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Factores de envejecimiento cutáneo: hallazgos recientes en el campo dermatológico

Factores de envejecimiento cutáneo: hallazgos recientes en el campo dermatológico

Autora principal: Eimy Sophia Rodríguez Vega

Vol. XX; nº 03; 83

Skin aging factors: recent findings in the dermatological field

Fecha de recepción: 07/01/2025

Fecha de aceptación: 06/02/2025

Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XX. Número 03 Primera quincena de Febrero de 2025 – Página inicial: Vol. XX; nº 03; 83

Autores:

Eimy Sophia Rodríguez Vega

Clínica Dr. Vega S.A, San José, Costa Rica

Fiorella Franchesca Mendoza Rodríguez

Servicios de Salud Empresarial del Oeste FLV S.A,

San José, Costa Rica

Brandon Antonio Venegas Bolaños

Servicios de Salud Empresarial del Oeste FLV S.A,

San José, Costa Rica

⁠Carlos Javier Elizondo Ramos

Investigador Independiente, San José, Costa Rica

RESUMEN

Este artículo presenta resultados de una revisión narrativa sobre factores de envejecimiento cutáneo. El envejecimiento intrínseco se refiere al proceso natural y cronológico que ocurre a medida que las personas envejecen, dictado en gran medida por mecanismos genéticos y biológicos. Se manifiestan proceso como estrés oxidativo, envejecimiento cronológico, mecanismos genéticos y metabólicos, disminución de la proliferación celular dentro de la epidermis. La genética cumple un papel importante se ha determinado que la la heredabilidad desempeña un papel crucial en la variación de las características del envejecimiento de la piel. Respecto al factor hormonal se ha demostrado que hormonas como el estrógeno desempeñan un papel importante en el envejecimiento de la piel. factor extrínseco más destacado es la radiación ultravioleta (UV), que representa aproximadamente el 80% del envejecimiento facial visible. Respecto a los hallazgos más recientes, la senescencia celular, que se caracteriza por una disminución de la capacidad proliferativa de las células cutáneas, como los queratinocitos y los fibroblastos es un factor principal de envejecimiento cutáneo. La investigación emergente sobre biomarcadores y vías genéticas asociadas con el envejecimiento de la piel ofrece vías prometedoras para las intervenciones terapéuticas, En conclusión, la naturaleza multifacética del envejecimiento de la piel abarca una interacción compleja de factores intrínsecos y extrínsecos, cada uno de los cuales contribuye a los signos visibles del envejecimiento, como las arrugas, la pérdida de elasticidad y los cambios de pigmentación. Los hallazgos científicos recientes han destacado el papel fundamental de los mecanismos moleculares, incluida la senescencia celular, el estrés oxidativo y las fluctuaciones hormonales, en el impulso de estos procesos de envejecimiento.

Palabras clave: envejecimiento cutáneo, factores intrínsecos del envejecimiento cutáneo, factores extrínsecos de envejecimiento cutáneo.

ABSTRACT

This article presents the results of a narrative review on skin aging factors. Intrinsic aging refers to the natural and chronological process that occurs as people age, largely dictated by genetic and biological mechanisms. Processes such as oxidative stress, chronological aging, genetic and metabolic mechanisms, and decreased cell proliferation within the epidermis are manifested. Genetics plays an important role; heritability has been determined to play a crucial role in the variation of skin aging characteristics. Regarding the hormonal factor, it has been shown that hormones such as estrogen play an important role in skin aging. The most prominent extrinsic factor is ultraviolet (UV) radiation, which accounts for approximately 80% of visible facial aging. Regarding the most recent findings, cellular senescence, which is characterized by a decrease in the proliferative capacity of skin cells such as keratinocytes and fibroblasts, is a major factor in skin aging. Emerging research on biomarkers and genetic pathways associated with skin aging offers promising avenues for therapeutic interventions. In conclusion, the multifaceted nature of skin aging encompasses a complex interplay of intrinsic and extrinsic factors, each contributing to visible signs of aging such as wrinkles, loss of elasticity, and pigmentation changes. Recent scientific findings have highlighted the pivotal role of molecular mechanisms, including cellular senescence, oxidative stress, and hormonal fluctuations, in driving these aging processes.

Keywords: skin aging, intrinsic factors of skin aging, extrinsic factors of skin aging.

Los autores de este manuscrito declaran que:

Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses
La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El manuscrito es original y no contiene plagio.
El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.
Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.
Han preservado las identidades de los pacientes.

