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Fisioterapia en la enfermedad del Parkinson

Fisioterapia en la enfermedad del Parkinson

RESUMEN

El Parkinson es una enfermedad neurodegenerativa crónica que consiste en la degeneración de las neuronas dopaminérgicas. Según la Organización Mundial de la Salud, la enfermedad afecta a dos de cada mil personas en todo el mundo, siendo más frecuente en hombres que en mujeres, y se va incrementando con la edad debido a la mejora de las condiciones económicas y las asistencias sanitarias.

Autor: Lidia Pou Perez. Diplomada en Fisioterapia y Terapia Ocupacional

El tratamiento es paliativo y se basa en medidas farmacológicas y fisioterápicos. Aun así, existe un tratamiento quirúrgico utilizado en etapas avanzadas de la enfermedad.

El objetivo de este trabajo ha sido investigar las causas de la enfermedad y los cuidados de fisioterapia para mejorar la calidad de vida del enfermo, ayudar en la independencia buscando métodos, técnicas y cuidados que ayuden a fomentar o alargar la calidad de vida del paciente.

Palabras clave: Rehabilitación, Parkinson, Fisioterapia.

Introducción

La enfermedad de Parkinson fue descrita por primera vez en 1817 por James Parkinson, un médico británico que publicó un artículo sobre lo que llamó “La parálisis temblorosa”. En este artículo, expuso los síntomas principales de la enfermedad, que posteriormente llevaría su nombre.

Es uno de los trastornos del sistema nervioso más común. Las neuronas que sintetizan la dopamina se destruyen lentamente provocando esta afección. La dopamina ayuda a controlar el movimiento muscular y sin ella este tipo de neuronas no pueden enviar mensajes correctamente, lo que conlleva a la pérdida de la función muscular. El daño empeora con el tiempo. Todavía la razón exacta por la cual estas neuronas se desgastan se desconoce.

El diagnóstico precoz es esencial ya que el beneficio para el paciente tanto física como psicológicamente es muy importante. La enfermedad afecta tanto a hombres como a mujeres, generalmente entre los 60 y 70 años, pero empieza a afectar en la década de los 40. Existen varios factores que provocan los diferentes tipos de Parkinson: la mutación del gen parkina; daño oxidativo; toxinas ambientales; predisposición genética; envejecimiento acelerado; intoxicación por metales y sustancias nocivas; medicamentos; enfermedades infecciosas; traumatismo craneal repetido; asociado a otras patologías como el Alzheimer.

El tratamiento farmacológico permite mejorar el nivel de salud de la población afectada, como el deprenil, frenando la progresión inicial de la enfermedad a la vez que retrasa la necesidad de levodopa (tratamiento utilizado para reducir los síntomas del Parkinson).

Es muy importante realizar ejercicio físico porque ayuda a mejorar la movilidad, el equilibrio, hablar y tragar, además de mejorar el bienestar emocional. No detiene la progresión, pero sí ayuda a retrasarla (1-4).

Tipos de Parkinson

Cuando existe una reducción marcada del nivel de dopamina, las estructuras que reciben esta sustancia (receptores dopaminérgicos) no son estimuladas de manera conveniente y esto se traduce en temblor, rigidez, lentitud de movimiento e inestabilidad postural, entre otros síntomas. La principal diferencia entre los diferentes tipos es la causa de la aparición de la enfermedad, ya que las características más importantes son comunes a todos:

  1. Parkinson primario: Debido principalmente a causas genéticas y neuroquímicas. Existen 2 tipos:
  2. Personas mayores. Se debe a mutaciones genéticas mitocondriales, aunque también está ligado al desgaste de la edad. La degeneración es rápida, de cinco a diez años y la mortalidad suele deberse por otras causas influenciadas por la edad.
  3. Parkinson juvenil. Se deben a mutaciones del gen parkina. No se forman los cuerpos de Lewy y tiene carácter genético recesivo. Existe una prolongación lenta de la enfermedad, hasta treinta 30 años y se relaciona con mayor degeneración motora.
  4. Parkinson secundario: Se debe a factores ambientales.
  5. Parkinson plus: Es un Parkinson constante o transitorio ligado a otras enfermedades.
  6. Asociado a otros procesos neurodegenerativos como Alzheimer o parkinsonismo.
  7. Trastornos genéticos que pueden producir manifestaciones de Parkinson puntualmente: como enfermedad de Wilson (una patología del metabolismo del cobre de origen genético, que hace que este se acumule en el sistema nervioso central (SNC), el hígado y otros órganos); y enfermedad de Huntington.
  8. Traumatismo craneal repetido: como el que desarrollan algunos boxeadores, debido a los golpes recibidos de forma reiterada.
  9. Enfermedades infecciosas o post-infecciosas, como la neurosífilis, o el Parkinson que puede desarrollarse en el periodo de tiempo posterior a una encefalitis.
  10. Parkinsonismo inducido por medicamentos: posiblemente el motivo más frecuente de desarrollo de síntomas de parkinsonismo plus. Debido al consumo de ciertos medicamentos, ya sean por prescripción médica como por auto-medicación. Hay varios medicamentos que pueden originar la aparición de estos signos y síntomas, pero, generalmente, los síntomas desaparecen cuando se deja de tomar el medicamento que los está produciendo. Entre los medicamentos que pueden provocar este tipo de Parkinson destacan: algunos antipsicóticos y neurolépticos, y algunos antieméticos (5-7).

