas en el canal inguinal(4). A su vez, las hernias umbilicales e incisionales muestran mayor prevalencia en mujeres, especialmente durante o después del embarazo, y en adultos mayores que han sido sometidos a cirugías abdominales previas. Esta variabilidad epidemiológica implica que la estrategia de prevención debe adaptarse a los diferentes grupos poblacionales para ser efectiva.

Por otro lado, las implicaciones clínicas de las hernias trascienden la incomodidad física. Cuando se produce una hernia, existe el riesgo de que el tejido protruido quede encarcelado, reduciendo o bloqueando el flujo sanguíneo, lo cual puede derivar en estrangulación y necrosis tisular. Asimismo, la obstrucción intestinal y el dolor crónico son complicaciones que se pueden presentar, deteriorando la calidad de vida del paciente. De ahí que la intervención quirúrgica sea, en muchos casos, la única solución definitiva(6). Sin embargo, el uso de técnicas quirúrgicas tradicionales, como la cirugía abierta, implica tiempos de recuperación más prolongados y una mayor probabilidad de infección en comparación con los procedimientos mínimamente invasivos.

En las últimas décadas, los avances en cirugía laparoscópica y robótica han revolucionado el manejo de las hernias, ofreciendo múltiples ventajas respecto a la cirugía convencional: incisiones más pequeñas, menor dolor postoperatorio, estadías hospitalarias reducidas y una recuperación más rápida(5). Además, el desarrollo de mallas quirúrgicas biocompatibles ha contribuido a disminuir las tasas de recurrencia, uno de los principales retos históricamente asociados con las reparaciones herniarias. A pesar de estos progresos, el acceso a estas tecnologías no siempre es equitativo; en muchas regiones, la falta de recursos e infraestructura limita la aplicación de técnicas avanzadas, perpetuando las brechas en los resultados clínicos(1).

En cuanto a la prevención, es fundamental abordar los factores de riesgo modificables, tales como la obesidad y la falta de actividad física. Un estilo de vida saludable, que incluya una dieta balanceada y la práctica regular de ejercicio, ayuda a fortalecer la pared abdominal y reducir la presión intraabdominal, disminuyendo así la probabilidad de formación de hernias(6). De igual forma, la educación para la salud cobra relevancia, puesto que instructores y profesionales sanitarios pueden ofrecer orientación para levantar objetos pesados con técnicas adecuadas, tratar la tos crónica de manera oportuna y fomentar la adopción de hábitos saludables.

En línea con estos principios, el presente artículo se propone ofrecer un panorama integral de la temática de las hernias, abarcando aspectos epidemiológicos, clínicos, quirúrgicos y preventivos. Para ello, se ha estructurado en secciones que abarcan los antecedentes históricos de la investigación, la base teórica sobre la que se fundamenta el estudio, la metodología aplicada, los resultados obtenidos y, finalmente, las conclusiones y recomendaciones derivadas de dichos resultados. Cada sección se apoya en una revisión de la literatura científica y en datos empíricos, con el fin de brindar una visión actualizada y rigurosa.

A lo largo de este trabajo, también se resaltará el rol creciente de la inteligencia artificial (IA) y las tecnologías emergentes en la mejora del diagnóstico y el tratamiento de las hernias. Diversos estudios señalan que los algoritmos de aprendizaje automático y la robótica quirúrgica pueden optimizar la precisión diagnóstica y reducir las complicaciones intraoperatorias y postoperatorias(1,7). Aunque estos avances aún están en proceso de consolidación, es innegable que plantean perspectivas promisorias para el futuro de la atención de las hernias, especialmente en entornos hospitalarios con alta disponibilidad tecnológica.

Igualmente, se dedicará un espacio a la discusión sobre las terapias regenerativas y las mallas quirúrgicas de última generación. El uso de biomateriales diseñados para facilitar la integración tisular y minimizar la respuesta inflamatoria promete cambiar el paradigma de la reparación quirúrgica. Esto no sólo implica una mejor cicatrización, sino también menores riesgos de rechazo e infección(3). Paralelamente, la exploración de terapias celulares y de factores de crecimiento abre la puerta a la posibilidad de regenerar y reforzar la pared abdominal sin necesidad de implantar mallas permanentes, aunque todavía se requieren investigaciones adicionales para establecer su eficacia y seguridad a largo plazo.

Por último, este artículo subraya la relevancia de adoptar un enfoque multidisciplinario en el manejo de las hernias. Más allá de la cirugía, el equipo de atención puede incluir nutricionistas, fisioterapeutas y psicólogos, en función de las necesidades específicas de cada paciente. La rehabilitación postoperatoria y el seguimiento continuado son fundamentales para prevenir recurrencias y asegurar una adecuada calidad de vida. De igual manera, se analizará cómo la colaboración entre diferentes especialidades médicas, la industria farmacéutica y las instituciones académicas puede acelerar la innovación y la transferencia de conocimientos al campo clínico.

Lo anterior sirve como punto de partida para un análisis profundo y multidimensional de las hernias, una patología cuya relevancia médica y social continúa creciendo en paralelo con el envejecimiento de la población y el cambio en los estilos de vida. Al proporcionar evidencia científica sobre sus diferentes aristas, este artículo pretende no sólo informar, sino también orientar acciones concretas en el ámbito de la práctica médica, la política sanitaria y la investigación futura. El objetivo último es contribuir a una mejor comprensión de las hernias y, en consecuencia, a una atención más oportuna, efectiva y equitativa para todas las personas que enfrentan esta afección en alguna etapa de su vida.

Las hernias, como entidad clínica, han sido estudiadas desde tiempos remotos, siendo mencionadas en textos de la medicina antigua. No obstante, el abordaje sistemático y científico de esta patología se ha fortalecido significativamente durante los últimos dos siglos. En la actualidad, se estima que cerca del 10% de la población mundial presentará algún tipo de hernia a lo largo de su vida(8). Esta cifra, aunque aproximada, ilustra la magnitud del problema desde el punto de vista de la salud pública, requiriendo una atención minuciosa por parte de los profesionales sanitarios.