INTRODUCCIÓN

El envejecimiento de la piel es un proceso multifacético que refleja la compleja interacción entre factores intrínsecos y extrínsecos, que conducen a diversos cambios estructurales y fisiológicos en la piel. El envejecimiento intrínseco, a menudo denominado envejecimiento cronológico, está impulsado por predisposiciones genéticas y procesos biológicos como la senescencia celular y el estrés oxidativo. Por el contrario, el envejecimiento extrínseco está influenciado principalmente por factores ambientales, incluida la radiación ultravioleta (UV), la contaminación y las opciones de estilo de vida como el tabaquismo y la mala nutrición. Investigaciones recientes han avanzado significativamente nuestra comprensión de estos mecanismos, revelando cómo contribuyen a los signos visibles del envejecimiento, como las arrugas, la pérdida de elasticidad y los cambios de pigmentación (1).

Hallazgos recientes han subrayado el papel fundamental del estrés oxidativo en el envejecimiento de la piel. Las especies reactivas de oxígeno (ROS), generadas tanto por procesos metabólicos intrínsecos como por exposiciones ambientales externas, pueden causar daño celular y acelerar el proceso de envejecimiento. Los estudios han demostrado que la acumulación de ROS conduce a la degradación del colágeno y la elastina en la dermis, que son esenciales para mantener la estructura y la elasticidad de la piel. Además, el descubrimiento de biomarcadores específicos asociados con el envejecimiento de la piel ha abierto nuevas vías para la investigación de posibles intervenciones terapéuticas destinadas a mitigar estos efectos (2).

La exploración del microbioma de la piel también ha surgido como un área de interés importante para comprender el envejecimiento de la piel. Las investigaciones indican que un microbioma diverso puede desempeñar un papel protector contra los cambios relacionados con la edad en la salud de la piel. Las alteraciones en la composición microbiana pueden influir en la función de barrera de la piel y la inflamación, ambas cruciales para mantener una piel joven. Al identificar comunidades microbianas beneficiosas, los científicos pretenden desarrollar productos innovadores para el cuidado de la piel que aprovechen estos factores naturales para promover una piel más saludable a medida que envejece (3).

En resumen, el estudio de los factores del envejecimiento de la piel ha evolucionado considerablemente, integrando conocimientos de varias disciplinas científicas. Los hallazgos recientes resaltan no solo los mecanismos biológicos subyacentes al envejecimiento intrínseco y extrínseco, sino también el potencial de nuevas intervenciones para abordar estos desafíos. A medida que la investigación continúa desentrañando las complejidades del envejecimiento de la piel, allana el camino para estrategias específicas que pueden mejorar la salud y la estética de la piel a lo largo de la vida.

METODOLOGÍA

Esta revisión bibliográfica se realizó mediante una búsqueda sistemática en múltiples bases de datos electrónicas, incluidas PubMed, Cochrane Library, Embase y Web of Science, para identificar artículos de investigación originales publicados entre 2014 y 2024 relacionados con factores de envejecimiento cutáneo y hallazgos recientes. La estrategia de búsqueda implicó el uso de palabras clave específicas relacionadas con el tema tales como: “envejecimiento cutáneo”, “factores intrínsecos del envejecimiento cutáneo”, “factores extrínsecos de envejecimiento cutáneo”, “nuevos hallazgos del envejecimiento cutáneo”. Se aplicaron criterios de inclusión y exclusión cuidadosos establecidos para garantizar la relevancia y la calidad de los estudios seleccionados.

Los artículos se seleccionaron en función de sus títulos y resúmenes, seguido de una revisión exhaustiva de los textos completos para aquellos que cumplieron con los criterios iniciales. La extracción de datos se centró en las características clave de los estudios, incluidas las modalidades de tratamiento, la demografía de los pacientes, los resultados y las metodologías, con énfasis en los avances recientes sobre los factores de envejecimiento cutáneo.

La metodología empleada en esta revisión de la literatura refleja un enfoque riguroso y estructurado para sintetizar el conocimiento actual sobre la inmunoterapia del melanoma. Al centrarse en estudios recientes y sus hallazgos, esta revisión tiene como objetivo informar a los médicos e investigadores sobre los últimos avances, desafíos y direcciones futuras en el la explicación del envejecimiento de la piel.

