Inicio > Otras especialidades > Educación y paz, como inspiración de los pueblos > Página 3

Educación y paz, como inspiración de los pueblos

comprensión de la sociedad y la paz, se considera difícil de concretar en el presente, y se categoriza más como ideología, que como práctica. Por ello, hay que emprender esfuerzos para enrumbar las acciones pedagógicas hacia la dirección de la comprensión, acompañada con una verdadera política de paz; de manera tal, de dirigir la enseñanza eficazmente en la búsqueda de sociedades pacíficas. En este sentido, Morín (2002), refiere “que la reforma de la enseñanza debe conducir a la reforma del pensamiento y la reforma del pensamiento debe conducir a la reforma de la enseñanza”. (p.21) Esto quiere decir, una reforma que no solo sea de los programas y planes establecidos sino que se relacione a la postura paradigmática en el ejercicio de la docencia, enfocada en una educación para la paz.

Asimismo, Zabaleta (1986), señala que la educación “debe preparar a los hombres en un “saber social” que les permita actuar en conjunto, con “los otros” (p.27). Esto haría más fácil la convivencia de los pueblos por la comprensión y aceptación de unos y otros permitirá lo que se reconoce como “ponerse los zapatos del otro”. Está claro que lograr la paz no es tarea fácil, es un proceso lento en el cual tenemos como fin último la solución de los conflictos. Poder comprender al otro pareciera algo simple pero no lo es, entender las situaciones de los pueblos requiere de una preparación, de tiempo y de voluntad. Es allí, donde la educación debe tomar partido, los niños y niñas de nuestras escuelas merecen un futuro mejor que el nuestro. Por esta razón, debe prepararse el terreno e ir forjando voluntades, entre ellos: los medios de comunicación, el ámbito político, religioso, educativo y familiar; nadie puede estar excluido en la implementación de una “pedagogía de la paz”.

En este sentido, Zabaleta (ob. cit.) plantea el papel que juega la educación y el rol del docente como un “líder de opinión” en la pedagogía de la paz. Papel para el cual el educador debe asumir con un alto grado de compromiso, responsabilidad y preparación, todas estas cualidades que deberá tener para enrolarse en tarea tan compleja; el esclarecimiento de los problemas globales y los diversos conflictos mundiales. En este punto, Savater (2000), plantea:

El profesor no puede cortocircuitar el ánimo rebelde del joven con la exhibición desaforada del propio. No hay peor desgracia para los alumnos que el educador empeñado en compensar con sus mítines ante ellos las frustraciones políticas que no sabe o no puede razonar frente a otro público mejor preparado”. (p151)

Por tal motivo, el docente deberá estar consciente de su rol dentro de la pedagogía de la paz y estar preparado y capacitado; es allí donde las palabras de Pérez (2009), toman fuerza “solo podrá enseñar el que tiene ganas de aprender. Solo podrá ser educador el que se reconoce como educando de por vida”. (p.165) Por todo lo señalado anteriormente, reconocemos que la educación es la vía para la comprensión de las comunidades societales pero al mismo tiempo no es la única para lograr esta meta y además requiere de un gran esfuerzo de las partes involucradas en tan loable labor, más sin embargo, dicho esfuerzo vale la pena y allí Zabaleta (1986), señala “la educación puede hacer mucho, pero de ninguna manera es el “instrumento” único y fundamental para un cambio de las sociedades hacia la armonía y la paz” (p.46)

De acuerdo a la autora, esa paz se logra con la comprensión y tolerancia de los unos con los otros y allí la educación puede ser de gran ayuda en la comprensión de las comunidades societales, proceso que puede alcanzarse con la incorporación de una pedagogía sustentada en la formación de individuos pacifistas. De igual manera, queda claro que no es el único instrumento; pero si, uno de los más importantes en la búsqueda de un “mundo de paz”. La paz que nos merecemos y tanto maltratamos. Por esta razón no podemos dejar este artículo sin cerrar con uno de los muchos aportes a la educación realizados por Pérez (2010), a manera de reflexión para el lector de este discurso… “de ahí la necesidad de una educación que se oriente a formar la voluntad, el coraje, la responsabilidad, la constancia, que combata el egoísmo, que cincele corazones fuertes y generosos” (p.98)

En este mismo orden de ideas, el hombre tiene necesidades ontológicas que determinan muchas de las acciones de su vida, esto lo hace responsable de la justicia y de las injusticias; de la paz y de las guerras. De allí, la importancia de los valores como respuesta a los ideales de felicidad que puede tener todo ser humano. Así refiere Payá (2000), en relación a los valores cuando dice que “son también el resultado de unas opciones personales libres, que incluyen tanto el interés hacia una determinada manera de vivir, como el rechazo a otras opciones” (p.183) Como resultado, esto hace al ser humano sujeto complejo en esencia, en existencia y en consecuencia esto determina la convivencia entre ellos y los pueblos. Con base en lo anterior, el ser genera caos y violencia pero de igual forma es capaz de generar y hacer grandes transformaciones en su ser y su hacer.

Es por eso que, a lo largo de la historia, la humanidad ha dejado progresos y fracasos, construcción y destrucción, avances y retrocesos, vidas y muertes; en este sentido, podemos mencionar grandes inventos como: la rueda, el teléfono y los computadores, por mencionar algunos inventos que han venido a mejorar la vida de la humanidad. De igual manera, en momentos donde desastres naturales han aquejado a un pueblo, hombres y mujeres se han unido en actos solidarios y esfuerzos en pro de los afectados.

Todo esto se da por la presencia de valores en el ser. Sin embargo, la humanidad ha sido protagonista de guerras que han dejado huellas a lo largo de la historia; entre estas podemos mencionar: La Revolución Francesa en 1789, La Santa Inquisición, la Primera y Segunda Guerra Mundial, La Guerra de Vietnam, la Guerra del Golfo Pérsico, los Conflictos del Medio Oriente, entre otros, eventos cuyo origen se han fundamentado en discursos sobre intereses políticos, religiosos, económicos y sociales; propiciados por líderes quienes han encontrado adeptos que han apoyado estas causas y han llevado a pueblos y naciones a la destrucción.

Es allí, donde el poder del discurso lo tienen unos y otros se sujetan a este o simplemente son víctimas del mismo. Es por ello que, el hombre es víctima de su propia destrucción, está sujeto a un contexto social y el determina su convivencia; esto quiere decir, que las circunstancias y los contextos le permiten al hombre ser libre o no de concebir sus derechos. Es en este punto, donde el ser en sus capacidades en cuanto a hacer y deshacer dentro de un contexto social toma decisiones que pueden destruir o construir y una de esas grandes decisiones o ideas por encontrar caminos en pro de conservar la especie.

Todo lo expuesto anteriormente, nos conduce a pensar en