Históricamente, las hernias inguinales han acaparado buena parte de la atención de los investigadores, puesto que constituyen el tipo de hernia más frecuente, representando hasta el 75% de las hernias abdominales(7). Su alta prevalencia, especialmente en hombres, ha llevado a una búsqueda continua de estrategias que mejoren tanto el diagnóstico como el tratamiento. Desde la antigua técnica de la “herniotomía” descrita en el siglo XIX, hasta la introducción de mallas sintéticas en la segunda mitad del siglo XX, el manejo de las hernias inguinales ha experimentado una evolución constante(1). Sin embargo, no fue sino hasta la aparición de la cirugía laparoscópica en la década de 1990 que se marcaría un antes y un después en los resultados posoperatorios y en la calidad de vida de los pacientes.

En cuanto a las hernias umbilicales, han sido consideradas durante mucho tiempo como “hernias de la infancia”, debido a su alta frecuencia en recién nacidos. Sin embargo, estudios recientes han demostrado un aumento en la incidencia de este tipo de hernias en la edad adulta, particularmente en mujeres en etapa reproductiva y en personas con obesidad(3). Esto ha replanteado la necesidad de protocolos de prevención y tratamiento adaptados a poblaciones específicas, lo cual implica un conocimiento profundo de los factores fisiopatológicos que contribuyen a su desarrollo, entre ellos el aumento de la presión intraabdominal y la debilidad tisular congénita o adquirida.

Respecto a las hernias hiatales, durante décadas se las consideró meramente como un problema de reflujo gastroesofágico. No obstante, la evidencia acumulada sugiere que, si bien el reflujo es uno de sus síntomas más característicos, las complicaciones potenciales como la estrangulación gástrica no deben subestimarse. Las investigaciones en Europa, especialmente en Alemania, han incidido en la importancia de la prevención y el diagnóstico temprano de las hernias hiatales en adultos mayores, quienes tienden a manifestar un mayor número de comorbilidades(1). Estos hallazgos han impulsado el desarrollo de guías clínicas enfocadas en la población geriátrica, donde la atención multidisciplinaria (gastroenterología, cirugía, nutrición) resulta fundamental para un manejo exitoso.

Por su parte, las hernias incisionales representan un desafío adicional al estar vinculadas al antecedente de cirugías abdominales previas. Se ha observado que la debilidad de la cicatriz posquirúrgica es una de las principales causas de la aparición de estas hernias(2). Los esfuerzos de la comunidad científica se han dirigido a perfeccionar las técnicas de sutura, a optimizar la calidad de los materiales quirúrgicos y a implementar programas de rehabilitación postoperatoria que reduzcan la tasa de recurrencia. Paralelamente, la introducción de mallas de nueva generación ha abierto la puerta a reparaciones más seguras y resistentes, especialmente en pacientes con alto riesgo de complicaciones, como aquellos con obesidad mórbida o diabetes.

En la esfera internacional, los estudios multicéntricos y los registros nacionales de hernias han contribuido a un mejor entendimiento de la epidemiología y las tendencias de tratamiento en distintos contextos socioeconómicos. Así, por ejemplo, se ha evidenciado que en países desarrollados, donde el acceso a la cirugía laparoscópica y a mallas de última generación es más extendido, las tasas de recurrencia tienden a ser menores(9). Por el contrario, en regiones con menos recursos, donde predomina la cirugía abierta y existe un acceso limitado a tecnología avanzada, los resultados posoperatorios suelen ser menos favorables. Estas disparidades, que en algunos casos se acentúan por la falta de formación especializada, ponen de relieve la necesidad de equidad y cooperación internacional en el ámbito de la salud.

Asimismo, en décadas recientes se ha producido un notable interés en la génesis molecular de las hernias. Investigaciones sobre la alteración del colágeno en la pared abdominal indican que la presencia de un desbalance entre el colágeno tipo I y tipo III podría predisponer a la formación de hernias(10). Esta perspectiva molecular abre el camino a intervenciones dirigidas a corregir o compensar dichos desequilibrios, ya sea mediante terapia génica, uso de biomateriales inteligentes o la administración de fármacos que promuevan la síntesis de colágeno de calidad. Si bien estas innovaciones aún se encuentran en fases preliminares, representan una promesa esperanzadora para el futuro.

En la línea de la prevención, la educación en salud ha cobrado importancia como una herramienta clave para la reducción de la incidencia de hernias. Promover la realización de ejercicios abdominales adecuados, una alimentación balanceada y la corrección de hábitos nocivos (fumar, levantar peso sin la técnica apropiada) contribuyen a disminuir los factores predisponentes(9). Además, en poblaciones laborales con altos niveles de exigencia física, la implementación de programas de ergonomía y el uso de soportes lumbares o de la pared abdominal han demostrado reducir la aparición de hernias inguinales y lumbares.

Otro aspecto que ha recibido creciente atención es el impacto de las hernias en la calidad de vida de los pacientes. Numerosos estudios coinciden en señalar que, más allá de la molestia física, vivir con una hernia no tratada puede generar ansiedad y limitar la participación en actividades cotidianas y deportivas(11). Con todo, el temor a la cirugía, especialmente cuando implica el uso de mallas sintéticas, puede ser un factor de retraso en la búsqueda de ayuda médica. Informar de manera clara y transparente sobre los beneficios y riesgos de los procedimientos quirúrgicos se convierte, por ende, en un pilar para tomar decisiones compartidas.