RESULTADOS

Enfoques sobre el envejecimiento cutáneo

El envejecimiento de la piel es un proceso natural influenciado por una combinación de factores intrínsecos y extrínsecos, que conduce a cambios visibles como arrugas, pérdida de elasticidad y pigmentación desigual. Los enfoques clínicos para combatir estos efectos han evolucionado significativamente, ofreciendo una gama de tratamientos que se adaptan a los tipos de piel y problemas individuales. Estos enfoques se pueden clasificar en general en tratamientos tópicos, inyectables, terapias láser e intervenciones quirúrgicas, cada uno con sus mecanismos y beneficios únicos (4).

Los tratamientos tópicos siguen siendo una piedra angular en el manejo del envejecimiento de la piel. Entre ellos, los retinoides, en particular la tretinoína, se consideran el estándar de oro debido a su eficacia probada para promover la síntesis de colágeno y mejorar la textura de la piel. Actúan mejorando la renovación celular y reduciendo la apariencia de líneas finas y pigmentación. Además, los cosmecéuticos que contienen antioxidantes y péptidos han ganado popularidad por su capacidad para proteger contra el estrés oxidativo y estimular los procesos de reparación de la piel (5). El uso regular de protectores solares también es fundamental para prevenir el fotoenvejecimiento, ya que la exposición a los rayos UV contribuye significativamente al daño de la piel. Los tratamientos inyectables se han vuelto cada vez más populares por sus resultados inmediatos en la reducción de los signos del envejecimiento. La toxina botulínica (Botox) se usa ampliamente para paralizar temporalmente los músculos faciales, suavizando eficazmente las arrugas dinámicas causadas por movimientos repetitivos. Los rellenos dérmicos, compuestos de sustancias como el ácido hialurónico o el colágeno, se utilizan para restaurar el volumen en áreas como las mejillas y los labios mientras se rellenan las arrugas estáticas (3). Estas opciones no quirúrgicas brindan una alternativa menos invasiva a los procedimientos tradicionales de estiramiento facial, lo que permite una apariencia renovada con un tiempo de recuperación mínimo.

Las terapias con láser representan otro enfoque avanzado para el rejuvenecimiento de la piel. Varias modalidades de láser, incluidos los láseres ablativos y no ablativos, se dirigen a diferentes capas de la piel para estimular la producción de colágeno y mejorar la textura. Los tratamientos como el rejuvenecimiento con láser fraccionado pueden abordar las arrugas más profundas y el daño solar al mismo tiempo que promueven la curación a través de lesiones controladas en la piel (6). Además, la terapia con luz pulsada intensa (IPL) es eficaz para tratar problemas de pigmentación y mejorar el tono general de la piel (7). Si bien las opciones quirúrgicas como los estiramientos faciales siguen siendo viables para necesidades de rejuvenecimiento más significativas, estas técnicas no invasivas ofrecen a los pacientes una gama más amplia de opciones adaptadas a sus preocupaciones específicas sobre el envejecimiento.

Factores intrínsecos del envejecimiento cutáneo

El envejecimiento intrínseco se refiere al proceso natural y cronológico que ocurre a medida que las personas envejecen, dictado en gran medida por mecanismos genéticos y biológicos. Este tipo de envejecimiento se caracteriza por una disminución gradual de las funciones celulares, incluida la reducción de la producción de colágeno y elastina, lo que conduce al adelgazamiento de la piel, la pérdida de elasticidad y la formación de líneas finas y arrugas. El proceso de envejecimiento intrínseco comienza a mediados de los 20 años, con cambios como la disminución de la renovación celular de la piel y la disminución de la retención de humedad que se vuelven más evidentes con el tiempo (8). Además, el estrés oxidativo juega un papel importante en el envejecimiento intrínseco, ya que la acumulación de especies reactivas de oxígeno (ROS) daña los componentes celulares, lo que contribuye al deterioro general de la salud de la piel.

Los factores intrínsecos del envejecimiento de la piel abarcan una serie de cambios fisiológicos que se producen de forma natural como parte del proceso de envejecimiento. Este tipo de envejecimiento, a menudo denominado envejecimiento cronológico, está impulsado principalmente por mecanismos genéticos y metabólicos. A medida que las personas envejecen, la piel sufre cambios estructurales importantes, incluida una disminución en la producción de proteínas clave como el colágeno y la elastina. El colágeno proporciona a la piel fuerza y ​​estructura, mientras que la elastina es responsable de su elasticidad. La reducción de estas proteínas conduce a una pérdida de firmeza y elasticidad, lo que resulta en la formación de líneas finas y arrugas. Además, el grosor general de la piel disminuye, lo que contribuye a una apariencia más frágil (9).

