topográfica de la fístula, vía de abordaje quirúrgico, momento en que se realiza fulguración con Nitrato de Plata y pacientes curadas, derivación urinaria empleada, recurrencia de la fístula, estadía hospitalaria y tratamiento curativo definitivo.
Al momento de recibir las pacientes en el servicio de Urología, las fístulas fueron clasificadas como primitivas o recidivantes en dependencia de si las enfermas las portaban a partir de la cirugía ginecológica y aún no habían sido intervenidas por primera vez, o ya habían sido operadas en un primer intento de repararlas, con resultados fallidos; por lo tanto recidivantes.
Se utilizó la aplicación Microsoft Excel 2010 para crear la hoja de datos, calcular frecuencias absolutas y porcentajes y conformar los cuadros estadísticos empleados para la presentación de la información procesada.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
El estudio estuvo compuesto por un universo de siete pacientes. Seis portaban fístula primitiva y una fístula recidivante después de un intento de cierre. Todas fueron tratadas después de un tiempo mínimo de tres meses de aparecida la fístula, lo cual coincide con lo reportado por Benchekroun y colaboradores (5), aunque el grupo de pacientes estudiadas por ellos en su totalidad, es de etiología obstétrica, no siendo el caso del presente estudio. Sin embargo, Angioli y colaboradores recomiendan un tiempo entre 4 y 6 semanas (6). Igualmente se procedió en la fistula recidivante.
Las pacientes estudiadas estuvieron comprendidas en los grupos de edades de 40 a 49 y de 50 a 59; predominando el primero con 57.14% (Cuadro 1), resultados similares a los reportados por Savón Morían y Llorente Sánchez (7)
Cuadro 1: Pacientes según grupos de edades. Hospital Julio Trigo, 2009-2013.
Ver Tablas – Caracterización y resultados del tratamiento de la fístula vesicovaginal. Experiencia de cinco años, al final del artículo
% calculado en base al total de pacientes atendidas.
Fuente: Historias clínicas de las pacientes.
Similar a lo que reportan otros autores (8,9) en el presente estudio, la fístula vesicovaginal fue mayormente consecuencia de la cirugía ginecológica (Cuadro 2), siendo resultado de la histerectomía total, el 85.71% y sólo el 14.29% por diverticulectomía uretral.
Cuadro 2: Pacientes según etiología de la fístula vesicovaginal. Hospital Julio Trigo, 2009-2013.
Ver Tablas – Caracterización y resultados del tratamiento de la fístula vesicovaginal. Experiencia de cinco años, al final del artículo
% calculado en base al total de pacientes atendidas.
Fuente: Historias clínicas de las pacientes.
Predominaron las fístulas pequeñas; entre uno y dos mm (Cuadro 3), con 57.14 % y 28.57 % respectivamente. Sólo hubo una de 20 mm que fue la originada por una diverticulectomía uretral. Estos resultados no coincidieron con la literatura revisada (10,2,7).
Cuadro 3: Pacientes según tamaño de la fístula vesicovaginal. Hospital Julio Trigo, 2009-2013.
Ver Tablas – Caracterización y resultados del tratamiento de la fístula vesicovaginal. Experiencia de cinco años, al final del artículo
% calculado en base al total de pacientes atendidas.
Fuente: Historias clínicas de las pacientes.
La fulguración de la fístula es una variante terapéutica descrita y utilizada por algunos autores (9). En el presente estudio se encontraron 4 pacientes (57.14%) a las que se les realizó fulguración de la fístula con Nitrato de Plata al 20 % (Cuadro 4); tres antes de ser operadas por primera vez y una después de un primer intento quirúrgico fallido. En el caso de las pacientes fulguradas previo a la operación; dos de ellas (50%) resolvieron completamente con este tipo de proceder y una no resolvió (14.29%), por lo que hubo que operarla. Esta paciente se curó en la primera intervención quirúrgica. La paciente que fue fulgurada después de un primer intento quirúrgico fallido, también resolvió con Nitrato de Plata al 20%; por tanto no hubo que volver a operarla.
Cuadro 4: Pacientes según momento en que se realiza fulguración con Nitrato de Plata y curación. Hospital Julio Trigo, 2009-2013.
Ver Tablas – Caracterización y resultados del tratamiento de la fístula vesicovaginal. Experiencia de cinco años, al final del artículo
*% calculado en base al total de pacientes tratadas con fulguración de Nitrato de Plata al 20 %.
Fuente: Historias clínicas de las pacientes.
En este servicio de Urología se seleccionan los casos para administración local de Nitrato de Plata al 20 %, sólo si tienen fístulas pequeñas con tejido circundante adecuado, cultivos vaginal, uretral y de orina negativos y la paciente admite en ello. Se realizan hasta ocho curas de ser necesarias y se emplea sonda vesical conjuntamente, hasta tener la seguridad del cierre total de la fístula.
Cuadro 5: Pacientes según localización topográfica de la fístula vesicovaginal y vía de abordaje quirúrgica. Hospital Julio Trigo, 2009-2013.
Ver Tablas – Caracterización y resultados del tratamiento de la fístula vesicovaginal. Experiencia de cinco años, al final del artículo
*% calculado en base al total de pacientes operadas.
Fuente: Historias clínicas de las pacientes.
Al ser tratadas exitosamente con Nitrato de Plata al 20 % dos pacientes, sólo quedaron cinco con criterio para realizar tratamiento quirúrgico. La vía de abordaje empleada únicamente para las cuatro enfermas (80 %) con fístula retrotrigonal fue la abdominal transvesical (Cuadro 5), coincidiendo con lo reportado por Savón y Llorente (7) y con Rodríguez Carballo (9). Para la reparación de la fístula pretrigonal se combinaron la vía transvesical y la vía vaginal (20 %).
De las cinco pacientes operadas, cuatro (80%) resultaron curadas y una no (20%). Una de las fístulas retrotrigonales no cerró.
La vía vaginal está reportada como una ruta de aproximación con un mínimo de complicaciones operatorias, baja estadía hospitalaria, escasa pérdida de sangre y poco dolor postoperatorio (6) Ansquer la propone como una de las primeras líneas quirúrgicas de tratamiento para las fístulas (11) y Rajamaheswari también la prefiere sobre la vía abdominal, con buenos resultados (12), además de Catanzaro y colaboradores que la consideran como una vía menos agresiva y mejor aceptada por las pacientes (13).
La utilización de derivación urinaria se muestra en el Cuadro 6. Al total de las operadas se les puso sonda vesical, a cuatro (80%) cistostomía y a 2 (40%), catéteres ureterales bilaterales. El tiempo de colocadas estas derivaciones urinarias variaron según la evolución postquirúrgica de los casos. Excepto la sonda vesical que se dejó puesta hasta el mismo momento del alta a todas las pacientes, momento en el que se consideró curada o no curada la fístula. Hubo una paciente que se fue de alta con sonda por no cierre de la lesión. Como puede observarse, la utilización de derivaciones urinarias se realizó de forma individualizada. Estuvo determinada por las características y evolución de cada caso. No se siguió protocolo estricto para su uso, a diferencia de otros autores que si lo hicieron (9).