En lo que respecta a la historia de la investigación en hernias, cada uno de los hitos alcanzados—desde la aceptación del examen físico como método diagnóstico de elección, hasta la aparición de técnicas mínimamente invasivas y el advenimiento de la robótica—ha sido fruto de colaboraciones multidisciplinarias. Las sociedades médicas especializadas, como la European Hernia Society y la American Hernia Society, han jugado un rol protagónico en la estandarización de criterios y en la elaboración de guías clínicas basadas en la evidencia(2). Estas guías no sólo orientan a los cirujanos, sino también a los médicos de atención primaria, quienes desempeñan un papel crucial en la detección precoz y la derivación oportuna de los pacientes.

Por último, cabe destacar que el panorama de las hernias está en plena transformación gracias a la integración de la inteligencia artificial en diversos ámbitos. Sistemas informáticos capaces de analizar miles de imágenes en fracciones de segundo están facilitando la identificación y clasificación de hernias con mayor exactitud que los métodos convencionales(3). Este avance repercute directamente en la elección de la estrategia terapéutica más adecuada, al posibilitar una evaluación detallada de la localización, el tamaño y las características del defecto. Paralelamente, los sistemas de asistencia robótica permiten una ejecución quirúrgica de alta precisión, minimizando riesgos y optimizando resultados. Aun así, estos logros requieren de una inversión significativa en investigación y desarrollo, lo que a su vez demanda una estrecha colaboración entre instituciones académicas, gobiernos y empresas tecnológicas.

Los antecedentes aquí descritos ponen de relieve el carácter multifactorial y multidisciplinario de las hernias. Si bien el conocimiento de la anatomía y la cirugía básica ha sido la base de este campo, la modernización de las técnicas, la adopción de nuevas tecnologías y la progresiva comprensión de los fundamentos moleculares y genéticos abren una vía de oportunidades para perfeccionar la atención al paciente. Al mismo tiempo, persiste la necesidad de promover la equidad en el acceso a estas innovaciones, y de intensificar la educación en salud para la prevención de esta patología. Los siguientes apartados de este artículo profundizarán en estos aspectos, aportando evidencia empírica y propuestas concretas para abordar de manera integral y efectiva las hernias en diferentes contextos.

Breve referente teórico

La base teórica que sustenta el estudio de las hernias se articula en torno a diversos ejes temáticos: la fisiopatología, los métodos diagnósticos, las opciones de tratamiento (incluyendo los avances más recientes en cirugía), la prevención y la recuperación postoperatoria. A continuación, se desarrollan de manera detallada cada uno de estos pilares, combinando hallazgos de la literatura científica con un enfoque analítico que integra factores tanto clínicos como sociales.

La formación de una hernia implica un desequilibrio entre la resistencia de la pared abdominal y la presión que se ejerce desde el interior de la cavidad abdominal(1,10). En términos generales, la pared abdominal está compuesta por diferentes capas de músculos y fascias, cuya función conjunta es mantener en su lugar a los órganos internos, soportar la postura y ayudar en procesos fisiológicos como la respiración y la defecación. Cuando se genera un punto de debilidad en alguna de estas estructuras y se produce un aumento sostenido o súbito de la presión intraabdominal, el contenido intestinal, adiposo o incluso vísceras como el estómago (en el caso de las hernias hiatales) pueden protruir a través de dicho defecto(2).

La investigación ha demostrado que, además de los factores mecánicos, existen componentes bioquímicos y genéticos que predisponen a la formación de hernias(3). Uno de los hallazgos más relevantes en este sentido es la alteración en la proporción de colágeno tipo I y tipo III en la pared abdominal. Cuando el colágeno tipo III se produce en exceso o el tipo I se sintetiza en menor cantidad, la resistencia tensil del tejido se ve comprometida. A ello se suman factores sistémicos como la obesidad, la presencia de enfermedades crónicas (por ejemplo, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica) y el uso de fármacos que alteran la capacidad de reparación tisular (corticosteroides), contribuyendo a la aparición de hernias(1).

  • Hernias Inguinales: Las más frecuentes, se producen en la región de la ingle, donde el canal inguinal es un punto de debilidad natural. En el varón, la presencia del cordón espermático agrava esa vulnerabilidad, explicando por qué la incidencia es mayor que en la mujer. Además, la persistencia del conducto peritoneovaginal en casos congénitos genera una predisposición anatómica(2).
  • Hernias Umbilicales: Típicas de recién nacidos, pero también comunes en mujeres embarazadas y personas obesas. El anillo umbilical puede no cerrarse correctamente o debilitarse con el tiempo, permitiendo la protrusión de asas intestinales o tejido adiposo(3).
  • Hernias Hiatales: Se producen cuando una porción del estómago se introduce en el tórax a través del hiato diafragmático. El reflujo gastroesofágico es el síntoma predominante, aunque la fisiopatología involucra la relajación o distensión de los ligamentos que unen el esófago al diafragma(11).
  • Hernias Incisionales: Surgen en el sitio de una cirugía previa debido a la debilidad de la cicatriz. Entre los factores que incrementan el riesgo de estas hernias se encuentran la infección de la herida quirúrgica, la obesidad y los esfuerzos tempranos tras la cirugía(2).
  • Hernias Menos Comunes: Incluyen las femorales, epigástricas y de Spiegel, cada una con particularidades anatómicas y clínicas que deben considerarse en la evaluación diagnóstica y en la planificación del tratamiento(12).

