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Factores de riesgo de la hipertensión arterial en mujeres

individualizada y de acuerdo al grado de hipertensión arterial (HTA) existente. Se recomienda por tanto, una ingesta máxima de 6 g/d 100 mEq ó 2400 mg/d). Para lograr esta reducción se recomienda disminuir el uso de sal adicionada a las preparaciones y disminuir el consumo de alimentos fuentes de sodio como enlatados, embutidos, cubos de sabor y quesos. La meta es mantener una relación Na:K de 1.0, esto se logra con ingesta de potasio superior a 70 mmol/d. (54)

En las comunidades primitivas con una muy baja ingesta de sodio (sal) la presión arterial no aumenta con la edad, a diferencia de lo que ocurre en las sociedades mal llamadas “civilizadas”. Por el contrario los habitantes de países que consumen más sodio (sal) tienden a tener una presión arterial más alta y más hipertensión que los que consumen menos. En el citado estudio llamado Intersalt, se comprobó que con el hecho de reducir la ingesta de sal en 6 gramos, que en el caso español sería reducir a la mitad lo ingerido normalmente, disminuiría la presión sistólica en 2,2 mm de mercurio y la diastólica en 0,5 mm. Y finalmente en un conjunto de los 23 estudios mejor diseñados, citado por el Dr. M. Luque Otero, se demostró que al disminuir el consumo de sal a la mitad se redujo la presión sistólica en una media de 5 mm y la diastólica en una media de 2,5 mm. También hay que decir que hay personas más sensibles a la reducción de sal que otra y en ellas la reducción de sal da lugar a un descenso mayor de su tensión. (55)

Cuadro 9. Distribución de hipertensas según situación económica

Situación Socioeconómica – Número – %

Buena – 30 – 19.3%

Regular – 97 – 63.2%

Mala – 26 – 17.3%

Total – 153 – 100%

En el cuadro número 9. Se aprecia que el 63,2% de nuestra población presenta una situación socioeconómica regular. Desde la década pasada, un número creciente de pruebas han demostrado el nexo entre los factores socioeconómicos y psicosociales con los FR y la enfermedad coronaria (84). Las mujeres que tienen bajos ingresos, pobre nivel educacional y estado socioeconómico y/o que se desempeñan en ocupaciones no jerárquicas, presentan mayores tasas de enfermedad cardiaca. (56)

El nivel socioeconómico, evaluado mediante nivel de estudios, empleo, o ingresos, es considerado un factor predictor potente del riesgo de las enfermedades cardiovasculares más frecuentes. En muchos estudios de diversas poblaciones, principalmente occidentales, se ha observado que un menor nivel socioeconómico se asocia a un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular. Las magnitudes de las asociaciones varían en distintas poblaciones, pero en Estados Unidos, en 1980, las personas con unos ingresos inferiores a 18.500 dólares presentaron unas tasas de mortalidad cardiovasculares 40 por ciento superiores a las de las personas con ingresos de más de 32.000 dólares. (56) Estas asociaciones parecen producirse, al menos en parte, a través de un aumento de la mayor parte de factores de riesgo cardiovascular establecidos, como el tabaquismo en las personas de grupos de menor nivel socioeconómico. (57)

Cuadro 10. Distribución de hipertensas según ingestión de medicamentos

Medicamentos – Número – %

Antiinflamatorio no esteroideo – 28 – 18.3%

Esteroides – 3 – 1,9%

Ciclosporinas – 0 – 0

Antidepresivos Tricíclicos – 13 – 8.5%

Anticonceptivos Orales – 14 – 9.15%

Eritropoyetina – 0 – 0

En el cuadro número 10 aparece la distribución según ingesta previa de medicamentos que actúan como factor de riesgo de la hipertensión arterial (HTA), se presentaron 58 pacientes para un 37.98% que tenían como antecedente la ingesta de uno u otro medicamento. La ingesta de antiinflamatorios no esteroideos prevaleció con un 18.1%.

CONCLUSIONES

  1. La Hipertensión arterial fue más frecuente en las pacientes de 41- 50 años, de raza blanca, con nivel de escolaridad secundaria sin terminar, amas de casa y de situación económica regular.
  2. Fue más frecuente el peso por encima del valor normal y los antecedentes patológicos familiares de hipertensión arterial y los personales de cardiopatía isquémica.
  3. Dentro de los Hábitos tóxicos encontrados predominó el hábito de fumar y el consumo excesivo de sal.
  4. La ingesta previa de medicamentos no fue frecuente, siendo el consumo de antiinflamatorios no esteroideos la que prevaleció.

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