Una de las características distintivas del envejecimiento intrínseco es la disminución de la proliferación celular dentro de la epidermis. Las investigaciones indican que a medida que las personas envejecen, la capa basal de la epidermis experimenta una reducción de la renovación celular, lo que significa que las células cutáneas muertas no se desprenden con tanta eficacia y las células nuevas se producen a un ritmo más lento. Esta ralentización da lugar a una epidermis más fina y a una menor superficie de intercambio de nutrientes entre la dermis y la epidermis. En consecuencia, este intercambio deficiente puede provocar un mayor deterioro de la salud de la piel, incluida la sequedad y la incapacidad de retener la humedad de forma eficaz (10). El efecto acumulativo es una textura de la piel que parece opaca y menos vibrante.

El estrés oxidativo también desempeña un papel fundamental en el envejecimiento intrínseco de la piel. Con el tiempo, la capacidad del cuerpo para combatir el daño oxidativo disminuye debido a una disminución de las defensas antioxidantes. La acumulación de especies reactivas de oxígeno (ROS) puede provocar una disfunción celular y contribuir a la degradación de los componentes de la matriz extracelular. Este daño oxidativo no solo afecta al colágeno y la elastina, sino que también puede perjudicar otras funciones celulares vitales, lo que exacerba los signos visibles del envejecimiento (11). La interacción entre el estrés oxidativo y la capacidad regenerativa reducida crea un ciclo de retroalimentación que acelera el envejecimiento de la piel.

Rol genético

El papel genético en el envejecimiento de la piel es significativo, ya que varios estudios han demostrado que los factores intrínsecos, en particular las predisposiciones genéticas, contribuyen al proceso de envejecimiento. Las investigaciones indican que la heredabilidad desempeña un papel crucial en la variación de las características del envejecimiento de la piel, y las estimaciones sugieren que la genética puede explicar aproximadamente entre el 10 % y el 61 % de las características del envejecimiento de la piel, como las arrugas, la pigmentación y la flacidez(12). Los estudios de asociación de todo el genoma (GWAS) han identificado numerosos polimorfismos de un solo nucleótido (SNP) asociados con fenotipos específicos del envejecimiento de la piel, lo que revela una red compleja de genes que influyen en el envejecimiento de la piel con el tiempo (13). Cabe destacar que estos factores genéticos pueden variar entre diferentes grupos étnicos y géneros, lo que subraya la importancia de considerar las diferencias demográficas en las investigaciones y los enfoques de tratamiento.

Además, se han implicado genes específicos en los mecanismos subyacentes al envejecimiento de la piel. Por ejemplo, los genes involucrados en el metabolismo de los lípidos, la síntesis de colágeno y los procesos de reparación celular a menudo están regulados a la baja en la piel envejecida. Esta desregulación puede provocar un deterioro de la integridad estructural de la piel, lo que contribuye a la aparición de signos visibles de envejecimiento. Además, algunos estudios sugieren que ciertas variantes genéticas pueden predisponer a las personas a sufrir enfermedades como el fotoenvejecimiento o una mayor susceptibilidad a los daños ambientales (14). La interacción entre los factores genéticos y el estilo de vida complica aún más el proceso de envejecimiento; si bien la genética establece una línea de base para el envejecimiento de la piel, factores extrínsecos como la exposición a los rayos UV y el tabaquismo pueden acelerar significativamente estos cambios. Comprender las bases genéticas del envejecimiento de la piel no solo mejora nuestro conocimiento de los procesos biológicos implicados, sino que también ayuda a desarrollar intervenciones específicas adaptadas a los perfiles genéticos individuales (15).

Envejecimiento hormonal

Los cambios hormonales desempeñan un papel importante en el envejecimiento de la piel, en particular a medida que las personas pasan por distintas etapas de la vida. Una de las hormonas más influyentes en este contexto es el estrógeno, que es crucial para mantener la salud de la piel. El estrógeno promueve la producción de colágeno, mejora la hidratación de la piel y favorece el grosor general de la misma. A medida que las mujeres se acercan a la menopausia, los niveles de estrógeno disminuyen drásticamente, lo que da lugar a una serie de cambios que contribuyen al envejecimiento de la piel (16). Esta reducción da como resultado una piel más fina, mayor sequedad y pérdida de elasticidad, que se manifiesta en forma de líneas finas y arrugas. La menor capacidad para retener la humedad exacerba estos efectos, haciendo que la piel parezca más envejecida y menos vibrante (17).