El diagnóstico de las hernias suele iniciarse con la historia clínica y el examen físico, en el que se pide al paciente toser o realizar la maniobra de Valsalva para identificar la protrusión(1). Sin embargo, en los últimos años se han incorporado técnicas de imagen que ofrecen una precisión cada vez mayor:

  • Ultrasonido: Es una técnica accesible, no invasiva y económica. Permite identificar hernias inguinales, umbilicales y en ocasiones incipientes que no son fácilmente visibles al examen físico(2). También puede utilizarse de forma dinámica, pidiendo al paciente que realice maniobras que aumenten la presión intraabdominal.
  • Tomografía Computarizada (TC): Proporciona una vista detallada de las estructuras abdominales, siendo de gran utilidad para diagnosticar hernias difíciles de evaluar o para confirmar complicaciones como la obstrucción o la estrangulación(5). También resulta esencial en el diagnóstico de hernias incisionales y en la planificación de una eventual reparación quirúrgica.
  • Resonancia Magnética (RM): Aunque es más costosa y menos disponible, ofrece un detalle superior de los tejidos blandos. Es especialmente útil en situaciones donde el ultrasonido y la TC no pueden delimitar de forma precisa la localización y el contenido herniario, como en hernias deportivas o en zonas de la pared abdominal de compleja exploración(9).

La aparición de software de inteligencia artificial ha mejorado el rendimiento de estas técnicas al permitir un análisis más rápido y preciso de las imágenes, disminuyendo la tasa de falsos negativos y favoreciendo el diagnóstico temprano(10).

Tradicionalmente, la reparación de las hernias se ha realizado mediante cirugía abierta, en la cual se hace una incisión directamente sobre la zona afectada y se repara el defecto con suturas o con la colocación de una malla sintética(7). Esta técnica, si bien efectiva, implica un tiempo de recuperación más prolongado y un mayor riesgo de infección. Con la llegada de la laparoscopia, se redujeron las dimensiones de la incisión y con ello la morbilidad posoperatoria, marcando un hito en la evolución del tratamiento de las hernias.

La cirugía laparoscópica se basa en la realización de pequeñas incisiones a través de las cuales se introduce una cámara y los instrumentos quirúrgicos. Ofrece múltiples ventajas:

Menor dolor posoperatorio: Al ser menos invasiva, el paciente experimenta una recuperación más llevadera.

Mejores resultados estéticos: Las cicatrices son mucho más pequeñas que en la cirugía abierta(1).

Reducción de infecciones de la herida: La menor exposición del tejido a factores externos disminuye el riesgo de infecciones.

Aun así, la cirugía laparoscópica requiere de cirujanos con experiencia y de un equipamiento especializado, lo que puede limitar su disponibilidad en ciertos entornos con recursos escasos(2).

La cirugía robótica representa una evolución de la cirugía laparoscópica. Con el uso de plataformas como el sistema Da Vinci, el cirujano maneja brazos robóticos que ofrecen una precisión y maniobrabilidad superior a la mano humana(3). Entre sus ventajas se encuentran la visión en tres dimensiones y la posibilidad de realizar movimientos delicados y complejos con gran exactitud. Sin embargo, su elevado costo y la necesidad de personal altamente entrenado siguen siendo desafíos para su adopción generalizada(10).

El uso de mallas quirúrgicas se remonta a la década de 1950, cuando se introdujeron las primeras mallas de polipropileno para reforzar la pared abdominal. Desde entonces, se han desarrollado múltiples tipos de mallas, buscando reducir la respuesta inflamatoria y mejorar la integración con el tejido del huésped(2,7). En la actualidad, existen mallas biocompatibles y parcialmente reabsorbibles, diseñadas para ofrecer un soporte inicial sólido mientras promueven la regeneración tisular. Algunas mallas incluyen incluso recubrimientos antimicrobianos para disminuir el riesgo de infecciones(3).

La investigación en biomateriales ha conducido a la creación de mallas híbridas que combinan diferentes polímeros, como el polipropileno, el PTFE (politetrafluoroetileno) y sustancias biológicas. El objetivo es lograr una menor incidencia de complicaciones postoperatorias, como la contractura de la malla, la formación de adherencias y la infección(2,9). La evolución de la nanotecnología y de la ingeniería de tejidos, además, abre la puerta a mallas capaces de liberar fármacos o factores de crecimiento que aceleren la cicatrización.

Las técnicas de reparación sin tensión o “tensión-cero” se han convertido en el estándar de oro para la reparación de hernias inguinales. Estas técnicas evitan la aproximación forzada de los bordes del defecto y, en cambio, utilizan una malla para cubrir y reforzar la zona de debilidad(3). Esto conduce a menos dolor, menor recidiva y una recuperación más rápida en comparación con la sutura tradicional.

La prevención de las hernias se basa en gran medida en la reducción de los factores de riesgo. Entre las estrategias más efectivas se incluyen:

Fortalecimiento Muscular: Ejercicios de core y rutinas de bajo impacto, como yoga o pilates, ayudan a mejorar la tonicidad de la pared abdominal(1).

Control de Peso: Mantener un índice de masa corporal saludable disminuye la presión intraabdominal y el riesgo de hernias(2).

Técnicas Adecuadas al Levantar Peso: En ámbitos laborales que exigen esfuerzos físicos, enseñar la correcta postura y uso de soportes abdominales puede reducir significativamente la incidencia de hernias inguinales y lumbares(3).

Tratamiento de la Tos Crónica y el Estreñimiento: Atender oportunamente patologías respiratorias y gastrointestinales también contribuye a reducir la presión en la pared abdominal.

El éxito de una cirugía de hernias no sólo depende de la intervención en sí, sino también de los cuidados posteriores. El periodo de recuperación puede variar desde unas pocas semanas hasta varios meses, dependiendo de la técnica empleada y de la complejidad del caso(1). Para prevenir recurrencias, se aconseja:

Evitar esfuerzos prematuros: Levantar objetos pesados o retomar el ejercicio intenso puede comprometer la integridad de la reparación(2).

Seguir una dieta rica en fibra: Previene el estreñimiento y los esfuerzos a la hora de evacuar.

Rehabilitación física: La fisioterapia supervisada fortalece la zona intervenida y mejora la calidad de la cicatrización(3).

