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Educación y paz, como inspiración de los pueblos

la educación como la vía para la comprensión de las comunidades societales, desde una educación que permita al ser comprenderse a sí mismo y por ende a los demás. Morín (2000), puntualiza en este aspecto cuando refiere que “la comprensión de los demás necesita la conciencia de la complejidad humana” (p.107). Por tal motivo, la educación deberá estar consciente de la necesidad de preparar al individuo para su desarrollo integral a fin de transformarlo en ciudadano con competencias para vivir y hacer sociedades más humanas.

¿Cómo Generar la Paz desde la Pedagogía?

“Mientras que la especie humana continua su aventura bajo la amenaza de la autodestrucción, el imperativo es: salvar a la Humanidad realizándola”

Edgar Morín

Esta interrogante ha sido debatida por estudiosos del tema. Entonces, abordaremos a la pedagogía como una estrategia para generar la paz y de qué manera; recordemos, en el paradigma tradicional la enseñanza hacia énfasis en la transmisión de conocimientos lo que se conoce con el nombre de educación bancaria. Actualmente, la educación está centrada en procesos, esto quiere decir, se concibe como un proceso social de convivencia y la formación del individuo es integral; es decir, en el ser, en el hacer y en el convivir desde su esencia hasta su existencia. Formándolo como individuo para vivir en sociedad.

Teniendo esto en consideración, Amstuts, Mazzarantani y Paillet (s/f) señalan:

Educar es socializar. Socializar es enseñar y aprender a vivir con otros, en un marco regulatorio que ordena y posibilita la interacción con ellos. Por ser la escuela el lugar público de encuentro de diversidad de historias, biografías, creencias, costumbres estilos de vida, es el lugar privilegiado para aprender a vivir con otros. (p.37)

Según las autoras, la educación es enseñar y aprender a convivir con otros creando ambientes de enseñanza pacíficos para a su vez formar personas pacíficas dentro de la sociedad. Además, añaden que:

La educación tiende a formar seres autónomos, con herramientas propias de pensamiento, habilidades sociales de interacción, valores humanitarios, autoconciencia y autoimagen de valía personal (poder) para participar en las decisiones que le conciernen. Eso podemos englobarlo en el término de empoderar al sujeto, prepararlo para luchar y defenderse en las mejores condiciones en el escenario social” (p.38)

Es por ello que, la educación estará orientada en formar personas preparadas intelectualmente para comprender al mundo teniendo un pensamiento crítico y capacidades que le permitan manejar los conflictos de manera pacífica. Para tal fin, el docente deberá prepararse, por cuanto, necesitará del dominio amplio de temas de índole mundial, además de las estrategias para generar discusiones que incentiven el pensamiento crítico del estudiante, esto hará individuos con capacidades para la negociación, el diálogo y el consenso.

De igual manera, Amstuts y otras (ob. cit.), señalan que las escuelas deben crear las bases de la Conducta Democrática Participativa y para ello las instituciones educativas deben modernizarse, actualizarse en la implementación de estrategias innovadoras que involucren a la comunidad escolar en actividades para propiciar la identificación, comprensión y solución de los conflictos, a fin de lograr una integración que favorezca y fortalezca la convivencia ciudadana.

En este sentido, generar paz desde la pedagogía no es solamente responsabilidad de las instituciones educativas esto significa que el estado, la sociedad civil y la escuela deben unir esfuerzos y trabajar en conjunto en la construcción de instituciones educativas pacificas donde se genere una transformación que trascienda más allá de los limites escolares; es decir, la transformación debe ir de lo personal a los demás, una persona transforma a otra cuando ella ha alcanzado su transformación.

En cuanto a lo señalado anteriormente, Freire (s/f), acota:

… una de las tareas de la educación democrática y popular, de la Pedagogía de la esperanza es: posibilitar en las clases populares el desarrollo de su lenguaje, nunca por el parloteo autoritario y sectario de los “educadores”, de su lenguaje que, emergiendo de su realidad y volviéndose hacia ella, perfile las conjeturas, los diseños, las anticipaciones del mundo nuevo. Esta es una de las cuestiones centrales de la educación popular: la del lenguaje como camino de invención de la ciudadanía. (p.59)

Esto significa, generar espacios para socializar, compartir, reflexionar, debatir sobre lo que acontece en nuestro contexto y en el mundo desarrollando habilidades para discernir sobre los conflictos. A fin de fortalecer valores fundamentales en el individuo como lo son: la solidaridad, la cooperación y la responsabilidad; valores esenciales en individuos pacíficos.

Así mismo, Freire (ob. cit.), plantea la importancia de la alfabetización orientada no solo en la enseñanza de leer y escribir sino al reconocimiento de que es la puerta al saber, comprender y aplicar estrategias que mejoren la esencia y existencia del individuo en la conquista de la ciudadanía, así dejará de ser como señala Derrida (s/f): “he aquí mi barco parado” (peos de moi ed esteke), “pues estar anclado es una de las formas de estar parado” (p.3). En consecuencia, el ser dejará de estar anclado y podrá comenzar a navegar en la búsqueda de una vida mejor.

En una pedagogía para fomentar la paz, el docente debe poseer una actitud democrática, éste debe ser un líder y moderador de procesos de diálogo y reflexión propiciando ambientes de respeto y aceptación para todos. Estableciendo vínculos empáticos y de armonía con el estudiante donde la autoridad sea firme más el castigo y la amenaza no formen parte de sus mecanismos de control y manejo del grupo.

Así mismo, el profesor deberá reconocer el conocimiento que traen sus alumnos para partir de allí y abordar nuevos temas donde la participación activa entre docente y alumno sea un proceso de enseñar a aprender. Por cuanto, enseñar no es únicamente transmitir conocimientos; en torno a esto Freire (s/f) señala “lo que se exige éticamente a los educadores y las educadoras es que, coherentes con su sueño democrático, respeten a los educandos, y por eso mismo no los manipulen nunca” (p.104); entonces el educador debe dar a conocer a sus alumnos su “lectura del mundo” de la misma manera debe señalar que existen otras que pueden ser similares u opuestas.

En una pedagogía de la paz todas las “lecturas del mundo” tendrán cabida en la construcción del conocimiento; el docente y el estudiante deben cambiar su postura de pensamiento ante una visión del mundo global