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Esófago de Barrett, cribado y cáncer de esófago

negativa, indefinida, positiva de bajo y alto grado. Esta última debe ser confirmada por biopsias repetidas y si merece dudas, por la opinión de otros patólogos, ya que prácticamente implica «carcinoma in situ».

CONCLUSIÓN

El esófago de Barrett (EB) es el principal factor de riesgo para el desarrollo de adenocarcinoma de esófago (ACE). La incidencia y la mortalidad de este cáncer han aumentado en el mundo occidental en los últimos años. El impacto del diagnóstico precoz es importante porque la mortalidad del adenocarcinoma esofágico (ACE) es elevada a pesar de los tratamientos y produce un gran consumo de recursos económicos. La detección del ACE en estadios precoces aumenta la supervivencia de estos pacientes. El seguimiento endoscópico periódico de los pacientes con esófago de Barrett (EB) está indicado por todas las asociaciones científicas gastroenterológicas en un intento de detectar el cáncer en un estadio temprano y potencialmente curable. Hoy en día, tanto los intervalos de seguimiento como la necesidad de su realización en pacientes sin displasia o displasia de bajo grado se

encuentran en debate.

Los estudios cooperativos demostraron que los síntomas de enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) ocurrían mensualmente en casi el 50% de los adultos americanos y semanalmente en casi el 20%. Tres estudios de control de casos grandes demostraron una asociación positiva entre los síntomas por reflujo y el riesgo de adenocarcinoma del esófago; los síntomas más prolongados y severos acentuaban el riesgo. Sin embargo, a causa de la baja incidencia de adenocarcinoma del esófago y la ubicuidad de los síntomas de reflujo, el riesgo de cáncer en cualquier individuo con dichos síntomas es bajo. No hay datos randomizados disponibles para demostrar tanto el descenso en la incidencia de cáncer como el aumento en la expectativa de vida en sujetos con enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) que recibieron endoscopías de selección.

Por lo tanto, destacamos:

  • Existe fuerte evidencia que apoya la relación entre enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) y el adenocarcinoma de esófago; sin embargo, el riesgo de cáncer en cualquier individuo con ERGE es bajo.
  • El esófago de Barrett parece ser un precursor común de este cáncer.
  • Dado el riesgo absolutamente bajo de cáncer en aquellos con enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) y la no demostración de la eficacia de la endoscopía de selección, existe insuficiente evidencia que apoye las endoscopías rutinarias en esos pacientes.
  • el adenocarcinoma esofágico puede desarrollarse sin pasar por la etapa previa de esófago de Barrett.
  • El reflujo gastroesofágico (RGE) sintomático es una condición muy frecuente, citándose que entre el 4% y el 9% de los adultos norteamericanos tienen pirosis diariamente.

Por lo expuesto anteriormente, coincidimos con aquellos autores que sugieren que hasta que dispongamos de información adicional de grandes estudios prospectivos sería apropiado ofrecer programas de vigilancia solamente a la población de pacientes con esófago de Barrett y factores de riesgo adicionales tales como ulceración, estenosis, o segmentos largos mayores de 80mm.

Pero consideramos de gran importancia primero, alertar a los pacientes que presentan síntomas severos de reflujo gastroesofágico (RGE) y por tiempo prolongado, especialmente cuando son mayores de 50 años, fumadores y bebedores, ya que estos representan factores de riesgo en el desarrollo de adenocarcinoma de esófago. Segundo, el riesgo de adenocarcinoma esofágico aumenta cuando se ha detectado esófago de Barrett para cuyo seguimiento hay bastante consenso. Tercero, debe considerarse el costo/beneficio que representa una política de pesquisa y tratamientos muy invasivos en la gran población de pacientes con reflujo gastroesofágico (RGE) sin Barrett. Cuarto, el reflujo gastroesofágico (RGE) severo es una condición crónica que generalmente requiere terapia de mantención para controlar los síntomas y la esofagitis. Sin embargo no está firmemente establecido si el tratamiento médico o quirúrgico previene la progresión a esófago de Barrett y/o adenocarcinoma de esófago.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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