Etiología y manifestaciones clínicas

En la actualidad, el diagnóstico de la enfermedad está basado en la clínica, ya que su evaluación es compleja. Para ser valorado como Parkinson tiene que presentar al menos dos de los cuatro síntomas principales, que son: el temblor en reposo, la hipertonía muscular, la bradicinesia y la pérdida de reflejos posturales. Estos síntomas indican el inicio de una enfermedad de la que, en este momento, no se conoce la cura.

Más síntomas pueden acompañar a la enfermedad, pero podrán tratarse con medicamentos o fisioterapia. Actualmente no se puede predecir qué manifestaciones afectarán a un paciente, así como la intensidad de los síntomas, ya que varía de una persona a otra.

La característica principal que define a estos enfermos es la conocida como “marcha parkinsoniana”. Se trata de la tendencia a inclinarse hacia adelante, dar pasos pequeños y rápidos, como apurándose hacia adelante (llamada festinación), y balanceo disminuido de los brazos. También pueden tener dificultad para iniciar el movimiento (vacilación del inicio), y pueden detenerse súbitamente al caminar (congelación). Los síntomas de la enfermedad a menudo comienzan de un lado del cuerpo. Sin embargo, a medida que evoluciona la enfermedad finalmente afecta ambos lados.

El resto de signos y síntomas visibles se dividen en dos tipos:

  1. Síntomas motores: el principal es el temblor en reposo, que afecta principalmente a extremidades, labios o mentón. Suele ser unilateral o asimétrico, aunque en estados más avanzados de la enfermedad puede extenderse al otro lado. Empeora con el estrés o durante la marcha, y desaparece al realizar un movimiento, o durante el sueño. Otros síntomas que se dan son: la rigidez, bradicinesia (limitación o imposibilidad para iniciar o realizar el movimiento) y la hipomimia (pérdida de expresividad facial y de la riqueza gestual).
  2. Los síntomas no motores: ocurren en todos los pacientes y contribuyen a un deterioro de la calidad de vida. Se dividen en:
  • Síntomas autonómicos: alteración del ritmo intestinal con digestiones pesadas y estreñimiento, impotencia e hipersudoración.
  • Síntomas cognitivos: se deteriora la velocidad de procesamiento de la información, el lenguaje, el habla y la memoria.
  • Síntomas afectivos: los más frecuentes son la depresión y la ansiedad.
  • Alteraciones del sueño: a veces presentan trastornos de conducta durante el sueño REM (8-11).

Tratamiento

La rehabilitación se centra desde tres planos de la enfermedad, el funcional, cognitivo y actividades de la vida diaria.

  1. Sesión funcional. El objetivo principal es disminuir la aparición de síntomas motores mediante la realización de diferentes ejercicios físicos. Según Turnbull en 1992, se deben aplicar unos principios básicos para el tratamiento fisioterápico en la enfermedad de Parkinson:
  2. Aplicación de un programa precoz de ejercicios preventivos.
  3. Realizar una valoración para identificar la prioridad del tratamiento.
  4. La intervención enfocada hacia las áreas del deterioro del paciente.
  5. El uso de un programa estructurado en los principios del aprendizaje psicomotor, evitando los déficits motores.
  6. La implicación por parte del paciente y cuidador/res, en tomar decisiones para mejorar la motivación. Reuniones de enseñanza de las técnicas de manejo de los cuidadores.

El fisioterapeuta enseña fisioterapia respiratoria. En estos pacientes es muy importante, debido al cambio de estructura física que sufren por la enfermedad, sus músculos intercostales pierden elasticidad y el diafragma disminuye la movilidad. Así mejora la capacidad respiratoria y la tos, disminuyendo el riesgo de sufrir alguna aspiración.

  1. Paciente sentado con las piernas bien apoyadas en el suelo, el paciente hace una inspiración por la nariz lenta y profunda hinchando el vientre, seguidamente la espiración la ejecuta por la boca, y al mismo tiempo comprime el vientre. El fisioterapeuta opondrá resistencia con su mano en el tórax y la otra mano en la zona del abdomen.
  2. Se puede realizar la misma maniobra para la expansión superior e inferior costal, hemitórax, axilar.