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El bienestar subjetivo y el autocuidado de Dorotea Orem

mismo”. Normalmente los adultos cuidan de sí mismos pero los niños, adolescentes, ancianos y enfermos requieren de un agente de cuidado dependiente, es decir, quien le provea los cuidados.

La promoción del autocuidado es una estrategia necesaria para la búsqueda del bienestar integral en la vida cotidiana y lograr así el desarrollo humano. Por tanto, el autocuidado es una práctica que involucra líneas de crecimiento en las que toda persona debe trabajar cotidianamente para tener un desarrollo armónico y equilibrado. Estas líneas de crecimiento que propician un desarrollo integral se relacionan con la dimensión emocional, física, estética, intelectual y trascendental del ser, a través del desarrollo de las habilidades afectivas, cognoscitivas y sociales (Orem, 1993).

A través de este enfoque se deben tener en cuenta en su promoción, lo siguiente: 1. Es un acto de vida que permite a las personas convertirse en sujetos de sus propias acciones. Por tanto, es un proceso voluntario de la persona para consigo misma. 2. Debe ser una filosofía de vida y una responsabilidad individual íntimamente ligada a la cotidianidad y a las experiencias vividas de las personas, pero a su vez debe estar fundamentado en un sistema de apoyo formal e informal como es el sistema social y el de salud. 3. Es una práctica social que implica cierto grado de conocimiento y elaboración de un saber y que da lugar a intercambios y relaciones interindividuales (Orem, 1993).

El agente de salud debe buscar espacios de reflexión y discusión acerca de lo que la gente sabe, vive y siente de las diferentes situaciones de la vida y la salud con lo cual identificar prácticas de autocuidado favorables, desfavorables e inocuas y promover, mediante un proceso educativo de reflexión-acción, un regreso a la práctica para transformarla (Esguerra, 1994).

En la Teoría del Autocuidado se explica el concepto de autocuidado como una contribución constante del individuo a su propia existencia. Los requerimientos de autocuidado son generalizaciones sobre los objetivos que los individuos deberían tener cuando se ocupan de su autocuidado. Los requisitos de autocuidado descansan en tres supuestos: los seres humanos por naturaleza tienen necesidades comunes para el aporte de materiales y para producir y mantener condiciones de vida que apoyen los procesos vitales, la formación y mantenimiento de la integridad estructural, y el mantenimiento y promoción de la integridad funcional.

El desarrollo humano, de la vida intrauterina a la maduración del adulto, requiere de la formación y mantenimiento de condiciones que promuevan los procesos conocidos de desarrollo de cada ciclo vital. Los defectos genéticos y constitucionales y las desviaciones de integridad estructural, la funcionalidad normal y el bienestar, comportan requerimientos para su prevención, y acciones reguladoras para controlar su extensión y para controlar y mitigar sus efectos (Orem, 1993).

Los requisitos de autocuidado son expresiones de los tipos de autocuidado intencionados que el individuo requiere, Orem presenta tres tipos de requisitos de autocuidado:

  1. Los requisitos de autocuidado universales son comunes a todos los seres humanos durante todas las etapas del ciclo vital, de acuerdo a su edad, estado de desarrollo y factores ambientales y otros. Están asociados a los procesos vitales, al mantenimiento de la estructura y funcionamiento humanos, y al bienestar general, (Orem, 1993).

Orem sugiere ocho requisitos: el mantenimiento de un aporte de aire suficiente, el mantenimiento de un aporte de agua suficiente, el mantenimiento de un aporte de alimentos suficiente, la provisión de cuidados asociados con los procesos de eliminación y los excrementos, el mantenimiento del equilibrio entre la actividad y el reposo, el mantenimiento del equilibrio entre la soledad y la interacción humana, la prevención de peligros para la vida, el funcionamiento y el bienestar humanos y la promoción del funcionamiento y desarrollo humanos dentro de los grupos sociales, de acuerdo con el potencial humano, el conocimiento de las limitaciones humanas y el deseo humano de ser normal (Orem, 1993).

  1. Los requisitos de autocuidado de desarrollo están asociados con solo procesos de desarrollo humano y con las condiciones y eventos que ocurren durante diversos estadios del ciclo vital y eventos que pueden afectar adversamente el desarrollo. Hay dos tipos: crear y mantener las condiciones que apoyen los procesos vitales y promuevan los procesos de desarrollo durante las etapas del ciclo vital, provisión de cuidados asociados a los efectos de las condiciones que pueden afectar adversamente el desarrollo humano para prevenir efectos negativos en tales condiciones y para promover cuidados para mitigar o superar los efectos negativos existentes en tales condiciones.
  2. Los requisitos de autocuidado de desviación de la salud están asociados con defectos constitucionales y genéticos, así como desviaciones humanas estructurales y funcionales, con sus efectos, con las medidas de diagnósticos y tratamiento médico (Orem, 1993).

Relación entre el Bienestar Subjetivo y el Autocuidado de la Salud

La palabra bienestar habla por sí sola, hace una invitación a mantenerse saludable, sintiéndose y estando “bien”, considerando esto último como estar bien con uno mismo, disfrutarse y cuidarse. El bienestar hace recordar que hay que mantenerse en estado de equilibrio, aunque se pasen por altos y bajos, la sintomatología y/o enfermedades son los llamados urgentes a reconocerse (González, 2013).

Algo se ha olvidado, algo no se escucho, a pesar de los llamados previos que fueron obviados, el síntoma reclama atención, para mantener el bienestar es indispensable cuidarse, la palabra autocuidado ha surgido como una manera de mantener la salud y estar “bien”, fomentando la escucha previa de las sensaciones.

Es necesario conectarse con uno mismo, en las emociones, pensamientos, cuerpo, espíritu; reconociendo lo que sucede en uno, haciéndose consciente de las sensaciones, surge la posibilidad de hacer algo al respecto, es decir, realizar los cambios necesarios para transformar la situación. Autocuidarse significa, literalmente, cuidarse uno mismo (González, 2013).

Mirándolo en profundidad, el autocuidado implica darle un espacio a la dimensión del ser, estar consciente a quienes somos y comenzar a hacernos responsables de nosotros mismos; en lo cotidiano, implica reconocer y acoger al ser viviente y sintiente que somos, no con fines utilitarios, egoístas o hedonistas, sino más bien con el propósito de generar, alegría, entendimiento y compasión en nosotros y en quienes nos rodean. Un autocuidado orientado al cultivo de una buena vida, al servicio del bienestar.

También puede entenderse la