Además del estrógeno, la testosterona también influye en el envejecimiento de la piel. Aunque se asocia principalmente con la fisiología masculina, la testosterona está presente en las mujeres y afecta a la producción de sebo, lo que puede afectar a la textura y la hidratación de la piel. A medida que los hombres envejecen, las fluctuaciones en los niveles de testosterona pueden provocar una piel excesivamente grasa o seca, lo que complica los problemas relacionados con la edad, como el acné adulto, o exacerba la visibilidad de las líneas finas. Además, los desequilibrios hormonales que involucran a las hormonas tiroideas también pueden contribuir al envejecimiento de la piel (13). El hipotiroidismo puede provocar una piel seca y sensible que tarda más en sanar, mientras que el hipertiroidismo puede provocar un aumento de la grasa y otros síntomas sistémicos que afectan indirectamente el aspecto de la piel.

Comprender los factores hormonales en juego abre caminos para tratamientos específicos destinados a mitigar los efectos de los cambios hormonales en la piel. La terapia de reemplazo hormonal (TRH) es un enfoque que muchos consideran para contrarrestar los efectos adversos de la disminución de los niveles hormonales, en particular el estrógeno durante la menopausia. Además, los tratamientos tópicos que contienen fitoestrógenos u otros ingredientes activos pueden ayudar a mejorar la hidratación y elasticidad de la piel. Al abordar los desequilibrios hormonales a través de cambios en el estilo de vida o intervenciones médicas, las personas pueden tomar medidas proactivas para mantener una piel más saludable a medida que envejecen, lo que en última instancia mejora su apariencia general y su confianza.

Factores extrínsecos del envejecimiento cutáneo

Los factores extrínsecos desempeñan un papel crucial en el envejecimiento de la piel, influyendo significativamente en cómo la piel se deteriora con el tiempo. El factor extrínseco más destacado es la radiación ultravioleta (UV), que representa aproximadamente el 80% del envejecimiento facial visible. La radiación UV se divide en rayos UVA y UVB, los cuales tienen efectos distintos en la piel. Los rayos UVA penetran profundamente en la dermis y son los principales responsables del fotoenvejecimiento, causando cambios como la degradación del colágeno, la pérdida de elasticidad y la formación de arrugas (18). Los rayos UVB, por otro lado, afectan principalmente a la epidermis y son responsables de las quemaduras solares y el daño directo al ADN. La exposición crónica a estos rayos conduce a una afección conocida como elastosis solar, caracterizada por una acumulación de tejido elástico anormal en la dermis, lo que contribuye aún más a la flacidez y la textura áspera de la piel (19).

Además de la radiación UV, la contaminación es otro factor extrínseco importante que acelera el envejecimiento de la piel. Los contaminantes transportados por el aire, como las partículas en suspensión, los metales pesados ​​y los compuestos orgánicos volátiles, pueden generar especies reactivas de oxígeno (ROS) cuando entran en contacto con la piel (20). Este estrés oxidativo puede provocar inflamación, deterioro de la función de barrera y degradación de las fibras de colágeno y elastina. Los estudios han demostrado que las personas que viven en entornos urbanos con altos niveles de contaminación suelen presentar mayores signos de envejecimiento prematuro, como hiperpigmentación, opacidad y líneas finas. El efecto acumulativo de la contaminación sobre la salud de la piel subraya la importancia de las medidas de cuidado de la piel para mitigar estos efectos nocivos.

Las opciones de estilo de vida también contribuyen significativamente al envejecimiento extrínseco de la piel. Factores como el tabaquismo y la mala nutrición pueden exacerbar los signos visibles del envejecimiento. Fumar introduce numerosos productos químicos nocivos en el cuerpo que pueden contraer los vasos sanguíneos y reducir el flujo sanguíneo a la piel, lo que provoca una tez pálida y un aumento de la formación de arrugas. Del mismo modo, las dietas ricas en azúcar y alimentos procesados ​​pueden acelerar los procesos de glicación que dañan las fibras de colágeno y elastina. Esto provoca una pérdida de elasticidad de la piel y contribuye al desarrollo de líneas finas y flacidez de la piel (21). Por el contrario, una dieta rica en antioxidantes, vitaminas y grasas saludables puede ayudar a combatir el estrés oxidativo y promover una piel más saludable.