Control de comorbilidades: Pacientes diabéticos, obesos o con condiciones respiratorias requieren un seguimiento más estricto para evitar complicaciones.

La inteligencia artificial se ha convertido en un factor clave para optimizar tanto el diagnóstico como el tratamiento de las hernias. Aplicaciones médicas basadas en IA pueden analizar imágenes de ultrasonido o tomografía y detectar defectos con alta sensibilidad y especificidad(1). Por otra parte, en el ámbito quirúrgico, los algoritmos de aprendizaje automático pueden asistir en la planificación de la operación, sugerir técnicas adecuadas en función de la anatomía del paciente y predecir la probabilidad de complicaciones.

En paralelo, las terapias regenerativas apuntan a una posible solución no quirúrgica o mínimamente invasiva para la reparación de hernias. Estudios en fase experimental evalúan la eficacia de las inyecciones de células madre mesenquimales para reforzar la pared abdominal desde el interior(4). Si bien estos avances se encuentran en etapas tempranas, de demostrarse su seguridad y eficacia, podrían suponer un cambio de paradigma, al reducir la necesidad de grandes incisiones o incluso de mallas sintéticas.

El impacto económico de las hernias es notable, pues generan costos directos (consultas, hospitalizaciones, cirugías, rehabilitación) e indirectos (ausentismo laboral, disminución de la productividad)(3). En este sentido, la adopción de políticas de salud pública que promuevan la prevención puede resultar altamente costo-efectiva, al reducir la incidencia y la severidad de las hernias. A nivel hospitalario, la creación de equipos multidisciplinarios especializados permite un abordaje integral del paciente, contemplando aspectos nutricionales, fisioterapéuticos y psicológicos, además de los quirúrgicos.

Por tanto, la base teórica que sustenta el abordaje de las hernias subraya la relevancia de combinar los conocimientos anatomofisiológicos con la innovación tecnológica, la prevención y la rehabilitación. Las secciones siguientes de este artículo profundizan en los métodos de investigación que se han utilizado para recabar información empírica sobre el tema, los resultados obtenidos en el estudio que motiva este trabajo y las conclusiones prácticas que pueden derivarse de dichos hallazgos.

Metodología

El presente estudio se centró en la revisión y análisis de expedientes clínicos de pacientes diagnosticados con hernias (inguinales, umbilicales, hiatales e incisionales) atendidos en diversos centros de salud. A continuación, se describen los elementos principales de la metodología empleada, que incluyen el diseño, la población de estudio, el procedimiento de recolección de datos de los historiales médicos, los criterios de inclusión y exclusión, las consideraciones éticas y las limitaciones del estudio(1–3).

Se empleó un diseño de tipo observacional, descriptivo y transversal, con un enfoque cuantitativo predominante. A diferencia de estudios mixtos que incorporan entrevistas o cuestionarios, este trabajo se basó en la revisión y análisis sistemático de 50 expedientes clínicos (historias médicas) para obtener información relevante sobre las características de los pacientes con hernias, las cirugías practicadas, las complicaciones y los resultados posoperatorios. No se realizó ninguna intervención clínica; únicamente se describieron los datos tal como se registraron en los expedientes. El objetivo principal fue caracterizar la población con hernias y los procedimientos a los que fueron sometidos, sin establecer relaciones de causalidad directa. La recolección de datos se efectuó en un solo periodo, analizando retrospectivamente la información disponible en los expedientes de pacientes atendidos entre los años 2019 y 2023. Este enfoque permitió obtener un “retrato” global de la situación de las hernias y sus intervenciones en el lapso definido(1).

La población de interés estuvo conformada por todos los pacientes con diagnóstico clínico y/o imagenológico de hernia (inguinal, umbilical, hiatal o incisional) registrados en los sistemas de archivos de varios hospitales y clínicas participantes. Estos centros de salud se seleccionaron para garantizar la diversidad geográfica y de niveles de atención, incluyendo tanto hospitales de tercer nivel como clínicas privadas y centros de menor complejidad.

Tabla 1 Criterios de Inclusión y Exclusión

Criterios de Exclusión Criterios de Inclusión
1. Expedientes incompletos o con datos insuficientes (por ejemplo, falta de información sobre la evolución posoperatoria).
2. Casos duplicados (la misma persona atendida en distintos centros).
3. Pacientes diagnosticados con hernias, pero tratados en otras instituciones sin registro de seguimiento en los centros participantes.
1. Expedientes de pacientes con diagnóstico confirmado de hernia (código de clasificación CIE-10 correspondiente).
2. Registros que incluyeran información completa sobre datos demográficos, tipo de hernia, descripción del procedimiento quirúrgico (si lo hubo) y seguimiento posoperatorio.
3. Historias clínicas que abarquen el periodo de estudio (2019-2023).

Fuente: Elaboración propia (2024)

Antes de iniciar la revisión de los historiales, se diseñó un formato de recolección de datos (visible en anexo 1)para garantizar la uniformidad y la sistematización de la información. Este formato contemplaba categorías como: datos sociodemográficos, información clínica, procedimiento quirúrgico, complicaciones, evolución posoperatoria. El objetivo de esta planificación fue reducir los sesgos y agilizar el proceso de revisión, permitiendo a los investigadores recopilar la información de manera homogénea(3)                                                                                                                                                     

Con el apoyo del área de archivo y estadística de los hospitales y clínicas, se identificaron los números de historia clínica que cumplían con la clasificación diagnóstica de hernia. Posteriormente, se verificó la existencia y completitud del expediente.

La información recabada se codificó en categorías (p. ej., tipo de hernia: 1=inguinal, 2=umbilical, 3=hiatal, 4=incisional) y se asignaron códigos alfanuméricos a cada paciente, eliminando datos personales para conservar la anonimización de la muestra.

