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Enfermedades crónicas en personas con discapacidad y su relación con la funcionalidad familiar

Enfermedades crónicas en personas con discapacidad y su relación con la funcionalidad familiar

RESUMEN

Las características de la sociedad en la que nos desenvolvemos nos orientan hacia una visión de las enfermedades crónicas y la discapacidad como algo neutro y carente de contexto social; sin embargo si analizamos las formas en que estas entidades se experimentan de manera asociada a la dinámica familiar, se crea una base que sustenta la importancia del estudio de las personas con discapacidad y su entorno familiar, pasando desde un paradigma tradicional, por un enfoque médico, hasta un modelo social y de derechos.

Enfermedades crónicas en personas con discapacidad y su relación con la funcionalidad familiar

Autoras: Med. Esther Paola Conde Minga 1, Med. Karina Alexandra Cuadrado Martínez 2

1 Médica General y estudiante del Posgrado de Medicina Familiar y Comunitaria de la Universidad Nacional de Loja.

2 Médica General y estudiante del Posgrado de Medicina Familiar y Comunitaria de la Universidad Nacional de Loja.

Universidad Nacional de Loja. Área de la Salud Humana. Postgrado de Medicina Familiar y Comunitaria

Palabras clave: discapacidad, enfermedades crónicas, funcionalidad familiar.

La Organización Mundial de la Salud define a la discapacidad como “un término genérico que incluye déficits, limitaciones en la actividad y restricciones en la participación. Indica los aspecto negativos de la interacción entre un individuo (con “una condición de salud”) y su factores contextuales (factores ambientales y personales)”. (Organización Mundial de la Salud, 2001)

Según el informe Mundial sobre la discapacidad (OMS y BM, 2011), se estima que más de mil millones de personas viven con algún tipo de discapacidad, esto representa alrededor del 15% de la población mundial. En Ecuador según el VI Censo de Población y V de Vivienda (INEC, 2001), el porcentaje de la población ecuatoriana con discapacidad fue del 4,7%, pero en el transcurso de una década este porcentaje incremento al 5,6% (INEC, 2010).

Se evidencia por lo tanto que el número de personas con discapacidad va en aumento, esto por un lado debido al envejecimiento de la población y por otro lado a consecuencia de los problemas crónicos de salud como la diabetes, enfermedades cardiovasculares y los trastornos mentales. (Consejo Nacional de Discapacidades, 2013)

A nivel mundial el sector de la salud ha tenido que asumir el incremento de enfermedades crónicas y de discapacidades, aumentando la tasa de mortalidad e incrementando las necesidades de atención médica; en ciertos estudios realizados se ha evidenciado cierta desigualdad en salud en cuanto a la atención de la persona con discapacidad respecto a la población general, así las personas con discapacidad experimentan ciertas limitaciones en todo ámbito, lo que nos obliga a poner mayor énfasis en la potencializarían de la política y la práctica en el sistema de salud que mejoren la atención y los programas dirigidos a las personas con discapacidad. (Iacono, Bigby, Unsworth, Douglas, & Fitzpatrick, 2014)

Cabe mencionar también que existe evidencia que el acceso limitado a la atención médica junto con la pobreza afecta no solo a la persona con discapacidad sino también a su entorno familiar; esto debido a que la familia no está al tanto de los servicios que existen o estos servicios son inaccesibles o tienen un determinado costo, de esta manera la salud física de la familia y especialmente del cuidador también están en riesgo (Geere et al., 2013). De ahí resultados de estudios sugieren también la necesidad de ampliar el apoyo al cuidador, la educación y la formación (Prince et al., 2012). Si existieran ciertos cambios en la política y el sistema de cuidado formal, podría mejorar la capacidad de los cuidadores en seguir cuidando a las personas con discapacidad. (Singh, Hussain, Khan, Irwin, & Foskey, 2014)

La discapacidad constituye por ende uno de los problemas emergentes que debe enfrentar la sociedad, incluso en países desarrollados, en donde también se demuestra que es un fenómeno de incidencia cada vez mayor y aún sin resolver junto con las enfermedades crónicas. (Grady & Gough, 2015)

Si analizamos las estadísticas, las enfermedades crónicas se sitúan entre las principales causas de mortalidad en el mundo; para hacernos idea de la magnitud del problema solo hay que acudir a las previsiones de la OMS que calculan que en el 2020 las enfermedades crónicas serán responsables de casi tres cuartas partes de las muertes en el mundo; estadísticas lo suficientemente contundentes para que se tomen medidas mejorando la prevención y el tratamiento de pacientes crónicos.

Las enfermedades crónicas no transmisibles están representadas principalmente por las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, cáncer y enfermedades respiratorias crónicas, a nivel mundial se estima que 6 de cada 10 muertes se deben a estas enfermedades, sin mencionar el impacto económico grande, tanto, por los costos derivados de la atención médica, como por la pérdida de productividad de las personas afectadas. (Begué, Galante, & Gaudio, 2015)

Ecuador no está lejos de esta realidad se ha visto que a medida que la población envejece incrementa la prevalencia de enfermedades crónicas y discapacidades, lo que resulta en complicaciones y secuelas que dificultan la independencia de las personas. Se ha demostrado que padecer un mayor número de enfermedades no transmisibles se asocia de manera directa con la presencia de discapacidad y esta a su vez afecta a la realización de actividades básicas de la vida diaria. (Menéndez et al., 2005)

La información basada en las estadísticas de mortalidad de Ecuador reportada en el año 2011 muestra que la presencia de enfermedades crónicas como la diabetes mellitus, enfermedad hipertensiva, enfermedades cerebrovasculares y enfermedades isquémicas del corazón ocupan los primeros lugares de la primeras 26 causas de mortalidad y representan el 23,72 % de todas las muertes. (Freire, Ramirez, Belmont, et al., 2012)

Existe una relación directamente proporcional de la discapacidad con la comorbilidad y se observa que existe un incremento paulatino en el riesgo de discapacidad a medida que aumenta el número de las enfermedades crónicas (Brenes, Menéndez, & Guevara, 2006), o lo que es semejante decir que la presencia de comorbilidad y discapacidad influyen de manera importante en la expectativa de vida de pacientes con enfermedades crónicas. (Interna & Villanova, 2015)

En concreto, hay resultados que ponen de relieve la importancia de la construcción de estrategias innovadoras para mitigar los factores de riesgo de enfermedades crónicas en la población con discapacidad, que involucran a los proveedores de servicios de gestión de casos basados en la comunidad que pueden ayudar a que las personas con discapacidad y sus familias adopten cambios de estilo de vida y de comportamiento necesarios. (Sohler, Lubetkin, & Levy, 2009)