Por último, las expresiones faciales repetitivas también juegan un papel en el envejecimiento extrínseco. Con el tiempo, los movimientos habituales como entrecerrar los ojos o fruncir el ceño pueden provocar arrugas dinámicas que se vuelven permanentes a medida que la piel pierde su elasticidad. Estas líneas de expresión suelen ser más visibles alrededor de los ojos (patas de gallo) y la boca (líneas de expresión). Si bien estos factores pueden parecer menos impactantes en comparación con la exposición a los rayos UV o la contaminación, resaltan cómo los hábitos de vida contribuyen de manera acumulativa al proceso de envejecimiento (10). Abordar estos factores extrínsecos a través de medidas de protección como el uso de protector solar, una dieta equilibrada, hidratación y evitar hábitos nocivos puede mejorar significativamente la salud y el aspecto de la piel a medida que envejecemos.

Hallazgos recientes sobre el envejecimiento cutáneo

Enfoque molecular

Los recientes descubrimientos sobre los mecanismos moleculares del envejecimiento de la piel han puesto de relieve varios procesos clave que contribuyen al deterioro de la estructura y la función de la piel con el paso del tiempo. Uno de los mecanismos principales es la senescencia celular, que se caracteriza por una disminución de la capacidad proliferativa de las células cutáneas, como los queratinocitos y los fibroblastos (11). A medida que las personas envejecen, se observa un aumento de las células senescentes en la piel, marcado por una mayor expresión de marcadores de senescencia como la β-galactosidasa. Estas células senescentes secretan citocinas proinflamatorias y metaloproteinasas de matriz (MMP), que degradan aún más los componentes de la matriz extracelular (ECM), incluidos el colágeno y la elastina (22). Esto da como resultado una integridad estructural comprometida de la piel, lo que conduce a signos visibles de envejecimiento, como arrugas y flacidez.

Otro factor crítico en el envejecimiento de la piel es el estrés oxidativo, que surge de un desequilibrio entre la producción de especies reactivas de oxígeno (ROS) y las defensas antioxidantes de la piel. La radiación ultravioleta es un importante factor externo que contribuye al estrés oxidativo, generando ROS que pueden dañar los componentes celulares, incluidos el ADN, las proteínas y los lípidos. Este daño oxidativo activa las vías de señalización que involucran al factor nuclear-κB (NF-κB) y la proteína activadora-1 (AP-1), que promueven la inflamación e inhiben la síntesis de colágeno al regular negativamente la señalización del factor de crecimiento transformante beta (TGF-β). El efecto acumulativo del estrés oxidativo no solo acelera el proceso de envejecimiento, sino que también conduce a una inflamación crónica, lo que exacerba aún más la degradación de la piel y perjudica los mecanismos de reparación (23). Estos conocimientos moleculares subrayan la importancia de abordar tanto los factores intrínsecos como los extrínsecos para desarrollar estrategias antienvejecimiento efectivas.

Biomarcadores

Estudios recientes han identificado nuevos biomarcadores asociados con el envejecimiento de la piel, mejorando nuestra comprensión de los cambios moleculares que ocurren a medida que la piel envejece. Un estudio publicado en Skin Research and Technology identificó cuatro biomarcadores específicos (TXNDC5, RhoGDI, RSU1 y Vimentina) que se correlacionan significativamente con las propiedades biomecánicas de la piel envejecida. Mediante técnicas de medición no invasivas y análisis de tejidos a través de inmunohistoquímica y PCR de transcripción inversa cuantitativa (qRT-PCR), los investigadores descubrieron que la expresión de TXNDC5, RhoGDI y RSU1 disminuía con la edad, mientras que los niveles de Vimentina aumentaban (24). Estos hallazgos sugieren que estos biomarcadores pueden servir como indicadores prácticos del envejecimiento de la piel, reflejando tanto la integridad estructural como la capacidad funcional de la piel a medida que experimenta cambios relacionados con la edad.