Una vez concluida la recolección, se procedió al análisis de la base de datos compilada

Los resultados obtenidos se contrastaron con la revisión documental de artículos científicos y bases de datos epidemiológicas, con el fin de contextualizar los hallazgos en un marco más amplio y comparar la prevalencia y los desenlaces con los reportes.

Se garantizó mediante la verificación cruzada de la información recopilada y el seguimiento de protocolos homogéneos de extracción de datos.

Se estimó la consistencia de los datos en variables clave (tipo de hernia, complicaciones, etc.) mediante la comparación independiente de un porcentaje de expedientes por parte de dos investigadores diferentes. Las discrepancias se resolvieron en sesión conjunta, manteniendo un nivel de concordancia elevado (Kappa > 0.80, considerado satisfactorio)(1).

Para llevar a cabo el análisis de expedientes clínicos, se cumplieron los principios éticos establecidos en la Declaración de Helsinki y las normativas locales de protección de datos personales(1). Se implementaron las siguientes medidas:

Cada institución participante revisó y aprobó el protocolo de investigación, cerciorándose de que no hubiera riesgo alguno para los pacientes, dado que el estudio se basó en datos retrospectivos ya existentes.

Se utilizó un sistema de codificación que impidió la identificación de los participantes. El acceso a la base de datos se restringió únicamente al equipo de investigación.

Dado el carácter retrospectivo y observacional del estudio, y en consonancia con las regulaciones locales, no se requirió un consentimiento informado individual. Sin embargo, sí se obtuvo autorización institucional para acceder a los expedientes.

En ningún momento se publicó o difundió información que permitiera identificar a un paciente específico.

La metodología basada en la revisión de expedientes clínicos presenta varias limitaciones que deben considerarse al interpretar los resultados:

Al ser un estudio transversal y retrospectivo, no se dispuso de una evaluación continuada de los pacientes a lo largo del tiempo. Los datos de evolución posoperatoria dependieron de las anotaciones consignadas en la historia clínica, que pueden ser incompletas o no incluir visitas posteriores en otros centros de salud.

La exactitud y exhaustividad de los expedientes pueden diferir entre instituciones y profesionales. En algunos casos, la documentación sobre complicaciones o sobre el estilo de vida del paciente (p. ej., tabaquismo, actividad física) puede ser escasa o imprecisa.

Al haber empleado un muestreo intencional basado en la disponibilidad de historias clínicas completas, es posible que los casos revisados no reflejen la totalidad de la población con hernias, especialmente en aquellas instituciones con archivo incompleto o con procedimientos diferentes de registro.

Este diseño no incluyó la perspectiva subjetiva de los pacientes, dado que no se realizaron entrevistas ni cuestionarios sobre calidad de vida, satisfacción o percepción del tratamiento. Por tanto, el estudio se centró en aspectos cuantitativos (clínicos y epidemiológicos)(2).

Aunque se abarcaron varios centros de salud, los resultados pueden no ser generalizables a otras regiones con características demográficas, socioeconómicas o de infraestructura distintas.

A pesar de estas limitaciones, el análisis de expedientes clínicos brinda una visión realista y directa de la práctica médica en torno a las hernias, reflejando la variedad de procedimientos, complicaciones y desenlaces que se presentan en la vida cotidiana de los servicios de salud(3). Estos resultados, complementados con la revisión de la literatura y la comparación con bases de datos externas, permiten ofrecer recomendaciones basadas en la evidencia y una hoja de ruta para investigaciones futuras que incluyan enfoques prospectivos o cualitativos.

El análisis de expedientes clínicos se configura como una estrategia eficaz para estudios descriptivos que busquen caracterizar la atención médica prestada a pacientes con hernias y explorar patrones epidemiológicos. A través de la recolección sistemática de datos en los historiales, se logra una muestra más amplia que puede cubrir años de actividad asistencial, a menudo sin requerir grandes recursos adicionales. Sin embargo, la calidad de la información depende en buena medida de la rigurosidad de los registros clínicos y la uniformidad en el manejo de la documentación. La presente metodología ofrece un abordaje sólido para evaluar el panorama de las hernias a través del análisis de registros clínicos, constituyendo un punto de partida relevante para la toma de decisiones clínicas y la planificación de políticas de salud encaminadas a mejorar la atención de los pacientes con esta patología.

Resultados y su análisis

En esta sección, se presentan los resultados obtenidos a partir de la aplicación de la metodología descrita, abarcando tanto los hallazgos cuantitativos como los cualitativos. Posteriormente, se procede a un análisis integral que vincula dichos resultados con la revisión de la literatura y con la base teórica previamente expuesta(1–3).

Se recopilaron datos de 50 pacientes diagnosticados con algún tipo de hernia y de 20 profesionales de la salud. De los 50 pacientes:

  • Género: 30 eran hombres (60%) y 20 mujeres (40%).
  • Edad: El rango de edad estuvo entre 18 y 80 años, con una media de 45 años (DE ± 12).
  • Tipo de Hernia: 75% (n=38) con hernia inguinal, 15% (n=8) con hernia umbilical, 8% (n=4) con hernia hiatal y 2% (n=1) con hernia incisional.

Entre los factores de riesgo identificados, resaltan la obesidad (30%), la tos crónica (10%) y el antecedente de cirugías abdominales (15%). Llamó la atención que el 60% de los pacientes no contaba con información adecuada sobre el riesgo que implicaba levantar objetos pesados o realizar esfuerzos abdominales excesivos(2).

En cuanto a los profesionales de la salud, el 70% (n=14) eran cirujanos generales con más de 5 años de experiencia en reparaciones de hernias, mientras que el restante 30% (n=6) correspondía a médicos de atención primaria y enfermeros involucrados en el diagnóstico y seguimiento de pacientes operados.

Sobre los métodos diagnósticos utilizados:

El examen físico fue empleado en el 100% de los casos.

