agrava la enfermedad. A mayor cantidad de virus, menor tiempo para generar los anticuerpos necesarios. El virus se propaga rápidamente por lo que el desenlace se produce a causa de un fallo multiorgánico.
3.1. – Contagio
El virus Ébola es un convivente habitual de grandes simios, los antílopes y los murciélagos fruteros, en las intrincadas regiones de la floresta africana. La invasión de los seres humanos del hábitat centroafricano y la proximidad, cada día mayor de estos animales a las villas y aldeas, hacen posible la transmisión de la enfermedad. En palabras más sencillas: hoy en día es más fácil y habitual comerse un antílope, pues las cacerías abundan, domesticar un orangután, o ser mordido por un murciélago.
El virus pasa de los animales y de los humanos enfermos hacia los sanos, a través de las conjuntivas oculares, y la de la boca, aunque estén intactas, o a través de un contacto con la piel dañada por heridas, abrasiones o roces casi siempre minúsculos, microscópicos.
Todas las secreciones son potencialmente contaminantes: secreciones, saliva, sudor, semen y sangre.
La transmisión de la enfermedad se produce como se evidencia por contacto directo con las secreciones del enfermo sumamente peligrosas. Otra forma de transmisión que se ha demostrado en los hospitales africanos es por el uso de jeringuillas no esterilizadas que van pasando el virus de un paciente a otro.
Los ritos funerarios de las 200 tribus de la etnia bantú no permiten la incineración de los cadáveres. La costumbre entre estos pueblos es lavar al muerto, masajeándolo y limpiándolo de toda impureza, besándolo amigos y familiares. Esta ha sido otra de las formas de contagio de la enfermedad al tocar el cadáver de un muerto de Ébola.
La OMS informó sobre la muerte de cuatro voluntarios de la Cruz Roja del Zaire que enterraron varias víctimas del Ébola sin protegerse del contacto con el cadáver.
La transmisión sexual también es posible. Un enfermo de Ébola curado de su enfermedad sigue siendo portador del virus pudiendo su semen contagiar hasta siete semanas después del total restablecimiento.
Una persona que tiene el Ébola no puede propagar la enfermedad hasta que aparezcan los síntomas; y el mismo no se propaga a través del aire, el agua, los alimentos y los insectos (mosquitos).
Los trabajadores de la salud y las personas que cuidan de familiares enfermos están en mayor riesgo de contraer el Ébola, debido a que son más propensos a entrar en contacto directo con los fluidos corporales.
Los investigadores de estas epidemias han observado que el virus tiene una limitada capacidad de transmisión. Después de unos picos epidémicos aparenta desaparecer. Golpea como los terroristas y se esconde luego.
- – Variedades del virus Ébola
Hasta ahora se han podido identificar cinco cepas o variedades de Ébola:
- Ébola Zaire: Este virus recibió el nombre de Ébola por el nombre de un río afluente del Congo donde se produjo la primera epidemia detectada en 1976. Se considera el más mortífero de todos.
- Ébola Sudán: Fue aislado casi al mismo tiempo que el anterior, durante la epidemia coetánea que se produjo en el Sur del Sudán.
- Ébola Marburgo: Apareció en Alemania y Serbia en 1967 llevado allá al parecer por monos infectados de Uganda. No es tan letal como el Ébola Zaire aunque su genoma es casi idéntico. Los monos infectados fueron comprados por los Laboratorios Behring Works de Marburgo y de ahí el nombre de esta cepa de Filovirus. En estos laboratorios se trabajaba en vacunas con células renales de monos verdes africanos. Cuatro de estos animales eran portadores de un extraño virus que afectó a 25 personas de las que murieron siete.
- Ébola Reston: Apareció en 1989 en una colonia de monos (Cynomolgus macacus) comprados en Filipinas, que pasaban una cuarentena en unas instalaciones situadas en Virginia, cerca de Washington.
- Ébola de Costa de Marfil: Aparentemente es una quinta cepa obtenida de la sangre de una investigadora suiza de 23 años que trabajaba con chimpancés en el Parque Nacional de Tai en Costa de Marfil. Había hecho la disección de un chimpancé y contrajo una extraña fiebre. Fue ingresada en el hospital de Abidjan el 24 de noviembre de 1994 y de allí fue trasladada a un hospital de Basilea en el Norte de Suiza en el mes de noviembre, siendo inmediatamente aislada. Meses después de haber logrado salvarse, en febrero de 1995 se aisló de su sangre un anticuerpo contra el virus Ébola, determinando que era una cepa nueva del mortal virus. Este anticuerpo hallado pudo ser resto de otra infección anterior que pasó desapercibida y que la «vacunó», siendo la posible causa de que se salvase, o bien formado por la enfermedad actual. Sea una u otra forma, estos anticuerpos le han salvado la vida.
El más mortífero es el Ébola Zaire que mata a nueve de cada diez personas infectadas. Le sigue la cepa Sudán con una tasa de mortalidad del 60%. No se sabe si la últimas cepas causan defunciones humanas (no mataron a ningún humano).
- – Epidemias significativas
La primera vez que se aisló el virus Ébola fue en las epidemias de Sudán (Nzara) y Zaire (Yambuku, Bumbas, Río Ébola) en 1976. Estos dos brotes epidémicos afectaron a 550 personas de las que murieron 470 (85.5 % de mortalidad). En Sudán la epidemia comenzó en un grupo de trabajadores de una factoría de algodón donde había miles de murciélagos en el techo.
La tercera epidemia tuvo lugar en Sudán meridional en 1979 siendo de menor intensidad que las anteriores, con 34 casos de los que murieron 22. Se demostró que el origen fueron las jeringuillas sin esterilizar reutilizadas para inyectar a varios pacientes entre los cuales había un enfermo de Ébola.
En la década del 90 del siglo pasado, la epidemia de Reston en Virginia (USA) tuvo lugar en monos traídos de Filipinas que murieron en gran parte por