En otro estudio integral que utilizó proteómica y análisis de transcriptoma de células individuales, los investigadores identificaron biomarcadores adicionales (ETF1, PLBD2, ASAH1 y MOXD1) que pueden desempeñar un papel fundamental en el envejecimiento de la piel. Esta investigación reveló que ETF1 está involucrado en la regulación de factores inflamatorios como IL-17 e IL-6, que están asociados con la inflamación relacionada con el envejecimiento. Se descubrió que MOXD1 influye en la senescencia a través de sus efectos en la vía de señalización WNT y la regulación del ciclo celular. La identificación de estos biomarcadores no solo proporciona información sobre los procesos biológicos subyacentes al envejecimiento de la piel, sino que también abre posibles vías para intervenciones terapéuticas destinadas a mitigar estos efectos (25). En conjunto, estos estudios resaltan la importancia de explorar biomarcadores moleculares para comprender mejor los mecanismos del envejecimiento de la piel y desarrollar estrategias antienvejecimiento específicas.

Células madres

Investigaciones recientes han puesto de relieve el papel de las células madre en el envejecimiento de la piel, centrándose especialmente en el potencial regenerativo de las células madre mesenquimales (MSC). Un estudio destaca que a medida que las personas envejecen, la cantidad y la funcionalidad de las células madre adultas, incluidas las de la piel, disminuyen significativamente. Esta reducción perjudica la capacidad de la piel para repararse y regenerarse, lo que conduce a signos característicos del envejecimiento, como adelgazamiento, pérdida de elasticidad y mayor susceptibilidad a daños por factores ambientales (26). El estudio destaca que las MSC derivadas del tejido del cordón umbilical, conocidas por su baja inmunogenicidad y alta plasticidad, son prometedoras para contrarrestar estos deterioros relacionados con la edad (27). Estas células pueden secretar una variedad de factores de crecimiento y citocinas que promueven la proliferación y diferenciación celular, lo que potencialmente rejuvenece los tejidos de la piel envejecida.

Además, una revisión en Skin Research and Technology analiza cómo las terapias derivadas de células madre pueden modular varias vías moleculares asociadas con el envejecimiento de la piel. Los mecanismos incluyen la regulación del estrés oxidativo mediante la mejora de las defensas antioxidantes, la prevención de la degradación de la matriz extracelular mediante el aumento de la producción de colágeno y elastina, y la reducción de la senescencia celular mediante la modulación de las vías inflamatorias (28). Por ejemplo, las células madre mesenquimales pueden influir en la expresión de proteínas clave implicadas en la inflamación y la reparación de tejidos, como el factor de crecimiento transformante beta (TGF-β) y las metaloproteinasas de matriz (MMP). Los ensayos clínicos han comenzado a evaluar la eficacia de estas terapias para mejorar la calidad de la piel, demostrando resultados positivos como una mayor hidratación, elasticidad y reducción de las arrugas (26). Estos hallazgos sugieren que aprovechar las capacidades regenerativas de las células madre podría ofrecer estrategias innovadoras para retrasar el envejecimiento de la piel y mejorar la salud general de la misma.

Conclusiones

En conclusión, la naturaleza multifacética del envejecimiento de la piel abarca una interacción compleja de factores intrínsecos y extrínsecos, cada uno de los cuales contribuye a los signos visibles del envejecimiento, como las arrugas, la pérdida de elasticidad y los cambios de pigmentación. Los hallazgos científicos recientes han destacado el papel fundamental de los mecanismos moleculares, incluida la senescencia celular, el estrés oxidativo y las fluctuaciones hormonales, en el impulso de estos procesos de envejecimiento. Por ejemplo, la disminución de la actividad de las células madre mesenquimales y la consiguiente disminución de la producción de colágeno y elastina afectan significativamente la estructura y la función de la piel. Además, el impacto de factores externos como la radiación ultravioleta y la contaminación exacerba el envejecimiento intrínseco al inducir la inflamación y acelerar el daño celular.

La investigación emergente sobre biomarcadores y vías genéticas asociadas con el envejecimiento de la piel ofrece vías prometedoras para las intervenciones terapéuticas. La identificación de biomarcadores específicos puede proporcionar información sobre la edad biológica de la piel y ayudar a adaptar los tratamientos antienvejecimiento a las necesidades individuales. Además, la comprensión de las predisposiciones genéticas a través de estudios de asociación de todo el genoma (GWAS) puede informar sobre las estrategias para prevenir o mitigar el envejecimiento de la piel. En general, si bien el envejecimiento de la piel es un proceso inevitable influenciado por factores genéticos y ambientales, las investigaciones en curso continúan descubriendo métodos potenciales para retrasar su aparición y mejorar la salud de la piel, mejorando así la calidad de vida a medida que las personas envejecen.

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