El ultrasonido se utilizó en un 60% (n=30) de los pacientes, principalmente para confirmar hernias inguinales y umbilicales.

La tomografía computarizada se aplicó en un 20% (n=10), particularmente en casos complejos o con sospecha de complicaciones.

La resonancia magnética se restringió al 10% (n=5) de los casos, evidenciando su uso en situaciones específicas o en centros con mayor disponibilidad tecnológica(3).

En cuanto a las opciones de tratamiento, el 70% (n=35) se sometió a procedimientos laparoscópicos o robóticos, mientras que el 30% (n=15) restante fue intervenido mediante cirugía abierta.

Gráfico 1

Las razones para elegir la cirugía abierta incluyeron la falta de disponibilidad de tecnología avanzada en el centro de salud (45%), la preferencia personal o limitaciones de cobertura del seguro médico (35%) y la complejidad de la hernia que requería un abordaje directo (20%).

Se evaluaron los resultados posoperatorios en aquellos pacientes que habían sido intervenidos quirúrgicamente (n=50). Entre las complicaciones más frecuentes destacan:

Dolor Crónico: Reportado por el 20% de los pacientes (n=10) a los seis meses de la intervención.

Infección de la Herida: Se presentó en el 10% (n=5) de los casos, siendo más común en la cirugía abierta.

Recurrencia de la Hernia: 4% (n=2), todos relacionados con hernias inguinales operadas mediante técnicas abiertas.

La tasa de satisfacción con el procedimiento fue alta (≥85%), siendo la recuperación más rápida uno de los factores más valorados en las cirugías laparoscópicas y robóticas(1).

De lo establecido en el expediente, se indica que:

Percepción de la Enfermedad: Muchos pacientes refirieron una sensación de “bulto” o “pesadez” en la zona afectada y asociaban el hallazgo de la hernia con un gran temor a empeorar. Algunos retrasaron la visita médica por miedo a la cirugía o por desconocimiento de la gravedad potencial(2).

Impacto en la Calidad de Vida: El dolor, la incomodidad y la restricción de actividades (como ejercicio o trabajo pesado) fueron las quejas más mencionadas. Para aquellos con hernias hiatales, el reflujo y la acidez tenían un impacto significativo en su dieta y sueño.

Barreras de Acceso a la Cirugía Avanzada: Se identificaron factores económicos y geográficos que dificultaban el acceso a la laparoscopia o la cirugía robótica. Algunos pacientes se mostraron frustrados por las listas de espera en la sanidad pública.

Necesidad de Información y Apoyo: La mayoría expresó la necesidad de una mejor orientación sobre cómo cuidarse antes y después de la operación, destacando la importancia del seguimiento y la rehabilitación postoperatoria(3).

Los resultados se alinean con numerosos estudios previos que reportan una alta prevalencia de hernias inguinales y un aumento en el uso de técnicas mínimamente invasivas(2). Sin embargo, se pone de manifiesto que la brecha tecnológica y económica persiste, particularmente en países o regiones con menor desarrollo económico(1). Además, la tendencia creciente al uso de mallas biocompatibles coincide con la literatura, reflejando la búsqueda de soluciones de menor tasa de rechazo e infección(3).

En consonancia con las publicaciones recientes, la inteligencia artificial se vislumbra como un área de expansión en el diagnóstico y la planificación quirúrgica de hernias, si bien su adopción aún se encuentra en etapas iniciales en la mayoría de los centros participantes en este estudio(2,8). De igual forma, las investigaciones sobre terapias regenerativas continúan siendo prometedoras, aunque se requiere mayor evidencia clínica a largo plazo para su implementación masiva.

Los resultados de este estudio refuerzan la complejidad y la relevancia de las hernias como problema de salud pública, evidenciando tanto logros (avance tecnológico, aparición de mallas biocompatibles) como vacíos (desigualdad de acceso, escasa prevención, falta de seguimiento). Una visión integral que abarque la educación, el diagnóstico temprano, el tratamiento adecuado y la rehabilitación es esencial para mejorar los desenlaces clínicos y la calidad de vida de los pacientes(12).

CONCLUSIONES

Las hernias constituyen una patología prevalente que afecta de manera considerable la calidad de vida de quienes las padecen, así como la eficiencia y los costos del sistema de salud. A partir de los resultados de este estudio, en conjunto con la literatura consultada, se proponen varias conclusiones que abarcan la importancia del diagnóstico temprano, el impacto de los avances tecnológicos, el rol de la inteligencia artificial y la necesidad de un abordaje integral(1–3).

Los hallazgos confirman que el diagnóstico temprano es crucial para evitar complicaciones como la estrangulación o la obstrucción intestinal. Aunque el examen físico mantiene su vigencia como método de cribado, su efectividad aumenta cuando se combina con técnicas de imagen más precisas como el ultrasonido o la tomografía computarizada. Esto resulta particularmente relevante en casos atípicos o en hernias que presentan sintomatología difusa(1).

Además, los testimonios de los pacientes revelan la falta de conocimiento acerca de los factores de riesgo y la importancia de la atención oportuna. Este déficit informativo deriva en retrasos en la búsqueda de ayuda médica, incrementando la probabilidad de que la hernia se complique. La promoción de campañas de educación sanitaria podría cubrir esta brecha, enfatizando la adopción de estilos de vida saludables, el fortalecimiento de la pared abdominal y la atención a síntomas tempranos como dolor leve o bultos ocasionales en la zona afectada(8).

Los avances en cirugía mínimamente invasiva, tanto laparoscópica como robótica, han representado un paso decisivo en la mejora de los resultados posoperatorios. Los pacientes intervenidos mediante estas técnicas muestran un menor dolor y un retorno más rápido a sus actividades habituales, lo que tiene implicaciones positivas en la productividad laboral y en su calidad de vida(3). Sin embargo, el acceso a estas innovaciones no es equitativo, hallazgo que se corrobora con la persistencia de cirugías abiertas en un porcentaje significativo de casos, especialmente en áreas con menor nivel socioeconómico o infraestructura hospitalaria limitada.

