Eficacia del ejercicio en el abordaje fisioterapéutico de la fibromialgia
INTRODUCCIÓN: La fibromialgia es una enfermedad crónica que cursa con dolor generalizado, síntomas cognitivos, sueño no reparador, fatiga y una serie de síntomas somáticos (1), junto con una disminución de la calidad de vida (2).
Se ha mostrado que muchos individuos con fibromialgia son sedentarios y sus niveles de capacidad cardiorrespiratoria están bastante por debajo del promedio.
AUTORES:
Elizabeth Villa Fernández, Diplomada en Fisioterapia
Amaranta de Miguel Rubio, Graduada en Fisioterapia
Virginia Boza García, Diplomada en Fisioterapia
PALABRAS CLAVE: fibromialgia, ejercicio, fisioterapia, rehabilitación, ejercicio
RESUMEN
OBJETIVO: Conocer la evidencia científica existente en relación a la efectividad de ejercicio físico controlado como parte del tratamiento de fisioterapia de pacientes con fibromialgia.
METODOLOGÍA: Se ha realizado una búsqueda bibliográfica en las siguientes bases de datos: PubMed y PEDro. Los términos de búsqueda son: fibromialgia, ejercicio, fisioterapia, rehabilitación, ejercicio aeróbico. Solo se han incluidos estudios aleatorizados con grupo control y se ha limitado a investigaciones en inglés y castellano de los últimos cinco años. Tras aplicar los criterios de inclusión y exclusión de los 45 artículos encontrados se han elegido 13 artículos para su revisión.
RESULTADOS: Los 13 artículos susceptibles de ser analizados coinciden en que la práctica de ejercicio físico dentro del abordaje multidisciplinar de la fibromialgia mejora sus sintomatología y por tanto la calidad de vida y habilidades funcionales de las personas que la padecen.
Se estudian diferentes variables en los artículos y con diferentes protocolos de realización del ejercicio físico.
CONCLUSIONES: Podemos concluir que el ejercicio físico controlado es beneficioso y está respaldado por una sólida evidencia en pacientes con fibromialgia, debiéndose incluir en los protocolos multidisciplinares.
DESARROLLO DEL ARTÍCULO
INTRODUCCIÓN
La fibromialgia es una enfermedad crónica que cursa con dolor generalizado, síntomas cognitivos, sueño no reparador, fatiga y una serie de síntomas somáticos (1), junto con una disminución de la calidad de vida (2).
El diagnóstico de la fibromialgia se basa principalmente en la identificación de los puntos dolorosos. Haremos referencia a los criterios consensuados por la Sociedad Americana de Reumatología, the American College of Rheumatology (ACR) de 1990 para la clasificación del síndrome de fibromialgia (SFM). La definen como dolor difuso durante más de tres meses, con dolor a la palpación en al menos 11 de 18 puntos específicos sensibles a la palpación en el cuerpo (Wolfe 1990). Aunque los criterios del American College of Rheumatology (ACR) se usan con mayor frecuencia en los estudios de investigación, los médicos también pueden emplear los criterios de la American Pain Society para el diagnóstico clínico del síndrome de fibromialgia (Burckhardt 2005), que incluye la presencia de dolor difuso (en los cuatro cuadrantes del cuerpo y a lo largo de la línea media axial) durante al menos tres meses consecutivos y dolor a la palpación en nueve de 11 sitios bilaterales en el cuerpo.
Un informe de consenso de 1996 ofrece una imagen más amplia del síndrome de fibromialgia, la describe como un «síndrome de dolor difuso, disminución del umbral del dolor y síntomas característicos que incluyen sueño no restaurador, fatiga, rigidez, trastornos del estado de ánimo, síndrome de colon irritable, cefalea, parestesia y otras manifestaciones menos frecuentes» (Wolfe 1996, página 534). (4)
En España, la prevalencia de la fibromialgia es de un 2,4 %, siendo más frecuente en las zonas rurales que en las urbanas. La manifestación clínica de la fibromialgia aparece entre los 40 y 50 años y es más común en mujeres que en hombres (3).
La prevalencia de comorbilidad en los pacientes diagnosticados con fibromialgia es muy alta, relacionándose con procesos de depresión, enfermedad mental, trastornos gastrointestinales y genitourinarios.
Los síntomas pueden impedir que las personas hagan ejercicios, pero los estudios muestran que la mayoría puede hacer ejercicios.
En comparación con sujetos sanos, las mujeres con fibromialgia son menos activas físicamente, teniendo una capacidad funcional más baja con respecto a la población control (5, 6).
Se ha mostrado que muchos individuos con síndrome de fibromialgia son sedentarios (Clark 1993) y sus niveles de capacidad cardiorrespiratoria están bastante por debajo del promedio (Bennett 1989, Burckhardt 1989, Clark 1993, Clark 1994)). Además del dolor subyacente, la fatiga y la depresión probablemente contribuyen a los estilos de vida sedentarios y por consiguiente a una baja capacidad física.
El ejercicio se define como movimientos corporales planificados, estructurados y repetitivos que se realizan para mejorar o mantener uno o más componentes de la aptitud física (7).
El entrenamiento con ejercicios puede incluir ejercicios aeróbicos, ejercicios de fortalecimiento como levantar pesos o usar máquinas de ejercicios de resistencia y los ejercicios de fortalecimiento de la flexibilidad. Aunque el ejercicio forma parte del tratamiento general de la fibromialgia, también queremos analizar los efectos de los ejercicios combinados con otras estrategias.
OBJETIVO
Conocer la evidencia científica existente en relación a la efectividad de ejercicio físico controlado dentro del tratamiento de fisioterapia de pacientes con síndrome de fibromialgia.
METODOLOGÍA
Se ha realizado una búsqueda durante el mes de agosto de 2017. Las bases de datos elegidas han sido PubMed y PEDro.
Los términos de búsqueda son: fibromialgia, ejercicio, fisioterapia, rehabilitación, ejercicio aeróbico // fibromyalgia, exercise, physical therapy, rehabilitation, aerobic exercise.
Los criterios de inclusión y exclusión han sido los siguientes:
Tipo de participantes
Inclusión: Personas que tengan diagnóstico clínico de fibromialgia.