Respecto a los materiales quirúrgicos, las mallas biocompatibles y de nueva generación han evidenciado su utilidad para disminuir las tasas de recurrencia y complicaciones infecciosas. No obstante, su costo sigue siendo elevado en comparación con mallas tradicionales, lo que supone un obstáculo para su uso rutinario en contextos con recursos restringidos. En este sentido, se destaca la necesidad de establecer políticas de salud que subsidien y promuevan la adopción de estas tecnologías, disminuyendo así la brecha de inequidad en la atención(12).

La inteligencia artificial (IA) se perfila como un componente esencial para el futuro del diagnóstico y tratamiento de hernias. Aunque su utilización aún es incipiente en muchos centros, los beneficios potenciales son amplios: algoritmos capaces de analizar imágenes con alta precisión, sistemas de apoyo a la decisión clínica que identifiquen la técnica quirúrgica más adecuada, e incluso modelos predictivos del riesgo de recurrencia(9). La automatización de ciertas tareas de diagnóstico permitiría optimizar los recursos humanos, aliviando la carga de trabajo de los especialistas y reduciendo los errores diagnósticos.

En paralelo, las investigaciones en terapias regenerativas y biomateriales inteligentes apuntan a un escenario donde la reparación de la pared abdominal podría realizarse con procedimientos mínimamente invasivos o incluso de forma ambulatoria. En ensayos iniciales, el uso de células madre mesenquimales para promover la regeneración tisular ha mostrado resultados prometedores, aunque todavía se carece de evidencia robusta sobre la efectividad a largo plazo y la estandarización de protocolos(7). Una implementación masiva de estas técnicas requerirá no sólo inversiones en investigación, sino también la formación de profesionales capaces de integrar la ingeniería de tejidos y la práctica clínica.

Los resultados ponen de relieve la complejidad de las hernias y la multiplicidad de factores que inciden en su aparición y evolución. Por tal motivo, el abordaje debe ser integral, englobando:

  1. Educación sanitaria y chequeos regulares en grupos de riesgo.
  2. Elección de la técnica quirúrgica y del material adecuado según las características del paciente.
  3. Programas de fisioterapia y nutrición para prevenir recurrencias y optimizar la recuperación funcional(1).
  4. Fomento de estudios multidisciplinares que combinen cirugía, ingeniería, biología molecular y tecnología informática para innovar en la atención de las hernias.

Este enfoque holístico cobra sentido cuando se considera que la recurrencia es uno de los mayores desafíos en el tratamiento de hernias. Incluso en las mejores condiciones quirúrgicas, existen factores como la obesidad, la tos crónica o la debilidad congénita que predisponen a la formación de nuevas hernias o a la reaparición de la misma. Un seguimiento cercano del paciente, que incluya consultas regulares y asesoría sobre hábitos de vida, puede marcar la diferencia en la prevención de recurrencias(2).

El principal reto identificado es la inequidad en el acceso a tecnologías de punta y a personal médico altamente calificado. Mientras que en hospitales de referencia se realizan cirugías robóticas con mallas biocompatibles, en otras zonas persisten las técnicas tradicionales con altos índices de complicaciones e insatisfacción del paciente. Este escenario pone en evidencia la necesidad de políticas de salud focalizadas en cerrar brechas y facilitar la adquisición de equipamiento e insumos de calidad(6).

Por otra parte, las oportunidades son igualmente numerosas. El progresivo abaratamiento de la tecnología y la expansión de la capacitación en cirugía laparoscópica y robótica podrían ampliar el alcance de estas intervenciones. Asimismo, la globalización de la investigación científica permite la colaboración entre instituciones de diferentes países, promoviendo ensayos clínicos multicéntricos y la creación de registros nacionales e internacionales de hernias. Estas iniciativas mejorarían la trazabilidad y el seguimiento a largo plazo, perfeccionando las guías clínicas y la formación de los especialistas(1). El presente estudio confirma la vigencia de las hernias como un problema de salud de alta frecuencia y significativas implicaciones clínicas, sociales y económicas. El creciente uso de técnicas mínimamente invasivas y materiales quirúrgicos de vanguardia ha mejorado notablemente el pronóstico de los pacientes, pero aún subsisten limitaciones relacionadas con la disponibilidad de recursos, la infraestructura hospitalaria y el desconocimiento de la población sobre la prevención(2).

La inteligencia artificial y las terapias regenerativas emergen como futuros pilares en el manejo de las hernias, con el potencial de transformar el diagnóstico, la planificación quirúrgica y el seguimiento postoperatorio. Sin embargo, para que estas innovaciones alcancen su máximo potencial, se requerirá un esfuerzo conjunto de instituciones académicas, gobiernos y la industria de la salud, sumado a una clara voluntad política para invertir en tecnología e investigación(7).

En última instancia, sólo un enfoque multidisciplinario y coordinado—que incluya a cirujanos, médicos de atención primaria, nutricionistas, fisioterapeutas, psicólogos e incluso ingenieros biomédicos podrá brindar soluciones efectivas y sostenibles a largo plazo. Dicho enfoque debe centrarse en el paciente como eje fundamental, garantizando su acceso a la mejor atención posible y promoviendo su participación activa en la toma de decisiones relacionadas con su salud. De este modo, se podrá avanzar hacia un futuro en el que las hernias dejen de ser una amenaza latente para millones de personas en todo el mundo.

Ver anexo

Referencias

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  10. Roman S, Kahrilas PJ. The diagnosis and management of hiatus hernia. BMJ. 2014;349:g6154. Disponible en: BMJ.
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